11 Cap 11

Luego de sanar a Arthur, la diosa lo llevo a su casa, e invento una historia combinada con recuerdos falso, no quería que Arthur se asustara o que conociera su estado de diosa, ella temía que él cambiara de opinión o que dañara su relación.

Por eso mantuvo el silencio, diría su secreto cuando ambos estuvieran juntos para siempre, o sea, el día de su boda.

Unos meses después, la diosa ya estaba completamente enamorada, viviendo un cuento de hadas, era su primer amor..., y el último.

Su historia, no tendría un final de cuento de hadas, no existía: " Y vivieron felices para siempre"

Los dioses, solo pueden tener una pareja, no importa si eres hombre o mujer, esta regla rige por igual, por ese motivo, la diosa cuidaba su virginidad y su corazón, esperando encontrar al hombre indicado.

Con el pasar del tiempo, esta idea ya se había borrado de su cabeza, nadie era digno de estar con ella.

Hasta que Arthur entro en su vida, o eso creía ella.

Arthur le propuso matrimonio, y la diosa acepto felizmente. Ese día, Arthur le pidió tocar su cuerpo, y ella tímidamente acepto, durante toda la relación, Arthur y la diosa nunca se acostaron, nada de sexo, nada más besos y abrazos, ni siquiera compartían la misma cama, la diosa era muy recatada, y de viejas costumbres, no se dejaría tocar hasta matrimonio.

Durante la relación de parejas, Arthur, pedía tener relaciones y follar, la diosa se negaba rotundamente, él aceptaba, era paciente y cariñoso, pero al final, cuando estaban a unos días de casarse, él volvió a exigir el cuerpo de la diosa, y por supuesto, ella volvió a negarse.

Arthur se molestó, y volvió a pedirlo, no, a exigirlo, y esta vez, fue más lejos, la amenazo con dejarla, si ella no se entregaba, era porque no lo amaba, no podía estar con mujer que no lo amaba.

La diosa vaciló al inicio, pero finalmente acepto, no quería perderlo, durante los días siguientes, ambos tuvieron sexo como conejos, la diosa vivió los mejores días de su vida.

Hasta el día de la boda, él nunca apareció, ni rastros de Arthur.

Volvió directamente a la casa, solo para encontrar una nota que decía, "lo siento cariño, pero no soy un hombre que pueda vivir amarrado."

La diosa liberó sus poderes, y encontró a Arthur en una milésima de segundo, no dudo en abrir un agujero de gusano y aparecer al lado de Arthur, para sorpresa de ella, Arthur yacía acostado con tres chicas hermosas, y con grandes pechos.

La diosa se enfureció y lo encaro en el acto, Arthur sonrió incómodamente, y dijo que lo dejara en paz, que no estaba listo para una relación tan seria, que luego podían hablar y comenzar de nuevo.

Ese día, la diosa se dio cuenta de que Arthur la utilizaba, que nunca fue amada, siempre estuvo detrás de su cuerpo divino, y ella cayó ante sus encantos.

Esa es toda la historia, una historia de telenovela.

Como dicen los humanos, soy la mujer despechada, que no puede dejar a su ir a su ex, y lo sigue hasta matarlo, por despecho.

Me levanté, y atravesé la pared, al otro lado de ella había una habitación decorada con varios dibujos animados, e infantiles. En medio de esta habitación, una cuna con un bebe, fui hasta ella y me apoye contra la barandilla, mire a mi hija con cariño, ella era lo único bueno de esa relación.

Cabello rubio como el sol, y ojos azules..., como los de su padre, cada vez que los veo, lo recuerdo a él, lo mejor de él, los buenos recuerdos, la felicidad que me dio, por ese motivo, adoro a mi pequeña hija.

Mi hija levantó su manitas y toco mi colgante, sus ojos brillaban cada vez que lo veía, algo me dice que sienta la conexión con su padre, que chica más lista y perceptiva. Espero que no sea tan idiota como yo, y escoja a un buen hombre en el futuro, unos mil años en el futuro, me asegure de enseñarle lo cruel que son los hombres, para que escoja correctamente.

Pensándolo mejor..., no la dejaré salir y vivirá conmigo para siempre, es mejor que conocer idiotas que solo quieren utilizarla

-"¿Te gusta?, cuando crezcas será tuyo, como un recuerdo de tu padre." Le dije a mi hija, mientras jugaba con sus pequeños deditos.

No te preocupes Arthur, fuiste un bastardo sin corazón, pero no le diré eso a nuestra hija, le diré que moriste en una guerra y eres un héroe, es mucho mejor que decirle que su padre era un mujeriego, mentiroso, y pervertido, ¿qué dices Arthur?

-"ahhhh" Suspire con cansancio -"sigo pensado en ese idiota, mejor me voy a dormir con mi niña"

Ya no importa, ya estás muerto, no puedes dañarme más, y no podrás lastimar a nuestra hija. Aunque..., me gustaría que supieras todo lo que te ame, y cuanto me dolió matarte, que vieras a tu hija crecer, y que..., quizás volviéramos a estar juntos.

Estaba dispuesto a perdonarte, si tan solo te hubieras disculpado.

Tome a mi hija, y me fui a dormir, por largos años, que esperas, soy una diosa, unos años no son nada.

POV tercera persona

Mientras la diosa se iba con su hija a dormir, no sin antes darles leche, con sus tetas divinas.

Ahora, porque Arthur nunca reconoció a la diosa, simple, ella borró sus recuerdos, si él se redimía o pedía perdón, se los devolvería, pero no lo hizo.

En cuanto Arthur, ¿se arrepentía?, si, Arthur lo dijo: "una vez me enamore, pero cuando quise cambiar las cosas, ella ya no estaba."

Esa mujer, era la diosa, él no tenía recuerdos de ella, y ese sentimiento de arrepentimiento, fue algo que no comprendía, pero que todavía no existía, aunque claro, con el tiempo ese arrepentimiento se esfumó, Arthur no vive en el pasado, él piensa que estancarse con una cosa, únicamente le hará perder el tiempo de forma incensaría.

Por eso, no sintió nada cuando vio a la diosa, él ya no la amaba, ya no se arrepentía.

Moraleja de la historia, cuidado con las mujeres, no vaya a ser que sea una diosa encubierta y quiera matarte por jugar con ella. Aunque..., incluso si las mujeres normales pueden ser peligrosas, no subestimes a una mujer humillada y despechada.

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