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Capítulo Veintiuno

El Gran Alquimista

Caminé hacia el taller de Devren casi sin pensarlo. Después de casi dos años de recorrer la misma ruta cada día podría hacerlo mientras duermo. De hecho, no me sorprendería si alguna vez había pasado. Durante las últimas semanas había estado teniendo sueños cada vez más extraños. Al principio, solo me encontraba volando sobre una gran llanura. Horas de solo volar. Sin embargo, cada noche los sueños empezaron a tornarse más complicados, llegando al punto en que soñaba con ver varias ciudades ardiendo o campos de batalla destruidos. No conocía a ninguna de esas personas, pero, aun así, en el sueño, lloraba su pérdida como si fueran todos mis hermanos. En un par de ocasiones había despertado deambulando por la academia.

Mientras caminaba, usé un poco de mana para activar el medidor espiritual.

"Fuerza – 6.4." "Velocidad – 5.9." "Resistencia – 5.3" "Vitalidad – 6.6." "Tamaño de la reserva - 30" "Reservas de mana – 29.7".

Llegué a la puerta del taller de Devren y no me molesté en tocar la puerta. Como siempre, después de un par de segundos Devren me indicó que entrara.

—Mentor. —dije con mucho respeto mientras hacía una reverencia.

—Zekke —dijo Devren mientras trabajaba con un cuchillo —, no falta mucho para que se cumplan dos años desde que te uniste a la academia. Las personas esperan grandes cosas de mí, por lo que el hecho de que un pupilo mío no haya hecho ni un solo experimento en dos años es inaceptable, ¿entiendes? —dijo con un tono severo. Esperaba que este momento llegara antes de lo que llegó, para ser honesto, por lo que no estaba sorprendido.

—Entiendo, mentor —contesté sin alterarme —. De hecho, hoy vine al taller con intención de preguntarle cuál considera un objeto adecuado para mi primer intento en la alquimia —respondí —. Aunque no creo estar preparado para intentar fabricar artefactos arcanos, estoy seguro que al menos un objeto encantado no sería ningún problema. —dije muy respetuosamente.

—La diferencia entre uno y otro es menor de lo que imaginas —dijo Devren sin prestarme atención. Súbitamente dejó de trabajar y me miró seriamente —. Dime, ¿ya decidiste cuál quieres que sea tu materia primordial? —preguntó.

—Si, señor. Me gustaría que mi materia primordial fuera la sangre de dragón. —dije seriamente, a lo que Devren simplemente suspiró.

—No sé por qué, pero sabía que escogerías algo inusual —dijo Devren con los ojos cerrados —. ¿Sabes por qué la mayoría de los alquimistas escogen fuego o metal? —preguntó, pero no espero a mi respuesta —Porque son materiales que se utilizan en la mayoría de trabajos alquímicos. Un alquimista con un material muy específico como materia primordial está limitado a trabajar con ese material, Zekke. Tuviste suerte encontrando una sola escama de dragón, no creo que tengas tanta suerte en el futuro. Te recomiendo que escojas otro material. —dijo Devren.

—Aprecio mucho los consejos de mentor, sin embargo, ya me he decidido. Quiero que la sangre de dragón sea mi materia primordial. No solo se restringe a dragones, también podría utilizar la sangre de sus subespecies. —dije claramente

—Suponiendo por un segundo que estoy de acuerdo, ¿con la sangre de cuál exactamente harías el enlace? —preguntó.

—Con la de un dragón negro, mentor.

—No es suficiente. Un poco de similitud en sus atributos no los hace afines, Zekke.

—Señor, no solo es un poco de similitud. Los atributos naturales de un dragón negro son la oscuridad y el fuego. Yo poseo una afinidad perfecta con el primero y al noventa y ocho por ciento con el segundo. También crecí cerca de dragones, por lo que hay más que los atributos. —dije con resolución, a lo que Devren solo suspiró

—Zekke, escucha. Si realmente elijes ese como tu camino no me negaré, pero quiero que sepas que pienso que estarás limitado de muchas maneras. No solo no podrás crear buenos objetos que no lleven la sangre de dragón, también creo que no tienes la afinidad necesaria para trabajar con los que sí la llevan —dijo Devren muy serio —. Tienes el potencial de convertirte en un alquimista legendario, mucho mejor que yo, pero si escoges este camino no creo que pases de un alquimista promedio. Zekke, la marca del alquimista no se puede remover de ninguna manera, ni siquiera a mi nivel. Si te arrepientes de tu elección después, no tendrás más opción que vivir con ella.

