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Mundo Shinobi - Señores de la guerra - 449

Kaoru estaba sentada en la cabecera de la mesa en la casa de Kain. A su lado derecho estaba Naomi, la sirvienta Lilith y al último, la gran María. Del lado izquierdo de Kaoru estaba sentada Tsukino. Sin embargo, de todo el grupo, solo Kaoru y Naomi conversaban.

Kaoru vio los pendientes de Naomi que consistían en una fina cadena conectada a una esmeralda. Se veía delicado y elegante —esos pendientes son muy bonitos— dijo

Naomi sonrió y llevó su mano derecha a la esmeralda, la toco con la punta de los dedos y le dijo —fue algo que hizo Kain—

Kaoru hizo una sonrisa que no lo era y le preguntó —¿En serio?—

—Sí, en lugar de ese horroroso brazalete, me dio estos pendientes ¿Quieres verlos?— preguntó Naomi fascinada con la expresión de Kaoru. Sin embargo, el resto de los presentes temblaban al ver a Kaoru conteniendo su enfado. No era algo que pudieras ver, era algo que lo sentías con tu cuerpo.

Naomi se dio cuenta que su respiración produjo vaho y menciono —vaya, tengo entendido que todavía no cae la primera nieve ¿Por qué está tan frío?— preguntó de forma sutil. Lo cual fue un llamado de atención para Kaoru. Esta última entendió el mensaje y soltó un suspiro, lo cual regularizo la temperatura ambiente.

Kaoru quedó mirando a Naomi con una sonrisa, pero estaba segura de que también le pediría a Kain algo mejor.

Naomi llevó su mano derecha al pendiente en su oreja, pero antes de quitarlo, dijo —concédele permisos básicos a Kaoru Uchiha—

No hubo reacción que se pudiera ver o percibir físicamente. Solo Kaoru y Naomi entendieron a que se refería Naomi. Esta última se quitó el pendiente derecho, después el izquierdo y se los tendió a Kaoru.

Kaoru recibió los pendientes y se lo puso en cada oreja. Al instante apareció una interfaz visual mostrando detalles de su estado físico y el entorno. Gracias a su repentino enfado, la temperatura ambiente en el comedor era diez grados por debajo del resto de la casa. Kaoru se preocupó por el bebé de cabello blanco en los brazos de Lilith, pero al mirarlo, ella entendió porque ni siquiera se había despertado. El bebé ocupaba uno de los trajes que había fabricado Kain, así que la temperatura en su cuerpo era perfecta independiente de los cambios en el entorno.

—Ya veo, no era solo decoración— dijo Kaoru, miró a Naomi y la interfaz la marco con un pequeño punto en el pecho que se conectaba por una línea a una ventana con los datos básicos. Nombre, edad, procedencia y esas cosas, pero no mencionaba el tipo de chakra, su cantidad ni el tipo de jutsus que ocupaba. Bueno, si es que todavía ocupaba jutsus a esta altura de la vida. Según Kain, la energía que ocupaban los dioses era totalmente diferente del chakra y cinco veces más poderosa. Al pensar en esto, Kaoru frunció el ceño y se preguntó cuanto le faltaba para alcanzar la divinidad. Ahora iba a ser madre, después pasaría un tiempo recuperándose y le tomaría un tiempo volver a su estado óptimo para volver a practicar la cultivación. No, era mejor no pensar, Kain estaba trabajando en eso. Había que confiar, pensó.

Kaoru se quitó los pendientes y se los tendió a Naomi —¿Qué piensas que quiere hacer Kain-sama?— preguntó

Naomi recibió los pendientes y dijo —con respecto a ti y al entrenamiento de Tsukino y María, no lo sé. A veces él piensa tantas cosas que, de solo conversar con él, me mareo. Sin embargo, yo tengo muy claro lo que voy a hacer y porque elegí a María ¿Tú no?—

Kaoru y Naomi sonrieron de forma astuta.

Al mismo tiempo, Kain y Kokoro aparecieron en la habitación de transferencias. Kain vestía como era usual, haori blanco, kimono verde pasto y hakama negro. Sin embargo, Kokoro vestía totalmente diferente de su usual. Ella llevaba puesto un kimono rojo con estampados de flores y un obi dorado en la cintura. El cabello rubio que siempre tenía un aspecto voluminoso y salvaje estaba ordenado en un moño con un palillo de oro atravesado. Del cual colgaba una cadena de oro y al final zafiro. Ella era de gran estatura, por lo menos, diez centímetros más alta que Kain, su cuello se veía firme y terso.

