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Capítulo Veintiséis

Amuleto de Vorghal

No tardé más de cinco minutos en el cuarto donde recogí mis ganancias, pero al parecer fue tiempo suficiente. Al salir había un mago esperándome. El emblema de su túnica hizo claro que se trataba del miembro de la familia Pymell que había perdido la subasta por fuego de guiverno. Rápidamente se acercó a mi y me miró con incredulidad. Al tenerlo más cerca, lo que más me sorprendió fue su falta de aura. Anteriormente pude notar que era un mago completo solo por su emblema, pero no pude identificar su energía. En ese momento lo había atribuido a la gran cantidad de magos presentes. Sin embargo, ese no podía ser el caso ahora.

—Zekke, ¿no? —dijo con un deje de prepotencia en su voz. Mientras que el poder entre acólitos y magos de bronce es muy alto, la etiqueta permanecía igual. Sin embargo, una vez entrado al mundo de los magos completos la diferencia era monstruosa. Era esperado que cualquier mago en formación tratara con el mayor respeto a los magos completos, pues estos podían destruir a cualquiera de ellos si se sintieran aunque fuera ligeramente incómodos por su presencia. Si un acólito se encontraba con ese destino no tenía más opción que morir. Ni siquiera otros magos oficiales osarían interferir, pues alguien de menor poder a ellos era considerado como una hormiga. Solo se contendrían si hubiera un mago de igual o mayor rango apoyando a la víctima. El caso era el mismo aún para magos oficiales. Un mago de plata podría eliminar a uno de bronce si este le molestaba.

—Sí, señor —dije mientras me inclinaba con respeto —. Zekke Belverd, mago de acero afiliado a la Academia del Roble Partido, pupilo del mago de plata Devren. —la sola mención de un mago de plata hizo que su expresión se ablandara un poco. El poder manda en el mundo, y mi mentor tenía más poder que él.

—Mi nombre es Ealt Pymell. Mago de bronce de la familia Pymell. ¿Te molestaría acompañarme a tomar algo? —preguntó, aunque su tono de voz hizo claro que no aceptaría una negativa.

—Por supuesto, mago Ealt. —respondí rápidamente. No planeaba ofender a un mago completo.

Caminamos por menos de cinco minutos hasta llegar a un restaurante dentro de la zona comercial de la torre. Ealt pidió una bebida cuyo nombre nunca había escuchado, yo solo pedí un vaso con agua. Aún después de que nuestras bebidas fueran servidas Ealt no había hecho sonido alguno. Y por supuesto, yo no planeaba iniciar la conversación. Fue hasta un par de minutos después que el mago finalmente pareció abandonar sus pensamientos y se enfocó en su bebida.

—Debo decir, realmente me sorprendes. Ser un mago de acero a tu edad no es algo que pueda tomarse a la ligera, pero eso es lo menos impactante. Eres un alquimista, no solo un estudiante de alquimia. Has creado al menos tres artefactos arcanos, ¿cómo lo hiciste? —la monotonía de la voz del mago me preocupó un poco. Estaba impresionado, o eso había dicho, pero su rostro parecía no haberse enterado.

—Es gracias a las enseñanzas de mi mentor y un poco de suerte, señor. —respondí rápidamente, aún con respeto.

—No, no lo es —dijo con un tono severo —. Devren es un gran alquimista, pero ni el podría haber creado tres artefactos desde cero en dos años. La suerte también está fuera de la pregunta. Si un alquimista confía solo en su suerte está destinado a fallar miserablemente. Tú, mago de acero, eres un genio que se ve cada diez mil años. —respondió y solo en ese momento pude notar que él también tenía la marca del alquimista en su mano.

—Sus palabras son muy amables, mago Ealt. Pero me temo que debo insistir, todo lo que hice fue leer y tener suerte al momento de conducir mis experimentos. Esperaba ciertos resultados, pero la mayoría del tiempo no estaba seguro de lograrlos.

—Eso lo hace aún más impresionante. Tu intuición, talento y habilidad son increíbles. Si no te vuelves un archi-alquimista tomaré como misión personal el cazarte y asesinarte —dijo muy seriamente, tanto que daba miedo —. Pero bueno, iré al grano. Estoy muy interesado en el artefacto Fuego de Guiverno por razones que estoy seguro ya dedujiste. Quiero que fabriques uno para mí. —dijo como si estuviera dando una orden.

