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Capítulo Diecinueve

Mae

Me levanté con el sonido de una explosión cercana. Rápidamente tomé mi espada y me acerqué a la puerta. Cuando la abrí, había humo viniendo de una de las habitaciones aledañas. Saliendo de ella, un joven que parecía de mi edad estaba tosiendo.

—¿Qué pasó? —pregunté, evidentemente extrañado.

—¿Quién eres? —preguntó con desconfianza, pero se calmó al ver el escudo de la academia en mi playera —¿Eres un nuevo acólito? ¡Lo siento! Un experimento de energía salió mal, aunque no debería de haber ningún efecto secundario. Lamento haberte despertado. —dijo con pena escrita en su rostro.

—Solo encárgate de que no haya más explosiones, por favor. —dije mientras regresé a mi habitación. Después de meditar, salí de mi habitación y me dediqué a esperar a la pupila de Devren que me iba a dar un recorrido por la academia. Llevé un libro, solo por si acaso, mientras la esperaba. Afortunadamente, no esperé por más de quince minutos antes de que llegara. Era rubia y mayor que yo, aunque no por mucho. Llevaba ropas grises y una sonrisa cruzaba todo su rostro.

—Tú debes de ser Zekke, ¿no? —preguntó mientras me miraba, a lo que asentí —¡Mucho gusto! Mi nombre es Mae, acólita de segunda etapa. Estoy muy emocionada de conocerte, hace mucho que mentor no acepta otros pupilos —dijo con una sonrisa —. Por cierto, ¿por qué huele tan mal? —preguntó —Apesta a energía desvinculada.

—Mucho gusto, Mae —respondí a una de las cosas que me había dicho. Mae parecía ser de ese tipo de personas que hablan mucho antes de recibir respuesta —. En cuanto al olor, me temo que no huelo nada, pero hace unas horas un acólito arruinó un experimento y hubo una pequeña explosión —dije —. Tal vez sea eso.

—De veras, los acólitos deberíamos restringirnos a realizar experimentos que están en nuestras capacidades —dijo con molestia —. Pero bueno acompáñame. —dijo mientras empezaba a caminar.

—Mae, ¿a dónde vamos? —pregunté un poco entusiasmado.

—Vamos a ir a la zona administrativa, necesitas registrarte correctamente para poder inscribirte a clases y poder entrar a la biblioteca —dijo sin pensarlo —. También es necesario para aceptar misiones y comprar o vender cosas en el mercado.

—¿Por qué mentor no me mencionó esto antes? —pregunté extrañado.

—No sé si lo hayas notado, pero mentor olvida muchas cosas constantemente —dijo con un suspiro —. Lo único que siempre tiene su completa atención es la alquimia, fuera de eso no te conviene depender mucho de él.

—Sí, supongo que tienes razón. —respondí pensativo. No era la primera vez que mentor olvidaba decirme algo

—No te lo tomes a pecho, mentor usualmente olvida la existencia de sus pupilos —dijo con una mirada oscura —. Cuando Dhalia avanzó a una maga de acero mentor olvidó darle tareas nuevas por dos meses, es solo su personalidad. Por cierto, ¿por qué elegiste a Devren como tu mentor? —preguntó con curiosidad

—Me interesa mucho la alquimia, especialmente el proceso de creación y mejora de artefacto arcano —respondí seriamente —. También me gustaría aprender un poco de pociones, por motivos de defensa personal.

—¿Pociones para defensa personal? —preguntó Mae sorprendida —Las pociones tienen propósitos auxiliares, ¿sabes?

—Leí en un libro hace unos días que hay un gran número de pociones con efectos ofensivos, como la brasa de gharo. Si puedo dominar esas pociones no tendría por qué preocuparme por mi falta de habilidades ofensivas. —respondí

—Pociones de ese nivel están en el grado "C" de dificultad, no creo que las puedas dominar antes de avanzar a un mago completo. Y aun cuando avances, tendrías que ser un especialista en pociones. Hay muy pocos en el mundo, ¿sabes?

—Otra razón más para lograrlo —respondí con una flama en mis ojos.

