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Capítulo Diecisiete

Aura

La mañana siguiente lo primero que hice al despertar fue meditar con la técnica heredero de Vorghal. La noche anterior, al terminar de meditar mi cuerpo se sentía relajado, y el resultado fue el mismo. Noté que incorporarme a la mañana me tomó mucho menos tiempo del normal y, además, tenía mucha más energía que de costumbre. Me vestí con la túnica de la academia, listo para ir al comedor a desayunar. Para mi sorpresa, antes de poder siquiera tocar el picaporte de la puerta, sentí una onda de energía que reconocí inmediatamente, mana. Los magos completos no serían tan descuidados como para liberar su mana de esta manera; aún si lo fueran yo estaría inconsciente en el mejor de los casos. Esto era muy probablemente el avance de un iniciado a acólito.

Me apresuré a salir de mi habitación y dirigirme al comedor, al llegar ahí la imagen fue bastante curiosa. Very, la maga de bronce del Roble Partido, se encontraba observando todo desde la orilla del corredor que unía las habitaciones con el comedor. Me miró de reojo y esbozó una sonrisa antes de retirar su mirada.

—Para ser capaz de sentir el avance aun siendo un acólito recién avanzado debes de tener un gran potencial, niño. No hay duda del por qué Devren tomó tanto interés en ti —dijo mientras dirigía su mirada hacia el centro del comedor, donde una niña se encontraba saltando y gritando de alegría. La niña con cabello plateado y ojos verdes parecía exudar energía, aunque poco a poco se estaba agotando —. Zekke —dijo Very mientras me entregaba una poción —, toma esto y dáselo a esa niña. Creo que recuerdas como te sentiste cuando tu mana se agotó después del avance, ¿no? Así se sentirá ella en unos instantes. —dijo sin cambiar su expresión. Tomé el frasco y me acerqué a Zhari. A la mitad del camino, la niña empezó a respirar pesadamente y cayó al suelo. Apresuré el paso y me arrodillé a su lado, extendiéndole la poción.

—Bébelo, te ayudará. —dije con una sonrisa mientras le entregaba el frasco. Rápidamente Zhari bebió su contenido y me miró con una expresión de maravilla y cariño.

—¡Gracias! —dijo mientras se abalanzaba a mis brazos.

—Oye, tranquila, no es nada. Solo tómalo con calma. —dije, evidentemente sorprendido y avergonzado.

—¿Qué me pasó? —Zhari me soltó y preguntó.

—Cuando un iniciado avanza a acólito todo su mana se expande y es liberado a través de los canales naturales recién abiertos, agotando sus reservas. Supongo que está poción contrarresta esa situación, ayudándote a que te recuperes —dije, aunque pude notar que ya no estaba siendo escuchado. Si yo estaba confundido por mi avance, Zhari estaba embriagada. Embriagada de poder —. Solo intenta controlar tu mana un poco. Después de entrenar por un día deberías de ser capaz de entender los básicos. —dije mientras me ponía de pie y me limitaba a observar si Zhari necesitaba ayuda. Aunque el mentor Devren había dicho que podía ascender a acólita en una semana, ella lo había logrado en menos de veinticuatro horas. Con esa aptitud de nueve, debería estar en la sección más alta del nueve, acercándose al diez.

—Bien hecho, Zekke. —dijo Devren mientras se acercaba a nosotros.

—Gracias, mentor. —respondí sin pensarlo. Aunque a Devren tampoco pareció importarle, todos los demás estaban sumamente sorprendidos. Especialmente Dhalia, la otra pupila de Devren. Pude sentir como su mirada era pesada, aunque no cargaba malicia.

—No esperaba que avanzaras en tan poco tiempo, Zhari. Entre tú y Zekke definitivamente tuvimos una buena cosecha este año —dijo mientras sonreía. —Escuchen, todos —el tono de voz de Devren cargaba autoridad, por lo que todos lo voltearon a ver —. Este es un anuncio que se hace cuando el primer iniciado de una academia avanza a un acólito. Decidí no anunciarlo anoche porque fueron circunstancias especiales, pero ahora no puedo evitarlo. Cada año, los maestros de las academias asignadas al mismo dirigible hacemos una pequeña apuesta. Una competencia entre nuestros acólitos, por mera diversión. No habrá riesgos a su salud física o mental, nosotros los profesores nos encargaremos de eso. La participación es voluntaria y solo tres miembros por academia pueden participar. Se llevará a cabo el día anterior a que lleguemos a nuestro destino, en aproximadamente cinco semanas. Dhalia les dirá de que se trata la competencia y les dará una introducción básica, por lo que al avanzar deben de acercarse a ella. —dijo Devren mirando a su pupila que se encontraba detrás de él.

