1 *CAPITULO 1*

Con un increíble alivio en sus ojos, despertó de su agetriado sueño conforme con el descanzo proporcionado por la noche.

Un momento libre de sus odiosos hermanos, su odiosa familia, y su banal comportamiento invasivo a su privacidad.

- caaaaaraaaaajooooo. - su bostezo fue una maldición de satisfacción, increíblemente agusto con su precioso sueño.

- hora de aprovechar el día. - se dijo así mismo estrujando sus ojos, últimamente sensibles por el no parpadeo en prolongados períodos de tiempo. Ser un escritor de fanfics y dibujante no era tan fácil en realidad.

- es hora de comenzar a... - su voz solitaria dentro de la habitación se detuvo, viendo que su habitación parecía inusual. - ...empezar con... esto. - definitivamente era así.

Normalmente, su habitación no parecía... no su habitación.

Por lo general, la causa de tal casualidad se debía a nada más ni nada menos a que sus hermanos ignoraban sus advertencias, y luego salían espantados a la hora de detonar en furia por lo que ellos habían provocado.

Todo esto terminaba en su resignación, aguantando y comiéndose su propia ira.

Todo por qué sus padres de alguna manera se las arreglaban para salvarles el pellejo con la carta de su diferencia de edades. "Son niños, decían".

Esto sin embargo, era definitivamente demaciado inusual.

Podría jurar que de alguna manera lo habían trasladado hacia otra habitación diferente.

El color limón ligero de las paredes, el liso techo de la habitación proporcionándole aire gracias a un abanico de techo; el ordenador estrañamente más sofisticado para el departamento de la tecnología en una mesa de trabajo lleno de libros extraños...

Los estantes llenos de libros desconocidos por aquí y por allá, La cama inusualmente más cómoda y suave; el molesto resorte de la mala calidad del colchón no lo había fastidiado en toda la noche.

Habría estado gratificadamente sorprendido, de no ser por el hecho de que aparentemente el lugar en el cual había despertado simplemente no parecía su habitación.

Corrección; no era su habitación.

- ¿Que tipo de broma es esta? - se quejó, saliendo de la cama lo antes posible.

¿Era acaso una evolución mas temeraria de las bromas de sus hermanos?

*Golpe*

El pie izquierdo fue el primero en tocar el frío suelo de esta extraña habitación, cuando el dedo meñique de su pie derecho se había golpeado con algo increíblemente duro.

- mierda. - maldijo, dando algunos saltitos en la madera del suelo.

Una mirada ante la responsable de su dolor, delató a una pesa de una mano, de 80 kilos, rondando en el suelo.

Fue una bendición solo tropesarse con esa sola pesa, en comparación con las demás precariamente mal ubicados en medio de su camino.

Parecían estar ubicados para abachar su camino de sufrimiento.

Pero se había dado cuenta de algo importante.

Definitivamente no era su cama.

Caminó hacia donde se suponía tenía que estar su teléfono, solo para darse cuenta que ni siquiera tenía eso.

En cambio, solo había un teléfono de una marca extraña allí.

- ¿que... es este lugar? - se preguntó, muy confundido cuando trató de buscar sus pantuflas, dándose cuenta de otra diferencia. Su brazo derecho, por alguna razón, estaba envuelta en vendas.

- ¿que de... - tubo que inspeccionar un poco más de Serca el hecho de que ahora que lo notaba, sentía ese brazo un poco más sensible.

Pero, definitivamente, unas vendas no fue lo más extraño en el.

Se asustó, de verdad está vez.

Podría jurar que le había hecho alguna clase de hechizería está vez.

- demonios... demonios... ¿que es esta mierda? - casi se golpeaba su cabeza al retroceder contra una estantería del espanto; cuando pudo ver su brazo izquierdo.

No había vendas en sus pálidas, pero algo bronceada piel que parecía saludable, aparentemente.

El problema, sin embargo, radicaba en que su piel, literalmente, no era blanca.

Era un centro americano ¿Que esperaban? después de todo, no todos eran blancos en un área tropical.

Conclusión...

Esto era una brujería o era un delirio demaciado realista; del cual aparentemente podía sentir demaciado real para ser una ilusión.

Se tocó varias veces para asegurarse que si podía afirmar la sensación de tacto.

- creo que... - dió unos pasos hacia atrás y caminó de prisa hacia su teléfono; O al menos, lo que se suponía era suyo.