—Bueno como quieras. Ya estamos en el área administrativa de todas maneras. —nos encontrábamos frente a una puerta de un color verde oscuro. La mitad se encontraba abierta, por lo que se podía ver dentro de ella. Había decenas de libreros llenos, pero sus contenidos se veían sumamente dañados. Al fondo de la habitación había una mujer joven escribiendo. Al darse cuenta de nosotros, su mirada se suavizó y una sonrisa pudo notarse en su rostro.

—¡Mae! —dijo la mujer —Es un placer verte, ¿quién viene contigo?

—Hola, Seri. Él es Zekke, un nuevo pupilo de mentor. Vengo a ayudarlo con el proceso de registro. —dijo con una sonrisa.

—¿Devren? Interesante… —dijo mientras me miraba de pies a cabeza —Dime, muchacho, ¿qué tienes tú que hizo que Devren se interesara en ti? —preguntó juguetonamente.

—Zekke tiene una aptitud muy alta, Seri. Probablemente logre convertirse en un mago completo antes de cumplir veinte. —respondió Mae muy seria, como si la hubieran amenazado. Por un momento sentí mana recorrer la habitación emanando de ellas, pero rápidamente se disipó.

—Está bien, no preguntaré —dijo Seri visiblemente molesta —. Zekke, dame tu medalla, por favor.

—Si, por supuesto. —tomé la medalla que estaba adornando mi túnica y se la entregué. Seri circuló mana dentro de ella y sus ojos se abrieron como platos.

—¿¡Acceso de nivel cuatro a la biblioteca y acceso ilimitado a la colección privada del mago de plata Devren!? Esto debe de ser un error. —dijo visiblemente alterada.

—Disculpa, ¿hay algún problema? —pregunté un poco preocupado —Mentor Devren me dio acceso nivel cuatro y permiso para leer su colección privada si aceptaba ser su pupilo. —los ojos de Seri se transformaron en pocos segundos de sorpresa a incredulidad, después a confusión y finalmente a celos.

—No, no hay ningún problema. La firma energética de Devren no se puede falsificar, por lo que esto es cien por ciento genuino… ¿Quién demonios eres? —preguntó de manera un poco hostil. Silencio predominó por un minuto hasta que contesté.

—Mi nombre es Zekke Belverd, acólito con un grado de aptitud de diez más. —contesté y nuevamente los ojos de Seri se abrieron de sobremanera. La misma mirada que había visto en cada persona a la que le decía mi grado de aptitud.

—Eso lo explica, muchacho. Estoy segura que llegarás lejos con Devren de profesor y tu aptitud —contestó y se enfocó en mi medalla. Sentía una gran cantidad de mana emanar de Seri y entrar a mi medalla, pero cuando todo terminó no pude notar nada diferente —. Listo. Está registrada para todas las facilidades a las que tienes acceso. También puedes obtener misiones, aunque no te lo recomiendo. —dijo con indiferencia mientras me entregaba la medalla.

Salimos de la habitación con un silencio penetrante. Mae, que me había apoyado con anterioridad calló el momento en que se mencionaron mis privilegios en la academia. La seguí por más de diez minutos en completo silencio hasta que se detuvo.

—No tienes idea el blanco que se acaba de poner en tu espalda, ¿verdad? —preguntó con una voz fría.

—No entiendo a qué te refieres, Mae. —contesté honestamente, a lo que simplemente suspiró.

—En todo el mundo los magos son los que dominan. Esto sí lo sabes, ¿no? —preguntó y yo asentí —Pues entre los magos, aquel con mayor poder es el que manda. En toda la academia solo hay dos magos de plata, Devren y Ceres, nuestro mentor y el director. Devren y Ceres son compañeros de clase. Estudiaron en la academia hace unos doscientos años. De hecho, es muy probable que tengan la misma fuerza —dijo muy seria —. Habiendo dicho eso, ¿quién crees que es el mago más resentido de toda la academia? —preguntó esperando una respuesta.

—¿Mentor? —contesté asumiendo lo que quería decir.