—Solo pueden buscarme entre la comida y la cena. No antes y no después, ¿entienden? —dijo con un tono de voz amenazante —Zekke, Zhari, ustedes que ya avanzaron vengan conmigo. No quiero esperar hasta después —Zhari se veía un poco preocupada, como si esta competencia tuviera mucho significado para ella. Nos dirigió a su habitación, que era ligeramente más pequeña que la de Devren. Aun así, era gigantesca. Nos ordenó sentarnos en el suelo, recargados a una pared. Ella se sentó también en el suelo frente a nosotros —¿saben de qué trata la competencia? —preguntó con una mirada inquisitiva.

—No, señora. —contesté sin reparos y Zhari asintió al escuchar mis palabras.

—La competencia es, básicamente, un juego de fuerza bruta, pero con mana —dijo esperando a ver nuestras reacciones —. Hay varias maneras de usar el mana de un mago. La más popular es, obviamente a través de hechizos. Sin embargo, eso sería el equivalente a disparar una flecha usando un arco —dijo y Zhari no pudo contenerse más, suspiró y me di cuenta de que no estaba entendiendo mucho. Yo había tenido la oportunidad de recibir una explicación de lo básico de esta energía, Zhari no —. El mana es, a final de cuentas, una extensión del cuerpo de un mago. Usar mana para activar un hechizo es lo mismo que usar tus brazos para tensar la cuerda de un arco. Ahora piensen, si no tienen un arco o cualquier arma a la mano, ¿cómo se defienden? Con su cuerpo, golpean, patean y muerden. La manipulación del mana para usarse como un arma es información básica que todos los acólitos deben de conocer. El propósito es, darle una forma a su mana para crear un campo de detección o un arma; a esta nueva forma de energía se le llama aura. Los acólitos más capaces en este aspecto pueden usar este método para extender un campo de detección de cinco metros y atacar en un rango de uno. Los magos incompletos podemos hacerlo con aún más alcance.

—Maestra, si es una competencia de fuerza, ¿eso significa que usaremos nuestra aura contra otros? —pregunté

—Si, eso es correcto. El propósito de la competencia es atravesar el aura de su oponente, haciendo que pierda la concentración y sea capaz de usar su aura.

—Eso significa que el adversario se daría cuenta de nosotros el momento en que nuestra aura entre en contacto con él. Eso significa que si tratamos de crear un campo de detección con nuestra aura el oponente sabría que estamos ahí, ¿no? —pregunté y Dhalia me miró intensamente

—No necesariamente. Cuando se avanza a un acólito de segunda etapa el aura se puede modificar para no perturbar a otros magos, por lo que sí es alguien de tu mismo rango no habría ningún problema. Con rangos superiores, se darían cuenta de inmediato —contestó con seriedad —. Ustedes solo necesitan practicar la formación de su aura. Como son los únicos dos acólitos por el momento, les recomiendo que practiquen entre ustedes. —dijo mientras se levantaba y nos indicaba que saliéramos de su habitación.

—Entonces, ¿crees que debamos empezar a practicar? —preguntó Zhari que caminaba a mi lado.

—No lo creo. Nuestro manejo del mana apenas se ha manifestado, no creo que podamos materializar nuestra aura sin entrenar antes —dije seriamente —. Yo creo que lo ideal es que entrenemos por separado nuestro control de mana y nuestras auras. Solo entonces deberíamos de entrenar entre nosotros. —dije y Zhari asintió. Nos despedimos y nos retiramos a nuestras habitaciones.

La semana siguiente fue pacífica. Todos estaban concentrados en tratar de avanzar a acólitos para la competencia, al parecer olvidando que el propósito de nuestro entrenamiento era, principalmente, llamar la atención de algunos magos de nivel alto. Durante esa semana, solo pude sentir un avance más, aunque no era de mi academia. La fecha en la que Zhari y yo habíamos acordado empezar a entrenar ya estaba aquí, y yo estaba entusiasmado.