Kokoro no estaba acostumbrada a utilizar este tipo de ropa, así que miró a Kain y le preguntó por decima vez —¿De verdad se ve bien?—

Kain miró a Kokoro, ella se veía hermosa con el cabello rubio recogido en un moño y algunos mechones cayendo a los lados de su rostro. La piel morena, los ojos grandes y expresivos. La boca grande y los labios gruesos. Sobre todo, la parte de su mentón y barbilla en conjunto con su cuello se veían sensuales.

—Te ves preciosa— dijo Kain con tranquilidad —créeme cuando te lo digo, eres una de las mujeres más hermosas del continente—

—Idiota— dijo Kokoro con voz pequeña y mimada, ella agacho su rostro, el rubor subió por su cuello hasta la punta de sus orejas y continuo —¿Cómo si conocieras a cada mujer en el mundo?—

—Bueno, no las conozco, pero cuando digo que eres hermosa, no lo digo por bromear. Ahora, entrando en materia, necesito hacer una última tarea antes de que nos podamos reunir— dijo Kain, acercó su mano y le tomo la mejilla a Kokoro. Esta última apoyo su mejilla en la mano, sintió el calor de los dedos, era un calor agradable y su tacto le traía sensuales recuerdos. Kain sonrió al verla tan dócil, parece que todo ese sexo salvaje calmó su temperamento. Kain solo esperaba que esta actitud dure y no haya un desencuentro desafortunado con sus esposas. Sobre todo, Naomi era especialmente buena para molestar al resto de sus esposas.

Kain acercó su rostro y la beso en los labios, Kokoro respondió con suavidad, pero era como si ese recuerdo de hace una hora aflorara en su cuerpo. Ella lo beso con mayor intensidad, se aferró al haori de Kain y su respiración se volvió forzada.

Kain se concentró en su respiración para mantenerse en calma y poco a poco fue conduciendo el beso para que fuera más calmado hasta que se separaron. Kain le dio un último beso a Kokoro, separó su rostro, pero lo dejo a un par de centímetros. Kain miró a Kokoro a los ojos, tenía la mirada lánguida.

—Por ahora, esto será todo. A la noche volveremos a conversar— susurro Kain y le dio un último beso. Kokoro asintió obedientemente y le dio un beso, ella llevó su mano a la entrepierna de Kain, lo mordió en los labios y con su mano sintió como él se ponía duro.

—¿En serio esperaremos tanto?— preguntó Kokoro con una sonrisa astuta

—Sí, tengo cosas que hacer, solo espérame—

—Bien— respondió Kokoro, se apartó de Kain y quedó mirando el bulto en los pantalones —yo podría…— iba a decir, pero Kain cerró los ojos, respiro profundamente varias veces y el bulto en su hakama desapareció.

Kain tendió su mano, Kokoro la tomo y los dos caminaron a la puerta corredera de la habitación. Al deslizar la puerta, encontraron a Mito de brazos cruzados en el pasillo con una expresión que decía que estaba esperando a Kain.

Kain se acercó a Mito, quien era veinte centímetros más pequeña que él. Kain se detuvo a un metro, miró a Kokoro y después a Mito —sensei, ella es Kokoro Yotsuki— dijo —mi esposa—

Mito frunció el ceño, sentía que la ceja le palpitaba. Kain se atrevía a hablar de esposa delante de ella como si fuera algo único y especial, pero todas las otras también eran sus esposas. Incluso ella misma le había dado más de lo que le dio a nadie en su vida. Este hombre solo tomaba y tomaba cosas, su avaricia y lujuria no tenía límites.

Kokoro hizo una leve reverencia y le dijo —mucho gusto, Mito-sama. Esta tiene por nombre Kokoro Yotsuki. Espero que nos llevemos bien desde ahora en adelante—

Mito miró a la enorme muchacha. Mito pensaba que Reika era bastante grande, pero esta muchacha lo era todavía más. Era hermosa y agraciada, con el cabello rubio y la piel morena. Mito tomo una profunda respiración y le dijo —mucho gusto, niña. Soy Mito Uzumaki, sensei de este idiota. Espero que tengas paciencia con mi estúpido discípulo—

Kokoro quedó mirando a Mito con cierta preocupación, parecía realmente enojada con Kain. Kokoro miró a Kain y este último solo sonrió.

