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Capítulo Uno

La prueba de aptitud

Han pasado ya seis años desde la muerte de la madre de Zekke, quien ahora tiene ya doce años. Como es costumbre, cada que un niño llega a esa edad se le hace una prueba de aptitud mágica, si pueden pagarla, claro. El nombre completo de ese niño es Zekke Belverd, primogénito de Welt Belverd, Barón de las tierras de una pequeña parte en la isla central del Archipiélago Lonrok. Aunque no eran muy adinerados aún para los nobles, Welt pudo pagar la cuota para que un mago de una de las academias de ese continente probara las aptitudes mágicas de su hijo.

—Haz todo lo que el mago te pida y no hables si no te pregunta nada. Siempre se amable y educado, no importa lo que te diga, no aceptes ir a su academia si tienes una aptitud suficiente. Eres mi hijo y necesito que te comportes como tal, si no puedes convertirte en mago antes de que cumplas dieciocho te vas a quedar aquí a heredar mi trabajo— Dijo el barón Belverd, mi padre.

A pesar de que somos parte de la nobleza, no tenemos mucho dinero. Los impuestos que se cobran en la baronía apenas alcanzan para cubrir los costos del ejército y la administración, nos quedan pocas monedas de oro después de pagar todo. No me gusta el trabajo de mi padre y no lo quiero heredar, aunque tener el título de barón te abre muchas puertas, ser un mago es mucho mejor. Hasta mi padre tiene que saludar con sumo respeto al mago que está en la biblioteca, y eso que es solamente un acólito. Quiero alejarme de este lugar y convertirme en el mejor mago de la historia. Todo esto lo pensé mientras caminábamos hacia el cuarto donde se encontraba el mago del que dependía mi futuro.

—Ya lo sé, señor. No haré nada que lo avergüence— respondí con el mayor respeto.

—Más te vale, muchacho. Que quede claro, solo estoy pagándote esta farsa porque se lo prometí a tu madre, pero tu lugar está en esta baronía. Eres mi hijo mayor, así que es tu deber heredar mi título.

Después de que mi padre dijo esto, caminamos en silencio por unos segundos hasta llegar al cuarto donde se encontraba el mago. No parecía un mago de verdad, no se veía mucho mayor que yo y su túnica estaba sucia y algo descocida, parecía un chiste de mal gusto que este personaje fuera a decidir mi futuro.

—Oh, así que ya llegaron, me tuvieron esperando por más de tres minutos, ¿saben? — dijo la figura dentro de la biblioteca con un tono de voz que no reflejaba la sonrisa en sus labios.

—Lo sentimos mucho, señor. No volverá a pasar— dijo mi padre mientras se inclinaba en un saludo formal. Después de que me lanzara una mirada lo imité.

—Bueno, supongo que no pasa nada. Mi nombre es Syre y soy un acólito de la academia "Piedra Rota". Estoy aquí para realizar la prueba de aptitud en este muchachito— me volteó a ver con una sonrisa grabada en sus ojos, pero unos labios fríos—. De cualquier manera, sal del cuarto, barón Belverd, necesitamos privacidad.

—Por supuesto, si me disculpan…— dijo mi padre mientras salía del cuarto. Al cerrar la puerta Syre me miró de pies a cabeza. En ese momento me di cuenta de que no había dicho palabra alguna, así que me presenté.

—Mi nombre es Zekke Belverd, señor Syre, y soy un aspirante a mago— dije sin chistar, es una línea que he practicado por los últimos seis años.

—Todos lo son. Bueno, rápido, siéntate— dijo Syre mientras sacaba tres cristales de su túnica—. La prueba consiste en tres partes: tu aptitud a la magia, tu afinidad con los atributos, y la cantidad de tus reservas de mana. Primero vamos a intentar con tus reservas— dijo mientras tomaba uno de los cristales en una mano y ponía la otra en mi abdomen. Acto seguido sentí una gran cantidad de energía pasando a través de mí, como si hubiera tomado algún líquido caliente en una noche muy fría, pero cientos de veces más intenso. Cuando pude abrir los ojos, el cristal en la mano se Syre empezó a cambiar de color. De ser transparente pasó a un amarillo opaco, Syre quitó su mano de mi abdomen.

—Nada mal, nada mal. Las reservas de un niño de tu edad usualmente no pasan el valor numérico de cinco, que es un amarillo pálido. Por el color puedo ver que tus reservas están entre ocho y diez, aunque no hay manera de saberlo a ciencia cierta solo con un cristal— dijo Syre, su mirada parecía… ¿ablandarse? —tal vez tengas potencial, después de todo. Tal vez eres un pequeño genio—

—Gracias, señor. Me honra que…—

—Cállate, aún faltan dos pruebas más— dijo Syre, su rostro nuevamente se tornó oscuro e indiferente, definitivamente no iba a causar problemas con un mago. —Bien, la segunda prueba. —tomó un segundo cristal, pero éste tenía forma cuadrada y era más largo que los otros dos. Esta vez colocó su dedo índice en mi frente y sentí como si sacudieran mi cabeza; mareado no empieza siquiera a describir lo que sentía. Pero así de súbitamente como llegó, la sensación desapareció. El cristal rectangular había cambiado de color también, pero habían aparecido varios colores. No solo eso, una parte estaba quebrada.