Lo tomo con sus temblorosas manos ahora blancas y miró su reflejo desde la pantalla apagada.

Esto definitivamente no le estaba pasando a el.

- debo tratar de salir de aquí. - tartamudeó.

Soltó el teléfono, dejándolo caer milagrosamente en la cama ahora desordenada.

Tropezó con una alfombra, que no tenía y nunca había tenido, y alcanzó el picaporte de la puerta de su habitación.

Ignoró los postes de alguien musculoso en mezclilla, mostrando su perfecta dentadura perlada entre su monstruoso cuerpo de olímpico súper musculoso.

Giró de inmediato la perilla de la puerta y la abrió lo antes posible.

Fue en ese instante cuando, de alguna manera, las cosas había Empeorado más de lo que había pronosticado.

Mientras corría de manera descontrolada por el pasillo de una casa que no conocía, no pudo evitar palidecer ante el hecho de que había sido remplazado de alguna manera; por qué esto no era su piel, no era su peso, no era su rostro.

No era su cuerpo.

Cabello verde, ojos esmeraldas, pecas entre sus mejillas rozando su nariz.

Facciones faciales más redondas y unos rizos que llegaba a su cuello en la parte de su nuca. Esta mierda no era el.

De alguna manera llegó hacia la sala de estár, y lo que estaba viendo definitivamente no era nada de lo que podía reconocer.

Estando tan paranoico, quería gritar.

- hay alguien allí. - de hecho, el exclamó, asustado hasta los huesos.

El había escuchado rumores y acontecimientos abnosticos, sobre cosas turbias en la vida diaria de la gente y los centros de poder.

Mundo no era tan físico como la ciencia quería vender presisamente con las cosas.

No quería terminar en una situación de las grandes potencias haciendo sus secretos experimentos ubicado en sus instalaciones privadas.

- izuku, no grites. - la voz de una mujer se escuchó desde algún lugar hacia la izquierda, metido hacia un lugar el cual reconoció como la cocina. Además, ¿Izuku? ¿Quién era izuku?

Deseaba que dios le dijera que demonios estaba pasando en este lugar.

- que tienes, ¿Te encuentras bien? -

Lo que sea que estubiera haciendo, la portadora de aquella voz fémina dejó de hacer lo que estaba haciendo.

El pudo ver con sorpresa la mujer que estaba frente a el.

Definitivamente no la conocía.

Piel blanca, estatura promedio, ojos esmeraldas, y verde cabello Lacio hasta su sintura, posiblemente.

Un par de kilos en ella dejaba en claro su identidad como una ama de casa, pero eso no venía al caso.

El punto era que no podía conocer a esta desconocida.

- yo... - el retrocedió, miró hacia la sala por todos lados y sintió como un ataque de pánico se acercaba.

Una fuerte sensación en su cabeza empezaba a ormigear.

Había comprendido que esta mujer de alguna manera le había hablado japonés, y por alguna razón había podido entenderlo.

Y el no sabía un caraj* de japonés... o al menos se suponía que no lo sabía.

Dudaba muy en su interior que alguien pudiera volverse bilingüe de la noche a la mañana.

Por dios, solo fue un buen sueño. No se suponía que los sueños te cambiaban de cuerpo.

- ¿Que está pasando? -

La mujer de un momento a otro había empezado a preocuparse de manera sería, tartamudeo algo inteligible cuando de inmediato se adelantó hacia el chico.

- izuku, ¿Que pasa? ¿Te encuentras bien? ¿te duele algo cariño?. - la mujer se adelantó, muy preocupada.

El quiso retroceder ante la desconocida que parecía preocupada por él cuando el contacto entre ambos había provocado algo doloroso para él.

Un fuerte grito de dolor por su parte había asustado a la mujer, quien lo sostuvo con más fuerza.

Parecía gritarle, decía que le dijera que pasaba, que aguantara; mientras lágrimas de la mujer salían de sus ojos.

Izuku, izuku, decía.

Pero el no pudo prestar atención ante el gran dolor de cabeza que lo azotaba de manera nunca antes experimentada.

Fue peor que la migraña, Fue peor que tener un montón de agujas enterradas en los secos palpitandote la cien; Fue como si sintiera que muchos cuchillo pequeños y desafilados punsaran su cerebro una y otra vez, mientras esté trataba de expandirse hacia fuera de su cráneo.

Es más, fue Peor que eso aún.

Izuku... Ahora lo entiendía.

