15 Por la justicia.

Translator: Adrastea Works Editor: Adrastea Works

La luz matutina no era muy fuerte. Lucien estaba recostado bajo el sol, cubierto de heridas y sangre. Observando el despejado cielo azul y respirando con tranquilidad el aire fresco, él olvidó el dolor. Su mente estaba meciéndose, como si estuviera en un profundo océano.

Él se dio cuenta de que todo lo que había experimentado anteriormente lo llevó a su decisión final: aprender magia. A pesar de saber que tendría que ser incluso más cauteloso en el futuro, de alguna manera se sentía más relajado de lo que había estado nunca antes luego de decidirse.

Había incluso una sonrisa en el rostro amoratado de Lucien. Él sentía que habría crecido genuinamente en el último par de días; mucho más rápido que en su propio mundo. La ira, el sentimiento de inferioridad y la sensación de inseguridad se habían fusionado y lo impulsaron a tomar aquella decisión. Además, se encontraba dotado con la biblioteca.

«Entonces, ¿por qué no?» se preguntó Lucien, sintiéndose eximido de su duradera represión.

—¡Mi pobre Evans! Oh, ¡mi pobre Evans! ¿Estás bien? —Alisa intentó tomar la mano de Lucien.

El leve movimiento de sus extremidades hizo que Lucien hiciera una mueca de dolor.

—Estoy bien, Tía Alisa. Afortunadamente, ellos no querían matarme.

Alisa sostuvo el brazo de Lucien y lo llevó de vuelta a su hogar. Durante el trayecto, se mantuvo soltando maldiciones, llena de furia:

—¡Esos bastardos serán colgados y torturados en el infierno por las llamas eternas!

Luego de limpiar sus heridas, Alisa estaba a punto de preguntarle a Lucien lo que pasó hoy. Antes de hacerlo, pareció ocurrírsele algo súbitamente, y sus manos se movieron de una forma algo rara.

—Lucien...

—¿Sí, tía Alisa?

—Esto... Esto es lo que sucede. John regresará hoy. ¿Puedes guardarte esto para ti y no hacérselo saber? Tú conoces a John... Eres su mejor amigo. Si él se enterara... Temo que no sería capaz de controlar su deseo de vengarse. Si eso pasa, al ser un escudero, se encontraría en graves problemas...

Consciente de que John era la gran esperanza de Tía Alisa y Tío Joel, Lucien asintió.

—Cla... Claro. En realidad, no es nada serio. —Lucien puso una sonrisa forzada.

Alisa sostuvo su mano, con lágrimas en los ojos.

—Gracias, mi pequeño Evans.

—¿Están intentando ocultarme algo?

Era la voz de John. Vistiendo el traje gris de los caballeros, él estaba parado en la puerta. Ni Alisa ni Lucien lo habían notado.

Ella respondió con prisa:

—Nada, nada. Regresaste temprano, ¿no?

John ingresó y tomó una silla para él. Se sentó al lado de Lucien.

—El Gran Duque convocó a Lord Venn, y yo lo seguí de vuelta a Aalto. Mamá, ahora soy un escudero. Ya no soy un chiquillo imprudente.

Luego, se giró hacia Lucien.

—Te ves mucho peor que la última vez que recibimos una paliza juntos. ¿Qué pasó? No intentes mentir. Apuesto que muchos de los vecinos estuvieron allí y lo vieron —añadió.

Lucien miró a Alisa, quien ya había comprometido el secreto. Luego, le contó a John la historia a lujo de detalles. Durante su narración, pudo sentir la tensión en el aire originada por los sentimientos de su amigo, que era igual a la que sintió por parte de los guardias junto a los que luchó en las alcantarillas.

Obviamente, John estaba muy molesto, pero fue capaz de calmarse rápidamente. Le dio palmaditas en la mano a Lucien y sonrió.

—Eres muy listo; el más listo entre nosotros. Hacer dinero de la basura... De verdad, ¡bien por ti! Estoy seguro de que harás un buen trabajo si aprendes a leer.

Entonces, encogiéndose de hombros, salió de la habitación y tomó un garrote de madera largo de la cocina.

—Oh, no... —Alisa suspiró.

—Mamá, sabes que tengo que hacer esto por mi amigo.

—Pero John, Lord Venn no estará contento con eso...

—Sí, John... —Lucien hizo una petición apresurada—. No vayas. No es nada importante. Mírame. Estoy bien.

John dio la vuelta y negó con la cabeza.

—Lord Venn siempre nos decía que, al ser un caballero, se supone que uno debe proteger a los débiles y luchar en contra de los violentos. Como escudero que soy, yo ya me considero a mí mismo un caballero y trato de ceñirme a las convicciones de uno.

Su mirada era decidida. Sus gestos eran efusivos.

—Lucien, mi amigo, fue hostigado, y su hogar fue arruinado. Si me mantengo en silencio sencillamente para no molestar a Lord Venn, mi remordimiento interior nunca se irá. Sí, quizá ya no seré capaz de despertar la "bendición" porque rompí las reglas, pero seré fiel a mis creencias. Yo creo que Lord Venn se pondrá de mi lado.

