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Good Holidays

El beso de fue intensificando cada vez más. Su boca robaba todo mi aliento y estaba nublando mi mente y la poca cantidad que me quedaba de sentido común.

Las puntas de mis colmillos estaban apareciendo y trataban de perforar la carne y dejarla deshidratada. Tenía miedo de morderlo y de robar parte del líquido de la vida.

Él los roza con la punta de su lengua y yo me congelé. Empecé a temblar.

Antes de que pasará a mayores, logré poner una mínima distancia entre nuestros labios.

-- Lo siento, no quiero morderte-- y lo miré a los ojos, los míos aún estaban contraídos.

-- No importa-- supe que estaba decepcionado.

-- No lo entiendes-- replique--. No sé controlarme hasta que ya no queda nada.

Pensé que no iba a creerme y que iba a distanciarse de mí. Esperaba que lo hiciera para que yo pudiera hacer de las mías.

Hércules vuelve a acercarse hacia a mí. Pega su frente en la mía y vuelve a besarme.

Parecía que no le importaba que yo no pudiera contenerme ni controlarme.

Escuché un casquillo y yo lo recibí, empujándolo.

Desperté y no me encontraba en lo que sería la habitación del departamento de Sherlock, sino en otro lugar.

Era peculiar, me sentía a salvo y segura.

Cuando me levanté y salí a inspeccionar, descubrí para mi asombro que era una cabaña y que era acogedora. Fui a la cocina a ver qué podía comer ya que estaba con mucha hambre, de comida humana.

Estaba cocinando algo, cuando Hércules se apoyó sobre la encimera y se entrecruzó los brazos alrededor del pecho.

Estaba simplemente encantadora con la camisa blanca larga puesta. Lo que más le había gustado era que esa prenda era suya.

Me di media vuelta y lo ví. Ví el depredador que tenía en su interior y parecía estar hambriento.

Estaba por preguntarle si deseaba comer algo:

-- Por qué recibiste la bala que era para mí?-- pregunta tratando de controlar de ver si mi cuerpo reaccionaría ante la menor provocación.

-- Porque no quiero verte herido-- le respondí.

-- Y piensas que yo quiero que tú estés herida por mí?-- y lo noté un poco enojado.

-- No, lo hice por instinto-- y yo estaba empezando a enojarme también.

-- Si la bala es para mí, no intervengas-- y había una ligera amenaza en sus palabras.

-- No lo haré-- refute--. Eres muy importante para mí y no quiero ver que me quedé sin hacer nada mientras mueres al frente mío-- y recordé lo que sentí tras el asesinato de papá--. No permitiré que me dejes.

Él ya no pudo soportarlo. Me estrechó entre sus brazos, mientras su boca buscaba la mía. Con sus manos acariciaba suavemente la piel exhibida de mis glúteos y presionaba el pecho contra el mío.

No era masoquista, pero que bien se sentía. Era como ser acariciada por el ser amado. Había una conexión no física, era como volver a unir las partes del alma. Era regresar a casa.

Yo tampoco me quedé muy atrás. Empecé a rodear su cuello con mis brazos, haciendo que nuestros besos se volvieran más profundos y más lentos. Además que el bonus track era que pegaba más mi cuerpo contra el suyo.

Lo paré y me senté en la encimera. Lo atraje hacia a mí, tirando de las solapas de sus ropas y....

-- No tan rápido, vaquera-- sonreí por el apodo--. Quiero verte y explorarte, quiero que me mires cuando llegues al orgasmo y grites mi nombre-- su voz grave, cargada de lujuria fue mi fin.

Me sacó la camisa blanca y dejó expuesta a la luz que entraba de las ventanas. Las cicatrices quedaron expuestas, y se habían tornado un poco rosas por la pasión que quemaba mis vasos sanguíneos.

Me sentí cohibida y estaba con mucha vergüenza. No esperaba que Hércules quisiera ver el verdadero estado de mi cuerpo.

Estaba por tapar lo más que pudiera con la ayuda de mis hermanos, cuando sus manos comienzan a acariciarme.

Cadenas estaban marcando mi piel y estaban apretando, quemaba.

Hércules despertó asustado y fue hacia a mi habitación para cerciorarse, no me encuentra.

Estaba por alcanzar la toalla después de querer darme un baño después de tener una horrenda pesadilla, cuando Hércules aparece y se mete a la ducha con ropa y todo.

-- Pasó algo?-- pregunté preocupada por su repentina aparición.

-- Cuéntame cómo puedo ver lo que tienes olvidado-- me lo pide.

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