1 Prólogo.

Soy Nathaniel Lohken, originario de la tierra, hijo del presidente de una de las más grandes compañías de tecnología humanas.

Desde una temprana edad fuí utilizando como una herramienta por mi familia hasta que me revelé y enliste en el ejército para pelear por mi raza y mi libertad en contra de una especie alienígena hostil que busca erradicar a la humanidad de la galaxia.

Durante muchos años trabajé como investigador y almirante en el campo de batalla, desarrolle tecnología con fines militares inclinando poco a poco la balanza en una guerra que había durado milenios, armé a los ejércitos de la alianza con servo armaduras capaces de soportar infiernos, perfeccione las inteligencias artificiales para su uso militar y civil, forjé a los soldados con mejoras genéticas que aumentaban sus físicos al nivel de un súper hombre.

Junto a un pequeño grupo de individuos extraordinarios reactive una antigua organización conocida como "La Hueste" cuyo objetivo era impulsar el progreso y ayudar a la humanidad en todos los campos posibles.

Al lado de mi flota luché en algunos de los más duros campos de batalla y a bordo de mi nave insignia "La Canción de Entropia" derribé a muchos enemigos.

Me adentré a los campos de batalla durante años y maté a todos los que significarían una amenaza al futuro.

Tras tantos años de guerra me encuentro en un planeta inexplorado en el borde exterior de la vía láctea para llevar a cabo una tarea que representa el culmen de años de trabajo e investigación, una nueva fuente de energía con el potencial de hacer realidad muchos de mis más complejos diseños de armas y armaduras nuevas, así como de asegurar el suministro energético de toda la especie durante siglos.

El eter es un concepto que he estado estudiando, un posible estado de la materia que consta únicamente de partículas cuánticas inestables capaces de almacenar y emitir cantidades astronómicas de energía y luz.

Me agacho poco a poco en el suelo de una caverna oscura, gracias a mis sentidos sobre humanos fruto de los aumentos genéticos que me he auto implantado a lo largo de los años me es posible ver perfectamente a través del manto de oscuridad que envuelve todo a mi alrededor.

Los múltiples sensores de mi armadura responden a mis comandos neurales y comienzan sus escaneos rápidamente, poco a poco filas de datos pasan ante mis ojos a gran velocidad pero no me toma más de una respiración asimilar la información, al terminar de analizar los datos una genuina sorpresa me invade.

Los datos solo se desvian un poco de mis predicciones, eso significa que mis teorías podrían ser ciertas, de inmediato ordeno a mis escoltas que me sigan a través de los túneles con dirección a una sección incluso más profunda de la caverna.

Durante el trayecto solo los leves siseos de la maquinaria al moverse cortan el silencio, supongo que es el lado negativo de traer una escolta formada únicamente por autómatas de combate, son eficientes y discretos pero muy aburridos.

Al llegar a la entrada señalada en mi mapa tridimensional veo una enorme roca bloqueando el camino, antes de que mis escoltas actúen ya me encuentro frente a la roca y con un leve esfuerzo de mi brazo derecho, el gigante bloque que seguramente pesa más de una tonelada se desliza hacia un lado.

La cueva está iluminada ligeramente por una luz azul, la fuente es una gran grieta en el medio de la sala que irradia luz y calor, me acerco al borde y dirijo mi palma abierta hacia la fisura para permitir que mis sensores comiencen a recopilar datos.

= Iniciando análisis... =

Una voz rígida pero indudablemente femenina resuena en mis oídos. Mi compañera Alicia, una inteligencia artificial diseñada por mi para ser un complemento en combate y durante mis investigaciones.

Mientras ella se encarga de correr los protocolos que diseñamos antes de venir yo tengo tiempo de examinar mi entorno, las paredes de la cueva parecen ligeramente cristalizadas, la composición es imposible de definir por el momento pero parece ligeramente metálica.