Izuku midoriya era el nombre de este rostro, de esta piel, de este cuerpo.

Entonces ¿como diablos era posible poder estar actuando como un ente independiente mientras esté cuerpo simplemente no era de el?

Mientras el dolor lo llevaba a la inconsciencia, muchos recuerdos de al que le pertenecía a este rostro, a esta piel, este cuerpo; empezaron a bombardearlo de información del cual simplemente no eran de él, obviamente.

Gente extraña en la calle, personas con disfraces expulsando tallos de sus brazos y esencia extrañas de sus manos; o rayos de energía de sus ojos, mientras otros aplastaban autos con sus puños.

Una ciudad con gente que tenía poderes y especies de mutantes a diestra y siniestra, como un circo de fenómenos extra poderosos.

Recuerdos de izuku midoriya, uno de los pocos que no parecía ser algún fenómeno.

Dicha persona que había Sido marginada en su vida hasta el sol de hoy solo por que no parecía otro fenómeno mas, recuerdos de un fenómenos número 1, aterradoramente poderoso, que había entregado algo a izuku midoriya.

Un pelo, un pelo aterradoramente poderoso... un poder que ahora poseía.

Que poseía este cuerpo.

Recuerdos de como había golpeado a un robot gigante para luego sufrir una dolorosa experiencia debido a sus extremidades rotas, Recuerdos que hasta el momento, izuku parecía haber usado ese poder extraño por primera vez; El último recuerdo fue que el dueño de este cuerpo, había dormido profundamente de alguna manera luego de sentirse mal.

Muy mal.

Había perdido la conciencia cuando estaba tratado de asimilar todo lo que estaba pasando, demaciado recuerdos para su bienestar.

*Limbo de poder*

Despertó en algún lugar que de alguna manera parecía más aterrador que estar en un cuerpo ajeno.

En el lugar oscuro, una fuerte ola de calor lo azotaba, lo asfixiaba; No podia moverse y al mismo tiempo sentía que sería llevado por una fuerza de huracán, por esa fuerza de calor.

Quería mirar más allá de donde se encontraba, pero no pudo, no podía.

Sin embargo, alguien Más estaba allí junto con el.

Fue ese chico, el que se parecía a su nuevo rostro, era el que estaba frente a él.

Izuku Midoriya, el dueño de este cuerpo.

"Ayu... da... Sa...lvar... Todos... Elegido... Tu...".

Las palabras de este chico no parecían tener sentido para él, Parecía que estaba diciendo algo más, pero no podía escuchar más que esas palabras entrecortadas.

Trató de hablar, pero cuando quiso hacerlo, no salió voz de su boca.

El ambiente de alguna manera había empezado a volverse oscuro, una niebla ardiente, como si el humo que lo rodeaba se quemara, empezó a oscurecer a izuku midoriya.

Fue la mejor interpretación que le pudo dar su mente.

Todo fue oscuro otra vez y su cuerpo había sido arrastrado hacia delante tan rápido que la misma oscuridad se había difuminado.

Fue entonces cuando volvió a despertar.

Está vez despertó en una camilla de hospital. Suspiró un poco por el sentimiento de vértigo y sintió mucha sed.

- ¿q-que carajo está pasando? - se preguntó, levantándose de su camilla.

- izuku, tranquilo. - dijo una mujer, podía reconocer su voz.

Era la misma mujer que lo había confundido con el niño que conoció en ese sueño extraño, el que ahora tenía como rostro.

Inko midoriya, reconoció en recuerdos que no fueron suyos.

Madre divorciada, aunque de alguna manera este crío todavía pensaba que su padre solo estaba en el extranjero por negocios.

En parte esto era cierto, pero claramente esto no quitaba el hecho del divorcio.

- yo... - el no pudo contestar.

¿Quién era izuku?

¿Quién en nombre de Dios es usted?

Quería decir Tanto esas palabras que casi salían de su boca... Casi.

Se tragó sus palabras, aún desorientado, incapaz de mantener sus pensamientos estables por el momento.

Incluso ahora no sabía exactamente qué estaba pasando a estas alturas, Literalmente estaba en el cuerpo de una persona desconocida, quien alucinaba un mundo completo de gente extraña.

- yo, estoy bien. - dijo está vez a la mujer, limitándose a seguirle la corriente hasta más adelante.

El rostro de la mujer, inko, se relajó en un alivio gratificado. Tomó su mano en una señal de mostrar afecto a su izuku, al que estaba usurpando.

