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Mundo Shinobi - Señores de la guerra - 452

Kain volvió a la hora acordada para que todos comieran en el salón de la luna y la serpiente. A sus lados estaban Kokoro Yotsuki y Reika Uchiha. Kain llevaba en sus brazos a Izuna, el bebé de cabello blanco que había rescatado del incidente del clan Kurama y ahora había cambiado su karma con la fuerza del alma.

Por delante de ellos había una enorme mesa rectangular larga en la habitación privada del salón de té. A sus lados estaban sus esposas e hijos. Después de ellos venían los familiares como su okaa-sama, sensei, Itachi-san. Después venían los amigos como Akane, Sakumo y Mari Hatake. Akane estaba sentada entre Itachi y Sakumo, resaltaba un enorme vientre igual que Naoko. Del otro lado estaban Kazuhiko, Hiruzen, Shishio, Ryochi y su hermana Ryoko.

Como nota aparte, los que no estaban aquí era porque estaban realizando una misión para Kain.

—Bien, primero que todo— dijo Kain con una enorme sonrisa. Iba vestido con el haori blanco —muchas gracias a Tsubaki— todos los ojos se dirigieron a la mujer del kimono purpura y el hermoso cabello rojo. Ella sonrió y se ruborizo, llevaba a un bebé pelirrojo entre sus brazos. Ella se puso de pie e inclino su cabeza para saludar todos. Kain continuo —sin ella, esta celebración no sería posible. Como siempre, ella se esforzó para que todos comamos lo mejor de lo mejor— Tsubaki miró a Kain, ella sostenía al gran Mugen entre sus brazos, parecía cansada con lo grande que era el bebé. Mugen tenía medio año de vida, pero parecía que tenía ocho o nueve meses.

Kain miró a los presentes y dijo —ahora, quisiera introducir a tres personas— miró a Kokoro a su izquierda y después miró al resto —ella es Kokoro Yotsuki— miró a Hiruzen y continuo con una sonrisa burlona —todos los documentos están en orden, hokage-sama, no se preocupe—

El resto miraron a Hiruzen y se largaron a reír.

Hiruzen como hokage, sonrió y le dijo —eso ya lo veremos, Kain— y el resto se largó a reír.

Kain asintió y continuo —ella es Kokoro Yotsuki, mi esposa y espero que todos ustedes puedan ser amables y ayudarla en todo lo posible— Kain miró a Kokoro y ella asintió.

—Mucho gusto— dijo Kokoro, inclino su rostro y continuo —soy Kokoro Yot…no, bueno, ya no. Soy Kokoro Uchiha, espero llevarme bien con todos—

Todos la quedaron mirando, alta, muy alta, sin exagerar, era la persona más alta en la habitación. La seguían Reika y Kain en estatura. Además, era bonita, pero su altura era bastante atemorizante para el resto. La misma Kaoru con sus 1.5 mts de estatura, se veía como una niña a su lado.

Por su parte, Hiruzen la identifico como un sujeto de interés. Era hermana de ese monstruo, Jin. Su sola presencia era señal de peligro. Puede que ella no sea el tercer raikage, pero no quiere decir que sea alguien al que deba ignorar.

Kain miró a su derecha y vio a Reika. Tímida, colorada, se sujetaba el haori de Kain. Él sonrió, ella lo miró y también sonrió. Kain miró a los invitados y dijo —la mayoría de ustedes ya la conoce, pero Reika Uchiha ha decidido ser mi esposa, al igual que con Kokoro, espero que la ayuden en todo lo posible—

—Bienvenida, Reika-chan— dijo Nawaki a un lado de Mito

—Sí, Reika-chan— dijeron otros que también les agradaba Reika. Ella tenía una figura más amigable y menos intimidante que Kokoro. Por otro lado, su actitud tímida le abría el camino al corazón de los demás.

