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Ugly

Ellos me miraban como un pedazo de carne nueva. Me seguían con la mirada, analizando todos mis movimientos.

Parecía que no confiaban en un recién llegado. Ni siquiera confiaban cuando Leo paso su brazo y la depositó en mi cintura. Parecía que más desconfiados se volvían.

Ninguno nos dió la bienvenida, ni un saludo cálido en esa casa.

Pero unos ojos azules como el cielo llamaron mi atención, denotaban inteligencia. Pero era como si ya hubiera estado ahí.

Mi cabeza empezó a darme vueltas y tenía que aferrarme a su brazo para quedarme quieta y tranquilizarme. Mi respiración se estaba haciendo costosa y mi pulso se disparó. Parecía que iba a desmayarme ahí mismo.

-- Ella ya estado aquí antes-- dijo la mujer de ojos azules--. Aunque no tenía esas horrendas cicatrices.

-- No son feas-- repuso Leo, ya que era un rasgo que le había gustado.

-- Cállate-- y le gritó.

Eso me enfureció y el lado animal estaba por aparecer.

Ella me miró y vió como mis ojos se contrajeron y adquirieron un brillo mucho más peligroso. Desvío la mirada hacia abajo y vió como mis uñas se estaban alargando.

Sonreí al ver que ella estaba empezando a tener miedo. Me acerqué a ella y ví que estaba temblando más:

-- La próxima vez que le grites, disfrutaré mucho degollarte-- mostré los colmillos de felino y sonreí.

Leo no me dijo nada, pero lo noté enojado conmigo. Creo que no apoyaba la manera en que reaccioné.

Se fue, dejándome sola en nuestra habitación. Entreabrí la puerta y agudice mi oído para escuchar. Sospechaba que mi padre me ayudado después del accidente, experimentando conmigo.

Abrí mucho los ojos al saber quiénes eran esas personas. Me llevé una mano a la boca para evitar hacer algún sonido.

Leo solamente dijo que iba a moldearme para que no haya problemas entre ellos.

Me enfurecí, él era igual a ellos.

Cerré la puerta, abrí la ventana y me escape.

Mientras planeaba qué hacer, supuse que iba a volver con el tío Jekill, cuando una mano gigante me agarra uno de los brazos:

-- Prometiste no dejarme nunca-- fueron las palabras que Leo pronunció.

-- Eso fue antes de saber que vas a moldearme para que ellos se sientan seguros-- sentí dolor--. Por un momento creí que alguien al fin me acepta tal cual como soy, pero eso era una ilusión-- y agarré su mano y me lo saqué de encima.

-- Si te vas, te mato-- me amenaza para retenerme.

-- Me amabas?-- le pregunté mirándolo a los ojos.

No hubo respuesta alguna, solo se veía que no entendió la pregunta.

Una lágrima resbaló por mi mejilla, y él no supo como reaccionar.

-- Me lo imaginaba-- y me saque la segunda lágrima que salían de mis ojos--. Aún no sabes lo qué es el amor, pero pensé que sí.

-- Podrías enseñarme-- dijo tratando de sacarme la idea de irme.

-- Eso nace-- y me toque el lado izquierdo dónde estaba mi corazón--. Yo sentí eso en el primer momento en que te ví, una conexión que destruía todo mi lógica y mi razón.

Leo se acerca más y me coloca una de mis manos en su pecho.

Sentí como su corazón estaba latiendo rápido y juró que quería creerle.

Lo miré con dolor y él se acerca más, agarra mis mejillas y las acaricia. Con sus labios empiezan a recorrer el camino de las gotas y finalmente me besa.

Era un beso tierno y cálido. Estaba consiguiendo derretirme.

Escuché el gatillo de un arma y sin pensármelo dos veces, hice que se girará y la bala me atravesó.

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