18 Capítulo 18: La Mente Maestra Oculta

Translator: Nyoi-Bo Studio Editor: Nyoi-Bo Studio

Tang Xiu originalmente quería acabar con la vida de los matones.

Solo mirar a su la madre en sus brazos, lo hizo vacilar. No era difícil asesinar a alguien, pero las consecuencias serían un gran problema.

Si su madre no estuviera aquí Tang Xiu no dudaría en matar, no tenía que preocuparse por las repercusiones.

Teniendo en cuenta estas trabas, Tang Xiu no se atrevía a matar a personas imprudentemente como en el Mundo Inmortal.

Lo que dijeron los matones le provocó simpatía a Tang.

Aunque estas pobres personas deben ser odiosas, solo rompieron cosas en el restaurante, no golpearon a su madre. No merecían morir, además parecía que había alguien tirando de las cuerdas.

—Tang, era un hombre de mediana edad que llevaba gafas de sol, nos pagó dinero para acosarte, pero solo Hei San habló con él, no sabemos la verdadera identidad del hombre de las gafas de sol— Dijo uno sobre los matones. Este tema en particular atrajo con éxito la atención de Tan Xiu.

—No conozco la identidad del de las gafas de sol, pero escuché una conversación entre él y Hei San. El hombre de las gafas de sol parecía odiar mucho al hermano Tang, sus intenciones al acosar al restaurante era enfurecerlo y luego matarlo, hasta ofreció un precio... — Otro matón no dudó al hablar, pero su voz se hacía cada vez más suave.

—Dingzi, Banshou, si quieren morir ahora mismo, solo díganlo. ¡Te prometo que lo haré rápido! — La voz de Hei San surgió inesperadamente.

Hei San no sabía cuándo era el mejor momento para levantarse. Miró a los dos matones con ojos amenazadores. Por eso Banshou no siguió hablando.

Al darse cuenta de que Hei San todavía intentaba seguir causando problemas Tang Xiu se sintió mareado.

En el siguiente momento, Tang Xiu arrastró al matón de pelo verde fuera del basurero y arrojó de nuevo Hei San.

El matón de pelo verde quedó inconsciente, tendido en el suelo haciendo espuma por la boca y la nariz.

—Banshou, continúa— Tang Xiu se limpió las manos con un trozo de tela.

Banshou miró a Hei San, que estaba revoloteando en el contenedor de basura, luego miró al pelo verde que burbujeaba por la boca. Tragó saliva y tartamudeó de a poco.

—Tang... Tang Xiu, ese hombre con gafas de sol dijo... si cortamos tus manos, él agregará cien mil yuanes. Si cortamos tus piernas, agregará doscientos mil yuanes... Esto es lo que Hei San prometió— dijo Banshou con dificultad.

Después de escuchar lo que Banshou tenía que decir Tang no pudo evitar fruncir el ceño. Realmente no se daba cuenta quién lo odiaba tanto, hasta el punto de querer cortarle las manos y las piernas.

Mirando a Banshou por un momento, Tang confirmó que no mentía. Luego pateó la basura, de modo que Hei San tuvo la oportunidad de respirar aire fresco una vez más.

—¿Quién te ordenó que me atacaras? — espetó a Hei San mientras lo pateaba duro.

Hei San parecía estar en un estado semiconsciente, sus ojos dieron vueltas, pero no le respondió.

Tang Xiu no estaba ansioso. Echó un vistazo a la cocina y vio una olla humeante. Fue a recoger la olla con una amplia sonrisa. Pronto el agua hirviendo se derramó sobre Hei San.

Cuando el agua hirviendo se vertió sobre él, Hei San se sacudió ferozmente dando fuertes gritos de dolor.

—¿Quién te dijo que me atacaras? — Al ver que Hei San finalmente se volvió completamente consciente Tang Xiu continuó preguntando.

Hei San miró con odio a Tang Xiu. Le hubiera gustado decir algunas palabras por despecho, pero pensó en lo que ya le había pasado y tuvo que tragarse lo que quería decir.

Hei San se ganaba la vida en el inframundo hacía más de 20 años y había trabajado con todo tipo de personas, pero nunca había conocido a una persona tan fría como Tang Xiu.

Hei San sabía que si ignoraba el estado actual de las cosas Tang Xiu lo asesinaría.

Hei San se sentía extremadamente deprimido porque un estudiante de secundaria lo estaba obligando a admitir sus errores.

—¿Todavía no quieres hablar? ¡Entonces nunca más hablas! — Una olla de agua hirviendo fue vertida sobre Hei San sin que se diera cuenta.

—Hablaré... hablaré... — Observando los ojos fríos y despreocupados de Tang Xiu, Hei San estaba completamente despierto. Pedía perdón mientras se retorcía de dolor.

Necesitamos decir que el potencial humano es infinito. Hei San resultó gravemente herido, pero pudo esquivar el agua hirviendo para evitar el destino de ser escaldado, pero igual algo de agua hirviendo lo salpicó provocándole las heridas.

—El hombre de las gafas de sol es Xu Kun, el gerente de ventas de Compañía de Bienes Raíces Shangwen. Parece que has ofendido a su jefe y lo has hecho pasar vergüenza, por lo que la persona que quiere contigo es el jefe de Xu Kun— Hei San temía que Tang continuara torturándolo si hablaba lentamente, por lo que le contó todo lo que sabía.