—Estoy consciente, mentor. Pero ya me he decidido. —dije con una mirada imperturbable. Devren suspiró exasperado.

—De acuerdo, como tú quieras. ¿Ya tienes la runa y el catalizador preparados? —preguntó mirando mi mano izquierda.

—Sí señor, los tengo conmigo. —contesté mientras le entregaba un cristal y una probeta. Dentro del cristal había una formación extraña de Dether, un material precioso para los alquimistas. Dentro de la probeta, había unos cuantos mililitros de sangre de dragón.

Devren tomó ambos objetos y empezó a caminar hacia una sección separada de su taller. Lo seguí sin necesidad de que me lo pidiera. Nos dirigíamos a la cámara de rituales. Todo taller profesional necesitaba tener una de estas salas. Era indispensable cuando se trabajaba con artefactos que necesitaban la neutralización de energía y la inclusión de cualidades por medio de rituales. El cuarto era completamente negro y había varias runas en la pared. La mayoría eran runas complicadas, pero pude reconocerlas todas. Conocer el alfabeto Drah'khn era algo muy ventajoso. En el centro de la habitación se encontraba una redonda mesa negra. Había inscripciones aún más complicadas en ella. En el centro había un cuenco. Esta, evidentemente, era una mesa de enlace; un material necesario para rituales en los que se requería unir dos objetos. Los principales usos de esta mesa eran los de la unión de energía y modificaciones corporales. En el caso de los alquimistas, era un elemento indispensable para el ritual de enlace alquímico.

La profesión de alquimista era una de las profesiones con mayor beneficio económico, pero también era de las más caras. Para empezar, uno necesitaba comprar una cantidad muy grande de conocimiento antes de siquiera empezar a trabajar con proyectos, pero ese dinero no era nada en comparación. Cuando un alquimista escoge su materia primordial, es necesario comprar una runa hecha en su totalidad de Dether que simbolice dicha materia. La runa después sería implantada al cuerpo del alquimista usando un catalizador como elemento para mantener un balance entre la runa y el cuerpo del alquimista. La marca del alquimista, como es conocida, es símbolo de un alquimista oficial y también su herramienta más importante. Durante el proceso de creación de un objeto alquímico, el mana necesitado para trabajar con dicho objeto debería de ser provisto únicamente por la marca del alquimista, mejorando el resultado. Este, sin embargo, era uno de los procesos más peligrosos en la alquimia. Si bien no había casi ningún riesgo de muerte, el ritual tendría que ser llevado a cabo por un gran alquimista para minimizar la posibilidad de efectos secundarios; tales como la transformación de la parte del cuerpo marcada al material utilizado como catalizador. Aún en la academia, que se especializaba en alquimia, había una gran cantidad de acólitos con un brazo de acero o de hueso. Esto, por supuesto, era inaceptable para mí. Es por esta razón que escogí la sangre de dragón. No solo hay una afinidad casi perfecta entre nuestros atributos, también compartimos la sangre. La sangre que se iba a utilizar como catalizador no era sangre de dragón negro, sino sangre de dragón plateado. La misma que Iamos había utilizado para salvarme la vida. El Dether con el que estaba hecha la runa que le entregué, venía del mismo dragón, por lo que la compatibilidad estaba al máximo. Aún si es verdad que me limito mucho escogiendo como materia primordial la sangre de dragón, mi compatibilidad está al máximo de lo posible, por lo que no me molestaba mucho estar un poco restringido.

—Zekke —dijo Devren mientras se colocaba en un lado de la mesa de enlace —, por favor colócate frente a mí y descúbrete el brazo izquierdo. Vamos a empezar. —obedecí cada palabra de mi mentor. Me había estado preparando para este momento desde hace un año, pero de cualquier modo me encontraba nervioso. Empecé a temblar un poco y sudor recorrió mi frente.

—Mentor… —dije con un tono de voz muy bajo — ¿va a doler? —pregunté.

—Depende de la afinidad que tengas el grado de dolor, pero sí, va a doler. Solo trata de no moverte y recuerda nunca interrumpir el suministro de mana hacia tu brazo izquierdo; si lo haces es probable que el procedimiento falle. —dijo muy seriamente.