—Señor, por mucho que me encantaría satisfacer su deseo, me temo que no cuento con los recursos necesarios —mentí. Debía obedecer a magos completos si no quería morir, pero no iba a trabajar gratis —. El dinero que gané en la subasta es apenas suficiente para pagar las deudas que adquirí y financiar mi próximo proyecto.

—Mientes, mocoso —mientras Ealt decía esto, el aura de un mago completo fue liberada de un momento a otro —. Los cristales de Nithrem que compraste son suficientes para financiar lo que te pido, ¿por qué no lo haces?

—Señor, no planeo deshacerme de un material tan valioso cuando apenas lo conseguí. Y para ser honesto, usted parece estar bajo la impresión de que trabajaría gratis e incluso pondría dinero de mis bolsillos para complacerlo, lo cual no pasará. —al terminar de decir esto la energía de Ealt retrocedió y su rostro finalmente mostró, aunque de manera muy tenue, una emoción, aprobación. Al ser también un alquimista, Ealt trataba de probarme. Ningún alquimista trabajaría sin beneficio, por lo que esto pareció calmar las sospechas del mago.

—Bien, menciona tu precio. —dijo rápidamente.

—Seis mil arcanas, señor —dije una cifra elevada. Era mucho más del precio que pedía originalmente, pero menos de lo que Ealt había ofrecido durante la subasta —. También estoy interesado en información que usted posee. Si decide aceptar, podría bajar el precio a hasta dos mil arcanas y la información que me interesa.

—¿Qué técnica quieres? —preguntó evidentemente sospechoso. Yo no conocía a ese mago hasta antes de la subasta, por lo que no tendría por qué conocer cuáles técnicas poseía.

—Usted no emana la energía respectiva de un mago de bronce, señor. Me interesa la técnica que usó para ocultar su verdadero poder. —respondí sin poder mirarlo a los ojos. Ealm pensó por unos segundos hasta acceder.

—Bien, pero el precio sigue estando equivocado —dijo y mi corazón se encogió. ¿Quería que le pagara una suma adicional al artefacto por la información? —. La técnica que uso es algo de mi invención, por lo que yo decido cuál es su valor. Aunque fue muy complicado terminarla, su uso práctico es muy bajo, por lo que la valúo en mil arcanas. Fuego de Guiverno para mí vale seis mil arcanas, por lo que te daré la información que pides más cinco mil arcanas. Un alquimista no debería de bajar sus precios, Zekke. —dijo pensando que me estaba enseñando algo.

—Muchas gracias, señor. Jamás olvidaré su gran generosidad. —dije mientras aceptaba la oferta.

—Bien. ¿Cuándo tendrás el artefacto? —preguntó sin interés en otras cosas.

—Calculo que entre cuatro y cinco días, señor. Necesito comprar los materiales antes. —cuando terminé de decir esto Ealm asintió.

—También me gustaría ofrecerte una invitación para unirte a la familia Pymell, un alquimista de tu calibre sería sin duda una buena adquisición. —dijo mientras me miraba fijamente. Esta práctica no era poco común, pero ser ofrecido un lugar en una familia de magos tan poderosa como la Pymell a tan corta edad era sin duda algo que muchos desearían.

—Muchas gracias, señor. Lo tendré en consideración. —dije antes de que Ealm se levantara y abandonara el lugar.

Después de esa conversación mis fuerzas me abandonaron por unos momentos. Negociar con un mago completo había sido un acto muy estresante. Una palabra incorrecta y estaría cortejando a la muerte. Afortunadamente todo salió bien y hasta conseguí una muy buena oferta. Considerando todos los factores, fue un día muy productivo. No necesitaba molestarme en fabricar otro Fuego de Guiverno, pues le podía simplemente entregar el que me había quedado para mí. Le había pedido esos cinco días para poder terminar o avanzar lo más posible con el otro artefacto que tenía planeado construir.

