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Capítulo Diez

Campamento de Reclutamiento para Magos

—¡Todos a sus camarotes! Guarden todas sus pertenencias cuidadosamente. Cualquier objeto que se quede en el barco pasa a ser de la propiedad de la tripulación de La Dama. Cuando estemos listos para desembarcar se les hará saber. Seguiremos el siguiente orden: Primero los pasajeros de primera clase, los pasajeros con destino al campamento de reclutamiento, los pasajeros con trato preferencias, los pasajeros… —el capitán siguió dando instrucciones hasta que se pudo sentir una ligera sacudida a lo largo de toda la embarcación. Yo me encontraba guardando las últimas cosas que quedaban fuera. Con ropa negra, capa cubriendo mi cuerpo y Rompenobles en mi cintura estaba listo para salir. Yo iba a ser el primero en desembarcar, pero tenía que esperar a Dannia y los demás. No sería mucho tiempo de espera, pues ese grupo era el segundo. Pude escuchar el aviso del capitán pidiéndonos que empezáramos el desembarco, por lo que tomé mi maleta y salí de mi camarote.

Al bajar las escaleras de La Dama me di cuenta de la importancia que tenía ese barco para mí. No solo me había permitido hacer buenos amigos, sino me había traído al lugar donde daría el primer paso para convertirme en un mago. Volteé a mi alrededor y no pude ver más que un puerto casi vacío. No había mercados abiertos ni gente en las calles, no había nadie. En el puerto solo había el mínimo número de personas requeridas para lograr un atrancamiento exitoso, pero no se me hacía extraño.

El archipiélago de Lonrok está compuesto por una isla principal, varias islas secundarias y las islas errantes. En este momento nos encontrábamos en una de las islas secundarias, al norte del continente. Es denominado El Paso del Dragón al tramo de agua entre la isla principal y esta isla secundaria donde nunca pasan las islas errantes, por lo que es la manera más segura de entrar y salir de la isla principal. También es el lugar más importante para el comercio con otros reinos, pero este puerto solo sirve para pasar mercancía de la isla principal a una isla secundaria, es lógico que no haya mucha gente.

—¡Zekke! —una voz interrumpió mis pensamientos. Era Dannia, que estaba bajando del barco rodeada por Mati y compañía. Ella debe de haber pensado que los esperé bajando el navío, pero sería estar equivocada. Aunque tenía toda la intención de hacerlo, seguía en este lugar simplemente por haber estado inmerso en mis pensamientos. Como siempre, Mati, Serge, Eri, Ire, Nae, Dannia y yo nos juntamos en un lugar mientras los otros nobles cada uno se iba por su lado. A lo lejos vi bajar del barco a Netsuo, aún con los dos brazos vendados. El hizo todo lo posible por evitar mi mirada, por lo que no me di cuenta de su expresión.

—Este lugar está muy vacío, ¿es este el campamento? —preguntó Dannia mirando a su alrededor.

—No, este es solo el puerto del que partiremos hacia el campamento. Aunque se supone que una caravana debía de estar aquí para recogernos… —dijo Eri.

Justo mientras Eri decía eso, pude escuchar a lo lejos varias pisadas de caballos. El sonido se volvía más fuerte a cada segundo, pero aun así mis compañeros parecían no darse cuenta. Instintivamente arrojé mi maleta al suelo y coloqué mi mano en el pomo de la espada. Bandidos en un pueblo casi desierto no era nada raro. Dannia notó mi reacción y automáticamente se tensó.

—¿Qué pasa? —me preguntó en voz muy baja, como evitando preocupar a los demás.

—Carruajes. Al menos dos, de esa dirección —dije mirando al norte del puerto. —. Puede no ser nada, o pueden ser bandidos.

De un segundo a otro, el sonido se apagó. Mas que relajarme, logró ponerme más atento. Dannia también pareció notar mi ansiedad, por lo que tomó mi maleta y dio unos pasos hacia atrás. Pasaron unos segundos en lo que yo trataba de recuperar el sonido perdido.

