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Mundo Shinobi - Señores de la guerra - 409

—Absorber el fuego fue una de las primeras cosas que me enseño sensei. Bueno, fue la primera técnica que me enseño cuando me tomo bajo su tutela— dijo Kain con una sonrisa amigable

Madara miró a su hijo y supo que entre ellos dos había un abismo que los separaba. Era muy claro quien estaba en su corazón y quien no.

—Yo era niño, debí tener cinco años o algo así, le lancé un par de bolas de fuego y ella lanzó los sellos al aire, absorbiendo el fuego como si nada. Me sorprendió, pero entendí su utilidad— continuo Kain —por ese tipo de habilidades y muchas otras, me sorprendió bastante esa mentira de mierda ¿Cómo un clan, con una fuerza física excepcional, invocaciones, sellos y poderosos clones, iban a ser vencidos por un grupo de don nadie? Si me hubieran dicho que tú y tío Hashirama habían destruido la isla lo hubiera podido creer, pero ¿Qué una alianza de shinobis mierdosos destruyo el País de los Remolinos? Vamos, no bromeen, Nawaki inventa mejores mentiras y tiene seis años. Además, Sensei es brutalmente fuerte, ni siquiera quiero imaginar como era su padre—

—Ellos eran fuertes y por eso no respetaban a nadie— respondió Madara desde el interior del susano. Sobre los músculos se estaba formando una especie de túnica que ocultaba el cuerpo principal. Parecía un gigante de dos cabezas y cuatro brazos que se ocultaba bajo las ropas —¿Has oído hablar alguna vez de la "Resurrección del mundo impuro"?—

Kain asintió sin demostrar conocimiento, como si realmente lo desconociera y tratara de engañar a Madara. Este último soltó un bufido de desdén y lo miró con desprecio.

—Los juegos se acabaron, ya que no puedes ni siquiera tener una conversación sincera, se terminó— dijo Madara

—No te preocupes, oto-sama— dijo Kain —te dejare dormir y te despertare temprano para que puedas ir a trabajar—

Madara miró a los dos susanos al lado de su hijo; el blanco a la izquierda con las espadas brillantes y el de la derecha, con lanzas y ese extraño humo negro en la punta. Kain saltó hacia atrás ampliando la distancia, saltó tres veces más y con eso se alejó más de treinta metros. Por otro lado, los susanos de tamaño humano se lanzaron al ataque.

El susano de Madara ataco con sus manos desnudas mientras este último observaba a Kain y se preguntaba como atacarlo. Si había dominado los sellos a ese nivel, era tan molesto como un maestro de sellos del clan Uzumaki. Estaba lejos de Mito o del patriarca del clan Uzumaki, pero era un enemigo complicado, sobre todo por los artilugios y habilidades.

Sin embargo, la atención de Madara se dirigió a los brazos de su susano. En tan solo un segundo, había perdido dos de los cuatro, pero de dos maneras diferentes. El brazo derecho se desvanecido como si hubiera sido calcinado por la niebla oscura de las lanzas y el brazo izquierdo cortado como si fuera un cuchillo cortando mantequilla caliente.

Madara dio un poderoso saltó para apartarse mientras los dos susanos de tamaño humano lo perseguían. El blanco con las espadas brillantes y el gris con las lanzas con la niebla oscura —suficiente— dijo, desvaneció el susano y su ojo izquierdo cambio. Paso de ser un mangekyo a tornarse purpura mientras los tomoes desaparecían y se volvían aros alrededor del iris. Madara apuntó sus manos a los susanos de Kain y los golpeo con una fuerza invisible que los destrozo de un solo golpe.

Kain, desde el suelo, observo el desempeño de Madara y asintió varias veces —así que para eso servía ese ojo— dijo con tranquilidad.

Madara se movió por el aire como si pudiera volar y bajó en diagonal. Cayó a cinco metros de Kain y lo quedó mirando. El brazo derecho había dejado de sangrar, pero no se había restaurado.

—Un ojo bastante interesante— dijo Kain —¿Cómo se llama?—

—Se llama rinnegan— respondió Madara apuntando a Kain con la mano izquierda —los juegos se acabaron—

—Sabes cosas interesantes— dijo Kain, hizo un sello de tigre con la mano derecha mientras sostenía la empuñadura de espada con la izquierda.

