3 Capítulo 3: La Noche Oscura

Translator: Nyoi-Bo Studio Editor: Nyoi-Bo Studio

Sin las enceguecedoras luces y el ajetreo de la ciudad, el silencio era capaz de poner los pelos de punta.

Poco después, escuchó el sonido de un motor cada vez más fuerte a medida que se aproximaba desde la distancia. Un vehículo se detuvo frente a la villa y el motor se apagó.

En ese instante, su corazón, usualmente tranquilo, de pronto se apretó con un nerviosismo e inquietud que nunca antes había sentido. Cuando los pasos que subían las escaleras se tornaron cada vez más intensos, ya no pudo mantener la calma.

Y, mientras la angustia la invadía, la puerta se abrió de golpe.

Junto al sonido de los pasos constantes, Yun Shishi pudo percibir que alguien había entrado y se había detenido junto a ella. A estas alturas, el nerviosismo la había inundado del todo, por lo que rápidamente se sentó en la cama.

Él... ¡Está aquí! ¿Es mi empleador?

La joven estaba en ascuas cuando un lado de la cama se hundió levemente. Era una clara indicación de que alguien se había sentado.

Yun Shishi, totalmente perturbada, inclinó la espalda en la pared para apoyarse. Se sentía realmente incómoda y agradecía que frente a ella hubiera una profunda oscuridad. Con dificultad, podía distinguir una figura imponente ante ella, mientras su corazón latía con impotencia.

A pesar de que no podía ver su rostro, de alguna forma, era capaz de percibir su presencia fuerte y arrolladora, especialmente su mirada fría. El hombre tenía un aire agresivo, único de un dirigente, como si se tratara de un honorable y arrogante jefe supremo. En cuanto a ella, Yun Shishi, era como una simple ofrenda traída a él en tiempos remotos.

La joven abrió la boca y dijo confundida: —¿Quién...? ¿Quién eres?

El hombre permaneció en silencio. Luego, avanzó y se inclinó ligeramente hacia ella.

Yun Shishi sintió cómo se acercaba su presencia amenazante. Inmediatamente, la figura imponente se presionó contra la chica, dejándola completamente presa bajo ella. El cuerpo de la joven tembló en el intento de soportar su peso. La chica se hizo un ovillo y ya no fue capaz de moverse. Con nerviosismo, mantenía las manos ante su pecho. ¡Estaba casi ahogándose!

Sin esperar a que ella reaccionara, el hombre entrecerró los ojos y le arrancó la ropa de una vez. Su piel suave y blanca como la leche, quedó expuesta. De pronto, sus grandes manos comenzaron a hurgar su cuerpo.

—¡Espere! —exclamó con una voz temblorosa.

—¿Podría... podría mirarlo?

—¿Por qué?

Su voz juvenil y profunda se asimilaba al vino tinto, deliciosa y suave. Era una voz ronca que podría cautivar a las personas.

—No puedo ver nada... Estoy asustada...

El hombre lanzó una risa burlesca y, con una voz profunda, dijo:

—No debes ver y no debes estar asustada.

El cuerpo delicado de la muchacha no se había desarrollado totalmente aún. Todavía era muy pura y su delgada cintura se podía sostener fácilmente con una sola mano. Los dedos fríos del hombre frotaban sus labios, jugando con dureza y sin parar.

—Solo cierra los ojos.

¡Qué delicioso era ese suave tacto, se asemejaba a la seda!

Sus dedos estaban un poco húmedos y fríos y, cuando se encontraron con la tibia piel de la joven, la chica no pudo evitar estremecerse un poco. ¡La oscuridad ante sus ojos solo la espantaba aún más!

Sus delgados labios abandonaron el cuerpo de la muchacha y, al parecer, su ropa interior de una pieza le estorbaba, ya que la hizo trizas en un segundo.

Sus movimientos casi violentos hicieron que Yun Shishi se tensara aún más, por lo que intentaba no moverse demasiado. El corazón le palpitaba intensamente. Era como si se le fuera a salir por la garganta.

Vergüenza, pánico, miedo... Con todas esas emociones sobre ella, apenas podía respirar.

Fue en ese momento que comenzó a arrepentirse de su decisión.

Al comienzo, pensó que sería capaz de hacerlo. Después de todo, solo se trataba de traer al mundo a un hijo para él. Tal vez no tenía experiencia, pero, como mujer, eso era algo que viviría tarde o temprano. Sin embargo, al enfrentar a este hombre desconocido, pero dominante, perdió todo el coraje que tenía en un principio. ¡Ahora solo sentía terror!

Se acaba de convertir en una adulta y aún no había experimentado ninguna forma de intimidad. Nunca en su vida había tomado la mano de un chico siquiera. Y, desde luego, su corazón se resistía a este encuentro. Aun así, era incapaz de evitar su invasión y, ante su provocación, lentamente comenzó a ceder, como un brote que se abre bajo los rayos del sol de la mañana.

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