Antes de salir del mercado visité una gran cantidad de tiendas de alquimia, tratando de comprar materiales de alto nivel. Como era obvio, no pude encontrar mucho. Al final del día los únicos materiales valiosos que pude hallar fueron varios cristales de energía de alto grado. Estos cristales eran formados bajo la presión de batallas entre magos y contenían mana dentro de ellos. Si uno sabía cómo, se podía extraer el mana y utilizarlo como método de almacenaje para aumentar tus propias reservas. El proceso, sin embargo, era peligroso y solo los alquimistas sabían el método de purificación. Con los cristales en mano el único elemento necesario faltante era polvo de diamantes. Sin embargo, al ser un objeto raramente usado entre los magos era difícil de encontrar.

Caminé hasta llegar al taller de Devren. Como siempre, me indicó que pasara unos segundos después. Sobre su mesa de trabajo se encontraban varios componentes mecánicos en desorden.

—Mentor, me gustaría saber por qué me dijo que los artefactos que había fabricado tenían un valor menor al verdadero. —dije con deferencia, pero aún así un poco de rabia dentro de mí.

—¿Eso? —preguntó con un rostro muy calmado, como si esperara la pregunta —Es un pequeño ritual de bienvenida una vez que un alquimista fabrica su primer objeto. Usualmente la diferencia no es mucha, pues solo fabrican uno cuyos planos ya existen. Supongo que has perdido mucho dinero. —dijo y pude notar una risa suprimida dentro de mi mentor.

—De hecho, mentor, fui muy afortunado y logré venderlos a más dinero del que pedía. —respondí sintiéndome engañado.

—¿Los subastaste? Claro, por supuesto que no ibas a perder. Bueno, ya pasó. ¿Necesitas algo más? —a lo largo del tiempo había notado que Devren tenía una personalidad muy despreocupada. Aún cuando se trataban temas serios a mentor parecían no interesarles en absoluto.

—De hecho, mentor, he venido con esperanzas de comprarle un material. Necesito polvo de diamante para mi próximo proyecto, pero no he podido encontrarlo en el mercado. Me preguntaba si usted tiene un poco que pudiera venderme, veinte gramos es todo lo que necesito. —dije sin rodeos.

—¿Diamante? —los ojos de Devren mostraron sospecha, pero no dijo nada —Sí, tengo cerca de cincuenta gramos. Son tuyos por dos arcanas. —dijo con una sonrisa. Una arcana equivale a veinticinco oros, por lo que el precio era un poco elevado. Sin embargo, había una oferta muy pobre, por lo que el precio no se podía discutir.

—Muchas gracias, mentor.

—Oh, no es nada. Aunque dudo mucho que tengas la habilidad para usar la robustez de ese material exitosamente, pero estoy abierto a sorpresas —dijo habiendo adivinado por completo mis planes. Esa era la diferencia en experiencia entre nosotros —. Por cierto, tu misión va a empezar dentro de un mes, ¿has hecho las preparaciones adecuadas?

—Sí, mentor. Una vez termine el artefacto con el que estoy trabajando todo estará listo. —respondí solemnemente.

—Bien, siempre es bueno un poco más de ayuda. Te irás en dirigible. Tu transporte partirá de la parte trasera de la academia y te llevará hasta una baronía a un día de Puertogris. Es en esa baronía donde tienes tu primer trabajo. El calendario se te será provisto en el dirigible. La misión está estimada a durar seis meses, por lo que será necesario que tomes un barco hacia el campamento de reclutamiento del año próximo. Una vez ahí puedes regresar con los aspirantes de la academia. —dijo Devren explicándome un poco mejor los detalles de mi misión antes de indicarme que me retirara.

Un año. Un año completamente fuera de la academia. Un año sin biblioteca o taller. Por unos momentos me sentí preocupado, pero pronto recuperé mi compostura. Tenía planes relacionados al archipiélago, por lo que un año me quedaba bien.

Al residir en la torre central, no tardé más de dos minutos en llegar a mi habitación. Mientras más lo analizara más interesante me parecía. Si tuviera que explicarlo, diría que la torre estaba construida para funcionar, aparte de un pilar defensivo, como un hechizo que altera el espacio. Si se tiene autorización, se puede llegar de la base a la cima en unos cuantos pasos. Sin embargo, si no se tiene, se podrían caminar horas solo para terminar en el lugar donde se empezó.

