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Black blood

Entre por la segunda ventana del primer piso, daba a lo que era una pequeña habitación. No le presté la debida atención, sino que directamente me fui a la puerta.

Puse un papel en el picaporte y al girar la manija, no produjo ningún ruido.

Me senté en el borde de la puerta y apoyé la espalda contra la pared. Me quedé así por un buen rato, disfrutando el poder y la excitación que me producía la caza.

-- Por última vez, en dónde está ella?-- pregunta una voz muy conocida para mis oídos--. Sino, su pequeña hermana sufrirá las consecuencias-- imaginé la sonrisa lasciva al mirar a Rowina.

-- Sólo desapareció-- respondió una voz temblorosa--. La ayudamos con sus heridas y se largó-- me pareció algo gracioso que él tuviera que explicarse.

Decidí intervenir, ya que ellos eran secuaces de Cedric. Al parecer el gran tiburón blanco quería expandirse y parecía decidido a "atraparme" de nuevo.

Me movía en la penumbra de la fachada, muy segura de la seducción que esto me proporcionaba.

Me acerqué sigilosamente al primer hombre y lo apuñale. Le había tapado la boca para que no tuviera que poner en alarma a los demás. Lo coloque suavemente en el suelo y ya me iba a encargar más tarde del cuerpo.

Y así seguí hasta eliminar a casi todos.

-- Te daré ventaja-- y le sonreí sensualmente--. Si logras derribarme, podrás vivir-- "cómo si eso fuera posible", pensé para mis adentros.

Le puse el cuchillo en el medio de los ojos, y con la ayuda de un almohadón le hice tres disparos.

Al único que no le había clavado en la ropa, era uno que podría tener mi talla. Lo desnudé, me puse su ropa y ellos que aún estaban en la sala y atados, pudieron ver todas las cicatrices que me he hecho por ejercer mi profesión.

Saque una peluca de pelo corto, me hice un rodete y me la puse.

El conductor estaba hablando por el teléfono móvil, que no prestó atención a que me subí detrás suyo y esperé a que terminará la llamada.

-- Iré en cuanto pueda, cariño-- al parecer tenía familia, pero justo eso no me detenía para lo que estaba por hacer--. Te veré luego-- y lo guarda adentro del saco.

Lo estrangule con un cordón de zapatos y sólo me detuve cuando dejó de moverse por completo.

Junte los cuerpos, los rocíe con gasolina y aceite, les prendí fuego.

Desate a los tres:

-- No vuelvan a ayudarme nunca-- fue lo único que dije antes de desaparecer.

-- No sé, Brión, pero esto se puso un poco interesante-- y mira a su hermano.

-- Ya lo creo, Ivanhoe, ya lo creo-- admite él.

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