414 Historia Paralela Nuevo Comienzo Capítulo 54: Un año de grandes cambios.

Una pareja extraña caminó por la calle del centro de la Ciudad Bursa en Turquía o para ser específico los restos que quedaban de esa nación.

Algunos edificios estaban destruidos y lo que más destacaba a simple vista era la cantidad de personas en mal estado.

"Hay demasiados refugiados." Murmuró el hombre alto y musculoso que estaba al lado de la mujer que a su lado parecía pequeña.

Las personas de todas partes le dieron miradas llenas de respeto y de admiración.

Ese hombre era demasiado llamativo debido a que media dos metros con setenta centímetros y estaba por alcanzar los tres metros.

Como si fuera poco su físico resaltaba como un gigante imparable y era imposible no reconocerlo.

"Siempre es lo mismo con las guerras." Declaró la mujer mirando al gigante a su lado.

Su altura era considerada promedio, pero al lado de su esposo ella daba la sensación de ser una niña.

Su figura a diferencia del año pasado que parecía superior a los treinta, ahora parecía alguien que se estaba acercando a los treinta y era posible que, en unos meses, la describieran en sus 'veinte y tantos'.

Agatha que estaba pensando en su apariencia dio un suspiro a ver que su esposo tenía una mirada de pena al ver a los refugiados.

"Eres igual que Aurora." Murmuró agitando su mano a la nada.

Los alrededores se distorsionaron y los llevaron ambos al patio de un castillo, pero en la ciudad que estaba atrás de ellos, una luz plateada brilló en lo alto.

Esa luz cubrió el centro de la ciudad y se fue extendiendo cada vez más lejos mientras daba una sensación revitalizante.

Un poderoso hechizo de curación que se encargaba de revitalizar el cuerpo y curarlo si estaba afectado por enfermedades o aflicciones ligeras.

El nivel del hechizo y la escala sin duda podría ser considerado como un hechizo a nivel 'prohibido', pero Agatha no sintió una gran carga al lanzarlo.

Fue todo lo contrario, fue ligero.

"Y yo he salido igual que nuestro hijo mayor." Murmuró Agatha, respirando hondo logrando que su cuerpo se revitalizara y dando media sonrisa, agregó. "Alice es nuestra única hija que es parecido a ambos."

La energía mágica de sus alrededores se acercaba a ella para ayudarla a recuperarse.

Ella no se estaba refiriendo a la capacidad mágica, sino que a la diferencia y la actitud similar que ellos tenían con sus hijos.

Agatha no pudo sentir nada al ver a tantos refugiados y solo cierta empatía porque su esposo estaba afligido por la vista.

Alice se parecía también a ella a la hora de no mostrar interés o empatía por otros, pero a la vez se parecía a ambos a la hora de tener una 'habilidad innata'.

"No lo hubieras hecho…" Murmuró Antón abrazándola por la espalda.

La diferencia de tamaño ya se estaba haciendo cada vez mayor y Agatha tuvo que levantar su cabeza completamente para mirar a los ojos a su esposo.

Su esposo estaba acariciando su cabeza con su mano y a pesar de que era una vista extraña, ella dio una suave sonrisa al ver la preocupación de su esposo.

Usar demasiado su capacidad aceleraba el cambio ocasionado por su habilidad innata.

Antes de que pudiera decirle que no se preocupara, pudo ver que Melorrill llegaba junto a él no-muerto Xezor y el Duque Kristoph.

"¿Agatha quieres ir a tomar algo luego de esta aburrida reunión?" Preguntó Melorrill en voz alta al acercarse.

En el patio del castillo al cual había llegado no estaba completamente vacío.

En las murallas se encontraban guardias y en la entrada también estaban presente algunos guardias humanos.

Estaban en el castillo que era sede del Gremio Los Caídos y en este lugar se estaba por llevar la reunión de paz.

Técnicamente era importante, pero Agatha estuvo de acuerdo que iba a ser aburrida.

Después de todo, una negociación de paz en contra los demonios iba a ser una tarea demasiado molesta en donde los terrícolas presionarían para lograr las mayores ventajas y la otra parte buscaría sus propios beneficios.

"Claro. Tengo algunas dudas sobre la magia de metamorfosis a la cual me gustaría que me ayudaras." Respondió Agatha de forma honesta.

Representaba a la Iglesia del Tiempo y el Espacio, pero no significaba que no pudiera salir a divertirse y más cuando estaba tratando de aprender una nueva magia.

Su esposo estaba creciendo demasiado rápido y ya se estaba volviendo incómodo para algunas situaciones.

Por tal razón necesitaba un poco de ayuda de alguien como Melorrill que claramente no era una elfa y que dejaba en claro que era buena para transformarse.

"No tengo problema. Puedo enseñarte uno o dos cosas." Dijo Melorrill y mirando a Antón de pie a cabeza, declaró. "Cuando tú misma puedas crecer y estés a su altura te darás cuenta de que entre más grande mejor."

Antón se cubrió su rostro de inmediato entendiendo el significado oculto y Agatha se rio a carcajadas disfrutando como su esposo se avergonzaba.

Estaba investigando la magia de metamorfosis para tratar de que su esposo se volviera un poco más pequeño, pero...

"Esa es una buena idea." Respondió Agatha logrando que su esposo suspirara y le diera una mirada para que se detuviera.

Incluso a pesar de que el tiempo pasaba, su esposo seguía siendo el mismo del que se enamoró hace mucho tiempo.

