6 Llamada de la luna

Aquella noche algo no andaba bien en él, estaba intranquilo, sin motivo, por eso decidió que caminar por la orilla del lago era una buena idea, después de caminar un rato se apoyo en la barandilla y miro el agua.

Hacía mucho que no pensaba en la chica del traje blanco, seguía pensando en aquella noche y más ahora que sus padres lo estaban presionando para que buscara a alguien para casarse, no era que estuviera enamorado de aquella mujer misteriosa, solo que ninguna de las que había ahora en su vida despertaba sus instintos como lo hizo ella con una mirada en esa noche. Era consciente de que probablemente la estuviera idealizando, y que si la conociera podría ser una arpía como otras muchas que había conocido durante años, interesadas en el dinero o las influencias, en los objetos de lujo o el estatus social, personas que no servían para tener una conversación interesante frente un café y todo eso lo llenaba de melancolía.

Bueno irremediablemente antes de los treinta debía decidirse por alguien, ahí estaba su fecha límite, quizás era el momento de empezar a acudir a algunas citas concertadas, pero no quería gastar su tiempo en esos menesteres.

Al levantar la vista vio a lo lejos una mujer sentada en un banco, era extraño ver a nadie a esas horas allí, no podía verle bien la cara, pero no pudo evitar fijarse que tenia un cuerpo bonito y bien proporcionado, también parecía elegante, tenía pinta de modelo, su postura y todo le confería un aire de misterio, a lo mejor era un espíritu del lago...

Era el momento de volver a casa, ya sus pensamientos estaban yendo por unos caminos que no debían... así que fue hasta su coche aparcado cerca y decidió volver a casa.

Anna ya estaba terminando su dibujo y al levantar la vista para verlo por última vez, lo vio alejarse y subirse al coche, cuando paso a su lado reconoció la matrícula... Ryo... no era posible... los nervios se le dispararon, que hacía el allí y ella lo había dibujado... no podía ser el mundo tan pequeño.

Después de esa primera sorpresa, consiguió volver a sus sentidos y pensarlo fríamente, él no se acordaría de ella, no sabia quien era h ademas ella no era la misma, sin contar que era probable que ya se hubiera casado y tuviera el heredero que su familia querría.

Recogió sus cosas y volvió a casa, no podía gastar su tiempo en él, tenía un objetivo y quería cumplirlo lo antes posible. Ya tenía planeado su día, primero ver la fábrica y ver la calidad h después establecer un objetivo.

Por otro lado quería montar una boutique aquí, en su ciudad y convertirla en algo interesante, sería su segundo negocio tras el que tenía cerca de su taller en Francia, eso le daba mucha ilusión, diseñar era su sueño y convertirlo en algo que se vendiera y que gustara era su objetivo, si le mezclaba con el que las telas las podía producir su padre ya tenía un circulo completo, quizás así y solo quizás no necesitaría vender la compañía de su padre.

A la mañana siguiente, durante el desayuno su madre le comentó:

- Esta noche podrías acompañarnos a tu padre y a mi a una gala benéfica que teníamos pensado ir, lo que no se si tienes algún vestido adecuado.

-De acuerdo, si tengo uno en mi equipaje, es uno de mis diseños, a lo mejor me ayuda a publicitarme.- dijo sonriendo.

- Que buena idea hija- el entusiasmo era más que evidente.

- Debo ser el hombre más afortunado del mundo, acompañado por dos hermosas damas. Por cierto, ¿Anna que vas a hacer hoy?

- Si no tienes inconveniente quiero visitar la empresa y ver que estamos produciendo y porque no esta siendo rentable, también me gustaría ir a ver si encuentro un local.

- ¿ un local? - la cara de su padre parecía que estuviera hablando en un idioma extraterrestre.

- Planeo si puedo y todo se da, montar una filial de mi boutique, crear mi propio taller aquí y compartir diseños entre las dos tiendas, y de paso aprovechar los productos que producimos en la fábrica.

Su padre la miró, entre admirado y asustado por lo rápido que iban sus pensamientos, parecía que sabía lo que quería hacer, su niña se había ido siendo muy inocente y había vuelto como una mujer inteligente y capaz, quizás su empresa podía sobrevivir después de todo.

-Quieres coger las riendas de la empresa, tendremos que hacer una junta de accionistas -dispuesto a darle todo el poder a ella.

- No papá, no hace falta, primero voy a ver que esta pasando, y después si no te importa y me ayudas haremos los cambios precisos, pero sin que yo aparezca, quiero ver que estamos haciendo mal y si hay alguien que esta favoreciendo esto, así que de momento y con tu consentimiento vamos a ocultar nuestras cartas, por supuesto tu sabrás todo lo que hago y si no estas de acuerdo no se hará.

- Pues si es así, si quieres nos vemos en la puerta en diez minutos y vamos juntos.- dijo su padre orgulloso de la hija que esta delante de sus ojos.

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