—Sí, mentor. —obedecí y cerré los ojos.

—Bien, dame tu brazo izquierdo —se lo tendí inmediatamente —. Por cierto, es tu última oportunidad para cambiar de opinión, ¿estás seguro de querer continuar? —preguntó.

—Si, mentor. Estoy seguro. —contesté y Devren asintió.

Devren tomó mi brazo y empecé a concentrar mi mana en él. Mi mentor empezó a imbuir mi brazo con su propio mana. Al principio, esto ocasionó una sensación reconfortante, pero mientras más tiempo pasaba empecé a sentir dolor. Mi brazo empezó a ponerse de un color rojo muy intenso, como si hubiera estado al fuego vivo. Justo en ese momento, Devren empezó a manipular la runa de Dether con su mana.

—Nacido de un elemento, muerto de otro. Hijo del metal, padre de la madera. Todos los elementos son uno en su núcleo, toda la materia reside en el interior. El mundo está a nuestra disposición, somos maestros de la alquimia. —dijo Devren con una voz solemne. El conjuro del ritual, supe inmediatamente.

Segundos después de que la voz de Devren dejó de escucharse, el cristal que contenía la runa de Dether se destrozó en mil pedazos, dejando una zigzagueante figura de líquido metálico flotando en el aire; poco después, la runa descansó en mi brazo. El dolor era muy grande, pero tolerable sin problemas. Con el crecimiento en la magia mejora también el cuerpo del mago, por lo que mi resistencia era bastante buena. Cuando la runa parecía haberse infiltrado por completo en mi cuerpo, Devren agregó la sangre de dragón. La sensación fue placentera, como colocar hielo en un músculo torcido. Ese sentimiento duró poco, pues el momento en el que la sangre y la runa se mezclaron, el calor se amplificó varias veces. Hice mi mejor esfuerzo por no gritar y, en su lugar, reforcé mi brazo izquierdo con más mana; para ser precisos, todo el mana que me quedaba. Un segundo después, sentí como si algo hubiera entrado en su lugar dentro de mí. No tenía razón para suponerlo, pero me imaginaba que era la unión entre mi sangre y la runa. Solo cuando Devren dejó de circular su mana en mi brazo y me volteó a ver pude retirar mi mana y caer al piso de rodillas, respirando con muchas dificultades.

—¿Cuándo…me vas a dejar de sorprender, muchacho? —dijo Devren aparentemente nervioso.

—¿Men…tor? —fue todo lo que pude responder entre respiraciones.

—Nunca en la vida había visto o escuchado de alguien que tuviera un grado de aceptación y absorción tan alto como el tuyo —dijo mientras me miraba —. Si alguien me dijera que es del cien por ciento, no lo dudaría —al parecer decir esto lo calmó, pues después de suspirar recuperó la compostura —. Ten, bebe esto. Te ayudará. —dijo mientras me arrojaba una poción, la misma que me dio en el dirigible.

—Gracias, mentor. —dije mientras la bebía. Inmediatamente me sentí mejor. Con más fuerza y energía, pero sentía algo raro con mi mano izquierda.

—La marca del alquimista, el sello alquímico… —dije en voz baja mientras observaba mi mano. En el dorso de mi mano izquierda había una runa. La mayoría de las runas son palabras o sonidos del alfabeto Drah'khn, y la que estaba en mi cuerpo no era una excepción. La runa decía "Dragón". Había muchas curvas y pocas líneas rectas, pero emanaba un aire de elegancia. La línea continua más larga se extendía del centro de la runa hasta la punta de mi dedo índice, ese era mi punto de infusión. El canal natural por el que todo el mana que usara para trabajos alquímicos tendría que pasar. El color carmesí de la marca, que combinaba con mi ropa y cabello, emanaban una gran fuerza. Todo yo me sentía diferente, aunque muy ligeramente. Activé el medidor en mi muñeca y los resultados me sorprendieron.

"Fuerza – 6.6." "Velocidad – 5.9." "Resistencia – 5.5" "Vitalidad – 6.7." "Tamaño de la reserva – 30." "Reservas de mana – 30."

—¿Un aumento a tus números, Zekke? —preguntó Devren, juguetón.

