24 Capítulo 24: Despedida de su trabajo

Translator: Nyoi-Bo Studio Editor: Nyoi-Bo Studio

Al regresar a su departamento, rápidamente tomó su tarjeta del cajero automático con manos temblorosas y ojos enrojecidos. Luego fue al banco más cercano y sacó unos cuantos miles de dólares y pagó el total de las deudas de Yun Na. Los pandilleros, satisfechos, contaron el dinero mientras la miraban ferozmente. Al final, se fueron sin causar más problemas.

De regreso a la empresa, el gerente la llamó a su oficina y la despidió por "traer grandes problemas y pérdidas a la compañía". Le pidió que recogiera sus pertenencias y abandonara las dependencias de la empresa tan pronto como le fuese posible.

Antes, había podido permanecer tranquila a pesar de estar rodeada y amenazada por esos delincuentes. Pero en ese momento, al saber que podría perder su trabajo, sus ojos inmediatamente se pusieron rojos.

A ella no le importaba nada más, por lo que le rogó al gerente que no la despidiera.

Todavía tenía a Youyou. No podía perder este trabajo, y si lo fuese a perder, ¿qué pasaría con los gastos mensuales durante este tiempo?

La familia Yun aún tenía deudas por pagar y Youyou todavía era joven, un tiempo crucial donde se necesitaba dinero. Hoy en día, la mensualidad del jardín de infantes era increíblemente alta. A ese gasto se sumaba el costo de las necesidades nutricionales que su frágil cuerpo requería, que ya era bastante elevado. Además, a esto se sumaban los gastos típicos mensuales, por lo que ya estaba en su límite.

El gerente, al verla rogar tan fervientemente, no pudo evitar conmoverse. En realidad, Yun Shishi era una trabajadora muy competente. Y a pesar de que era la única mujer en el departamento de IT, sus habilidades no eran menores a las de sus colegas hombres. Además, era muy trabajadora, devota y diligente hacia su trabajo.

A pesar de ello, esta vez el incidente había hecho infelices a los superiores de la compañía, y tomaron la decisión de despedirla. Él no tenía nada que decir respecto a ello, no tenía la autoridad para permitir que se quedara.

Por lo tanto, por más que Yun Shishi suplicara, el resultado no podía ser modificado.

Cuando salió del trabajo, simplemente empacó sus cosas y abandonó el edificio de la empresa. Varios empleados se enteraron de su partida; la mayoría estaban contentos y unos cuantos estaban tristes.

Muchos de ellos sintieron que era mejor que esta Yun Shishi se largara. En la oficina, ella era siempre el centro de atención, quitándoles las posibilidades de obtener un ascenso.

Debido a sus grandes habilidades y extraordinaria apariencia, el jefe del área la había favorecido. Incluso le habían dado el bono anual más alto, por lo que la mayoría se sintieron más relajados cuando se enteraron de su despido. Después de todo, ahora tenían menos competencia.

Hubo unos cuantos colegas con los que tenía una buena relación. Al enterarse de su despido, se compadecieron de ella e intercambiaron contactos antes de despedirse.

Yun Shishi abandonó la empresa y caminó por la calle con un aspecto abatido. Su corazón estaba apesadumbrado. Probablemente iba tan distraída mientras caminaba con la cabeza gacha, que no se dio cuenta de que la luz del semáforo había cambiado a roja y se oía el sonido de la bocina de un auto deportivo que se aproximaba.

Sólo cuando escuchó el chirrido de los frenos del automóvil, agudo, fuerte y chirriante en sus oídos, regresó por fin a sus sentidos. Sin embargo, ya era demasiado tarde.

El auto deportivo que avanzaba a toda velocidad pasó rozando su cuerpo y se detuvo por completo no muy lejos de donde ella se encontraba.

Yun Shishi aún no había reaccionado cuando el auto la pasó por el costado, haciéndola caer al suelo. Terminó de despabilarse cuando sintió un dolor lacerante proveniente de su rodilla, la que se había raspado en el asfalto al momento de caer.

Los documentos que originalmente llevaba sosteniendo contra su pecho ahora yacían esparcidos en el suelo. Yun Shishi levantó sus ojos, sorprendida y vio un Porsche extremadamente lujoso con una carrocería aerodinámica. No importaba desde quéángulo se mirarse el auto, era simplemente magnífico.

Yun Shishi había visto la descripción de este auto deportivo en una revista. Se rumoreaba que era de edición limitada mundial, hecho a medida. ¡Solo tres de estos autos existían en todo el mundo!

Su atención nuevamente volvió a su lastimada rodilla que había comenzado a dolerle. La esquina de su falda se había desgarrado por la fricción entre el auto y la tela, y su rodilla, que estaba lacerada, tenía algo de tierra y sangraba profusamente.

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