Al entrar a mis habitaciones, rápidamente me preparé para entrar al taller. El polvo de diamantes que le pedí a Devren y los cristales de nithrem que compré en la subasta eran materiales necesarios para el proyecto que había preparado por meses. Los artefactos arcanos son algo muy raro. Tanto así que aún magos oficiales están dispuestos a gastar una gran cantidad de dinero por ellos. Sin embargo, había varias versiones de estos artefactos. La más común eran los artefactos del tipo ofensivo, tales como mi Fuego de Guiverno. Después estaban los artefactos del tipo ofensivo con características de apoyo, como mi daga de rapaz. Esta tenía un gran poder de ataque, pero la había fabricado principalmente para poder recolectar ingredientes en el futuro. Su filo es lo que la hacía tan valiosa, no su potencial ofensivo. Los artefactos del tipo apoyo, como mi Visión Divina eran más raros, pero no necesariamente mejores. Eran más difíciles de fabricar y tenían una utilidad mayor para los magos de alto nivel, por lo que era poco común separarse de ellos. Los dos artefactos más codiciados por cualquier mago eran los artefactos arcanos del tipo defensivo y los del tipo defensivo alterable, especialmente aquellos sobre el grado "D". Sin embargo, estos eran muy difíciles de conseguir. Aún entre magos completos estos eran considerados como tesoros. Lo suficientemente valiosos para desatar conflictos entre organizaciones mágicas. La dificultad en crear estos objetos era triple. Un mago necesitaba un alma de esencia nivel tres para poder darle energía a su creación además de los de por sí raros materiales requeridos. También se requería un gran nivel de alquimia, aunque por supuesto esto se podía sustituir con materiales afines a ti. Tomando todo eso en consideración, solo había uno de esos objetos por cada cien magos. Los artefactos del tipo defensivo alterable eran aún más raros. Un mago podía alterar la capa de energía defensiva provista por el artefacto para convertirla en un arma del mismo nivel que la defensa. Si un artefacto defensivo alterable garantizaba una defensa de cincuenta puntos, un arma creada alterando esa defensa podría también infligir cincuenta puntos. El artefacto que tenía planeado preparar era, por supuesto, un artefacto arcano del tipo defensivo alterable.

Coloqué todos los materiales necesarios en mi taller y me dispuse a empezar a trabajar. Respiré profundamente y refiné mi aura. Tomé en mis manos el componente receptor, una escama del ala de un dragón plateado. Aunque su color era negro gracias al camuflaje innato de esta especie, sus cualidades permanecían iguales. El ala era la defensa principal de cualquier raza de dragones. En peleas, se cubrirían con ellas. Esto se debe a la resistencia innata de esta parte de los dragones a los hechizos y también a la dureza y elasticidad que poseen, bloqueando exitosamente gran parte de ataques físicos. Dicho esto, no era la parte más resistente del cuerpo de un dragón. Esa era frente de un dragón, precisamente, las escamas frontales, aquellas encontradas entre sus dos ojos. Con la esperanza de que conservara la elasticidad del ala y la defensa de la frente, escogí este material como emisor. Algo que venía en un libro de alquimia avanzada era la doble emisión; el proceso de hacer que dos emisores sean aceptados por un solo catalizador. Era un proceso muy difícil que solo incrementaba el efecto del producto final por poco, pero para mí valía la pena. Para eso era el polvo de diamantes, un segundo emisor.

El catalizador, por el otro lado, era un poco más problemático. Siempre que se estuviera tratando con materiales orgánicos, el catalizador tenía que ser un elemento afín a dichos materiales. Sin embargo, cuando se tratan de vincular dos objetos provenientes de la misma criatura el catalizador necesita un refuerzo. Un material que actúe como un puente adicional para que la energía pueda circular desde y hacia el emisor y el receptor. El problema era la gran dificultad en mezclar ambos elementos de una manera armoniosa. Al haber escogido sangre de dragón plateado como catalizador y hueso molido del mismo dragón como su refuerzo había alivianado mi carga de trabajo, pero el proceso de haberlos mezclado exitosamente había sido muy largo y complicado. En total, había invertido más de veinte horas para completar la fusión de solo dos materiales, pero ya estaban listos.

