1 Prólogo

Mientras una suave brisa de verano agitaba las hojas en los árboles, un chico estaba recogiendo unos trozos de madera que después servirían como combustible para la hoguera de una aldea en la que convivían distintas razas, entre ellas los elfos, los humanos y una rama de la raza de las bestias o mejor conocida como la raza feral.

— ¿Oye Al cuando piensas volver?, ya casi es hora —mis pasoso se detuvieron, miré hacia Lara una chica de mi misma edad, una cuarta parte de su sangre proviene de un elfo, el resto, bueno, es sangre humana, por eso ella va a vivir al menos más de 150 años.

— ¿Eh? Solo dame unos segundos más, ya casi termino —Reanudé mi búsqueda de las últimas varas.

Esa aldea se encontraba en el último día de su celebración anual más importante, se hacía durante una semana completa, para ser exactos 9 días de fiesta; desde hace más de 3000 años se celebra la unión de estás tres razas, todo comenzó cerca del año 345 del entonces calendario plateado, una guerra en contra de la nación de los demonios principalmente, pero en realidad era una guerra entre todas las especies, fue entonces que el héroe, un espadachín que al parecer fue invocado de otro mundo y hasta entonces considerado el más fuerte, utilizo la espada más resistente y poderosa nunca antes hecha para partir el continente en dos, poniendo fin a una guerra de más de 200 años, desde entonces el continente se ha ido separando poco a poco hasta estar dividido en 5 partes grandes consideradas continentes y varias islas chicas, entre estas, las más importantes son las que hacen de intermediarias entre los continentes dominados por la raza de los demonios, humanos y ferales.

— ¿Hey chicos que hacen? Ya casi empezamos —Mi padre, él es algo así como un líder del pueblo.

Papá estaba un poco preocupado ya para este momento, por lo que vino a llevarnos de vuelta a la aldea, y hace unos meses que no había podido salir de la aldea, desde casi seis meses nos percatamos que los monstruos empezaron a estar más activos y por consecuencia los adultos de la aldea tomaron precauciones, ya tenía 5 meses sin ver el exterior, pero hoy hace 2 semanas las cosas se empezaron a calmar.

— Si padre, ¿podría volver a salir mañana?

Pregunte, mientras miraba las estrellas que iluminan el camino, la más grande señala el Norte, donde se encuentra el continente Feral, de ahí al Sur se ubica el continente demoniaco, al Este está el continente ogro, que más bien es la isla más grande, sin embargo fue reconocido como continente hace 1200 años, ahí se junta la mayor parte de la raza de los ogros y al Oeste está el continente de los elfos y al centro de estos el continente humano el segundo más grande después del continente demoniaco, o al menos así me los ha descrito mi padre.

— Primero tenemos de recoger todas las cosas que queden esta noche, después te diré.

Y así llegamos a la aldea, la fiesta salió bastante bien.

A la mañana siguiente me en encontraba haciendo mi entrenamiento a primera hora del día, durante las mañanas practico mi magia y por las tardes practico la espada, principalmente practico la espada por mi padre, él quiso que yo fuera un espadachín, la magia, la practico desde que tengo 2 años y medio, aprendí a leer por mi cuenta; a la edad de 3 años ya dominaba todas la magias en su nivel básico, me apoye en un libro de hechizos, en ningún momento llore, solo hasta el día en que nuestra mascota murió, era una especie de lagarto, a los 3 años y medio probé mi primer hechizo de agua de nivel intermedio, rompí una pared del segundo piso de la casa, en específico la pared de mi cuarto, siempre practique en secreto, hasta ese día, pensé que iba a ser reprendido pero al final resulto en que mis padres se alegraron, en algún momento después de eso se contrató a un mago para que me instruyera, a los 5 años ya superaba a un mago promedio y mi maestro ya no tenía nada que enseñarme, sin embargo todavía faltaba un último reto, tenía que mantener un hechizo de rango santo durante 5 minutos, era algo parecido a una tormenta, cabe destacar que también se usar magia sin canto, sin embargo todavía me falta mucho para dominarla, por lo que regularmente acorto los canticos, para ese último hechizo tenía que salir de casa cosa que no había hecho hasta ahora, por lo que estaba nervioso y un tanto asustado pero al final todo salió bien, 2 días después de eso empecé a salir de forma regular y un día de esos escuche gritos que provenían del bosque, dude un poco antes de dirigirme a ese lugar una vez que llegue me encontré con una chica a la que no conocía y delante de ella una bestia, era un monstruo de más de 3 metros, poco más superaría el tamaño de los árboles, me quedé paralizado de solo verlo, su apariencia no era lo que me asusto, en realidad era la sed de sangre que emanaba de él, solo podía pensar que moriría, hasta que el grito de esa chica me volvió a la realidad, me puse frente a ella y trate de enfrentar al monstruos, trate de invocar un muro de rocas pero no sirvió de nada, lo destrozo como si fuera nada, no podía describir el miedo que me invadió en ese momento, pero al mismo tiempo me emocione, ahí podría probar un hechizo de nivel avanzado, bala de piedra, un simple pedazo de piedra que tomaba la una forma alargada y con un pico en uno de sus extremos, una cosa muy simple pero al mismo tiempo poderosa la utilicé con el máximo de potencia que podía, atravesó la piel de monstruo como si solo fuera un hoja de cualquier árbol, después regrese a la aldea, ahí encontré a mi padre y le explique lo sucedido, inmediatamente agarro la espada que tenía en el cinturón y trato de salir, fue ahí que le explique ya había matado al monstruo, desde ese día me junto con Lara y al mismo tiempo empecé a entrenar la espada.