A decir verdad, controlar mi mana había sido más fácil de lo que esperaba. Una vez que te acostumbras a la sensación, es tan instintivo como mover los dedos. El aura, por el otro lado, fue un poco más problemático. En ese momento era capaz de extender mi aura en un radio de medio metro y los ataques que trataba de hacer no se veían muy sólidos, aunque no tenía manera de probarlo sin un oponente. Ya que las recámaras de los estudiantes eran muy pequeñas, Zhari y yo decidimos entrenar en el comedor. Al llegar ahí, pude ver a Zhari sentada en el piso con los ojos cerrados. La túnica roja le sentaba bien, aunque seguía pareciendo muy inmadura. Al verme, suspiró y señaló el pedazo de suelo frente a ella. Me senté y la miré a los ojos.

—¿Has entrenado? —le pregunté, curioso.

—¡Claro! Ya hasta puedo manifestar mi aura un poco. —¿qué es un poco? No me explicó

—Bueno, ¿empezamos? —pregunté con una sonrisa. En ese momento noté que Zhari y yo éramos el centro de atención para todos los iniciados. Nos miraban como tratando de entender cualquier cosa que les fuera a ayudar en su progreso. Mi mentor, Devren, y su pupila, Dhalia observaban todo desde el corredor. La maga de bronce, Very, también estaba observando. Miré a Zhari y respiré profundamente, ella hizo lo mismo.

Instantes después, hasta los iniciados podían sentir un tipo de energía irradiando entre nosotros, aunque parecían incapaces de ver algo. Yo, por el otro lado, era perfectamente capaz de ver mi aura, al igual que la de Zhari. Mi aura se extendía por treinta centímetros alrededor de mi cuerpo, me había contenido un poco para poder maximizar el poder de las armas que usaría. El aura de Zhari se veía delicada y solo la cubría por unos cinco centímetros. Aun teniendo una aptitud de diez más una acólita con aptitud de nueve no debería de ser tan débil, por lo que deduje que la meditación había aumentado mi fuerza. Sin contenerme, reduje mi campo de aura a un grosor de diez centímetros y concentré todo lo demás en un ataque con forma de lanza. El tiempo pareció detenerse por unos instantes, pero reanudó cuando mi ataqué alcanzó el aura de Zhari. Un ruidoso "crack" se escuchó y la acólita frente a mi salió despedida hacia atrás por poco menos de un metro, la multitud expulsó sonidos de sorpresa y temor. En ese momento me di cuenta que tal vez había usado mucha aura para el ataque. Disipé la energía y ayudé a mi compañera a levantarse. En lugar de la mirada resentida que esperaba, me encontré con una expresión de asombro y emoción.

—¡Eres muy fuerte! —dijo Zhari con una sonrisa que abarcaba la mitad de su cara —Te lo prometo, voy a entrenar más y te ganaré la próxima.

—Yo también entrenaré. —dije mientras asentía con mi cabeza, pero Zhari ya se había marchado.

—Zekke, ¿lo notaste? —me preguntó Devren que me había detenido en la entrada del pasillo.

—La diferencia era muy grande, mentor. Supuse que era por la meditación. —contesté asumiendo a lo que se refería.

—No, no es eso. Zhari es extraoficialmente pupila de Very, debería también de tener una técnica del mismo nivel que la tuya —dijo mientras mantenía una expresión seria —. Ten cuidado, chico. Tu poder podría espantar a muchas personas. —dijo antes de retirarse.

Al llegar a mi habitación busqué en la cartera algún libro que me pudiera servir como ayuda para entender mejor la naturaleza del aura. Para mi sorpresa, encontré varios. "Materialización del aura, Control y modificación del aura para acólitos, Detección de campos de detección de bestias arcanas a base de aura" entre otros formaban parte de la colección. Cuando estaba dispuesto a sacar uno de la bolsa me encontré con un libro que no había visto antes y, yo suponía, el maestro Iamos esperaba fuera lo primero que encontrara. Su nombre era "Introducción a la magia para acólitos y características de la cartera espacial", escrito por un tal Gran Maestro Iamos Velahrgdan.

—Un libro escrito por el maestro Iamos… —murmuré mientras lo abría, iba a leer ese libro inmediatamente. Leerlo me tomó un poco más de dos días, quitando tiempo para mi meditación y mis prácticas de aura. Dentro de él descubrí que el maestro Iamos había escrito tres libros dirigidos completamente a acólitos, los tres estaban en la cartera espacial, que era el nombre que Iamos le había dado al artefacto arcano de almacenamiento. Los dos libros restantes eran "Control y modificación del aura para acólitos" y "Elementales para el avance a mago completo". Entre esos tres, se encontraba toda la información básica para que un acólito avanzara a un mago completo sin la necesidad de asistir a una academia. —Supongo que siempre había planeado dejar varias herencias, y la ayuda que me dio fue una de ellas. —dije con nostalgia. Los días siguientes leí la mayor cantidad de libros posible que se encontraban en la cartera espacial. Todo esto sin descuidar mi meditación y mi entrenamiento, por supuesto. De hecho, después de leer todo lo que leí mi domino del aura se incrementó drásticamente. Aunque aún necesitaba mucha práctica, todo el conocimiento estaba ahí.