—Sí, mentor —contesté aun mirando al cristal —. Creo que es suficiente para avanzar a mago de acero esta noche.

—¿Tan pronto? Increíble —dijo con una sonrisa —. Una vez que hayas alcanzado el pico de un mago de acero y hayas mejorado tu arte, tal vez podamos hablar respecto al avance a un mago de bronce.

—Estaría encantado, mentor —dije con una inclinación de cabeza —. Por cierto, quería hablar con usted respecto a una cosa. —dije muy seriamente.

—¿Sí? ¿Qué es? —preguntó adivinando de qué se trataba.

—Cuando acepté ser su pupilo me dijo que tendría la posibilidad de rentar habitaciones mejores a las provistas por la academia —dije sin dudarlo —. Me gustaría obtener más información al respecto.

—Bien, muy fácil —contestó Devren sin pensarlo —. Están ubicadas en la parte media de la torre central, justo bajo nosotros. Hay tres tipos diferentes, la básica, media y superior. La básica es mucho mayor y también la puedes equipar con un taller de alquimia o un laboratorio de pociones, aunque son bastante sencillos. La media es más grande y tiene ambas instalaciones en un estado bastante decente, también tiene su propio acceso mágico, como el de mí taller. La habitación superior es de las mejores. Posee un laboratorio y un taller equipados a la perfección, hasta yo podría trabajar en ellos sin ningún problema. Aparte del acceso mágico, también cuenta con un sistema de aislación, por lo que nadie podrá localizarte si estás dentro. Sus precios son de cien, doscientas y quinientas arcanas mensuales para un acólito, no importa su rango —dijo mientras sonreía —. Sin embargo, para un mago de acero el precio es mucho menor, y para un alquimista de acero, el precio es casi nulo. Si avanzas esta noche, podrías mudarte a la básica de manera gratuita y a la media por cien arcanas; a la superior por doscientas. También toma en consideración, la academia te proporcionará crédito para ingredientes, materiales o hechizos del valor de tu renta mensual, siempre y cuando tu profesor lo apruebe.

—¿Usted lo aprueba, mentor? —pregunté ansioso. Poder mudarme a una habitación con su propio taller de manera gratuita sería una sorpresa muy grata.

—No, no lo apruebo —contestó fríamente —. La marca en tu brazo dice que eres un alquimista, pero nunca has creado ni un solo objeto. Hasta que lo hagas, sigues siendo un estudiante cualquiera, por lo que no te daré más facilidades. Si quieres, paga el precio de la habitación que escojas y, una vez que completes un artefacto arcano, lo aprobaré. —dijo con resolución.

—Sí, mentor —dije con respeto —. Le diré mi respuesta por la mañana, o cuando avance a un mago incompleto.

—Aunque tengo maneras para pagar la habitación superior por años, no me agrada que mentor se sienta de esa manera respecto a mí. —salí del taller de Devren abrumado mientras susurraba. No faltaba mucho para convertirme en un mago de acero, si tenía suerte, esta misma noche pasaría. Decidí no darle mucha importancia y concentrarme en mejorar mi alquimia. Me dirigí al mercado, a la tienda de ingredientes.

—Zekke, ¿eres tú? —sonó una voz vagamente familiar a mi espalda.

—¡Tomu! —exclamé, simplemente sorprendido. Tenía casi dos años que no lo veía. De hecho, de los aspirantes que abordamos el dirigible juntos, solo había visto a Ewerard un par de veces y a Zhari una vez.

—¡Sí eres tú! —exclamó, sorprendido. El tiempo había sido amable con este muchacho y, por lo que veía, era un acólito de segunda etapa —¿Dónde has estado? Te busqué sin parar los primeros meses de la academia, pero nunca te encontré. —dijo un poco resentido. Era cierto, había descuidado a mis amistades.

—Lo siento —dije mientras me rascaba la nuca —, los últimos dos años no he hecho más que ir y venir de la biblioteca y el taller de mi mentor. —dije un poco avergonzado, pero los ojos de Tomu estaban concentrados en mi mano.

—Zekke… Eso es… ¿Un sello alquímico? —preguntó un poco sorprendido

—Si, acabo de recibirlo hoy —dije sin mucho interés —. Mi mentor me ha ayudado mucho.