—Correcto, Devren es ese mago —contestó —. Al ser de un rango mayor que el resto de magos, nuestro mentor tiene muchas facilidades entre los otros profesores. Por ejemplo, si Devren quiere usar el taller más grande, nadie puede decirle que no, ni siquiera el mago que esté usando el taller en ese momento —me volteó a ver esperando ver mi reacción —. Esas ventajas también se extienden a nosotros, sus pupilos. Tenemos un acceso superior a información, así como prioridad en la venta de ingredientes, materiales y conocimiento, ¿entiendes? Nosotros somos tan odiados como mentor, pero no tenemos la fuerza para defendernos. Usualmente la mera amenaza de un mago de plata los detiene, pero no es así con todos. El resto de acólitos son muy propensos a robarnos o intimidarnos, por lo que usualmente somos una defensa sólida. Si te metes con un pupilo de Devren, te metes con todos, incluyendo a Dhalia. Sin embargo, existe la posibilidad que los otros pupilos de Devren te detesten, Zekke. —dijo sin tacto.

—¿Qué? ¿Por qué? —pregunté genuinamente consternado.

—Un acceso de nivel cuatro a la biblioteca es algo que solo magos completos tienen, Zekke. El único nivel sobre eso es el nivel cinco, al que solo tienen acceso miembros importantes de la academia. Aparte de eso, tú puedes leer cuanto quieras de la biblioteca personal de Devren, que contiene información equiparable a la de nivel cinco. En pocas palabras, tienes la posibilidad de absorber todo el conocimiento de la biblioteca antes de siquiera ser un mago completo. Todos te van a evitar por ser el estudiante prodigio, lo que te va a ocasionar más problemas con los otros acólitos. —mientras mae decía esto yo me sentía más y más asustado. Tenía que volverme fuerte, y rápido.

—No te preocupes, si no causo problemas para los demás no tendrían por qué tratarme de esa manera. —respondí tratando de sonar calmado.

—De cualquier manera, creo que es urgente que tengas algo para defenderte en caso de que te ataquen, ¿has ido al mercado? —preguntó aun viéndose seria.

—No, no he ido. De hecho, esperaba que me mostraras donde se encuentra. —contesté

—Bien, te voy a acompañar a que compres un libro de hechizo. Así podrías defenderte más fácilmente en caso de que sea necesario. Los hechizos que los acólitos podemos usar son los de nivel cero, cuando se avanza a un mago de acero se pueden usar hechizos de nivel uno y así sucesivamente. Cada uno vale diez arcanas, por lo que no muchos acólitos nuevos pueden pagarlos. Sin embargo, al registrarse en la administración todos los acólitos tienen derecho a un libro de hechizo gratuito. —dijo Mae mientras caminábamos hacia el mercado.

—Oye, Mae, para aprender un hechizo es necesario saber el lenguaje Drah'khn, ¿no? —el rostro de Mae reflejó sorpresa y molestia.

—Claro, lo olvidé. Eres nuevo, por lo que aún no lo dominas, ¿cierto? —preguntó

—Si, así es. Aunque puedo entenderlo con mucho trabajo, no tengo confianza en poder aprender un hechizo. ¿Hay alguna otra manera? —pregunté un poco preocupado.

—¿Recuerdas la técnica de meditación que mentor te dio? Debe de haber sido una pequeña esfera de cristal…

—¿El divinador? Sí, claro que lo recuerdo. —contesté rápidamente.

—Bien, los divinadores son una de las variedades de objetos de almacenamiento mágico. Son, prácticamente, mana cristalizado. Al interactuar con el divinador utilizando tu propio mana el contenido del cristal es transferido a tu alma, por lo que nunca lo olvidas. Es el sistema preferido por los magos para almacenar información —dijo con una mirada serena —. Puedes obtener conocimiento de manera instantánea usando uno de ellos, pero son bastante caros. Cada divinador cuesta alrededor de quince arcanas. Te prestaría el dinero, pero acabo de comprar los materiales de una quimera ayer, por lo que no tengo suficiente dinero por ahora… —dijo sin mucha resolución.

