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We are doing the plan

Lo besé y le recorrí con las yemas de los dedos su piel. Le saqué la ropa de la parte superior de su cuerpo, bajé los labios y empecé a lamerlo y besarlo por el recorrido marcado que hicieron mis dedos con anterioridad.

Me arrodille y le baje los pantalones, y me metí su carne erecta en la boca. Le pasé lentamente la lengua alrededor de su tronco y mordisquié un poco la punta con los bordes de los dientes. Con las manos le tocaba el par de gemelos que tenía entre sus piernas.

Hércules me detuvo antes de que su lado pasional se hiciera cargo de la situación. Pero él me hace lo mismo. Me saca la remera, rompe el corpiño y deja en libertad mis pechos. Con las yemas de sus palmas hace que los pezones se pongan maduros como un melocotón y empieza a succionarlos.

Gemí un par de veces su nombre y agarré su pelo para evitar que no siguiera haciendo eso.

Con una de sus manos, baja y rompe el elástico de la ropa interior. Introduce los dedos en mi femeniedad, y yo comienzo a perder la cabeza.

Estaba acostada sobre su pecho luego de habernos hecho de todo un poco. Acariciaba su pecho y sentí que ya nada iba a arrancarme de su lado, ni siquiera él mismo.

-- Ya les di las nuevas directivas al personal-- comenté.

-- Cuál fue tu método de persuasión?-- pregunta intrigado.

-- Amenazarlos con un arma apuntándoles en alguna parte de su cuerpo-- declaré y el brillo peligroso se hizo más evidente.

Nos reunimos todos en la hora de la cena, cuando nos dignamos a aparecer. Nos sentamos juntos, la pierna de Hércules rozaba peligrosamente a la mía. Aunque hice trampa, subí un poco la falda de la pollera y él empezaba a manosearme la piel expuesta, debajo de la mesa. Comenzó a subir más arriba y descubrió maravillado que no tenía nada puesto encima.

-- Creo que ustedes dos deberían ir a un hotel, conseguir una habitación de sadomasoquismo y dejarse llevar, como si se tratara de una segunda luna de miel-- declara Sherlock, mostrando que no le gustaba mucho ver cómo estábamos haciéndolo debajo de la mesa.

-- No es una mala idea-- declaré con una voz llena de satisfacción femenina--. Qué opinas tú?-- le pregunté al hombre que estaba manoseándome.

-- Prefiero hacerlo en nuestra habitación, podemos adaptarla si quieres cumplir alguna fantasía-- comenzó a penetrarme con los dedos.

-- Suena esperanzador-- recalca Ofelia--. Pero debemos empezar a trabajar en una buena estrategia para eliminar a esas escorias-- dijo refieréndose de la familia Stoker.

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