—Zekke, ¿cuál fue tu materia primordial? —preguntó un poco extrañado

—Escogí sangre de dragón —respondí restándole importancia —. De hecho, iba justo de camino a comprar algunos materiales, ¿me quieres acompañar?

—¡Claro! —dijo sin chistar —Yo también iba camino a comprar materiales. —dijo Tomu mientras me mostraba su mano izquierda. Una leve coloración amarillezca se podía notar alrededor de una runa grabada en el dorso de su mano.

—¿Oro? —pregunté sorprendido —Jamás te hubiera pintado como un amante de lo clásico. —dije en tono de broma

—El oro es un muy buen conductor mágico, ¿sabes? Además, no es como que todos tengamos la aptitud para especializarnos en un solo material… —dijo mientras me miraba burlescamente —De cualquier manera, ¿qué vas a comprar? —preguntó.

—Quiero conseguir al menos cinco garras de guiverno y varias escamas —respondí —. De ser posible, también un poco de sangre.

—Acabas de recibir tu sello, ¿no? Dime, ¿cómo piensas pagar todo eso? —preguntó

—No te preocupes, Tomu. Resulta que un objeto que recogí como suvenir era en realidad un material alquímico muy valioso, se lo vendí a mi mentor por cinco mil arcanas. —dije con una sonrisa

—¿¡Cinco mil!? Dios, ¿cuándo se te va a acabar la suerte? —respondió mirándome a los ojos —Por cierto, además de tu sello, ¿qué con el anillo y el brazalete? —preguntó.

—Son artefactos arcanos —respondí sin dudar —. El brazalete es un medidor espiritual y el anillo es un artefacto arcano defensivo "F+". Los obtuve de mi mentor.

—¿Artefacto arcano defensivo? … ¿De dónde lo sacó? … ¿Quién es ese tipo? —una gran cantidad de murmullos empezaron a inundar nuestro alrededor. Al parecer, seguía subestimando el valor de un artefacto defensivo.

—Zekke —dijo Tomu casi susurrando —, no deberías de hablar de tu anillo en voz alta. Según los rumores, hay varios problemas entre los directores de varias academias y el director Ceres. Últimamente los ataques a acólitos han aumentado. Los objetos de valor han incrementado su precio, incluidos, obviamente, los artefactos arcanos. —dijo Tomu seriamente.

—Entonces planeo aprovechar el mercado. —dije mientras sonreía.

Entramos en una tienda diferente a la que había vendido la escama de dragón. Resulta que esa tienda era conocida como un frente para operaciones del mercado negro, por lo que sus existencias son, aparte de pocas, más caras de lo común. Esto fue descubierto por un mago completo hace poco más de seis meses. Aunque las investigaciones no habían terminado, la tienda permanecía cerrada la mayoría del tiempo. La tienda a la que entramos se llamaba "Materias Materiales" en referencia a los materiales energéticos requeridos en la alquimia. La joven mujer que atendía la tienda no se veía mayor a veinte. Sin embargo, parecía muy experimentada en su campo de trabajo.

—Hola, Clio —dijo Tomu saludando a la encargada —. Necesito otras cosas hoy, ¿me pasas el catalogo? —preguntó sin molestarse en formalidades.

—Oye, Tomu, ¿no deberías de presentarme primero? —dijo mientras me veía.

—Ah, claro, lo olvidé. Clio, él es Zekke, un acólito de la misma zona que yo. Es pupilo de Devren, también va a comprar unas cosas —dijo mientras hojeaba un poco el libro —. Zekke, Clio es la encargada de la tienda. Aunque técnicamente sus padres son los dueños, ellos no hacen nada más que venir a cobrar una vez al mes. Clio es una maestra herrera, por lo que no dudes en pedirle lo que necesites. —dijo mientras seguía ojeando el libro.

—Pupilo de Devren, ¿eh? Dime, ¿qué se siente tener todos esos privilegios? —preguntó, evidentemente celosa.

—Tranquila, Clio, Zekke es un buen amigo mío y una buena persona. Más aún, debe de estar muy cerca de avanzar a un mago incompleto… —la voz de Tomu fue desvaneciéndose con el aire.

—Está bien. Si Tomu confía en ti no veo por qué no hacerlo yo —dijo con una sonrisa falsa —. Dime, ¿en qué te puedo ayudar?