Tubo que tomar gran parte de su auto control para no sentirse incómodo y demostrárselo separándose de ella. Pero ella pensaba que era su hijo por qué tenía su rostro, su cuerpo.

No sé atrevía a decirle que no era quien creía que era. Se mantuvo callado.

- oh dios, Hijo. - la mujer sonrió, una lágrima en sus mejillas recorrió gran parte de su cara en una línea recta. - pensé que tú quirk, el que despertó en tu prueba para los exámenes de UA. No lo creía pero, Dios. - inko sollozó.

- yo, am, no... No te preocupes... Estoy bien. - dijo, mientras se levantaba a medias de la camilla en la que se encontraba. - yo... quiero ir a casa. - agregó, tratando de buscar más información sobre lo que había en este lugar.

¿porque este cuerpo alucinaba toda una civilización de fenómenos super poderosos que volaban por los cielos, o corrían mas rápido que un auto formula 1 por las calles?

- ¿estás seguro? – ella estaba preocupada, de verdad. De inmediato pudo interpretarlo conque era demasiado protectora con izuku midoriya, el dueño de este cuerpo.

Sin embargo, quería salir de aquí, le disgustaba el olor de desinfección dentro de este lugar.

- Si, ya estoy bien. - aseguró, tranquilo.

La mujer asintió, no antes de oprimir un botón cercano a la camilla que indicaba el despertar del paciente asignado.

- Bien. - ella accedió. – pero primero vamos a esperar a que el doctor nos hable acerca de como tratar tu situación, saber que había pasado. – ella pidió.

Bien, eso era bueno para él.

Cuanto mas lejos de este lugar, sabrá más de este izuku Midoriya, de estos pensamientos, de estas alucinaciones de gente fenómeno.

Mejor conocer antes de actuar.

Quería saber por que estaba aquí, que le había pasado a su cuerpo, que le había pasado a su cuerpo otra vez y porque estaba en el cuerpo ajeno de este "izuku midoriya".

Unos segundos después, la puerta de la habitación se abrió, mostrando al doctor que había estado al tanto de las atenciones que se le tenia que proporcionar mientras estaba inconsciente; soñando en estar en ese lugar oscuro donde el humo era caliente y no podía moverse o hablar.

Por un momento, sus ojos se abrieron, confundiendo a la mujer que lo confundía con su hijo.

La razón de sus actos, se debieron a nada más ni nada menos que la apariencia del doctor que lo había atendido.

¿Qué tenia de especial ese doctor para que causara tal reacción?

Todo... Literalmente.

Su apariencia era como en los recuerdos de este cuerpo, los de izuku midoriya. Este fenómeno de doctor apenas parecía humanoide, su piel gris y sin nariz había provocado conmoción en él.

Tenia dos metros de altura, grandes músculos y de alguna manera, una gran aleta de pez recorría su cabeza calva, llena de escamas. Sus ojos completamente negros con todo y esclerotica, como el de un animal; y sus manos afiladas como los de un depredador lo habían alterado.

¿había mencionado que sus bíceps parecían querer romper las mangas de su bata?

- Bien, izuku midoriya. – la gruesa voz del médico pez musculoso había sobresaltado a izuku. – de alguna manera su... despertar de peculiaridad tardía había generado una agresiva tención mental por alguna razón. – el doctor escribió, mientras decía la situación de su supuesto colapso mental.

¿peculiaridad? ¿que era una peculiaridad?

Parecía que lo sabía de alguna manera, pero en estos momentos tenía tantos pensamientos que de alguna manera le estaba provocando algo de dolor de cabeza.

Pero mas importante. ¿Qué esta mujer no veía a esta cosa?

¿Por qué no parecía gritar a los cuatro vientos?

- ¿entonces, mi hijo no tiene riesgo de sufrir otro colapso por el uso de su peculiaridad despertada? – en cambio, parecía completamente normal ante la aparición del doctor.

Ni siquiera parecía alterada de que el hermano de King shark estuviera frente a ella; Parecía mas intimidante que aquel personaje de CJI visto en la película.