—Bueno, esto es interesante…— dijo mientras observaba el cristal. —Esta fue la prueba de afinidad. El atributo al que eres más afín es el viento, tienes una afinidad perfecta con este elemento— ¡Afinidad perfecta! Me sentía eufórico. Seguramente esto significa que voy a ser un gran mago. —. Desafortunadamente para ti el cristal se rompió, por lo que, aunque tu afinidad es perfecta, no la puedes usar. El segundo atributo al que eres afín es el de tierra, pero es tan bajo que no cumple los requisitos para ser considerado una afinidad decente; estimo que se encuentra entre treinta y treintaicinco. —Su rostro denotaba decepción, casi rompo en llanto. —Ya que, no hay nada que hacerle. Hey, sostén esto— mientras lo decía, me aventó el tercer cristal. Era completamente esférico y traslucido, parecía haber algún tipo de humo dentro. Lo atrapé con ambas manos y sentí frio. —Bien, sostenlo con una mano y dame la otra, voy a circular mana dentro de ti para ver qué nivel de aptitud posees— no terminó de hablar cuando sentí algo así como electricidad corriendo dentro de mí, como la carga de una alfombra, pero diez veces más fuerte y recorriendo mis brazos y abdomen. Afortunadamente se detuvo antes de que empezara a gritar. —Qué lástima… Parecías prometedor. Aptitud de dos. Eso fue todo, ve por tu padre y regresa—

¿Lástima? ¿Dos es muy poco? No importa, tengo unas reservas superiores a la mayoría y una afinidad perfecta, seguro me voy a convertir en un gran mago. Abrí la puerta del estudio y vi a mi padre esperando afuera, en cuanto abrí me volteó a ver y suspiró, acto seguido entro al cuarto.

—Déjame ser brusco, barón. Aunque Zekke tiene una reserva muy buena, es lo único notable en él. Su afinidad es mediocre y su aptitud es muy baja. Logró un dos de diez. Eso significa que tiene una oportunidad en dos mil de convertirse en un mago. Algunas academias tal vez lo acepten, pero es mi opinión que es una pérdida de tiempo. El niño jamás logrará ser un mago— dijo Syre sin siquiera voltearme a ver o expresar emoción alguna. —En cuanto a mi cuota, son dos oros, por favor. — Mi padre le pagó e inmediatamente después se fue de la mansión. La mirada de mi padre me pareció blanda por unos segundos, pero después se endureció como siempre.

—Dos monedas de oro… Eso es lo equivalente a un mes de impuestos, que pérdida de dinero…— la mirada de mi padre se tornaba cada vez más roja.

—Pero dijo que algunas academias podían aceptarme, ¿no? Eso significa que puedo ser un mago…— dije con poca convicción, ya me esperaba la respuesta de padre.

—No, no puedes ser uno. Definitivamente no. Te vas a quedar aquí y vas a aprender todo lo que no has aprendido en los últimos seis años. De no haber sido por tu madre, no tendrías estos sueños tan tontos. Fue muy estúpido de su parte…—

"Pum-Crack"

Empujé a mi padre tan fuerte que perdió el equilibrio, golpeándose la cabeza con la pared. —¿¡Qué carajo te sucede, Zekke!? A tu padre no se le levanta la mano…—

—¡NO HABLES ASÍ DE MI MADRE! — grité tan fuerte que hasta mi padre puso una expresión blanca, sorprendido. Si él piensa que mamá es estúpida, entonces no quiero estar con él un segundo más.

Salí corriendo de la mansión lo más rápido que pude. En la salida de los jardines, me encontré a un Syre que tenía una mirada petulante mientras se burlaba de mí. Seguramente escuchó todo. Corrí hasta que se hizo noche, punto en el que mis piernas no aguantaron más y caí al suelo. En ese momento volteé a ver dónde me encontraba. Corrí tanto y sin dirección que realmente no sabía dónde estaba. Solo podía ver árboles sumergidos en la oscuridad. Mi ropa estaba hecha jirones, probablemente resultado de mi paso por varios arbustos sin preocuparme en evadirlos. También tenía varios cortes en mi cuerpo y rostro. Considerando todo, me veía como alguien que había estado perdido en el bosque por días. Intenté levantarme, pero fue inútil. Estaba muy cansado. Recordé las palabras de mi padre y lágrimas de rabia rodearon mis ojos, ¿quién se cree para hablar así de ella? Me voy a convertir en un mago y voy a hacer que se arrepienta…

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