6 Capítulo 6

Zhou Zan metió las cosas a la casa con ayuda de Chan Jie y su yerno, Kuang Shui. Luego de eso la tía había enviado a su yerno en busca de una escoba de paja, cubeta de madera y agua para ayudarle a limpiar.

—Tía, este rollo de tela es tuyo —dijo cuando habían terminado, se sentía muy agradecido por la amabilidad de Chan Jie.

La tía Chan miró el rollo de tela azul que obviamente no era tela de lino o ramio como la que ella y los aldeanos utilizaban para hacer su ropa y negó con la cabeza.

—Niño tonto, esto es demasiado, no podemos aceptarlo. Solo te ayudamos a traer las cosas y limpiar un poco.

—Pero…

—Una comida bastará —declaró al ver sus intenciones eran buenas y no desistiría.

—Bien —respondió, no queriendo incomodarla.

—Pero ahora no, cuando estés instalado podrás invitarnos a una buena comida. Ahora deberías arreglar tus cosas.

Zhou Zan la miró sintiendo genuino agradecimiento, pensó que sería bueno estar alrededor de una persona como Chan Jie.

—Seguiré los consejos de la tía Chan de ahora en adelante. Espero no incomodarla.

Chan Jie entendió la buscaría pronto en busca de ayuda y no se sintió molesta, Zhou Zan había sido muy amable y respetuoso en todo momento luego de dejar a la familia Wong. Los rumores sobre que era un mal ger, intrigante y perezoso parecían estar equivocados. Recordó lo que se decía de su propio hijo ger y frunció el ceño internamente ante las malas lenguas y como podían estropear la vida de una persona.

—Bueno. Recuerda guardar bien tus cosas, oculta bien el dinero y el papel —aconsejó y miró alrededor de la deteriorada casa—. Le pediré a Kuang Yazhou que venga mañana y le eche un vistazo a la casa. Te dejaré la cubeta, debes arreglar el pozo de agua limpia sino quieres acarrear agua a cada momento del día.

—Molestaré a la tía —miró al joven de veinticinco años tras ella—, gracias al hermano Kuang por su ayuda, también lo molestare en el futuro.

Kuang Shui era un muchacho serio y honesto, alto de unos veintiséis años, le ofreció una sonrisa y asintió. A él le daban igual los rumores mientras pudiera obtener un trabajo decente para llevar comida a la mesa de su familia.

—Cuenta conmigo para cualquier trabajo de carpintería y con mi hermano para cualquier trabajo de construcción.

Luego de unas palabras más, Zhou Zan los despidió y entonces cerró la puerta para apoyarse en esta y mirar alrededor; sonrió feliz, la casa tenía tres cuartos pequeños, uno que funcionaría como cocina, otro como habitación para dormir y el último como sala de estar y comedor, en el último había una ventana hacia el frente, donde había un pequeño espacio de tierra donde se podía comenzar un huerto.

Fuera a unos dos metros había un pozo que funcionaba como letrina rodeado con viejas maderas que debían cambiarse, el papel de la ventana y madera en esta también debían cambiarse y repararse, hacían falta muebles y otras cosas para la cocina y habitación, realmente había mucho que surtir y reparar en la casa, sin embargo no se sentía intimidado o desalentado, al contrario, sentía mucha emoción.

Sacó de su pecho los papeles amarillos donde pudo leer su nombre escrito, esas eran las escrituras de dos de los tres acres de tierra, también una copia del acuerdo hecho hoy entre él y la familia Wong, para conseguir la escrituras de la casa debía ir a la ciudad, afortunadamente el líder de la aldea había aceptado acompañarlo para mostrarle el camino y guiarlo en el proceso de compra.

Zhou Zan se alejó de la puerta para ir a la pequeña cocina donde solo había colocado el barril de aceite, un costal de trigo y otro de arroz, se acercó a la estufa antigua y se puso en cuclillas para estudiarla, parecía un horno pequeño de adobe, encontró dos piedras usadas para encender el fuego. Entonces miró alrededor y frunció el ceño en confusión. No tenía agua para cocinar, ni siquiera tenía en que cocinar.

Sin desanimarse se puso de pie, tenía comida y salud, eso era lo importante, tomó la cubeta prestada por Chan Jie y llevándose sus pertenecías importantes guardadas en el interior de su ropa, salió de la casa con paso tranquilo. Tendría que abusar más de la amabilidad de Chan Jie y pedirle prestada una olla y tazón.

Al llegar al río Zhou Zan vio a un pequeño niño de unos cuatro años correr de un lado a otro frente al agua, parecía que intentaba pescar un pez, pero no estaba dispuesto a meterse al agua. Otros niños cerca de él se burlaban al verlo y le lanzaban guijarros. Sin pensar Zhou Zan se apresuró y al verlo los niños se detuvieron, mirándolo con curiosidad.

Zhou Zan era un ger muy bien parecido, sin saber cautivo rápidamente a los niños.

—No deberían lanzarle piedras a alguien, podrían lastimarlo.