—Tengo suficiente dinero, Mae. Gané la competencia de aura en el dirigible hacia acá, por lo que no tienes por qué preocuparte. —dije e inmediatamente una sonrisa apareció en el rostro de Mae.

—Bueno, si ese es el caso, vamos a conseguirte un divinador de lenguaje Drah'khn. —

Caminamos por un poco menos de cinco minutos hasta llegar a la zona comercial de la academia. Había muchos estudiantes vendiendo sus pertenencias en diferentes puestos de madera. En algunos vendían ingredientes, libros, ropa y muchas más cosas. Los puestos más ocupados eran los que vendían objetos alquímicos y pociones.

—Mae, ¿por qué no hay artefactos arcanos a la venta? —pregunté un poco extrañado. La mayoría de los alquimistas estudian alquimia con el expreso propósito de crear artefacto arcano para venderlos. Era uno de los negocios más lucrativos del mundo.

—El artefacto arcano es muy raro, habiendo solo cuatro o cinco artefactos a la venta por año. Los profesores son usualmente quienes los compran —dijo Mae sin pensarlo dos veces —. Los vendedores pueden elegir venderlo a estudiantes en su lugar, pero usualmente no alcanzan el mismo precio, a menos que sea un objeto defensivo. Los artefactos defensivos se venden prácticamente el segundo que se terminan de fabricar, por lo que es muy raro encontrar uno a la venta. —respondió y no dijo nada más, quedándose en silencio por un rato.

Poco a poco, los puestos de madera empezaron a ser sustituidos por locales, pero Mae me indicó que siguiéramos caminando. Poco después llegamos a la base de la Torre Central, la estructura más alta de toda la academia, Mae me indicó que entráramos.

—Aunque hay muchos estudiantes que venden materiales, pociones y demás, la única opción son las tiendas del interior de la torre. Aquí, todos los productos están garantizados a ser de la más alta calidad, cosa que no se puede decir de los bienes vendidos en otra parte —comentó —. La mayoría de los acólitos, deciden vender sus pociones, en caso de que eso estudien, fuera de la torre porque el valor es más alto, pero también podrían vendérselas a uno de los dueños de las tiendas de pociones. Usualmente el precio que te dan es menor, ya que ellos tienen que ganar algo, pero es dinero instantáneo y creas una buena relación con un vendedor, lo que siempre es una ventaja. Mientras más te muevas hacia el centro de la torre, encontrarás tiendas más caras con objetos más raros. Nosotros vamos hacia allá. Los divinadores solo se venden en las tiendas especializadas, por lo que están todas en el centro. —dijo Mae mientras seguía caminando.

Armas, mapas, pociones, ingredientes, herbolarias, cristales, una variedad increíble de tiendas empezaron a aparecer, cada una con más acólitos que la anterior. El número de magos incompletos también es muy grande, aunque no se compara. Después de recorrer varios pasillos, llegamos a una tienda con aspecto elegante. Además de estar tallada en mármol negro, al igual que la torre, los ornamentos en sus paredes y fachada desprendían una sensación de lujo. Al entrar, fuimos recibidos por un hombre de edad, al menos sesenta años. Su ropa tenía el escudo de la academia, pero su medalla indicaba que era un mago incompleto.

—Buenos días, acólitos de la academia. ¿Qué necesitan? —dijo con un tono amable, aunque molesto. El precio de los divinadores no era algo que el acólito común y corriente pudiera pagar, por lo que el vendedor sospechaba que íbamos solo a curiosear.

—Estoy buscando un divinador con conocimiento avanzado del idioma Drah'khn, ¿tienes algo así? —Pregunté e inmediatamente el rostro del anciano se tornó un poco más amable.

—Claro que los tenemos. De este lado, por favor —dijo mientras indicaba con una mano una sección de la tienda —. Tenemos divinadores con conocimiento básico, medio, avanzado y dominio. El conocimiento básico es suficiente para usar la mayoría de los hechizos, aunque no todos. El medio y avanzado funcionan hasta para magos incompletos, pero no para los rangos de bronce en adelante. El divinador de dominio fue hecho por el director en persona. Sus precios son de diez, quince, veinte y treinta arcanas respectivamente. —dijo con una mirada modesta.