—Oye, ¿a quién buscas? — una caravana de más de quince carruajes apareció frente a mí. Entre ellos había varios hombres armados. También había cinco figuras usando túnicas blancas. —Eres muy bueno para habernos escuchado venir, pero no tan bueno como para descubrir a un mago. —dijo el hombre que había hablado anteriormente. Era alto y con varias cicatrices, en su cintura había tres espadas enfundadas y no parecía tener miedo en absoluto.

—¿Magos? ¿Son ustedes los que nos van a llevar al campamento de reclutamiento? —pregunté expectante. Sin embargo, el hombre solo me indicó que callara y una de las figuras de blanco empezó a hablar.

—Jóvenes aspirantes a mago. Nosotros somos la caravana que los llevará al campamento. Son los últimos que recogemos, por lo que esperamos llegar a medio día de mañana —mientras el mago decía esto, noté que el sol estaba a punto de ponerse —. Entren a los carromatos que elijan, cada uno tiene capacidad para ocho personas, aunque la mayoría ya están casi llenos. Coloquen su equipaje en la parte de arriba de sus asientos y no hagan nada estúpido. —dijo el mago antes de entrar a su carromato de nuevo, seguido por los magos restantes y algunos de los hombres armados. Mientras el mago estaba hablando, yo había recogido mi maleta y vi los carromatos cercanos. De la mayoría se asomaron jóvenes de nuestra edad, a excepción de uno. Le indiqué a Dannia y al resto que me siguieran y me dirigí al carruaje desocupado. El interior era muy grande, aunque no era nada comparado al camarote en el que estuve viviendo el último par de meses. Cerramos la puerta y nos miramos en silencio.

—¿Nerviosos? No creo haberlos visto tan callados antes. —dije sin mirar a nadie a la cara.

—Nadie sabe qué esperar. Estuvimos hablando de eso hace rato, no sabemos qué pasará de aquí en adelante. Ni siquiera sabemos si vamos a poder pagar una matrícula… —dijo Nae. Aunque fuera un noble, las matrículas son especialmente caras. Dannia, Serge y Mati también estaban preocupados, aunque no por el aspecto económico.

Todos nos quedamos por silencio unos cuantos minutos. El peso de incertidumbre económica podía ser uno muy grande, más aún sobre los hombros de niños de doce años. Pero, aparte de eso, había más cosas conflictuándolos, lo podía sentir.

—Oigan, he estado pensando —dije con una voz un poco suave —, en el barco les dije a todos que éramos iguales, y de verdad lo pienso, pero aún entre los aspirantes a magos hay niveles. Dependiendo de la aptitud que tengamos, seremos discriminados en todas las escuelas a las que vayamos —los miré a todos, estaban sorprendidos, la idea nunca había cruzado sus mentes. —. Dicho esto, quiero decirles que no importa que aptitud tengan y si vamos o no a la misma academia, los considero buenos amigos —dije y todo sonido cesó de existir. Parecía como si hasta el aire mismo hubiera abandonado el carruaje —. Entonces, ¿qué les parece si nos presentamos nuevamente? Mi nombre es Zekke. Soy un aspirante a mago y no conozco mi aptitud. El mago que iba a ir a medirla nunca llegó. —dije una mentira. No quiero que sepan que saqué dos en la prueba y más adelante aparezca que tengo mucho más que eso. Todos me miraron calmadamente. Eventualmente, los gemelos fueron los primeros en hablar, seguidos por el resto del carromato.

—Yo soy Eri Grafias, aspirante a maga de grado cinco.

—Yo soy Ire Grafias, aspirante a mago de grado cinco.

—Soy Nae Tobar, aspirante a mago de grado seis.

—Soy Serge, aspirante a mago de grado cuatro.

—Yo me llamo Mati, soy una aspirante a maga de grado tres.

—Yo soy Dannia, soy una aspirante a maga de grado nueve.