Un artefacto tan complicado como este necesitaba siempre un gran estabilizador. Casi se podía decir que era la parte más importante. Yo, como siempre, había escogido Dether extraído del mismo dragón. Con el pasar del tiempo me había dado cuenta que el Dether extraído de la escama de un dragón contenía muchas impurezas, pero no tenía manera de eliminarlas. Al ganar acceso a la sección de la biblioteca sobre alquimia avanzada, había encontrado la solución. Se trataba de un simple pero peligroso proceso que purificaba el dether a un nivel superior. Este material era denominado dether refinado. Si de una escama de dragón podía obtener cincuenta gramos de dether, de esos cincuenta solo cinco quedarían al refinarse. Había gastado treinta escamas para obtener un poco más de doscientos cincuenta gramos de dicho material, y eso porque el dragón plateado tiene un alto contenido de dether. En total, había decidido usar cien gramos para este experimento. En cuanto a la fuente de energía, era obvio que iba a ser un artefacto alimentado por la esencia de grado tres que había conseguido, pero también por tres cristales de energía pequeños. Dentro de ellos se dividiría la carga del poder del artefacto, por lo que lo harían más estable y más eficiente al momento de recargar su energía.

El proceso de creación de este artefacto no fue nada sencillo, pero se logró. Después de cincuenta y tres horas seguidas de trabajo el artefacto estaba terminado, reposando sobre mi mesa de trabajo. De no ser por la sangre de dragón afectando mi cuerpo, no podría haber tolerado las primeras diez horas. Para ser honestos, podría haber terminado antes, pero decidí alterar su apariencia un poco. El producto final era un elegante emblema de color carmesí. En este se podía notar la figura de un dragón negro rodeado por un aro. El dragón extendía sus alas hasta que tocaran el aro. Por debajo se podían ver sus cuatro patas. En el centro había dos cristales del mismo color donde deberían de ir sus ojos. De no ser por el efecto que daban al ser expuestos a cualquier luz se perderían en la imagen. Había un tercer cristal en la parte superior del escudo, justo por debajo del lugar donde iniciaba una cadena metálica. La cadena también era color carmesí y daba la impresión de estar hecha de metal. Sin embargo, su elasticidad era muy buena, por lo que se podía doblar casi por completo. Tomé el artefacto en mis manos y, con mi mana, lo nombré. Después lo coloqué alrededor de mi cuello y su información rápidamente fue transferida a mi mente.

"Artefacto arcano tipo defensivo alterable clase "C", Amuleto de Vorghal, es un artefacto sintetizado completamente con materiales pertenecientes al legendario dragón plateado. Al activarse el usuario es cubierto por una capa de energía defensiva que se puede modificar para concentrarse en una parte del cuerpo o transformarse en un arma. Defensa mágica de cuarenta puntos. Defensa física de cuarenta y siete puntos. Ataque de cuarenta puntos. Energía recargada de manera automática al absorber partículas de oscuridad del ambiente."

Después de revisar mi más reciente trabajo no pude más que tirarme en la cama aún con la ropa puesta. Clase "C", es algo que no me esperaba dada defensa del artefacto, pero eso solo quería decir que se podía mejorar. De hecho, con los materiales que había usado, no habría ningún problema en aumentarlo al menos hasta la clase "A" una vez que tuviera suficiente experiencia y energía para lograrlo. Amuleto de Vorghal… Debía de valer al menos veinte mil arcanas, probablemente más. Algo que es útil para magos de plata sin duda alguna es un gran objeto para un mago de acero.

La mañana siguiente desperté aún muy cansado. Pensé en mostrarle a Devren mi más reciente adquisición, pero al final decidí en contra de ello. No necesitaba la atención de mi mentor justo ahora, por lo que le dije que había fallado miserablemente en mi experimento. Después le entregué mi dedal de Fuego de Guiverno a Ealt y obtuve arcanas e información necesaria. La técnica ni siquiera llegaba al nivel de un hechizo rango cero, pero haberla creado por sí mismo era un testamento a sus habilidades. El tiempo pasó y pronto había llegado el momento de partir hacia Lonrok. Después de dos meses, ya casi era hora de aterrizar en el territorio de la baronía.

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