118 El Fin y el Comienzo.

La ligera fragancia de las flores y el olor único de la tierra eran intoxicantes, y la brisa fresca era agradable y gentil. Mientras Lucien se encontraba solo en el jardín, de repente, todo a su alrededor desapareció, y en su lugar, un amplio cielo estrellado con una hermosa luna plateada le envolvió.

Una vez más había entrado en el mundo dentro de su alma.

La brillante cuerda que conectaba la estrella del destino anfitrión de Lucien en el universo y la reflexión invertida de la estrella en su alma apareció en el aire, y la cuerda, como canalizador, absorbía con ganas el poder de la estrella anfitrión para alimentar el alma de Lucien.

Poco a poco, ciertos cambios aparecieron en el alma de Lucien, y sintió que su alma se "sustancializarse" poco a poco.

Un rato después, cuando Lucien abrió los ojos, había incontables estrellas en sus oscuras pupilas.

Parpadeó otra vez, y sus ojos volvieron a la normalidad.