—Es el amor de sensei— dijo Kain con una sonrisa astuta —es un poco apasionada, como tú. A veces se desborda—

Kokoro se ruborizo y miró a Mito como si la estuviera examinando. Ella asintió, pero Mito quedó confundida con tal expresión.

Kain levantó la mano de Kokoro, la sostuvo con ambas manos y la beso —¿Puedes darme un minuto con sensei?— preguntó

—Sí, claro— respondió Kokoro

Kain soltó la mano de Kokoro con cuidado, miró a Mito a los ojos con una mirada significativa y señalo con la mano a la habitación de transferencia —por aquí, por favor— dijo

Mito frunció el ceño, pero asintió y camino por delante.

Kain siguió a Mito, se detuvo dentro de la habitación, tomo la puerta corredera y miró a Kokoro —salgo de inmediato, solo tengo que corroborar cierta información— dijo

Kokoro asintió y se quedó en el pasillo.

Kain cerró la puerta corredera y dijo —insonorización— al instante se levantaron los sistemas de seguridad y la habitación de transferencia quedó apartada del mundo.

Kain miró a Mito, de baja estatura comparada con él, pelirroja, figura delicada y vestida con un kimono rojo y un obi negro —¿Qué sucede? Creo haber vuelto a la hora acordada, incluso un poco antes. No creo que haya razón para que estes de tan mal humor ¿Verdad?—

Mito agacho la mirada y soltó un suspiro. Era la estúpida propuesta de Kain, aunque era algo a futuro, le producía mucha preocupación. Todo el día estuvo pensando en los pros y contras. Su única certeza era que Kain podía hacer todo lo que le prometió, pero que eso estuviera bien era otra cosa. Mito miró a Kain con preocupación. Este último soltó un suspiro, camino hasta ella. Mito levantó su rostro con una expresión indefensa. Kain extendió sus brazos y ella lo abrazó.

—Todo va a estar bien— susurro Kain —te lo aseguro, todo va a estar bien, yo estoy para ti. Sabes que tengo muchas cosas que quiero darte—

Mito se aferró al haori de Kain, apoyo su frente en el pecho de Kain y cerró los ojos —yo— dijo. Ella guardo silencio por unos segundos. Kain apoyo sus labios en la cabeza de Mito y olió el aroma de su cabello. Era un rico aroma frutal. Kain apartó su rostro de la cabeza de Mito y esta última levantó su rostro mientras se aferraba a la ropa de Kain —yo, si digo que sí ¿Está bien? No es trampa, no es injusto—

Kain sonrió de forma astuta, llevó su mano a la mejilla y se la acaricio con el dorso de los dedos —¿A quién le importa eso?— preguntó

—A mí, por supuesto. Hashirama-sama me lo dio todo, me protegió y me rescato de la nación de los Remolinos cuando paso la catástrofe. Al menos, no quiero ensuciar su memoria—

Kain giro su mano y le acaricio la mejilla con la palma. Él paso su pulgar cerca de esos bonitos labios color cereza, de forma suave y delicada —no te preocupes, haremos tontos al mundo. Los engañaremos a todos y nadie nunca lo sabrá. Al menos, hasta que ya sea demasiado tarde y a nadie le importe. Solo quiero darte esto, sé que te lo mereces. Te he visto sollozar cuando duermes y llamar a tu hijo. Por favor, déjame darte esto, es para ti. No te preocupes por lo demás. Nos reiremos del mundo, será nuestro secreto especial. Ni siquiera en la familia lo sabrán. Mis esposas lo podrán sospechar, pero es algo que me llevare a la tumba ¿Entendido?—

Mito miraba a Kain con preocupación, sus ojos se llenaron de lágrimas. Ella se mordió el labio inferior y se paró de puntillas para besarlo. Kain se agacho y la beso. Mito le dio varios besos y apartó sus labios —dame…dame dos años. Me esforzare para que Nawaki sea autosuficiente. No lo puedo dejar solo, es lo mínimo que puedo hacer—

—Está bien— susurro Kain, acercó sus labios y la beso. Después apartó sus labios y sonrió —pero eso no quiere decir que no podamos practicar—

Las lágrimas caían por las mejillas de Mito, pero el comentario de Kain la hizo sonreír y le dijo —eres un tonto—. Ella se acercó y le ofreció sus labios. Kain fue reciproco y la beso durante un minuto.

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