—¿¡NUEVE!? —todos dijimos casi al unísono, causando que Dannia se sonrojara un poco. Los grados de aptitud van del uno al diez en orden ascendente. Los grado nueve son muy raros, que una mujer con esa aptitud saliera de una granja es algo sumamente extraño. Ya podía ver a las academias peleando por ella en el campamento.

—Por eso estabas más avergonzada que preocupada… —pensé en voz alta, refiriéndome obviamente a su baja cantidad de fondos con los que abordó La Dama. Ella pareció darse cuenta de las implicaciones de mis palabras.

—Si, realmente esperaba entrar sin matrícula basada en mi aptitud, pero ahora ya no tengo que preocuparme tanto. —dijo Dannia. Los cinco aspirantes restantes empezaron a hablar con ella, emocionados y sorprendidos de su alta aptitud.

"Nueve… Es efectivamente una aptitud muy alta. Se supone que desde el grado seis un estudiante empieza a ser importante para una academia, no puedo ni empezar a suponer lo mucho que significa un grado nueve. ¿Qué será de mí? El maestro Iamos dijo que mi aptitud debería de haberse elevado substancialmente después de adoptar la sangre del dragón, también dijo que mi afinidad cambiaría. ¿Es la sangre de dragón responsable por los cambios en mi mente? Quiero decir, los cambios físicos son atribuidos a ella, eso dijo el maestro Iamos, pero los mentales… Antes de salir de casa de mi padre nunca se me habría ocurrido el cortar los tendones de una persona, pero en ese entonces lo pude hacer y sin chistar. Si, debe de ser eso, debe ser la sangre del dragón."

Volteé a mi alrededor para darme cuenta de que la mayoría de mis compañeros de viaje estaban dormidos, solo Dannia quedaba despierta.

—De verdad no sé cómo es que pueden dormir, deberían estar preocupados y nerviosos sobre el campamento. —dijo Dannia en voz baja para no despertar a los demás.

—No, está bien. Deben de descansar. Mañana aparte de escoger academia nos harán nuevamente las pruebas de afinidad y potencial, solo que esta vez la harán magos reales. Supongo que será más cansada que la normal, mi padre me dijo que también es más exacta.

—Sea lo que sea, no voy a fallar ante nada ni nadie. Haré la prueba y obtendré una evaluación igual o mejor. Conseguiré una academia de buen prestigio y me volveré una de las mejores magas de la historia, mi nombre será recordado junto al de Shafari, ya lo verás.

—Supongo que sí. ¿Cuántas academias crees que haya en el campamento? Escuché que son varias de varios continentes, ojalá no decidamos ir a academias en lados opuestos del mapa. —dije con una cálida sonrisa en mi rostro. Dannia se quedó callada por unos segundos, como si estuviera pensando qué decir después.

—Zekke, he estado pensando… que ir a la misma academia que tú no sería una mala idea —dijo y pude ver como se sonrojaba. —. Tendríamos alguien con quien estudiar y podríamos trabajar juntos. Cuando los dos nos volvamos magos, podríamos crear nuestra propia academia, ¿sabes?

—¿Estudiar juntos? Es un lindo pensamiento, también me gustaría. Pero no podemos escoger academias basados en nuestros compañeros, necesitamos hacerlo en función a nuestras afinidades —el rostro de Dannia se puso aún más rojo, aunque un poco de decepción se podía ver escrito en su mirada. —. Aunque, si tenemos la misma afinidad, no veo por qué no podemos ir a la misma academia. —dije sonriendo.

—Si, sería muy lindo tener… —Dannia se quedó dormida a media palabra. Aunque no lo pareciera, yo sabía que estaba exhausta. Poco tiempo después me quedé dormido.

La mañana siguiente me despertó el sonido de madera chocando. Juzgando por la posición del sol era cerca de medio día, deberíamos de estar cerca del campamento.