Madara frunció el ceño ¿Por qué no ocupaba las espadas voladoras? ¿Por qué estaba tan tranquilo? ¿Por qué no atacaba? Se preguntó. Madara atrajo el cuerpo de Kain, lo tomo por el cuello y lo estrangulo al punto de que los dedos se hundieron en la carne. Sin embargo, Kain no paraba de sonreír y no dejaba de hacer el sello de tigre con la mano derecha.

—Es el fin— dijo Madara

—Sí, lo sé, es una pena, esperaba aprender más de ti— murmuro Kain, seguía sonriendo a pesar de que un hilillo de sangre bajaba por la comisura izquierda de su boca.

Madara apretó con más fuerza el cuello de Kain, pero de repente escucho el tintineo de unas cadenas y se congelo, pero fue demasiado tarde, su cuerpo fue encadenado y perdió toda su fuerza. Madara cayó al suelo de lado. Sus ojos volvieron a la normalidad y se volvió a sentir débil.

—No sabía— dijo Madara con dificultad —que Mito te había hecho su heredero—

Kain se acarició el cuello mientras sonreía y soltó una risita que se transformó en una tos, pero no dejo de sonreír. Después se sentó en el suelo y miró a Madara recostado de lado. Kain vio al poderoso Madara Uchiha sometido y sintió tristeza en su corazón. Kain podía recordar aquellas tardes de verano escuchando las historias de su abuela "Madara, el pináculo del clan Uchiha". O a su tío Hashirama diciendo "Madara era el mejor que guerrero que he conocido" —te lo dije— dijo Kain con tristeza —mi juego es demasiado sólido como para que puedas ver a través de él—

—¿Qué pasara ahora?— preguntó Madara

—Mmm, esperaremos— dijo Kain con tranquilidad —eso me asusto un poco ¿Absorbiste el chakra o lo disipaste?— pero Madara no respondió. Kain negó con la cabeza —sabes, la abuela siempre me dijo que eras un gran guerrero. En muchos sentidos, tu fuerza, control, habilidad, jutsu y taijutsu están en la cúspide del mundo. Eso lo puedo aceptar, si no fuera por mi entendimiento de la energía y mis habilidades tú me hubieras matado hace una hora y media—

—Fue— murmuro Madara —entretenido—

—Sí, podría decirse que fue entretenido—

—Tú madre ¿Cómo está ella?—

—Bien— murmuro Kain —se volvió a casar, pero ese tipo es demasiado tímido, demasiado respetuoso. A veces pienso que okaa-sama va a tener una aventura con algún vecino, una persona más interesante—

—No deberías pensar así de tu madre—

—Bueno— dijo Kain con una sonrisa divertida —no puedo ignorar la realidad. Yo tengo varias esposas y la abuela tenía muchos enamorados. Lo hubieras visto cuando teníamos un cumpleaños, todos esos viejos cortejando a mi abuela, pero ella no le prestaba atención a ninguno, excepto al abuelo Orochi—

—Naori siempre fue demasiado orgullosa, a pesar de que el clan la juzgo por ser una madre soltera, ella jamás acepto la propuesta de nadie. Incluso mi padre la quiso hacer su esposa, pero ella los rechazaba a todos, jajajaja—

Kain y Madara sonrieron con suavidad, se quedaron callados durante media hora.

—Ya es tiempo, será doloroso— dijo Kain

—Esto, todo esto ¿Era un experimento?— preguntó Madara

—Sí, lo era, he estado estudiando muchas cosas. Ya pasé la etapa de experimentar con animales, así que necesitaba un humano. Te encontré hace unas horas, tenía un plan, pero solo me decidí cuando te vi. Te veías acabado, casi me dieron ganas de ponerme a llorar cuando te vi tan lamentable. La abuela, ella, me hablo de ti. También tío Hashirma. Ellos te consideraban el pináculo de los guerreros en este mundo, pero ahora—

Madara mostro una pequeña sonrisa y dijo —mi tiempo ya paso—

—Pero tenías planes ¿No?— preguntó Kain —tío me dijo que un día te fuiste y volviste tiempo después. Tío dijo que habías cambiado—

—¿Crees en el destino?—

—El destino es la suma de nuestros actos—

Madara se quedó tranquilo y le dijo —Setsu, me ha contado de las cosas que has hecho. Quiero que sepas que te considero ingenuo y tan estúpido como Hashirama, pero también estoy muy orgulloso de ti. Ni yo, Hashirama o ese idiota de Tobirama lo hubieran hecho mejor—