—¿Y qué? Es un tonto.

—Si, no habla.

Zhou Zan abrió un poco los ojos y miró al niño que seguía corriendo de un lado a otro.

—Esa no es una razón, no les da el derecho de lastimarlo.

—Es que, es un niño pobre.

Zhou Zan miró sus caritas confundidas y suspiró.

—Los buenos niños no lastiman a otras personas. ¿Ustedes son buenos niños?

—¿Bueno? ¿Se come?

Zhou Zan rió ligeramente, los niños al ver su sonrisa también sonrieron, algunos se acercaron a él como abejas a la miel.

—No. Ser bueno es ser honesto, amable, filial… Si eres bueno podrás llegar a ser feliz.

—¿Cómo?

—Porque las personas querrán estar cerca de ti, querrán trabajar contigo, ser tu amigo, te respetarán…

—Mmm, ¡quiero ser bueno! —dijo el niño más pequeño, dejando caer una piedra.

—También yo —los siguieron otros.

—Yo no, mi madre dice eres una zorra seductora de hombres —dijo un niño más grande de forma maliciosa, tres niños asintieron detrás de él—, tu no eres bueno.

Tras decir eso el niño salió corriendo, muchos niños lo siguieron, el niño pequeño que había dejado caer la piedra y sus amiguitos miraron a Zhou Zan y dudaron, pero al escuchar un grito del otro niño también echaron a correr.

Zhou Zan ignoró eso, pensando la educación realmente era importante en la niñez, luego se dirigió al río para llenar su cubeta, la dejó en el suelo y entonces miró al niño que corría. A diferencia de los otros niños, este tenía su cabello suelto y despeinado, con un fleco abundante sobre la frente, su ropa estaba muy rota y desgastada, prácticamente eran harapos remendados, también estaba muy sucio y delgado. Claramente desnutrido.

Su corazón se ablando de inmediato.

—Tú, pequeño… ¿fuiste tu quien llamo a las personas luego que fui rescatado? —dijo, exponiendo su conjetura.

El niño por fin pareció darse cuenta de la presencia de Zhou Zan, al verlo el niño abrió mucho los ojos y se quedo mirándolo fijamente, luego sus mejillas se sonrojaron y apartó la mirada.

—Yo… si.

—¿De verdad? —preguntó con suavidad al obtener una respuesta, se acercó y se puso en cuclillas frente a él—. ¿Sabes quién me saco del agua?

El niño lo miró asustado y luego negó varias veces con la cabeza, tapando su boca con sus manitas.

Era obvio lo sabía, se preguntó porque no quería decirlo. «Quizás esa persona le pidió no lo hiciera», pensó, se preguntó porque podría ser eso. Vio al niño volver su mirada al agua cuando peces pasaron.

—¿Puedes decirme tu nombre?

El niño volvió a negar.

—Mmm, ¿no lo sabes?

El niño asintió.

—Ah, ¿si lo sabes, pero no puedes decírmelo?

El niño asintió otra vez.

Curioso meditó, lo vio regresar a la orilla para ir de un lado a otro otra vez.

—¿Quieres atrapar un pez?

—Si.

—¿Lo quieres comer?

—No.

—¿Lo atraparas para alguien?

—Para papá.

El niño se quedo quieto, tapo su boca y miró nerviosamente a Zhou Zan otra vez.

«Ya veo», pensó.

—¿Dónde está tu papá? ¿Con tu mamá?

El niño negó. Ante la cálida mirada de Zhou Zan se acercó un paso y susurró.

—No hay papá pequeño… No puedo decir.

—Oh —dijo con pena—, ¿por qué no puedes decir?

—Papá lo dijo.

Zhou Zan vio como su mirada hambrienta y anhelante se veía atraída por los peces.

—¿Puedo invitarte a comer?

El pequeño lo miró dudoso.

—Yo… yo… no he hecho ningún trabajo.

—¿Qué?

—Solo cuando trabajo… puedo comer.

Frunció el ceño, dudas surgiendo en su corazón. Se le ocurrió una idea.

—… ¿Sabes dónde hay leña?

El niño asintió.

—Si me llevas allí, te daré comida.

El niño abrió los ojos entusiasmado, tomó la mano de Zhou Zan y comenzó a jalarlo. Apretó la pequeña mano y su expresión se suavizo aún más.

—Pero primero debo ir a dejar el agua a casa.

El niño miró la cubeta, regresó su mirada a Zhou Zan.

—Lo… lo llevaré.

Negó con paciencia.

—Es demasiado pesado para ti, podrías lastimarte. Lo llevaré yo, acompáñame a casa, después iremos a buscar la leña, ¿esta bien?

—Bueno —susurró, soltó lentamente su mano.

Regresó por el cubo y luego lo miró con una pequeña sonrisa, extendiendo su brazo libre le ofreció la mano.

—Vamos.

El niño lo miró durante varios segundos antes de agachar la cabeza, cubriéndose los ojos con su cabello para entonces asentir y correr a su lado, aferrándose a su mano una vez más.

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