—Creo que el adecuado para ti es el medio, Zekke —dijo Mae seriamente —. No necesitas más por ahora y el resto del lenguaje lo aprenderás sobre la marcha.

Mae sabía que tenía suficiente dinero para comprar cualquiera de los divinadores, pero aun así se preocupaba por mis finanzas, por lo que decidió aconsejarme de la manera en la que lo hizo. Sin embargo, ni ella ni nadie tenían idea de la gran cantidad de dinero que tenía conmigo gracias al maestro Iamos. Si gastara todo el dinero que me dio, probablemente podría comprar todos los divinadores de nivel acólito que estaban en la tienda.

—Gracias, Mae, pero creo que compraré el de dominio. —dije con una sonrisa mientras le entregaba treinta arcanas al dueño de la tienda.

—Por supuesto —dijo mientras tomaba el dinero con una mano y me entregaba el divinador con la otra.

—También quiero saber si tiene divinadores de conocimiento en alquimia. —dije muy serio. El ambiente se tensó por unos segundos, antes de que el vendedor hablara de nuevo.

—Sí, tenemos ese tipo de contenido con nosotros. Está al nivel de un alquimista completo. Sin embargo, ese conocimiento no se le vende a cualquiera. Se necesita tener un fuerte aval y una gran cantidad de arcanas. —dijo mientras me miraba en duda.

—En cuanto al aval, soy pupilo del profesor Devren, por lo que no debería de haber problema, ¿cierto? En cuanto a dinero, no planeo comprarlo justo ahora, solo me interesa saber si existe y qué tan completa está la información. Ya sabe, en caso de que no pueda aprenderlo por mí mismo. —dije mientras me rascaba la nuca. Al oír el nombre de Devren el vendedor se solemnizó y me indicó un estante lleno de divinadores.

—Todos estos divinadores cubren, cada uno, una parte del conocimiento que busca. Cada uno se vende por sesenta arcanas —dijo mientras cerraba los ojos. En total, me debe de haber señalado cerca de treinta divinadores. Si quisiera comprarlos todos tendría que gastar un mínimo de mil ochocientas arcanas —. Por supuesto, tenemos un divinador que contiene todos estos temas y unos cuantos más, el precio de ese divinador es de mil quinientas arcanas. —mi mirada era una de sorpresa, pero no porque fuera más dinero del que había visto jamás, sino por el hecho del gran descuento que había si se compraba el divinador que contenía el conocimiento de los otros. Los acólitos e incluso un mago incompleto no tenían esa cantidad de dinero, a menos que fueran alquimistas o hicieran pociones. La información se encontraba al nivel de un mago incompleto, por lo que los magos oficiales no se molestarían en comprarla mientras que para los magos en formación era muy cara. No me sorprendería si nunca se había vendido ese divinador.

—Ya veo. Muchas gracias. —dije mientras la sonreía y salía de la tienda. Estaba muy interesado en el divinador, pero no por el momento. Antes de empezar a inmiscuirme en la alquimia o las pociones primero tenía que aprender los básicos de todo mago; aunque podría comprarlo y no practicar. Definitivamente haría mi tiempo en la biblioteca más eficiente.

—Si tan solo tuviera el dinero suficiente para comprar ese divinador… —dijo Mae mientras suspiraba. Evidentemente el campo de la alquimia era más complicado de lo que imaginé.

—Mae, antes de ir a la tienda de hechizos, ¿me podrías hacer un favor? —pregunté

—¿Qué quieres? —Mae me miró con sospecha, pero de cualquier modo preguntó.

—Me gustaría que me lleves a la tienda que tenga los mejores materiales alquímicos —le dije sin dudarlo —. Estoy particularmente interesado en los materiales de dragones —dije mientras mis ojos brillaban —. Dragones o cualquier de sus subespecies.

—Claro, te acompaño. ¿Por qué estás tan interesado en los dragones? —preguntó

—No sé por qué, pero siempre me han interesado los dragones —mentí —. Me gustaría ver sus materiales lo más pronto posible. —dije mientras sentía la cartera espacial, el artefacto arcano de almacenamiento que Iamos me obsequió.