—Lo sé, ustedes no piensan como yo, fueron criados de otra manera—

—Sí, diferente…— murmuro Madara con tranquilidad

—¿Tú fuiste quien envió esos libros sobre jutsus de fuego cuando era niño?—

Madara mostro una pequeña sonrisa —¿Quién más? ¿Pensabas que fueron esos traidores del clan que te quisieron matar?— preguntó en un tono irónico

—Los débiles tienen miedo, oto-sama, no los puedes juzgar por intentar hacer todo lo que está dentro de sus posibilidades. Es lo humano, mentir, engañar y autoengañarse, creer que estás en lo correcto y que todo el mundo está equivocado—

—¿También piensas que estoy equivocado?—

—Tobirama también trato de arreglar el mundo a su manera, perdió su brújula moral y trato de matar a mi tío, solo por la estúpida idea de "tener la iniciativa en la guerra"—

—Lo mataste—

—En cierto sentido— dijo Kain, tomo una profunda respiración y miró terreno lleno de cráteres, manchas de fuego y armas desperdigadas por aquí y por allá. Más allá estaban las murallas de hielo marcando el límite de este espacio. Por último, el cielo azul, despejado, con un hermoso sol de primavera —Tobirama nunca pudo cuantificar los sentimientos de los demás, por eso su discípulo lo apuñalo hasta la muerte—

—Fuiste cruel—

—Él fue cruel con Torifu y Ooyama—

—Mmm— respondió Madara —¿Qué me pasara? Me refiero ¿Cuáles son los efectos secundarios de la medicina?—

—Bueno, será espeluznante y doloroso—

—En ese caso, sácame el ojo izquierdo. Se llama rinnegan, lo obtuve al final de mi combate con Hashirama. Es una transformación del sharingan como el mangekyo, pero más poderoso. Eres mi único hijo, guárdalo, es para ti—

—No te preocupes, ya lo he analizado. De aquí a dos meses podre replicar tus ojos de forma natural y de aquí a un año podré fabricar rinnegan para regalar—

—Arrogante—

Kain soltó una risita y le preguntó —el ojo que te di ¿Te sirvió?—

Madara cerró los ojos y respondió —sí, fue cómodo y su compatibilidad fue la mejor—

—También he fabricado byakugan y he restituido los ojos de una de mis esposas y un amigo—

—¿Naoko?— preguntó Madara, abrió los ojos y lo miró a los ojos

—Le devolví la vista a mi okaa-sama, fue hace poco menos de un año— dijo Kain

Madara mostro una sonrisa sincera, cerró los ojos y apoyo su rostro en el suelo —eres un buen hijo, Kain—

—Lo intento—

—¿Seguro que vas a poder replicar el rinnegan?—

—Sí, yo puedo—

—Con respecto, AAAAAAAH— grito Madara

Al mismo tiempo, las unidades de apoyo, Segador y Vástago bajaron desde el cielo a la altura de dos metros sobre Madara y lo escanearon de pies a cabeza.

El cuerpo de Madara comenzó a convulsionar, se abrieron llagas en sus brazos y piernas. La sangre brotó a borbotones y mancho la tierra árida a su alrededor. Madara gritaba en agonía, sus ojos explotaron, la sangre broto de los oídos y escupió sangre.

Kain se quedó sentado, mirando como Madara se retorcía en agonía. Kain sabía que Madara podía haberle pedido misericordia y evitar todo este dolor, pero la culpa era mayor. Por lo usual, la gente como Madara piensa que se merece sufrir, merece ser castigado.

—Aaaaaah— grito una vez más Madara con todas sus fuerzas, la mancha de sangre alrededor de su cuerpo era enorme. Kain se levantó y se apartó, de lo contrario su ropa se hubiera manchado con la sangre. Por fin, Madara se calmó, empezó a jadear con fuerza, pero a cada segundo sus jadeos eran más suaves hasta que solo fue una respiración tenue. Por alguna razón, en su última respiración, sonrió y su cuerpo se dejó de mover.

Kain cerró los ojos por un momento y derramo lágrimas. Nunca pensó que sentiría algo por un desconocido, a lo mejor, fueron todas las historias que le contó su abuela. A lo mejor, fueron las historias que le contó su tío, a lo mejor su madre ¿Quién sabe? pero este sentimiento en su pecho era dolor, no había duda.

Kain se acercó, se agacho y llevó sus manos a los ojos. Puso su mano sobre los parpados de Madara y los cerró. Kain tomo una profunda respiración, se puso de pie, dio dos pasos atrás y soplo una llamarada de fuego azul sobre el cadáver hasta que se volvió cenizas.

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