"Iré entrando. A veces me olvido que trabajo para el imperio." Murmuró Melorrill al recibir la mirada del Duque Kristoph y cuando estuvo por entrar al lugar, comentó. "Aunque me permite matar demonios por diversión."

Ese comentario lo hizo en voz alta y fue dado de forma provocativa por el individuo que estaba apareciendo.

Retorciendo el espacio, un demonio que daba la sensación de ser un hombre que no superaba los treinta apareció.

Su piel roja y su traje no ocultaba su físico ligeramente corpulento, pero sin duda destacó sus rasgos que serían considerados agradables a la vista, incluso cuando sus cuernos rojos eran notables.

"¿Cuándo vamos a volver a luchar Gigante de Acero?" Preguntó ese demonio con una sonrisa.

Antón enderezó su espalda mientras que sus músculos se fueron marcando a través de su ropa.

Su cuerpo había entrado en modo combate al instante, pero su sonrisa de un feroz luchador que no concordaba con el hombre avergonzado de antes, fue atractiva para Agatha de una manera única.

"Cuando desees." Respondió Antón sin retroceder.

El Rey Demonio Aniquilador dio una risa y entró al castillo sin ocultar su emoción.

"¿No fue con quien ganaste?" Preguntó Agatha y volviendo la mirada a la entrada del castillo, señaló. "Se ve poderoso, amigable y belicista… Tal como los rumores dicen."

Este era el segundo demonio que se podía considerar como más agradable y su único problema era que priorizaba la batalla.

Le gustaba luchar y eso significaba que las posibilidades de que buscara competir con alguien poderoso era demasiado alta.

No obstante, fue uno de los pocos demonios que no buscaban conquistar tierras, reinar o masacrar a la humanidad.

"Gane seis de diez combates y pude hacer que se quedara en Armenia protegiendo a la gente." Dijo Antón con una media sonrisa.

Agatha dio una sonrisa.

Encontrarse con un demonio de este tipo era bastante raro y más cuando gran parte de los que vinieron eran aquellos que causaban problemas.

Por tal razón se apreciaba esta clase de demonio y no se lo eliminaba… Simplemente porque sus intereses podían coincidir.

Dándole una señal a su esposo, ambos se acercaron a la gran entrada del castillo que tuvo que abrirse completamente para dejar que Antón pasara.

El otro lado era un salón de bienvenida en donde una figura que daba la sensación masculina estaba esperando a todos.

Que diera la sensación de ser hombre se debía a que estaba llevando una túnica con capucha que cubría parte de su cabeza y su rostro tenía una máscara de color negro.

Grabados en esa máscara estaba una sonrisa que se movió al verlos y los ojos eran dos perlas negras que se retorcieron… Demostrando una cierta y entretenida diversión.

El líder del Gremio Los Caídos se acercó completamente al frente de ellos y dio su mano para saludar.

"Un gusto conocerlos oficialmente." Saludo ese hombre con una voz masculina que no ocultaba su diversión y sin inmutarse, se presentó. "Soy el dueño de este lugar, pueden llamarme Mercurio."

La impresión que dio no fue de una presentación de alguien poderoso en igualdad de posición, sino que como alguien que verdaderamente deseaba conocerlos.

"No creo que seamos tan cercanos como para que nos des esta clase bienvenida." Dijo Agatha dando su mano en saludo.

Ese individuo la saludo y luego observó a Antón.

Su máscara ocultaba su verdadero rostro, pero la sonrisa y las perlas que estaban en la máscara y que funcionaban como ojos dejaron ver que su diversión iba en aumento.

"Supongo que no eres uno de nuestros fans." Dijo Antón saludando con seriedad.

Que un hombre tan grande con una voz gruesa saludara con una mano que sin duda era considerada de gran tamaño causaría cierta sensación de intimidación, pero ese hombre se rio tras saludar.

"Aunque admiro su fuerza, no soy esa clase de persona." Declaró el hombre y dando una sonrisa, señaló. "Solo tenemos a alguien en común."

No dijo nombres o definió si era mujer u hombre, simplemente lo hizo parecer como si la persona en común fuera alguien al azar.

Hasta era posible que fuera una excusa para acercarse a ambos y tratar de mantener algún tipo de relación.

Sin embargo, tal posibilidad ante los ojos de Agatha era minúscula y ella pudo sentir que verdaderamente tenían alguien en común.

"Espero que esa persona en común no sea del tipo problemático." Comentó Agatha sin pensar demasiado en la posible persona y al ver que el hombre sonreía con su máscara, declaró. "Vamos a movernos."

El hombre que se presentó como Mercurio se rio entretenido y asintió abriendo paso al final del pasillo.

"Vamos a empezar. Este año será un año de grandes cambios y quiero ser uno de los que deje su marca." Anunció Mercurio en voz alta.

En vez de buscar reputación o estar orgulloso al ser uno de los individuos que iba a negociar la paz con los demonios, daba la impresión de que solo deseaba dejar su marca por pura diversión.

Sin embargo, no estaba mintiendo.

Este año iba a ser un año de grandes cambios no solo en estas tierras con la paz, sino que en muchos lugares.

En África la ciudad que fue levantada en medio del continente estaba por oficializarse a nivel internacional y en América, el Imperio Sudamericano estaba por dar la bienvenida a dos nuevos miembros.

Uruguay y Paraguay estaba por llevar a cabo un referéndum que fue pedido por muchos habitantes de ambas naciones para decidir si unirse al Imperio Sudamericano de forma oficial.

Todo sucedería en el mes de julio.

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