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Mundo Shinobi - Señores de la guerra - 439 NSFW

Mari Hatake estaba desnuda delante de Kain, su cuerpo era esbelto, la espalda estrecha, los senos pequeños como limones, firmes, con muy poca grasa por los largos años de entrenamiento shinobi. La piel tersa, el vientre plano, semi marcado. Las caderas anchas, el trasero gordo, grande y firme. El pubis cubierto por un triángulo de cabello gris. Los muslos llenos y tonificados. Entre medio, los labios sellados.

—Ven, Mari— dijo Kain, de pie delante de ella.

Mari Hatake se acercó con timidez, solo había conocido un hombre y este la había tratado como un trabajo más que como cualquier otra cosa. Después de eso, el trato más cercano que tuvo con él fue de subordinado. Incluso si ella le dio un hijo, él la siguió mirando de la misma manera. Así que acercarse a Kain con estos sentimientos en su pecho, su corazón latiendo como loco, se sentía tan estimulante.

Mari Hatake se acercó a Kain y este último sonrió de forma traviesa. A Mari le gustaba esa sonrisa, le parecía divertida y emocionante. Así que, de forma involuntaria, sonrió. Kain acercó su mano a la cara y se la acaricio. Fue un tacto que ella nunca probo. Demasiado suave, demasiado cuidadoso, le provocaba cosquillas, pero no era un mal sentimiento.

Kain llevó su pulgar a los labios de Mari y se los acaricio, primero el labio superior como si estuviera trazando su longitud y grosor. Después el labio inferior. Mari tenía una mirada lánguida mientras lo miraba. Kain acercó su rostro y la beso. Ella respondió a su beso como pudo. Kain tuvo que ir abriendo los labios poco a poco hasta introducir su lengua.

Al mismo tiempo, Mari iba aprendiendo, su corazón latía con fuerza, su cuerpo estaba excitado, sentía un cosquilleo en su pecho. Ella apartó su boca de la de Kain y lo quedó mirando durante unos segundos.

Mari estiro su mano para tocar el pecho. Sintió la tela de la polera y el cuerpo de Kain, firme y entrenado. Ella acercó su rostro y lo beso como pudo mientras sus manos se deslizaban tocando a Kain hasta que llegó a la parte inferior de la polera, deslizo sus manos por debajo y sintió la piel.

Kain llevó sus manos a la cintura de Mari, era parecida en estructura a Mito. Cuerpo esbelto, pequeños senos, pero un trasero grande y redondo por todo el entrenamiento. Kain llevó sus manos a la espalda de Mari, la acaricio, le pareció pequeña y adorable, firme y entrenada. Bajo sus manos hasta la cadera y fue a la nalgas.

Mari sintió que Kain estaba demasiado cómodo con su cuerpo a pesar de que era una mujer mayor. A pesar de que era la mujer de su enemigo. Ella era peor porque iba a dormir con el enemigo de su marido, pero ya no le importaban esas cosas. Kain se preocupaba por ella, por Sakumo, por Akane. Era alguien grande como el dios shinobi, inteligente como Tobirama y fuerte como Madara Uchiha. Estaba bien, su cuerpo estaba ardiendo.

Kain tomo a Mari Hatake en brazos y esta última se asustó por el repentino movimiento. Ella miró a Kain a los ojos, él la miraba con lujuria. Ella se afirmó de la ropa de Kain y este último la llevó a la cama. Como todo en esta casa, era de la mejor calidad. Mari y Kain se hundieron un poco en la cama. Kain quedó mirando a Mari Hatake y acercó su rostro. Esta última lo tomo por el rostro y lo siguió besando. Al mismo tiempo, Kain llevó su mano al abdomen y lo comenzó a acariciar.

Mari sintió los dedos deslizándose hasta su entrepierna y despertar partes que ni siquiera sabía que tenía. Ella respiraba con dificultad y lo besaba con voracidad sin saber que era lo que sentía, pero se sentía muy bien. Mari soltó un gemido, cerró los ojos y abrió la boca mientras soltaba pequeñas exhalaciones. Ella se aferró a Kain todas sus fuerzas. Kain busco su boca y ella lo beso por pura inercia hasta que su mente se fue a blanco.

Mari Hatake reacciono al minuto después y cuando abrió los ojos, se encontró con la mirada más dulce, más hermosa que hubiera visto en su vida. Ella sonrió, acercó su boca y lo beso.

Kain respondió a sus besos y le acaricio los muslos. Podía sentir como los músculos se contrarían reaccionando a las caricias. Trataba de regular su respiración y concentrarse en sus sentidos. En la sensación de sus labios y la lengua al besarla, en su corazón palpitando con rapidez. En la sensación del tacto de las manos de Mari Hatake. Manos duras y firmes, después de todo, eran las manos de una kunoichi que entreno desde que tenía uso de razón. En el calor en su pecho, en las cosquillas que sentía a la altura del vientre, en el calor de su entrepierna, en la dureza de su sexo. Era una sensación tan exquisita e intoxicante. Kain llevó su mano desde el estómago a la entrepierna, introdujo sus dedos y la comenzó a estimular internamente. Mari abría su boca y daba pequeñas exhalaciones mientras cerraba los ojos. Cuando Kain tocaba un lugar que le gustaba. Mari soltó un gemido, pero la sensación no fue tan fuerte como la primera vez.