— Bueno días Al— me saludo mi madre mientras preparaba la comida.

— Buenos días madre— respondí mientras me tallaba los ojos, todavía no terminaba de despertar, inmediatamente salí de la casa, mi entrenamiento matutino consta de correr 2 kilómetros y poco más, sin embargo hoy mientras corría como era costumbre escuche un ruido fuera de lo normal, se podía decir fácilmente que eran pasos, pero no de un humano, elfo o de algún feral, además podía percibir el olor a sangre, de forma muy vaga, me adentre en el bosque, antes de darme cuenta estaba ante 3 grupos de monstruos que se encontraban peleando, lucha territorial… supongo. Antes de ser detectado salí corriendo de ese lugar y busque a mi padre.

Para cuando estaba por llegar a la casa, me encontré con mi padre y un grupo de hombres de distintas razas le seguían, el dirigirá las tropas desde hace unos 3 meses, cuando el antiguo líder se retiró, al parecer ellos ya sabían de la cantidad excesiva de monstruos, no tenían idea de la ubicación real, por lo que tuve que guiarlos hasta el lugar, finalmente solo hubo 13 heridos pero ningún muerto, no me dejaron ayudar.

Para la tarde de ese mismo día se celebró mi décimo cumpleaños, en realidad nunca le he puesto atención a las fechas, por lo que me agarraron desprevenido una vez que llegué a casa, era alrededor de medio día, las cosas para la fiesta estaban siendo acomodadas y me ofrecí para ayudar, aunque no hice mucho, una vez que cayó la noche la fiesta empezó.

— ¡Hey! Alek

Me llamó Fil, uno de los que acompañaba a mi padre en la mañana.

— Oh, Fil, ¿qué sucede?

El parecía algo nervioso, por cierto, él es un Elfo.

— ¿Quieres acompañarnos de cacería el día de mañana?

— Emm, lo siento, tengo algo que hacer, la próxima vez iré.

— Emm…

Se quedó pensativo durante unos momentos.

— Bien, mantente libre para la próxima semana parece que saldremos del reino Shafir; hay un rumor, parece que hay monstruos fuertes, más que los de esta aldea.

Mientras se le veía un tanto expectante, yo también me emocione un poco al escuchar sobre los monstruos, creo que en realidad él quiere que los acompañe.

— Me gustaría que un mago fuerte nos acompañe.

— Vale, lo pensare.

En realidad me convencieron; ¡Voy a ser capaz de salir de la aldea y además también del reino!, pero tendré que preguntarle a padre.

— Bien nos vemos.

Respondió mientras se daba la vuelta y se dirigía a la mesa con el banquete.

— Esto, Al.

Una voz algo tímida y casi imperceptible, no la habría notado de no ser porque ya conozco a la persona.

— Lara, ¿todo bien?

Mientras me volteaba alcance a ver tenía algo en su espalda.

— Sí, he…bueno ¡ten!

Me entregó una pequeña caja de madera, con una tapa color verde.

— Graci…

Antes de que pudiera darle las gracias correctamente, se desplomo, al parecer estaba muy nerviosa, alcance a agárrala, y al mismo tiempo logre colocar la caja en la mesa, después de eso me senté algo alejado del lugar de la fiesta y recosté a Lara en mi regazo, poco después se despertó.

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