- No se preocupe señora. Su hijo por lo que veo en el informe, no presentara estos tipos de colapsos. E de decir que fue algo inusual, teniendo en cuenta que su caso como peculiar tardío es algo muy único e inusual. Según el registro mundial, la aparición de una peculiaridad tardía solo se manifiesta a los siete años como máximo. Una vez pasado ese tiempo, la células peculiares se vuelven impotentes y permanecen inactivas. Para todos los pronósticos, su hijo ya tiene 15 años, lo lógico seria que su chico jamás manifestara su peculiaridad. Por otro lado, ante los informes de su accidente reciente en el examen de ingreso de UA, puedo ver que su peculiaridad es demasiado inestable, demasiado potente. Su cuerpo no puede soportar tanto poder de su peculiaridad. Una especie de emisión de intensificación muy poderosa. – dijo, viendo a al chico en la camilla. – le sugeriría que se abstenga de usar su peculiaridad en caso de provocarle fracturas otra vez. – sugirió.

Por otra parte, el solo se mantuvo sorprendido, mirando fijamente al gran hombre tiburón en la sala. Podía jurar que el ambiente se había vuelto muy incómodo.

Confundido, el doctor volvió a hablar.

- ¿Pasa algo, chico? – preguntó. El chico salió de su estupor, cuando una sensación de una gran ataque de nervios lo invadió. Lo extraño y perturbador fue que de alguna manera esta sensación no fue propio de él, pero incluso así se manifestó. De manera muy fuerte.

- Yo... - dijo, en una situación algo precaria. Quería decir algo al respecto cuando entro en una conclusión incomoda. – eres muy fuerte para ser doctor. – dijo, sintiéndose estúpido por lo que había dicho. Podría enumerar tantas posibilidades contextuales en la que se pudo interpretar sus palabras. Pudieron ser vistas como muy ofensivas y discriminatorias, e incluso entrometido.

Pero, ciendo sinceros ¿Que las personas no entendían que es peligroso poner a un tiburón oler sangre?

Pero a pesar de su declaración, el doctor no se sorprendió. En cambio, el sonrió.

- Si, me lo dicen a diario. – dijo, desinteresado. – hoy en día los niños solo quieren ser héroes y salir por ahí usando sus peculiaridades. No todos sienten el deseo de ser héroes en realidad. – expresó, mientras arrancaba una hoja de papel, entregándoselo a inko. – esto es una receta de medicamentos que le servirán para acoplar un poco los dolores de cabeza del chico hasta que los efectos de su colapso se desvanezcan. –

Inko asintió, agradecida. Dio una reverencia y le sonrió al gran hombre tiburón.

- Muchas gracias, doctor ryoshu san. – ella agradeció.

- Bien, pueden irse. Y tomate con calma esto, chico. Puede que sea algo genial manifestar un poder; pero recuerda que abusar de ella puede provocar consecuencias demasiadas peligrosas. Dale tiempo a tu cuerpo para que lo asimile. - dijo, haciendo una pequeña reverencia antes de irse. - Me retiro. – diciendo eso, se fue de la habitación con el fin de seguir ejerciendo su profesión.

El y la señora inko se fueron del hospital, se tomaron el transcurso a pie, con el fin de tomar el metro.

Inko no pudo evitar notar la fascinación y la incredulidad que expresaba el rostro de su hijo; mirando todo y a todos como si fuese algo que había presenciado por primera vez.

El sin dudas estaba sorprendido por lo que veía por todos lados.

Desde gente que parecían tener cuernos en su cabeza, hasta amebas andantes tamaño promedio y duendes enanos caminando por ahí, como transeúntes normales.

Mucha gente con alguna especie de característica animal, todo era demasiado irreal. Carteles de gente usando mallas y trajes que rallaban lo ridículo que se auto proclamaban así mismo héroes profesionales, tenía una idea de lo que significaba eso. Ese sentimiento ajeno a el lo estaba inundando nuevamente, sintiéndose obligado a tomar esa profesión, héroe profesional.

Parecía ser como una especie de pasión que no compartía por si mismo.

Porque ¿por Qué tendría el que estar sacrificando su vida por gente que no conocía?

¿Por qué tenía que estar repartiendo madrazos como un pandillero de un barrio de mala muerte?

Volvieron a casa, teniendo él una misión temporal.

Primero, encontrar información a fondo del lugar en el que estaba atrapado. Descifrar los recuerdos revoloteados dentro de él; y descubrir que era ese pelo aterradoramente poderoso, una especie de fuente de poder que se le dio para que este cuerpo pudiera ser capaz de golpear un robot de 15 metros y volverlo una lata de coca cola abollada.

Tenía que descubrir porque era un especie de elegido y a quien tenía que ayudar.

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Espero que les guste el capítulo.

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