—Pues, estoy buscando garras de guiverno, al menos cinco. Deben tener el estándar mínimo de un Reftor, aunque mientras más sea la calidad, mejor —dije sin preocupación en mi voz —. También busco cualquier otro tipo de material de guivernos, siempre y cuando sea de buena calidad. Si tienes sangre limpia, me encantaría comprarla. —dije mientras la miraba con una sonrisa.

—Da la casualidad que tengo siete garras del ala de un Reftor esmeralda, ¿esas están bien? —preguntó sonriente —El precio es de cincuenta arcanas cada una.

—Perfecto, dame las siete —dije con una sonrisa, Clio no pudo hacer más que sorprenderse —. En cuanto a los otros materiales, ¿los tienes? —pregunté

—Sí, claro… —dijo tratando de recuperarse de la impresión anterior —En cuanto a la sangre, tengo el corazón lleno de un dragón-murciélago, el precio es de ciento cincuenta arcanas. Tengo algunos otros materiales de guivernos, pero no son de la misma calidad. La mayoría son de guivernos negros. —dijo mostrándome un registro.

—Me voy a llevar el corazón, las siete garras, cinco colmillos, veinte escamas y dos ojos, por favor. —dije mientras hacía la cuenta mental.

—Claro —dijo, aún sorprendida —. El costo es de mil ciento setenta y cinco arcanas, por favor. —pagué inmediatamente mil doscientas y le dije que usara lo restante para pagar los materiales de Tomu. Sorprendida, asintió.

—Zekke, ¿qué planeas hacer con todo eso? —preguntó —son muchos materiales para tu primer trabajo.

—Oh, no, no es eso. Planeo usar estos materiales para crear al menos diez artefactos —dije sin preocupaciones —. Aunque, honestamente, no sé si pueda lograr siquiera uno. —dije mientras me reía.

—Bueno, en caso de que lo logres, dime —dijo Tomu con una voz muy baja —. Conozco la manera de ganar un par de cientos de arcanas más que si lo vendieras en un mercado. —

—Lo pensaré, gracias por el consejo —dije mientras lo miraba con una sonrisa —. Por cierto, ¿has salido a misiones alguna vez? —pregunté.

—Una vez, aunque solo fue para cazar algunos tri-tigres. ¿Por qué preguntas?

—Estaba pensando en salir en una misión pronto para conseguir un poco de experiencia en combate, ¿vendrías si te invito? —pregunté siendo muy cordial.

—Depende de la dificultad de la misión, pero probablemente diría que no. —dijo muy serio

—Está bien, no pasa nada —dije sonriendo —. Nos vemos pronto si terminó lo que te dije, ¿vale?

—Claro, nos vemos. —dijo Tomu mientras se perdía entre la multitud.

Ese mismo día compré un par de ingredientes más y me dirigí a mi habitación. No planeaba empezar a trabajar hoy, de entre todos los días. Más temprano, mi mana había llegado al límite de tamaño de mis reservas. Me prometí a mí mismo que esperaría a que llegara este momento para avanzar a mago de bronce; de no haber esperado podría haber avanzado al menos hace un año. Convertirse en un mago incompleto dos años después de entrar a la academia ya sería considerado una aberración. ¿Un año? Sería el centro de atención de todo el mundo, atención que no quería.

—Bueno, de cualquier manera, es muy probable que avance esta noche, por lo que debería de guardar todos los materiales en la cartera espacial. —dije mientras guardaba todo.

Me quité la mayoría de la ropa, quedándome solo con los pantalones puestos. Adopté la posición en la que usualmente meditaba y empecé. Sentía la energía recorrer todo mi cuerpo hasta que se detuvo en mis reservas de mana. En lugar de calmadamente incorporarse al lago de mi mana, la nueva energía empezó a volverse loca. Chocaba contra todo, me sentía cada vez peor. Después de unos segundos, manipulé mi propio mana dentro de mis reservas para envolver en una capa de luz la energía rebelde. Poco a poco la sumergí en el lago, hasta que se volvió plateado. Todo se calmó por unos segundos, pero después hubo una explosión dentro de mis reservas. Todo se volvió negro, de nuevo. Pero esta vez, encontré un mago calvo con una túnica verde y anteojos frente a mí, parado al lado de un dragón plateado.

—¿Maestro…Iamos? —dije en un tono que estaba completamente ausente de inteligencia, solo emoción se encontraba dentro.

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