La propia Ryoko Takahashi llevó sus dedos a la boca y silbó para animar la bienvenida. La gente la quedó mirando, pero ella a pesar de ser civil y estar rodeada de shinobis, no se sintió intimidada. Ryoko le hizo gestos con la mano y Reika se ruborizo, pero sonrió feliz.

Kain espero a que se calmara y una vez que volvió a haber silencio, continuo —por último, pero no menos importante— levantó al bebé de cabello blanco en sus brazos y todos lo quedaron mirando —Izuna Uchiha, mi hijo— hubo un silencio incomodo, pero las esposas de Kain aplaudieron para llenarlo. Kain espero a que se calmaran y continuo —no importa lo que paso antes o lo que pase en el futuro. Solo tienen que saber que este niño es mi hijo. Espero que todos lo puedan ayudar, cuidar y guiar. Es joven, crecerá y tendrá sus virtudes y defectos como todos, pero al final, todo lo que haga dependerá si le dan amor u odio. Si lo ayudan a concentrarse en sus fortalezas o si lo recriminan por sus defectos—

—Papá— dijo Hashirama en medio de la conversación, varios se sorprendieron. Kain miró a su hijo en los brazos de Rei-chan. El bebé sonreía enérgico y entusiasta, él movía sus pequeñas manos para llamar la atención.

Kain soltó una risita y sonrió genuinamente.

Kain se mordió el labio inferior para contener la sonrisa, miró a todos y les dijo —muchas gracias, ahora, pueden deleitarse con la maravillosa comida que preparo Tsubaki para todos nosotros—

La gente se sentó a la mesa, los garzones abrieron la puerta de la habitación, todavía asombrados por lo que había el interior. Ellos consideraban el salón de té de primera clase, el más lujoso de Konoha, pero la habitación privada estaba a otro nivel. Los simples ventanales unidireccionales le daban un aire exclusivo.

—Kain— dijo Naomi, rubia, piel lechosa y ojos verdes. Ella tendió sus manos y le dijo —dame a Izuna, creo que también quieres sostener a tus otros hijos—

Kain asintió, miró al bebé regordete de cabello blanco. Él le dio un pequeño beso en la mejilla tan suave como la seda y se lo tendió a Naomi.

Kain se movió a la derecha, donde estaba Aoi con Miyuki en sus brazos. Las niñeras estaban afuera y pronto les entregarían a los bebés, pero Kain quería aprovechar de tenerlos un rato.

Kain alcanzó a Aoi, se acercó, ella le ofreció sus labios y él le dio un pequeño beso. Aoi le tendió a Miyuki. La hermosa bebé de cabello oscuro y ojos azules miraba a Kain a los ojos con gran inteligencia en su mirada.

—Miyuki-chan, pensé que serías la primera en hablar, pero mira, Hashirama te gano— dijo Kain con una sonrisa en los labios.

El resto miraba a Kain con una sonrisa mientras pensaban que era un padre idiota.

Solo Kain sabía que había algo más en el alma de este bebé, pero no importa quien fuera antes, ahora era su hija.

Por otro lado, y en represalia, Miyuki movió sus pequeñas manos y abofeteo a Kain varias veces. Los que miraban a Kain se largaron a reír.

—Esa es mi nieta— dijo Naoko, sentada al lado de Itachi. Ella tenía un enorme vientre como producto de su embarazo —así, Miyuki-chan, enséñale a tu padre una buena lección—

Varios en la mesa animaron a la bebé.

Kain se reía y cerraba un ojo mientras sonreía. Después de que Miyuki se calmó, Kain la llevó con Naoko. Esta última le beso las mejillas a su nieta y se rio de la felicidad pensando en su propio hijo que venía en camino.

Kain tomo a Miyuki, lo consulto con Aoi y se la entregaron a Natsuko y Tsukino Hyuga, quienes estaban fuera de la habitación con una mesa y una cuna especialmente para ellas y Miyuki respectivamente. El ruido de los adultos podía incomodar a los bebés.