El día de la competencia finalmente llegó. De mi clase, trece personas habíamos logrado avanzar a acólitos, más de la mitad. Supuse que era algo bueno para la Academia del Roble Partido, aunque no tenía mucho con que compararlo. Los tres que habíamos sido elegidos para representar nuestra academia éramos Ewerard, Zhari y yo. La competencia se iba a llevar a cabo en un salón muy grande del dirigible, ubicado en el nivel más bajo. Aunque las academias estaban ubicadas en el primer, segundo y tercer piso, la nave tenía cinco niveles. Siendo el más alto la cubierta y el más bajo una zona de carga y salón de eventos. En este último, varias gradas se habían colocado a los lados para que el centro se pudiera observar claramente. Cada academia tenía un número similar de miembros entre maestros y aprendices, por lo que en total había unas doscientas personas dentro.

—Atención, por favor. Todos tomen asiento en los espacios designados para sus respectivas academias. Los acólitos que competirán, formen una fila frente a mi —dijo una voz muy familiar. Devren, al parecer, estaba dirigiendo la competencia. En el mundo de los magos el más fuerte era el más respetado, por lo que Devren, el único mago plata a bordo, era el encargado de dirigir todo el asunto. —. Este año tenemos trece escuelas participantes, cada una con tres acólitos, por lo que el número de participantes es de veintisiete. Siguiendo la tradición, ahora continuaremos con las preliminares —¿preliminares? Nadie me comentó nada al respecto. —. Acólitos, las preliminares consisten en que un mago completo libere su aura poco a poco hasta que solo dieciséis de ustedes queden de pie. Estoy seguro que ya lo saben, pero el momento en el que el aura de un mago es superior al otro, sus defensas se romperán —yo entendía claramente lo que esto significaba. Durante mi entrenamiento con Zhari lo había visto suceder varias veces, la mayoría en ella. Cuando las defensas de aura de un acólito se rompen, este siente un pequeño empujón, casi siempre resultando en que caigan al suelo. Bueno, acólitos, empezaré en quince segundos, preparen sus defensas.

A lo largo de mi entrenamiento había sido capaz de manifestar cada vez más aura, aumentando el grosor de mi campo de aura. Por el momento, podía extenderlo por dos metros y medio, que era el promedio para un acólito. Por supuesto, mis anormales cantidades de mana significan que yo puedo alcanzar un radio mayor al que tienen los acólitos más experimentados, pero para poder hacerlo faltan años.

Alrededor de mí, los veintiséis acólitos restantes empezaron a activar su aura. Algunos no eran nada impresionantes, con volumen de diez centímetros, pero otros alcanzaban el metro. Uno de los acólitos me llamó la atención inmediatamente. ¡Su campo se extendía por casi dos metros! Era algo impensable para un acólito que recién había avanzado. Todos los profesores y acólitos inmediatamente concentraron sus miradas en él, yo no fui la excepción. Era alto y mayor que el resto de las personas aquí, probablemente tenía quince o dieciséis años. Tenía cabello café y facciones toscas. Lo que más destacaba de él, era que le faltaba la mano derecha. Bajo la túnica con el escudo de la Academia Vargendel se encontraban ropas doradas características de la casa Hatshe. En ese preciso momento supe de quién se trataba. Netsuo Hatshe, el noble al que le había quitado todo su dinero e incluso cortado una mano. ¿Qué hacía aquí? Por supuesto, respondí mi propia pregunta inmediatamente. Con ese progreso él debía de tener una aptitud de al menos nueve, aunque yo consideraba que era de diez. Con esas características no hay duda del por qué era tan pretencioso. Un genio heredero de un duque, la vida está llena de malos chistes. Al ver la extensión de su campo sonreí para mis adentros. La Academia Vargendel era una academia del cuarto círculo, considerada de bajo nivel. Con tal de atraer un aspirante con aptitud de diez, seguramente no les molestó borrar la matrícula, pero eso no era todo. Aún para un aspirante de nueve, la mayoría de las academias lo aceptarían sin costo, debía de haber una razón por la cual decidió inscribirse a Vargendel. En el momento en el que Netsuo vio mi rostro, confundió curiosidad por miedo, por lo que sonrió en intimidación y no dejó de verme durante todo el proceso. Cuando vi esto, yo también sonreí. Esperé a que Devren llegara a uno y casi instantáneamente activé mi campo de aura. En comparación aún con el más débil, el mío se veía patético. Mi campo cubría todo mi cuerpo, pero solo tenía un grosor de un milímetro, casi insignificante. Netsuo sonrió aún más, pero se detuvo cuando vio que Devren dudó por unos segundos. Volteando a ver a su alrededor, se dio cuenta que todos los magos en las tribunas ahora me miraban a mí con expresiones de sorpresa.