—Lo sé, John. Lo sé... Pero... —Alisa tenía lágrimas en los ojos.

John abrazó a su madre y la consoló con amabilidad.

—Está bien, mama, no voy a matar a nadie. No me excederé. ¡Mira! Estoy sosteniendo un garrote, no una espada. ¿Puedes confiar en mí, mamá?

Finalmente, Alisa asintió con gran esfuerzo.

—Ten mucho cuidado, John.

—Ellos son los que deben tener cuidado, mamá. —Agarrando el garrote, él sonrió con confianza.

Cuando estaba a punto de irse, Lucien lo llamó a sus espaldas.

—Espera, John.

—¿Sí? —Este miró hacia atrás.

Con toda su fuerza restante, Lucien se levantó de la cama. Sintió que su sangre estaba fluyendo rápidamente, quemando su cuerpo.

—Iremos juntos.

Su sonrisa se veía algo graciosa al tener la boca hinchada. Pero John podía notar su determinación. Él rió y habló:

—Hay otro garrote en la cocina. Vámonos, como cuando éramos niños.

Tomando el garrote, Lucien consoló a la tía Alisa en voz baja cuando pasó a su lado.

—Lo vigilaré. No te preocupes.

...

Fue fácil para ellos descubrir a dónde fueron Jackson y sus hombres preguntando a la gente. Cuando se encontraban en camino, John le hizo una pregunta repentina a Lucien:

—¿Crees en la justicia, Lucien? —Sonó confundido.

—Sí, lo hago. ¿Por qué preguntas? —Él bajó la cabeza, pero continuó—. Yo también lo hago. Pero Lucien, no soy tan noble y valiente como digo ser. Solamente hago esto porque tú eres mi amigo. Si se tratara de alguien más, no lo sé... Creo que no lo haría. Estoy acostumbrado a elegir bien mis peleas, evitando hacer algo que se encuentre más allá de mi capacidad. Soy egoísta... Yo solamente quiero proteger a mi familia y amigos. Soy un cobarde, ¿verdad?

—No lo creo. Cada caballero o, digamos, cada persona, tiene una prioridad. Algunos buscan la justicia; otros, la lealtad; otros, la misericordia... Tu elegiste a tu familia. Solamente cuando una persona sabe qué es lo que realmente quiere proteger es que se apega a la justicia. O entonces la justicia sería como las nubes; nada significativo.

Lucien se dio cuenta en ese momento de que John aún era un muchacho como él, sin importar qué tan maduro pareciera ser. Gracias al libro sobre el espíritu del caballero en su biblioteca mental, estaba estructurando sus palabras para dar consuelo a John. Actualmente, él era mucho mejor buscando información entre todos los libros de la biblioteca.

—¿De verdad lo crees? —John aún parecía confuso.

—Claro. Si eres capaz de hacerlo, ¿protegerás a los débiles, lucharás contra los malvados y mantendrás en pie la justicia?

—Si es que soy capaz, obviamente lo haré.

—Entonces, sigues siendo un caballero justiciero. Si no fueras capaz, pelearías y morirías para nada. Tienes que poder protegerte a ti mismo primero; solo entonces podrás proteger a aquellos que necesiten tu ayuda. —Lucien pensó que sería bastante adecuado para volverse un mentor.

John parecía aliviado, y comenzó a sonreír.

—Cada vez que le pregunté sobre esto a Lord Venn, él me dijo que era demasiado inexperto para entenderlo. Sin embargo, Lucien, tú también has crecido. Eres bueno dando consuelo, y quizá estés en lo cierto. Pero yo sigo deseando encontrar una justicia genuina. Una vez, Lord Venn nos contó una historia sobre una espada de caballero legendaria. Esta tenía poder divino en su interior, pero se veía igual que las normales. Su empuñadura estaba hecha completamente de madera, sin ninguna gema, perla y nada fuera de lo ordinario. Los nobles y caballeros de alto nivel no la mirarían dos veces. —La mirada de John se fijó en la distancia mientras hablaba—. Pero en la realidad, la espada era mucho más poderosa de lo que ellos imaginaban. Especialmente cuando era usada para luchar contra lo malvado. Lo que más me impresiono fueron las palabras grabadas en la espada: «La justicia palidece a comparación del esplendor y el poder. Pero todos pueden ser sus portavoces: ricos o pobres; inteligentes o iletrados; guerreros o granjeros. La justicia es pálida, pero está en todos lados.» Justicia Pálida; ese es el nombre de la espada. Desapareció junto a un Caballero de la Gran Arcana en la Cordillera Oscura.

John se llenó de emoción. Su depresión se había ido.

Lucien rió y habló:

—Entonces, nuestro lema hoy será«¡Por la Justicia!»

—«¡Por la Justicia!»—John agitó su garrote.

Unos cuantos minutos después, ellos vieron a Jackson, quien estaba caminando en la calle amplia del mercado. Un grupo de sujetos aún estaba siguiéndolo.

avataravatar
Next chapter