8 Aalto.

Translator: Adrastea Works Editor: Adrastea Works

Las notas estaban llenas de caracteres extraños. Evans, siendo un muchacho pobre, carecía de educación y era iletrado.

Al ser un analfabeto sin esperanzas, Lucien solamente pudo posar la mirada con impotencia en las notas y anhelar aquel asombroso poder. A pesar de haber experimentado muchas cosas allí, siguió sintiéndose extremadamente deprimido por la brecha: él era un estudiante universitario en otro mundo, pero aquí solamente era un pobre muchacho que ni siquiera podía leer.

Lucien tomó una decisión: debía aprender a leer.

Incluso si no podía ser un pastor, el aprender a leer y escribir no era nada malo si se quería librar de la pobreza. Él carecía de fuerza física. Si es que hubiera otra forma de lograrlo, esta estaría relacionada al conocimiento.

Sintiéndose motivado por su decisión, Lucien volvió a tomar las notas, esperando descubrir algún otro secreto.

Había numerosos patrones extraños, pero familiares en los escritos, como líneas y figuras geométricas. Lucien supuso que probablemente eran sellos o círculos mágicos, pues los había visto en la insignia antes. Luego, observó algunas fórmulas que podrían ser usadas para preparar pociones mágicas.

Los caracteres en el segundo escrito eran aún más complicados. De hecho, los dos libros estaban escritos con diferentes caracteres. Afortunadamente, el tercero parecía más interesante y estaba escrito con los mismos caracteres que el anterior. Se encontraba lleno de varias ilustraciones hechas a mano de plantas, minerales y criaturas.

Luego de una nueva ronda de búsqueda, aún no pudo encontrar nada útil. Lucien dejó de pensar e intentó dormir.

Él realmente deseaba cambiar su vida. Por lo tanto, no podía permitir que sus conflictivas preocupaciones le perturbaran. A partir del día siguiente, debía luchar por su propia vida.

Lucien se quedó dormido rápidamente luego de la intensa batalla.

Mientras tanto, en las oscuras alcantarillas, una rata negra con gélidos ojos escarlatas que estaba moviéndose por las ruinas cambió de dirección rápidamente. Luego de un momento, encontró un agujero oculto y desapareció.

...

Temprano en la mañana, sonidos de gente hablando y tañidos de cubetas de metal rompieron el silencio. La calle ya se había animado.

Lucien, quien solía odiar salir de la cama en las mañanas, se obligó a levantarse tan pronto como despertó. Encendió la hornilla e hirvió algo de agua. Mientras comía de a pocos su última hogaza de pan marrón, algo parecido a masticar un pedazo de madera, empezó a planificar su día.

Este mundo aún no le era familiar a Lucien, por lo que su plan resultaba difícil de lograr En primer lugar, decidió encontrar un trabajo para poder alimentarse antes de aprender a leer.

—Debo ser cuidadoso. No puedo dejar que nadie lo note —dijo Lucien para sí mismo.

Antes de salir, él tomó sus siete monedas para sentirse algo más seguro. Cerró la puerta con llave y se dirigió directamente al hogar de tía Alisa, que era la única persona que conocía allí.

—Buenos días, Lucien —lo saludó en la calle una chica con cabello negro, llena de curiosidad.

Lucien no la conocía. Apresuradamente, sonrió y le respondió:

—Hey. Voy a visitar a tía Alisa; lo siento, pero se me hace tarde. —Pasó por su lado rápidamente.

—Hola, Lucien. ¿De verdad te enfrentaste al fantasma?

—¿Cómo te sentiste cuando lanzaste el hechizo?

—Escuché que un guardia perdió el brazo derecho. Sucedió algo muy peligroso anoche, ¿cierto?

Parecía que Lucien se había vuelto famoso en el distrito de la noche a la mañana. Durante los tres minutos de caminata, unos cuantos vecinos se acercaron a preguntar sobre su aventura.

Lucien no conocía a ninguno de ellos. Solamente podía sonreír y dirigirse a su destino.

Antes de que Lucien tocara la puerta, escuchó una voz familiar

—¡Pequeño Evans! ¡Buenos días! —Joel estaba caminando hacia él.

—¡Buen día, tío Joel! —esto fue un gran alivio para Lucien.

Vestido con pulcritud, Joel llevaba en la mano un arpa clásica.

—¿Has desayunado? No te apresures a encontrar trabajo hasta que te hayas recuperado completamente. Siempre puedes comer aquí. No te preocupes.