Caminamos muy poco hasta que llegamos a una tienda muy parecida a la de divinadores, solo que era del doble de tamaño. Entramos e inmediatamente sentí el olor a rancio, podrido, quemado y fundido todo al mismo tiempo. Aunque era un olor fuerte, no me parecía desagradable en lo absoluto. En esta ocasión nadie se acercó a preguntar que se nos ofrecía, por lo que tuve que acercarme al contador. Un hombre de mediana edad estaba sentado ahí. Por su medalla pude ver que era un mago incompleto, pero se veía mucho más intimidante. Tenía una cicatriz a lo largo de su cabeza, lugar donde no le crecía pelo.

—¿Qué quieres? —dijo mientras me acercaba al contador.

—Estoy buscando materiales de dragones o sus subespecies, ¿me puedes ayudar? —pregunté de manera formal.

—Busca ahí —el tipo señaló un libro que se encontraba en el otro extremo del contador.

La cubierta del libro estaba hecha de un tipo de piel negra que emitía mana en pequeñas cantidades. Al abrirlo, un índice apareció. "Materiales inorgánicos, materiales orgánicos, materiales de energía" eran las tres principales categorías. Dentro de la clasificación de materiales orgánicos había un gran número de especies, ya sean animales o vegetales. Después de pasar unas cuantas decenas de páginas, la lista de distintos materiales pertenecientes a diferentes razas de dragones se mostraba. "Colmillo de dragón marino, escamas de la cola de dragón amarillo, cuerno de dragón negro", había varias entradas refiriéndose a los materiales disponibles. El precio, sin embargo, era de otro mundo.

—¿¡Cien arcanas por una escama del pecho de dragón rojo!? —pregunté un poco molesto —¡El dragón rojo es la variedad más común de dragones y una escama de su pecho es el material más común de todos! —exclamé —¿Por qué vale tanto dinero?

—No importa como lo veas, los dragones son muy raros en este continente. El lugar más cercano donde son relativamente comunes es en el Archipiélago de Lonrok, pero es un lugar muy peligroso —dijo el hombre en un tono indiferente —. Si tratas de ir ahí a cazar un dragón terminarías enfrentándote a diez de ellos a menos que te hubiera provocado antes. Si quieres algo más barato busca en los guivernos, de seguro hay algo de tu presupuesto. —dijo mientras se reía.

—No importa, después vendré por unos cuantos materiales que necesito —dije avergonzado por mi arrebato de antes —. Por cierto, ¿estás interesado en comprar materiales? —pregunté con el fin de recabar información.

—Compro todo lo que me interese, niño. El precio es del noventa por ciento de su valor comercial con una diferencia mínima de una arcana. También se puede regatear, pero a menos que sea un material precioso no me vas a mover. —dijo con confianza

—De acuerdo, muchas gracias. —dije mientras salía de la tienda. Una vez afuera, Mae no aguantó y empezó a reírse de mí.

—¿Qué esperabas? Los dragones son sumamente raros y útiles para la alquimia. Es obvio que los materiales de un dragón van a ser muy caros.

—Ya lo sé, solo que no creí que fueran tan caros… —suspiré

—Bueno, ¿estás listo para ir a comprar hechizos? —preguntó con poco ánimo.

—Si, vamos de una vez. —respondí desanimado.

—La mejor tienda de libros de hechizo está en las zonas medias de la torre, por lo que no deberíamos de tardar mucho en llegar —dijo Mae —. Dime, ¿planeas comprar algo o solo vas a obtener el hechizo gratuito? —preguntó.

—Depende del precio, pero espero comprar al menos uno además del gratuito. —respondí con una sonrisa.

En el libro de Introducción a la Academia del Roble Partido se estipula que los libros de hechizo que son vendidos por la academia son, usualmente, hechizos relativamente comunes. En la cartera espacial del maestro Iamos ya había un gran número de hechizos de nivel cero y uno, por lo que mis esperanzas no eran muy altas en encontrar hechizos que no tuviera ya. No había aprendido ninguno, por supuesto, pero los tenía.