"¿Compañía de Bienes Raíces Shangwen?" Tang tenía dudas en su mente. Cuando confirmó su sospecha no pudo evitar enojarse, la indignación brotó de su mente.

Debido a la variedad de comportamientos de alto perfil y fanfarronerías de la familia de su tío, Tang Xiu naturalmente sabía quién era el jefe de Bienes Raíces Shangwen.

Tang Xiu jamás pensó realmente que había dejado ir a toda la familia de su tío debido a la relación de sangre entre ellos, mientras que ellos lo obligarían a él y a su madre a morir.

—Su Shangwen, pagarás por tu crueldad— dijo Tang Xiu mirando en dirección al Edificio de Bienes Raíces Shangwen, una intención asesina en su corazón comenzó a crecer en su corazón. Era la primera vez que tenía esa intención.

Tang Xiu estaba tan agitado que en realidad se olvidó de Hei San.

Los acosadores le temían a Tang Xiu y no se atrevieron a hacer un movimiento mientras Tang Xiu se perdía en sus pensamientos, después de todo los había golpeado más de una vez.

—Tang... Hermano Tang, estas son las cosas valiosas que tenemos. Si no es suficiente, haremos todo lo posible para conseguirte más— mientras Tang Xiu reflexionaba sobre cómo tratar con su tío y sin entristecer a su madre, una voz débil sonó en sus oídos.

Al escuchar la voz de Banshou, Tang Xiu se dio cuenta de que todavía había varias personas esperando lo que iba a decir a continuación.

Banshou también tenía un montón de dinero en efectivo, joyas y una tarjeta bancaria.

El dinero en efectivo sumaba cincuenta y sesenta mil dólares, Tang Xiu ignoró si las joyas eran de valor, sin embargo, la tarjeta de banco dorada le llamó la atención.

—¿Crees que esto es suficiente compensación? — Tang Xiu no quiso tomar el dinero que tenía Banshou, sino que se burlaba de él.

Lo que Tang dijo de repente hizo que Negro Tres se sintiera sombrío. En ese momento, se sintió arrepentido por lo que había hecho.

Miró el restaurante que había destrozado, sabía que el dinero que sacó no era suficiente.

—En tres días, me gustaría ver el restaurante totalmente renovado o habrá consecuencias— Tang Xiu miró fríamente a los matones y luego salió de la cocina con su madre. Finalmente salieron del restaurante.

La cocina estaba demasiado sucia y apestosa. Después de permanecer allí durante tanto tiempo, Tang Xiu había llegado al límite de soportar el olor, ya que tenía una ligera obsesión por la limpieza. Realmente no quería enredarse con ellos, así que decisivamente se fue.

Mucho tiempo después de que Tang se hubiera ido, Hei San y los otros se recuperaron.

—¿Se fue el demonio?

—Seguramente. Si aún no se fue, ¡me derrumbaría!

—Bien, el demonio da demasiado miedo, no quiero verlo otra vez.

Confirmando que Tang se había ido, Hei San y los demás lloraron de alegría y se sintieron relajados. Todos sonrieron y se sentaron en el suelo, ignorando completamente la suciedad.

—Banshou, justo ahora estabas diciendo algo, ¿realmente querías traicionarme? — Hei San habló con Banshou que estaba muy nervioso.

Banshou bajó la cabeza, sus emociones eran impredecibles. Después de un largo rato, sus ojos lanzaron una mirada firme y dijeron: —Negro, has controlado esta zona durante veinte años, sin embargo, es hora de retirarse.

—¡Tú! — Hei San no esperaba que Banshou se atreviera a desafiarlo sin Tang Xiu. Frunció el ceño y luego quiso regañarlo, pero justo cuando estaba a punto de hablar, sintió que el ambiente era poco anormal.

Además del de pelo verde, los otros cinco matones estaban alrededor de Banshou. Todos miraron a Hei con emoción agresiva.

—Hermano Hei, gracias por darnos un refugio en nuestro momento más desamparado y darnos comida. Hicimos tanto por ti, suficiente para recompensar tu amabilidad. Pero no queremos seguirte más porque eres demasiado cruel, demasiado egoísta y pareces no tener límite— dijo Banshou palabra por palabra.

—Incluso si solo nos ganamos la vida en el inframundo, debemos seguir las reglas. Pero tú nunca debes seguir las reglas, eso no es lo que queremos— Banshou se guardó todo el dinero, las joyas y la tarjeta bancaria en su bolsillo y dijo solemnemente: —De ahora en adelante, no quiero volver a verte en el distrito de la calle Río Viejo y compórtate.

Después de decir esas palabras, Banshou salió del restaurante.

—Hei San, no puedes resentirte, solo culparte por ser insensato y egoísta.

—Hei San, es mejor que no desees recuperar el liderazgo. En estos dos años, te divertiste todo el tiempo y nos considerabas tus peones, pero Banshou recibió el reconocimiento de todos hace mucho.

Si el ataque de Tang Xiu a Hei San fue solo físico, entonces el ataque de los matones fue a nivel psicológico.

A medida que los matones se iban uno por uno, solo quedaba el de pelo verde, no sabía qué hacer. Hei San parecía sin alma, sentado inmóvil en la cocina.

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