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Cariño

Recién llegaron a la mansión y Lourie halo con gran fuerza el brazo de Alhelí, entraron a la casa con las bolsas de las muchas muñecas que habían comprado. Alhelí quiso ayudar con lo demás pero la niña no la dejó.

-Descuida Silene, nosotros subiremos todo- Ella asintió y se dejó llevar por Lourie.

Entraron a la habitación y apresuradamente la niña empezó a recoger las muchas muñecas destrozadas, degolladas, y sin partes para meterlas en una bolsa, sólo dejaron las que no estaban demasiado maltratadas.

Resultaba que el pasatiempo de Lourie era desmembrar a sus muñecas y acusarles el máximo dolor, la niña tenía un cuarto muy bello, pero era arruinado por las incontables muñecas destrozadas.

Fue sincera con Alhelí en no querer dejar su hábito ya que está la trato de convencer de que esa no era la mejor manera de desahogarse por las desgracias de su vida.

-No, Alhelí, es muy divertido-

-Jaja, ¿Divertido? Lourie, haber yo no puedo entender muy bien lo que haces, pero.. es que estas muñecas son muy hermosas-

-Ah.. ya verás que en un mes entran mejores al mercado y estas ya no van a valer nada-

-Bueno, por lo menos busca otra manera de hacerlo, ¿No lo crees?- La niña la miro dubitativa.

Alhelí pasó un par de horas mostrándole a la niña que podía hacer de aquel pasatiempo un poco más divertido sin necesidad de que se viera tan sádico. Jugaron e idearon muchas maneras de maltratar las muñecas, así como arrojarse a una montaña de estás, hacer peleas con ellas, tiro al blanco, incluso pensaron en improvisar un pequeño salón de belleza sólo que equivocandose en que parte de la cabeza debían cortar.

-Jajaja, es muy divertido-

-Ves, hay formas más creativas e ingeniosas para destruirlas, mejor que simplemente usar un cuchillo- Lourie asintió.

-¿Y donde vivías hacían estas cosas?-

-Mm.. En el orfanato, no en realidad, los juguetes que teníamos no eran muy favorables, pero si jugábamos a otras cosas, la pelota, nos perseguiamos entre nosotros, a veces hacíamos guerras con globos de agua. Ah, y a veces convenciamos a la directora de que nos diera permiso para dejar todo el lugar a oscuras y así podíamos jugar a las escondidas, era muy divertido y si usábamos todo el edificio lo hacía mucho más difícil y emocionante -

Ambas cayeron sobre la cama, Lourie vio el techo pensativa...

-Ha de haber sido genial-

-¿El que? ¿Jugar?-

-Tener amigos...-

-Si... Si lo fue. Yo... Le pregunté un poco a Drogo sobre...-

-Lo sé...- La interrumpió. -Drogo no pudo esconderlo en su mente, ¿Quieres preguntarme acerca de eso, verdad?-

-No, no voy hacer que lo recuerdes, dice mucho de ti que no le hayas hecho daño a nadie, y ahora pudimos probarle eso a Nicolae ¿No crees?-

-Si, quizás si-

-Lourie, yo... Lo siento. De verdad lo siento-

-No digas eso, ya no importa, las cosas son como son-

-Eres muy madura...-

-Oye, recuerda que tengo el cuerpo de una niña pero no la mente de una, mis hermanos cometen ese error a veces, pero espero que tú no- La vio con firmeza.

-Claro que no. Pero.. ¿Qué es lo que te afecta?-

-Lo que me afecta... No lo sé. Quizás, recordar algunas cosas... ¿Alhelí tú nunca quisiste saber de verdad quienes son tu familia, nunca quisiste conocerlos?- Alhelí sonrió viendo al techo.

-Mmm... Veamos... Jeje, si. Muchas veces, pero no... no quería saber porque me dejaron. Siempre trate de convencerme de que quizás de verdad no iban a poder cuidar de mi, y que por eso tomaron las decisiones que tomaron. Es... un poco abrumador pensarlo, por eso sólo acepte lo único que mi madre me dejó y trate de hacer mi propia vida- Lourie se inclinó hacia ella.

-La amiga de la que me hablaste...-

-¿Rocío? -

-Si... Amm.. ¿Son muy unidas?-

-Demasiado diría yo, fue difícil tomar la decisión de venir acá y dejarla sola-

-¿Y porque no vino contigo?-

-Ella tiene sus propias razones- La niña se volvió a acostar con mirada triste.

-Amistad... Amor... Quizá nunca sepa que es eso...-

-Lourie, ¿Quieres ser mi amiga? Rocío está lejos, y aunque tus hermanos estan aquí, creo que tú y yo podemos ser grandes amigas o mejor aún hermanas...-

Lourie la vio por un momento, sus colas le caían en rizos por encima de los hombros, sus ojos verdes penetraron hasta el corazón de Alhelí, la niña sonrió un poco y la abrazo, la abrazo con mucha fuerza.

La niña estaba experimentando sentimientos que antes nunca había sentido, o al menos no como debería de haberlos sentido, ella no podía llorar pero sollozo como si que en verdad pudiera hacerlo.

Después de un momento se soltaron lentamente, Alhelí le acaricio las mejillas y la cargo en sus brazos, esa pequeña que era dominada por una especie muy fuerte en su cuerpo ahora parecía una de los muchos niños frágiles que fácilmente pueden ser lastimados por falta de cariño.

-Ya no estás sola-

Alhelí le dijo las palabras que ella siempre escucho de las mujeres encargadas de ella cuando se escondía de los múltiples padres de familia que llegaban para elegir a su futuro hijo.

-Debes prometerme algo...- La niño retiro su rostro que estaba escondido en el cuello de Alhelí.

-¿El que?-

-Las muñecas que yo te compre... No puedes destruirlas, si vas a jugar con ellas debes hacerlo genuinamente sin lastimarlas, ¿De acuerdo? Los regalos de los amigos se cuidan, por que ellos los dan con mucho afecto, y es muy cruel si para el que va dirigido el regalo no lo cuida, eso sólo significa que no aprecia a la persona que se lo dio-

Lourie saltó de sus brazos al suelo, tomó las tres muñecas de porcelana y las abrazo acomodandolas en la cama.

- Lo prometo- Se llevó los dedos indice y el del medio a la boca y luego los alzo al aire como símbolo de promesa. Alhelí sonrió y volvieron a jugar.

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