Llegamos a una tienda que se veía muy pequeña por fuera, pero era inmensa por dentro. Había libros por doquier, aunque supuse que todos eran libros de hechizo. La cantidad de acólitos comparada a las tiendas de materiales y de divinadores era inmensa; había al menos treinta. Las pocas personas que estaban atendiendo a los acólitos se veían muy ajetreadas.

—Ven, primero vamos a ver la lista de hechizos disponibles. —me dijo Mae tomándome de una mano. —Esta es la lista de los hechizos nivel cero que te pueden vender. Aunque la mayoría sol comunes, hay unos pocos que solo están a la venta al principio de cada año con la llegada de nuevos estudiantes. Al parecer, solo hay ocho hechizos raros este año. ¿Cuál quieres? —me preguntó mientras me señalaba un apartado del libro. De los llamados hechizos raros, le cartera de Iamos tenía cinco. Supuse que usaría mi derecho a un hechizo gratuito en uno de ellos y compraría los otros dos. El resto de los hechizos, los llamados comunes, me dejaron aún más sorprendido. La cartera de Iamos tenía solo una décima parte de ellos siendo generosos. Decidí que los iba a comprar todos, aunque no ahora. No quería parecer muy sospechoso. Nos acercamos al contador justo cuando una de las personas que estaban trabajando ahí se desocupó.

—Buenas tardes, me gustaría comprar los hechizos Vid Negra, Cañón de Calor y Cárcel de Arena. Uno de ellos será el hechizo de cortesía de la academia. —dije mientras sonreía.

—¿Estás seguro? Deberías de comprar hechizos que se ajusten a tu afinidad mientras estás empezando como acólito. No creo que sea sabio que compres hechizos de tres afinidades diferentes. —dijo la mujer que estaba del otro lado del contador.

—Estoy seguro, pero gracias por el consejo. —dije mientras sonreía colocando veinte arcanas en la mesa.

—Bueno, como quieras. También necesito tu medalla para registrar tu hechizo gratuito. —dijo mientras se la entregué. Solo pasó mana a través de ella y tomó el dinero sobre el contador. Después se perdió entre libreros por cinco minutos antes de regresar.

—Estás de suerte, niño. Es la última copia de Vid Negra que nos quedaba. Este año fue el hechizo más raro, solo nos llegaron nueve… —dijo mientras me veía con celos. Seguramente ella no había podido comprar una copia.

—Muchas gracias, lo tomaré en cuenta. —dije con una sonrisa mientras me daba media vuelta.

—Oye, Zekke, ella tenía razón, ¿sabes? —dijo Mae mientras salíamos de la tienda —Es casi un desperdicio que compres hechizos que no se ajustan a tu afinidad antes de avanzar a un mago incompleto. Además, ese era todo el dinero que te quedaba, ¿no?

—No te preocupes, Mae. Mi afinidad con los atributos de fuego, oscuridad y tierra está sobre el ochenta por ciento, por eso compre los tres. —respondí con una sonrisa.

—Sabes, una quiere ayudarte, pero no lo haces fácil —dijo Mae evidentemente irritada —. No me digas que también tienes una reserva inhumana de mana… —dijo mientras me miraba como regañándome. Realmente si la tenía, pero no lo iba a divulgar.

—Te lo agradezco mucho, Mae. Con esto no creo ser molestado con tanta facilidad. —dije sintiéndome un poco confiado

—Zekke, los hechizos son en caso de que te ataquen de manera extrema. Los ataques con aura son el arma más usada entre acólitos, necesitas entrenarlo. —dijo mientras me lanzaba una mirada de advertencia.

—No te preocupes, Mae, intenta atacarme con tu mana. —dije mientras activaba mi defensa de mana comprimido. Mae se veía un poco confundida, pero al final aceptó.

—Bueno, pero no te vayas a quejar si… —antes de terminar su oración los ojos de Mae se abrieron de una manera que no era normal y empezó a temblar un poco —¿Defensa de compresión de mana de menos de un milímetro? ¡Esa es una técnica de magos de acero! ¿Quién demonios eres tú? —me preguntó mientras se incorporaba de nuevo.