Lucien apreciaba mucho su amabilidad. Empezó a sentir que no estaba solo ahí.

—Gracias, tío Joel, pero ya he desayunado. Además... Fui bendecido por el pastor Benjamin anoche, así que ahora estoy perfectamente bien.

Joel asintió y camino junto a Lucien.

—Más tarde podrías ir a ver a Cohn en Copper Coronet. Él aún me debe una botella de vino Lesse. Te ofrecerá un buen trabajo.

Luego, dirigió la mirada hacia Lucien y habló en un tono serio:

—Evans, ya tienes 17 años. Ya es tiempo de que empieces a pensar en tu futuro.

—¿Tío Joel? —Lucien sabía que tenía razón.

Joel suspiró ligeramente.

—Nadie puede hacer una vida trabajando todo el tiempo. Sabes que es verdad. He visto unos cuantos antiguos compañeros de trabajo sin ahorros ni hijos dependientes de ellos en sus últimos días. Todos ellos murieron a los cincuenta, o incluso a los cuarenta.

Pausó un momento, y continuó:

—Yo sé que aprender tomará un largo tiempo. Pero si estás dispuesto a trabajar duro, siempre serás capaz de solventarte aprovechando una habilidad.

En medio de su conversación, el par caminó a través del portón en cuyos lados se encontraban parados dos guardias. Los ojos de Lucien se iluminaron súbitamente: calles amplias y limpias, tiendas concurridas y transeúntes vistiendo prendas coloridas y lujosas. Música acompañaba a la suave brisa. Era un mundo diferente a comparación del distrito pobre de Aderon.

Lucien le agradeció a Joel con sinceridad.

Joel empezó a bromear nuevamente:

—Por otro lado, a veces un maestro tiene solamente una hija soltera. Quién sabe, quizá podrías ser promovido directamente de aprendiz a futuro dueño. Sabes, un joven bien parecido y prometedor es bastante solicitado.

Lucien respondió con una sonrisa incómoda.

Joel se detuvo finalmente a la vuelta de una esquina. Colocó un sombrero en el suelo y se preparó para tocar su arpa.

Lucien quedó un poco sorprendido al enterarse de que el tío Joel era un artista callejero.

Joel apuntó hacia el lujoso y espléndido palacio en la distancia y sonrió.

—Ese es el Salón del Cántico. Para mí, esto se siente como si estuviera tocando música allí.

Antes de que Lucien dijera algo, Joel continuó murmurando, como si algo dentro de su corazón se hubiera encendido:

«Hace 400 años, dirigida por el Sacro Imperio Heilz, la iglesia marchó hacia el oeste. Finalmente, ocuparon la última ciudad central del viejo Imperio Mágico Sylvanas, Aalto. El ejército ahuyentó a las criaturas oscuras y demonios a la Cordillera Oscura. Desde entonces, Aalto ha mantenido su puesto como una de las ciudades más famosas de todo el continente.

Hace 300 años, bajo la guía del Papa Charles I, quien en aquel tiempo aún era un cardenal, numerosos eruditos y artistas famosos estudiaron y editaron en conjunto los himnos y poemas de eras pasadas. Luego de su ascenso a Papa, él promovió el estilo de cantos en cada templo e inició coros regulares. Desde entonces, Aalto ha estado disfrutando de su reputación como la "Ciudad de Salmos".

Ya que estamos cerca de la Cordillera Oscura, elfos, enanos, hombres con cabeza de perro, o también llamados cinocéfalos, de cuando en cuando entraron en contacto con nosotros, y algunos incluso se volvieron miembros de nuestro ducado. Diferentes clases de música se mezclaron en Aalto, naciendo aquí la música polifónica. A esta le siguieron la sinfonía formal, el violín Gesu, etcétera.

Innumerables artistas y músicos grabaron sus nombres en las páginas del libro de la historia. Tocar dentro del Salón del Cántico es un gran honor para todo músico o bardo.

A pesar de que no puedo entrar allí, también es un placer tocar mi arpa aquí.»

...

Después de separarse de Joel, Lucien siguió su sugerencia y puso rumbo hacia Copper Coronet. Mientras preguntaba por direcciones, estaba disfrutando de la maravillosa música esparciéndose en el aire. Tan pronto como regresó a Aderon, vio una taberna concurrida que tenía colgado un cartel con una pequeña corona.

Fuera de este, de cuando en cuando, muchachas jóvenes y mujeres se acercaban, le daban un vistazo y luego se iban, decepcionadas.

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