20 Capítulo 20: Paso 8

Translator: Nyoi-Bo Studio Editor: Nyoi-Bo Studio

—Bueno, Sr. Chen, entonces me voy yo primero. —Dijo ella, haciendo que Zaki se sobresaltara de la sorpresa. —Espera. ¿A dónde vas?

—Al mercado.

—¿Eh? ¿Por qué no le pides a las criadas que vayan?

—No, está bien. Voy a comprar los ingredientes yo misma.

La alegre respuesta de Davi, de alguna forma impresionó a Zaki. Sabía que ella no se iba a dar por vencida, pero no esperó que se entusiasmara tanto aun después de darse cuenta que su plan podría no funcionar. ¡Tal como era de esperar de una poderosa montaña de roca!

—Ohh, bueno. Voy a llamar al Sr. Gou para que te acom..

—Ah... No, no. No es necesario, puedo ir sola. No se preocupe, ya estoy acostumbrada a esto. Digo, a ir al mercado yo sola.

El tono firme de Davi combinado con sus ojos amables y su cálida sonrisa, parecían ser inexplicablemente hipnóticos, haciendo que cualquiera aceptara todo lo que ella quisiera. Zaki se sintió intrigado y solo le asintió obediente sin hacer más preguntas.

Ella se giró y comenzó a alejarse. Pero se detuvo al momento que oyó pisadas desde las escaleras. Se dio la vuelta y, tal como era de esperar, vio a Sei, como una existencia divina, mirándola.

Zaki, que seguía de pie entre ellos dos, de forma instantánea trató de esconder su presencia retrocediendo lentamente para tener una mejor visión de lo que iba a ocurrir frente a él. Su intriga le aseguraba que algo interesante estaba por suceder.

Pero hubo un largo silencio y Sei no dijo nada. Zaki solo se pudo morder el labio con fuerza mientras observaba a la piedra que no movía ni un solo músculo, más intenso que nunca. Todo el salón se vio envuelto en completo silencio, lo único que se oía era el canto de los pájaros. ¡Zaki estaba a punto de explotar!

Por suerte, Davi finalmente caminó hacia el despreocupado enmascarado frío como el hielo para romper la incómoda atmósfera.

—Voy a comprar algo del mercado —dijo con su brillante sonrisa de siempre. El frío hombre de la máscara solo asintió, haciendo que la boca de Zaki se torciera como si fuese un padre decepcionado de su hijo.

Hubo otro largo silencio y, extrañamente, Davi comenzó a lucir rara. No por el incómodo y ensordecedor silencio, sino por lo que estaba pasando en su cabeza.

La verdad era que Davi ya estaba teniendo una lluvia de ideas al momento que vio a Sei mirándola en silencio. Se puso instantáneamente en modo misión al darse cuenta que estaba frente a la oportunidad perfecta para llevar a cabo el paso 8 que supuestamente debía haber hecho en la primera cita.

"Paso 8: Haz cosas cursis sencillas"

Davi ya había buscado en Internet y había leído casi todos los artículos sobre ideas cursis que existían en el planeta. Y para su sorpresa, de una larga lista de palabras en su cabeza, estaban destacadas con rojo brillante las que decían: un beso simple.

Lo otro que Hinari le había dicho, se reprodujo en su mente como una grabadora: un beso simple en la mejilla es tierno y es un gran impulso para que siga rodando la alfombra roja del coqueteo, ya sabes. A veces es incluso más efectivo que cualquier otro beso apasionado.

—¿Qué pasa? —Sei finalmente habló cuando Davi se quedó ahí sin moverse, como si estuviera absorta en sus pensamientos. Por supuesto, su fría voz la sacó de su lluvia de ideas, causando que se pusiera tensa en un instante.

—Ah, nada... ya me voy. ¡Te veo más tarde! —respondió, forzando una sonrisa.

Al momento en que Davi se fue, Zaki sintió el deseo de golpear con todas sus fuerzas al rígido hombre. Se sentía tan decepcionado que estaba a punto de gritarle. ¡Ahh! Este maldito pedazo de madera.

Sin embargo, lo que sucedió después, hizo que su yo decepcionado se energizara a mil por ciento en un instante.

Davi repentinamente se detuvo justo antes de llegar a la puerta. Se volteó y corrió a toda velocidad hacia Sei. Cuando llegó a él, sin ningún aviso, se puso de puntillas y lo besó cerca de los labios antes de correr de vuelta sin mirar atrás.

La tierna escena ocurrió en un instante y la chica ya se había ido, pero ambos hombres se quedaron sin mover ni un músculo en el salón de tono gris. Sei se mantuvo como una estatua mientras la mirada de Zaki lo analizaba ansioso esperando su reacción.

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