Kain se movió al gran Mugen, pelirrojo, de ojos azules y a pesar de que tenía medio año de vida, parecía que tenía ocho o nueve meses.

Kain se quedó mirando al bebé regordete a los ojos. Mugen tenía una mirada seria y firme, pero ya no era la triste que tenía en un principio. Kain lo abrazó con suavidad y le susurro las mismas promesas de siempre. Al final, lo miró a los ojos y aunque no podía hablar, Kain pudo ver en sus ojos que él entendía.

Kain le dio un pequeño beso en la mejilla a Mugen y lo fue a dejar con Mana Uchiha.

Por último, Kain fue con el muchacho que parece que iba a explotar de tanto entusiasmo. Hashirama agitaba sus brazos y llamaba a Kain de forma enérgica, como si le estuviera recriminando a Kain por ser tan lento.

Kain se largó a reír y Hashirama siguió balbuceando cosas, ganándose la atención de todos. A toda la gente le gustaba los bebés animados, pero ninguno los quería cuidar y hacerse cargo de ellos cuando no eran perfectos.

Kain lo fue a dejar con Megumi. La muchacha del cabello rubio y el flequillo largo que le cubría los ojos. Tenía una mirada dulce y una aire amigable. Ella se mordió el labio inferior y extendió sus brazos para recibir a Hashirama. Este último fue con ella de buena gana. Si Hashirama pudiera hablar, diría que Megumi era la persona más divertida del mundo. Sin embargo, nadie podía superar a papá.

Cuando Kain se retiró, Hashirama lo empezó a llamar "papá". Le salía bastante claro. Kain se detuvo y quedó mirando a su hijo. Kain soltó un suspiro y fue donde Megumi.

—Disfruta de esta noche, Megumi-san— dijo Kain y tendió sus manos

Megumi lo quedó mirando y le dijo —señor, disculpe, pero no es bueno que usted consienta a Hashirama-sama en cada cosa—

—Solo será por un rato, ya verás como se cansa—

—Señor ¿Usted confía en mí?— preguntó Megumi con seriedad

Kain la quedó mirando, soltó un suspiro y asintió —está bien— dijo —pero no esperes ganar siempre con el mismo argumento—

Megumi sonrió y le dijo —no se preocupe, inventare uno nuevo cada vez—

Kain sonrió ante la disposición de Megumi, se dio la vuelta y volvió a la habitación mientras endurecía su corazón escuchando como Hashirama lo llamaba.

Kain volvió a su asiento, veía a la gente bebiendo vino o jugo. El aroma de los platos calientes emitiendo un exquisito aroma. Otros conversando y riendo.

Kain se sentó en su asiento. Kokoro y Reika estaban sentadas a sus lados conversando con los demás, pero aprovecharon la oportunidad para apoyar sus manos en la rodilla de Kain. Este último las miró, sonrió y se quedó mirando la mesa, a la gente, sus risas.

—Despliega unidades de apoyo— dijo Kain, del brazalete oculto debajo de sus ropas emergieron los dos diamantes y levitaron por los lados sin llamar mucho la atención.

Al mismo tiempo, en el campo de entrenamiento subterráneo, emergió la imagen frente a Tobirama y Madara. Ambos estaban meditando en sus respectivas habitaciones, pero al escuchar el ruido, abrieron los ojos.

Tobirama se mantuvo neutral, al menos en apariencia, pero al ver a Mari, Sakumo y Akane, sobre todo ver el vientre abultado de la muchacha y su sonrisa tan vivida, se conmovió y soltó un suspiro.

Por otro lado, Madara sonrió y derramo lágrimas de alegría.

Al mismo tiempo, Kain susurro —no, la paz no me parece un objetivo menor o despreciable. Sin paz, nada de esto podría ser posible— y se sintió orgulloso de su trabajo.

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