—Todos, despierten, ya casi llegamos al campamento —con mis palabras Dannia fue la primera en incorporarse, seguida por los gemelos y el resto tardó un poco más. —. Antes de bajar del carromato, quiero proponerles algo —obtuve unos pares de miradas curiosas, pero nada más. —. La fuerza de un mago depende de su educación casi tanto como de su aptitud. Por lo tanto, quiero proponer que cada quien se inscriba en una Academia sin decirnos a los demás, de esta manera aseguramos que tengamos la educación adecuada. Cuando nos graduemos, podremos juntarnos como magos y estudiar juntos, pero no creo que sea una buena idea escoger por razones tan personales —todos me miraron asintiendo, a excepción de Dannia que tenía una mirada sombría. —. Habiendo dicho esto, sería genial si pudiéramos quedar en la misma academia sin saberlo, ¿no creen? —dije con una sonrisa mirando a Dannia, ella sonrió y asintió. Súbitamente, el carruaje se detuvo.

—Aspirantes a magos, bajen de sus carruajes y forman una fila lateral afuera de ellos, pronto vendremos a recibirlos. Se les proporcionará un número, mismo número que usarán para ir a la tienda de examinación. Ahí, se les hará un examen para registrar su afinidad, aptitud y reservas casi a la perfección. El procedimiento puede causar dolor y hasta un poco de mareo. Si estos síntomas aparecen, diríjanse a la tienda médica, ahí se les atenderá. Los que escojan Academia pueden quedarse en la zona de la academia que escogieron hasta que sea hora de dejar el campamento. Los que no escojan academia pronto, pueden escoger una tienda de la zona común. Eso es todo, esperen a que pasen a asignarles su número. —dijo una voz que venía del cielo, no pude ver a la persona que habló, debía de ser un mago.

—Es ahora o nunca, muchachos. Cálmense y sigan las órdenes, supongo que nos darán números consecutivos, por lo que nos vemos después de la examinación. —dijo Dannia con convicción en su voz. Nunca la había visto tomar el mando, pero era una vista placentera. Poco después, una figura en una túnica azul empezó a caminar hacia nosotros, llegando a nuestra ubicación en menos de tres minutos.

—Número novecientos doce… —dijo mientras pasaba frente a Nae, que era el primero de nuestro grupo en ser dado un número. Como Dannia supuso, obtuvimos números sucesivos, ella con el número novecientos diecisiete y yo con el novecientos dieciocho. Nos volteamos a ver con una sonrisa mutua. — Bien, sigan la fila y entren ordenadamente a la tienda. —dijo el hombre de la túnica antes de retirarse.

La tienda de examinación se encontraba en el centro del campamento. Este estaba arreglado de manera que varias tiendas formaban un círculo alrededor de la tienda de examinación. Las tiendas que estaban en este círculo eran de comercio y servicios. La tienda médica se encontraba en este círculo, por ejemplo. En total, eran seis círculos los que rodeaban la tienda de examinación. El círculo exterior estaba formado por los carruajes, lo que dejaba cuatro círculos de tiendas que pertenecían a una academia. En total, debía de haber más de cien. Al llegar a la tienda de examinación, me di cuenta que estábamos muy cercanos al principio de la fila, por lo que no tardarían mucho en llamarnos. Pronto fue el turno de Nae, solo un par de minutos después el turno de los gemelos. Todos los aspirantes tardaron menos de tres minutos en terminar su examinación, por lo que al ser el turno de Dannia me preparé. No importa cuál sea mi aptitud, debe de ser mejor que un patético dos. Cualquier cosa sobre cuatro me sirve. Al pasar cinco minutos me empecé a preocupar, Dannia debía de seguir dentro, ¿por qué estaba tardando tanto?

—Número novecientos dieciocho, adelante. —dijo la persona que estaba parada fuera de la tienda. "Por fin, veremos que tanto he cambiado desde mi primera muerte." Pensé y no pude evitar que una sonrisa apareciera en mi rostro.

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