El alcance de mi aura era de dos metros y medio, un poco mejor que la de Netsuo. Verlo habría sido muy impresionante, pero no importante. En cambio, lo que yo había hecho, tenía a todos anonadados. El aura era energía que cubría por completo el cuerpo de un mago sirviendo como una capa de defensa contra ataques de nivel bajo. Mientras más mana se tenga más grande el alcance del aura, pero eso no significaba que era mejor. Si alguien fuera a disparar una flecha contra cien hojas de papel separadas, lo más probable es que atravesara todas sin mucho problema. Pero si la misma persona disparara una flecha igual con la misma fuerza, esta no podría atravesar cincuenta hojas apiladas. El mismo principio se podía aplicar para el mana. Era una técnica que les costaba trabajo a los acólitos de grado dos y se restringía su enseñanza, pero después de pensar en eso había encontrado un libro en la cartera espacial que trataba de compresión de aura. Los magos estaban viendo a un acólito recién avanzado dominar una técnica de grado dos en menos de dos meses. Netsuo se dio cuenta de que ahora todas las miradas estaban sobre mí y que, a pesar de mi patética aura, estaba resistiendo fácilmente el aura de un mago de plata y todavía tenía el nervio de regresar su mirada. Esto lo hizo perder la cordura. Liberó más mana llegando a más de dos metros. Sin embargo, mi capa de defensa no creció en lo absoluto.

Pronto, uno tras otro, varios acólitos empezaron a caer al piso. Menos de treinta segundos después solo quedábamos dieciséis acólitos con nuestra aura activa, por lo que sus ataques se detuvieron. En ese momento, todos los acólitos desactivaron su aura, todos menos yo. La dejé activa y caminé hacia Netsuo. Me detuve frente a él y solo entonces desactivé mi aura.

—Eres bueno, Netsuo. Me hubieras dicho antes y hubiera cortado tus dos manos. —dije. Podría ser visto como echarle sal a la herida, pero sin contarme a mí, Netsuo era el acólito más fuerte en todo el dirigible. Quería hacerlo enojar para que, si nos enfrentábamos, liberara su máximo poder y pudiera analizar de manera objetiva como me encontraba yo de fuerzas.

—Ya te lo dije, basura. Te voy a matar. —dijo Netsuo que se había sujetado el muñón de su mano derecha y había regresado a las gradas de su academia.

—¿Quién es él, Zekke? —me preguntó Zhari. En ese momento me di cuenta que ella y Ewerard estaban rodeándome, mientras que Devren estaba escuchando mientras pretendía no hacerlo.

—¿Netsuo? No es nadie. Un noble al que le corté la mano de camino al campamento —dije con una sonrisa antes de recordar —. También tiré su espada al mar y robé todo su dinero para después repartirlo entre tres plebeyos. —dije y sonreí aún más.

Regresé a las gradas para la Academia del Roble Partido y pude notar que aún tenía varias miradas de interés y curiosidad provenientes de magos clavadas en mi nuca. Solo pude sonreír irónicamente. Zhari y Ewerard también habían aprobado las preliminares, por lo que varios acólitos miraban hacia nuestra grada con celos en su mirada.

—Atención, vamos a pasar con los combates directos. Esto es muy sencillo. Digo su nombre y pasan al frente. Ganan cuando no tengan un oponente que derrotar. El acólito ganador será premiado con cincuenta arcanas. —dijo Devren. Para un acólito, cincuenta arcanas significaba no preocuparse por sus estudios y gastos por un año, pero para mí era una cantidad despreciable. De todas maneras, de verdad quería enfrentarme a Netsuo.