Mientras esperaba pacientemente, una desagradable sensación me invadió de repente, mi nuca se enfrió y una pequeña voz de alerta resonó en lo profundo de mi mente, no era la primera vez que lo experimentaba, en mis años como guerrero desarrolle este séptimo sentido que me alertaba del peligro.

Rápidamente analicé mi alrededor pero nada parecía fuera de lugar, mi ritmo cardíaco se aceleró bombeando sangre a mis órganos, mis músculos se tensaron en preparación para el combate y mi mente comenzó a desechar pensamientos innecesarios.

Mi armadura respondió acelerando su reactor de energía y desactivando las funciones de análisis para redirigir esa energía a funciones de combate.

Solo un segundo después de completar mis preparaciones un rayo de luz rojo impactó en mi pierna izquierda a la altura del muslo sin embargo una membrana de luz azul repelió el disparo, se trataba del escudo de energía adjunto a mi armadura.

Sin perder tiempo mis escoltas formaron una falange defensiva frente a la entrada de la caverna, en momentos como este brillaban los autómatas, sin necesidad de órdenes ya me estaban protegiendo de manera impecable.

Los escáneres biológicos de mi armadura detectaron más de 150 señales fuera de la cueva, se prepararon muy bien, no es difícil adivinar quienes son y qué quieren.

La raza enemiga, los Draka, no deberían saber mi paradero pero no tiene sentido desperdiciar tiempo en preguntas sin sentido.

Mientras los autómatas contienen al enemigo envío una señal a mi nave pero solo recibo informes de que han entrado en combate con una enorme flota enemiga, estamos rodeados por todos lados, el enemigo nos supera ampliamente en números y seguramente tratan de obtener toda la información que poseo.

Las opciones son limitadas y no puedo ver una salida segura, puedo tratar de cargar al frente y abrirme paso a la fuerza pero si me capturan y la información cae en manos enemigas solo puedo anticipar la destrucción de la humanidad.

El riesgo excede por mucho las posibilidades de escapar y el valor de mi propia vida, hace mucho se que mi hora podría llegar en cualquier momento pero pensar que sería cuando estoy tan cerca de lograr el mayor avance de mi vida.

- Alicia, respalda toda la información que tenemos e inicia el protocolo ARCA - El protocolo ARCA es una orden de evacuación programada en los sistemas de mi nave insignia, para asegurar su retirada segura a un planeta de la alianza.

= Protocolo iniciado señor, desea transmitir un último mensaje a la flota? = Pregunta Alicia.

- A toda la flota, por orden del santo, retirense al planeta seguro más cercano, no teman ni se preocupen por mí, salven sus vidas y peleen en mi nombre otro día... -

Rápidamente corté el canal de comunicación, no quiero oir sus quejas o negativas. Sin que ellos puedan controlarlo sus naves ya deben estar saltando al warp.

Ahora es mi turno de decir adiós, tomo una de las células de energía de mi armadura y comienzo a trabajar en ella.

= He comenzado el proceso de ajuste señor, la longitud de onda debe coincidir para magnificar el poder destructivo =

El plan es detonar una bomba que desestabilice la fuente de energía natural para hacerla explotar, si mis cálculos son correctos todo en un radio de 10km será vaporizado sin dejar rastro.

El proceso termina y así sin más arrojo mi bomba casera dentro de la grieta, en mis últimos momentos solo puedo pensar que ya es mi hora de descansar, he servido durante años sin detenerme un momento, he perdido gente en el camino y por fin puedo descansar, liberarme de la responsabilidad.

Cierro mis ojos cuando la luz se vuelve más intensa, el calor me envuelve violentamente y puedo sentir como mi ser comienza a desintegrarse. Debió tomar un instante pero extrañamente la realidad parece desdoblarse frente a mí de modo que el tiempo se dilata, antes de darme cuenta un instante se ha convertido en segundos.

Frente a mí, algo se manifiesta, no puedo verlo pero de alguna manera lo siento, es antiguo y poderoso, trato de estirar mi brazo para tocarlo con mis dedos pero justo antes de tocarlo, todo se vuelve oscuro...

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