Kain se apartó de Mari, la miró a los ojos y le dijo —date la vuelta—

—¿Para qué?— preguntó Mari, tenía una mirada suplicante

—Solo escúchame— dijo Kain

Mari asintió, se dio la vuelta y sintió el calor del cuerpo de Kain sobre su espalda. Ni siquiera se había dado cuenta cuando él se había quitado la polera. Kain estaba demasiado cómodo con esto, lo que hacía a Mari sentir un cosquilleo en su cuerpo y la anticipación. Kain le beso el cuello y ella gimió como nunca. Kain le dio pequeños mordiscos, fue a los hombros. Mari sentía que todo su cuerpo estaba demasiado sensible ¿Ella era así? ¿Esta mujer tan lasciva? Kain la beso en la espalda, sus manos sobre el abdomen, las caricias que se dirigían a la entrepierna, pero que no alcanzaban a tocar. Sin embargo, le producían un cosquilleo agradable en la entrepierna y un calor insoportable en su cuerpo.

Kain llego a la cola y se detuvo para admirar el trasero, grande y redondo, firme, hecho de puro musculo resultado de un intenso entrenamiento. Kain amaso ese trasero, lo lamió y lo pellizco. Después se movió hacia arriba acariciando y besando la espalda. Llegó al cuello y se detuvo. Kain acercó su boca al oído de Mari y el susurro —lo voy a meter—

Mari miró hacia atrás como si estuviera en trance y asintió.

Kain le beso la mejilla, ella volteó su rostro y lo beso en los labios.

Mari sintió como algo tubular y caliente pasaba por entremedio de sus muslos, frotaba su entrepierna y la hacía sentir caliente. Entonces, después de tantos años, un hombre entro en ella. Kain la besaba con voracidad, una mano sobre la entrepierna y la otra sobre el seno mientras entraba hasta lo más profundo.

Kain tomo la pierna izquierda de Mari, la levantó y como supuso, ella fue muy flexible. Él se puso de rodillas sobre la cama, entrando en Mari con cada embestida mientras la pierna de Mari quedaba frente de él y la lamia. Kain le dio un fuerte nalgada y Mari soltó un gemido. Kain le dio vuelta para quedar de frente a Mari, le tomo la cara y la beso mientras se introducía en ella.

Kain se concentró su respiración, después en la sensación de sus labios, en el calor de su cuerpo, en el tacto de la piel de Mari. Ella estaba traspirando, jadeaba y trataba de seguirle el ritmo. Kain le mordía los labios mientras sentía en calor estimulante en su sexo. Estaba concentrado en el placer, en sus sentidos, en las sensaciones. El apartó su rostro, soltó un exhalación y envistió una vez más a Mari Hatake y lo dejo todo dentro de ella. Mari se abrazaba a él y le besaba el cuello en un intento de llegar a su cara y besarlo.

Kain soltó una fuerte exhalación, movió su cabeza de lado a lado mientras sentía que su mente estaba borracha, intoxicada por fuerte sensación de sexo. Él abrió los ojos y vio a Mari Hatake mirándolo con una expresión lánguida. Kain se agacho, la beso y siguió moviendo sus caderas para tocar el sexo de Mari. Su mente estaba poco a poco superando la fuerte estimulación. Así que se apartó y llevó su mano al sexo de Mari. Estaba húmedo por la traspiración y todos los fluidos corporales. Kain la continúo estimulando, la besaba y no la dejaba descansar. Todos los gemidos de Mari eran música para sus oídos aun si su mente estaba medio en trance y medio consciente.

Una hora después, Kain dejo a Mari Hatake durmiendo en su cama. Eran las doce de la noche cuando salió de la habitación. Él se movió por el pasillo con un ligereza pocas veces probada. Era como si cada liquido en su cuerpo hubiera sido drenado. Él se fue a su habitación y al entrar, noto que Rei-chan no se había despertado. Seguía en su posición, el aura estable y tranquila, seguramente por la borrachera.

Kain se fue a duchar y el agua fría fue un buen estimulante para que su mente se recuperara de la sensación del sexo. Sin embargo, eso lo volvió a colocar duro y lo hizo pensar en sexo. Mari Hatake estaba fuera de cuestión, no volvería a su habitación. Kain se relamió los labios, los sentía sensibles y agradables. La sensación química del sexo en su cerebro persistía.

Kain tomo una profunda respiración y se quedó un par de minutos bajo el agua fría, conservo la sensación en su pecho, pero calmo su sexo. Era una sensación agradable, un sentimiento de anticipación. Kain se secó con una toalla, salió del baño y se fue a recostar en la cama. Si Rei-chan se despertaba y quería tener sexo, lo haría, pero tampoco estaba desesperado, quería disfrutar está sensación en su pecho y descansar.

Kain se recostó en la cama, se tapó con la sábana y cerró los ojos. A los pocos segundos sintió alguien acurrucarse en sus costillas. Kain miró hacia un lado y vio a Rei-chan. Kain sonrió, era como el "sensor de papá" que tenía Hashirama. Rei-chan había desarrollado algo similar, ya que estaba profundamente dormida, pero de alguna manera sintió su presencia y se acercó de forma inconsciente.

Kain sonrió, se giró a la derecha y abrazó a Rei-chan. Parece que fue algo agradable para ella, ya que sonrió y se acomodó.

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