La primera ronda Ewerard fue eliminado y Zhari ganó sin muchos problemas. Netsuo ganó en menos de tres segundos, por lo que al llegar mi turno me encargué de terminar en menos de uno. Me emocioné tanto que me excedí un poco, por lo que mi oponente, un acólito de la Academia del Bosque Oscuro retrocedió poco más de un metro. La siguiente ronda fue aún más aburrida. Netsuo, Zhari, y yo éramos los tres rivales a vencer. Algo que sorprendió a los acólitos espectadores fue que yo avanzara a la tercera ronda sin problema. El aura que había revelado, en sus ojos, me ponía como el más débil de todos. El primer enfrentamiento de la tercera ronda fue entre Zhari y un acólito de la Academia del Fuego Sagrado. Su combate duró quince segundos, bastante largo para una simple confrontación de auras, demostrando lo parejos que estaban estos dos. Al final, la ganadora fue Zhari. En el siguiente combate, el enfrentamiento era entre Netsuo y yo. Todos los espectadores rieron burlándose de mí. El aura de menor tamaño contra la de mayor tamaño. Todos menos los profesores y acólitos de mi academia estaban burlándose. Netsuo ya se encontraba en medio del salón con una sonrisa confiada, creyendo su victoria asegurada. En ese momento, decidí dejar de comprimir mi aura y expandirla lo más posible para que Netsuo no se contuviera.

De un instante a otro, el aura de un miserable milímetro se expandió hasta alcanzar los dos metros y medio en todas direcciones. Los acólitos se quedaron callados y la sonrisa en el rostro de Netsuo desapareció. Caminé con esa aura hasta llegar frente a Netsuo, que tuvo que activar la suya para no ser herido. Cuando me detuve, mi aura regresó a su estado de compresión. Todo el salón cayó en un silencio sepulcral.

—Ya te lo había dicho antes, Netsuo —dije con una mirada seria —. No debes subestimar a aquellos que crees son inferiores. —ese instante Devren dio la señal para que comenzáramos.

Toda el aura de Netsuo empezó a vibrar, como tratando de controlarla. A decir verdad, estaba haciendo un muy buen intento. Logró reducir su defensa hasta el cuarenta por ciento y usar sesenta para atacar. Sin embargo, eso no era suficiente para derrotarme. En situaciones normales lo habría sido, sin dudas, pero estaba preparado y tenía el cien por ciento de mi aura en función defensiva. El ataque de Netsuo fue rechazado casi inmediatamente y, en un instante, cambié a noventa por ciento de ataque. El ataque fue exitoso. Debido a que Netsuo y yo no teníamos tanta diferencia en nuestro poder, la escena no fue muy apantallante, pero los magos se veían sorprendidos de todas maneras. Netsuo retrocedió por un metro antes de caer. Suspiré y me quedé en el mismo lugar. Acto seguido, Zhari llegó frente a mí.

—¿Segura que no quieres rendirte sin pelear? —pregunté. De todas las veces que habíamos peleado, la única que había perdido fue cuando intencionalmente me dejé ganar para experimentar la sensación de una defensa destruida.

—No. Voy a perder, pero será divertido. —dijo con una sonrisa.

—Yo también sonreí y, a la orden de Devren, liberamos nuestra aura. Esta vez no la comprimí, por lo que la imagen se vio más dramática. El resultado fue inevitable y al final salí victorioso.

—El ganador es Zekke, de la Academia del Roble Partido —dijo Devren en voz ceremonial mientras me entregaba una bolsa de dinero —. El ganador recibe cincuenta arcanas conforme lo acordado. —sin más ceremonia, empezó a caminar hacia la grada de la academia.

Me acerqué a Netsuo con la bolsa de dinero en la mano, lo que sorprendió a todos, estudiantes y profesores por igual.

—Ten esto —dije mientras sacaba la mitad de arcanas de la bolsa —, por lo de aquella vez. —dije sonriendo. Sabía que unas cuantas arcanas no serían suficientes para compensar lo que le había hecho, pero las enemistades nunca eran buenas. Netsuo sonrío satisfecho y se acercó a mí.

—El día que me pagues, lo harás con sangre. —dijo con una mirada oscura antes de darse media vuelta.

De regreso en mi habitación, coloqué las arcanas ganadas en la cartera negra. Ese era el único lugar donde me sentía seguro al dejar mis posesiones. Me senté en mi cama para meditar, pero antes pensé en el mentor Devren.

—Si le pareció extraño que supiera la técnica de compresión no me lo dijo, así que no debe de ser importante. —dije y me quedé calmado conmigo mismo

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