—Lamento haberte espantado, Mae. Solo quería que vieras por ti misma que no tienes nada de qué preocuparte. —dije mientras sonreía

—Tu existencia me preocupa, Zekke… —dijo, aunque no pude notar si lo decía en broma, en serio o una extraña combinación de ambas —De cualquier manera, el único trámite adicional que necesitas hacer es rentar un taller o laboratorio, pero eso puede esperar hasta que avances a segunda fase. —mi rostro se oscureció por unos segundos

—Mae, ¿qué son las fases o etapas de un acólito? —pregunté sin pensar.

—¿No lo sabes? —dijo antes de ella misma contestarse —Por supuesto que no lo sabes, si acabas de llegar… —empezó a murmurar hablando sola —. Bueno, en pocas palabras los acólitos se dividen en dos. La primera fase y la segunda fase. La principal diferencia entre ambos es su cantidad de mana y el dominio que tienen sobre ella. Por lo que pude ver, tú ya estás al nivel de un acólito de segunda etapa —dijo mientras me miraba, con envidia aun visible en su mirada —. Sin embargo, avanzar a un acólito de segunda etapa requiere cierto avance en la meditación de un mago. La manera más fácil de describirlo es que llega un punto en el que tu meditación deja de ayudar mucho, por lo que la técnica se adapta a tu mana y muta por si sola en una técnica más fuerte; en ese momento te vuelves un acólito de segunda etapa. —contestó sin reparos.

—¿Cuánto tiempo toma eso? —pregunté ansioso.

—Depende de tu aptitud. A un grado uno puede tomarle toda su vida, pero a un grado diez nunca le toma más de un año. ¿Un diez más? Supongo que si en seis meses no has avanzado deberías de reexaminarte. —contestó ligeramente.

—Bueno, muchas gracias, Mae. —dije con una sonrisa.

—Por nada, ¿ya te vas? —preguntó

—Quiero ir a mi habitación a estudiar. Mañana voy a ir a la biblioteca y a algunas clases libres, por lo que creo que sería una buena idea dormir temprano. Respondí tranquilamente.

—Bueno, cuidado con los acólitos, ¿ok? —dijo Mae. Aunque estuviera celosa y un poco resentida conmigo, era una buena persona.

—Claro, hasta luego. —dije mientras la despedía con mi mano.

Al llegar a mi habitación tomé el divinador con el dominio del lenguaje Drah'khn y lo activé. Sentí como el conocimiento de un idioma que apenas me era familiar entraba en mi cabeza. Poco a poco, empecé a entender más de las extrañas palabras que aparecían frente a mí. En ese momento me di cuenta que el Drah'khn no solo era un lenguaje, también era un alfabeto completamente diferente. Un alfabeto formado casi únicamente por runas. Hablar y escribir el idioma eran dos cosas muy diferentes. Me sentí contento conmigo mismo por escoger el divinador de dominio y no los otros, probablemente aquellos no tenían conocimiento del abecedario también.

Esa noche lo único que hice fue estudiar uno de los hechizos y meditar. Aprender un hechizo nuevo es muy complicado, pero depende de tu grado de aptitud y afinidad. Por ejemplo, Vid Negra del atributo oscuro no me dio ningún problema en absoluto, lo aprendí en menos de tres horas. Cárcel de Arena, por el otro lado, me costó mucho trabajo y no lo entendí por completo, y eso que la diferencia es de menos del veinte por ciento. Después de meditar pensé en algunos planes que necesitaba terminar. Si es que realmente quería ser un muy buen mago me convenía aprenderlo todo rápido, para empezar a trabajar en cosas más serias. Además de abusar mi nivel de acceso a la biblioteca y los contenidos de la biblioteca privada de Devren, también tenía mucho dinero y conocimiento adicional gracias a Iamos. También poseía unos cuantos objetos que se podían vender en caso de necesitarse, aunque esperaba no hacerlo. Mis pensamientos me vencieron y me quedé dormido profundamente.

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