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Fanatico

Rebecca subió al auto y cerró la puerta con fuerza.Rebecca miraba por la ventana, su rostro endurecido por los recuerdos. Finalmente, rompió el silencio.—Hay un profesor en nuestra comunidad Amish —su voz era baja, pero cargada de emociones contenidas— Se llama Jonah. Él está a cargo de la educación religiosa.Ethan observó cómo ella apretaba las manos, notando la tensión en su mandíbula.—Es un fanático —continuó ella, su tono cada vez más amargo—. Solomon sufrió mucho por su culpa... en más de una ocasión lo atacó en la escuela... por mi culpa.Rebecca respiró profundamente antes de agregar, casi en un susurro:—Lo castigó físicamente, muchas veces. Hace poco se entero que Salomón estaba saliendo con Lana y Jonah le dio una paliza.Rebecca terminó de hablar y miró a Ethan, quien escuchaba en silencio.—¿En serio? ¿Solo porque estaba saliendo con una chica india? —Ethan negó con la cabeza, incrédulo— Nunca entenderé ese tipo de devoción religiosa.Ethan encendió el motor y, con voz seria, preguntó:—¿Crees que Jonah lo hizo?—No lo sé, pero es posible. Dime, tu creciste en este tipo de entorno, así que sabes mucho mejor que yo hasta donde pueden llegar este tipo de fanáticos — le dijo a Rebecca quien apretaba los puños con fuerza, mirando hacia adelante con el rostro endurecido.Dos minutos después, llegaron a la residencia de Jonah moviéndose por el camino de tierra. Ethan notó el coche de policía de Brock estacionado afuera y se acercó rápidamente.—¿No fueron él y Hood a buscar a los amigos Solomon? ¿Qué hacen aquí?- penso Ethan.En ese instante, un estruendo llenó el aire. Las ventanas de la casa estallaron, y una figura salió volando, acompañada de fragmentos de vidrio y madera rota, estrellándose contra el coche de policía.Ethan abrió la puerta del auto de un salto y corrió hacia la escena. La persona en el suelo era Brock; acababa de impactar contra el vehículo y yacía inconsciente, su rostro cubierto de vidrios y heridas que comenzaban a llenarse de sangre.Ethan se agachó a su lado, preocupado.—¡Brock! —gritó, tratando de despertarlo.Desde el interior de la casa se escucharon gritos y sonidos de pelea. Rápidamente reviso sus signos vitales, y aun respiraba levemente pero no tenia heridas graves.Ethan se acercó al vehículo policial, tomando el micrófono de la radio con manos firmes. —Central, este es Ethan—dijo, tratando de mantener la voz controlada a pesar de la adrenalina. —Estamos en la comunidad de los Amish, hubo una explosión.—Recibido, Ethan. ¿Cuál es la situación?—Hay un oficial herido. Necesitamos una ambulancia y refuerzos en el lugar. —Entendido. Las unidades de emergencia y ambulancias están en camino. Mantenga su posición y espere instrucciones.Ethan soltó el radio, sintiendo el peso de la responsabilidad en sus hombros. Miró hacia Brock y se preparó para actuar.Rebecca corrió hacia la casa, Ethan dejó a Brock y rápidamente la siguió.En la sala de estar, Hood estaba enredado en una lucha con un hombre alto, gordo y barbudo: Jonah. Rebecca lo vio de espaldas y, sin dudarlo, tomó un martillo que estaba sobre un gabinete de madera y corrió hacia él. Con un golpe contundente, el martillo impactó en la espalda de Jonah.—¡Ahhh! —gritó Jonah de dolor al recibir el ataque sorpresa.Con una patada desesperada, Jonah lanzó a Hood al suelo. Luego, girando su pesado brazo, empujó con fuerza a Rebecca, quien fue arrastrada por el golpe hasta estrellarse contra el gabinete. Los platos cayeron al suelo con ella.Jonah, con su corpulenta figura, parecía un escudo humano, pero no tenía el aura feroz de Chayton, quien había sobrevivido a incontables batallas.Jonah se giró de repente, un cuchillo afilado reluciendo en su mano. Sus ojos brillaban con una mezcla de rabia y locura mientras jadeaba, limpiándose la barba con una mano temblorosa. Ethan, sintiendo cómo la adrenalina se disparaba en su cuerpo, sacó su Glock 17 de su cintura.—¡No lo mates! —gritó Hood, su voz temblando mientras se sujetaba el estómago, una herida visible atravesando su camiseta.Ethan no podía permitirse la distracción. Con una respiración controlada, apuntó a la mano de Jonah, sus dedos firmes en el gatillo. En un abrir y cerrar de ojos, disparó. El sonido del arma resonó, y la mano de Jonah estalló en una explosión de sangre, el cuchillo cayendo al suelo con un clang metálico. El grito desgarrador de Jonah llenó el aire, un lamento de dolor que reverberó en la escena.Sin darle tregua, Ethan se lanzó hacia adelante. Con un movimiento fluido, golpeó a Jonah en la cara con el mango de su arma. El impacto resonó, seguido por otro golpe, y luego otro más. La expresión de Jonah se convirtió en una máscara de confusión y terror mientras retrocedía, buscando apoyo en la nada.Con un movimiento decidido, Ethan golpeo con fuerza la parte trasera de la rodilla de Jonah, escuchando el crujido del hueso bajo su bota. Jonah cayó al suelo, un gemido ahogado escapando de sus labios, su cuerpo retorciéndose en el dolor. Ethan se inclinó, manteniendo su arma lista, vigilante ante cualquier movimiento.La tensión en el aire era palpable, pero en ese momento, Ethan sabía que había tomado el control.—¿Dónde está Solomon? —preguntó Ethan, sentándose sobre él, sujetándole la cabeza con una mano mientras presionaba el cañón del arma contra su hombro.Jonah, con la boca cerrada, lo miraba con furia.Sin dudarlo, Ethan apretó el gatillo. La bala perforó el hombro de Jonah, quien aulló y se retorció violentamente, logrando empujar a Ethan a un lado. Hood corrió hacia adelante, y ambos hombres sometieron a Jonah contra el suelo.Jonah luchaba, con el rostro cubierto de sudor. Emmett estaba herido, Brock inconsciente, y Ethan estaba al borde de perder la paciencia con el.Ethan presionó el cañón del arma contra la herida y, girando el arma, gruñó:—Te lo pregunto otra vez, y solo una vez ¿dónde está Solomon?Jonah dejó de resistirse, pero aún guardaba silencio, con los dientes cubiertos de sangre.—No te lo va a decir —dijo una voz desde atrás. Proctor había aparecido en la sala de estar y, después de ayudar a Rebecca a levantarse, añadió— Es un fanático religioso. Cree que lo que ha hecho es correcto. Estamos tratando con alguien patológicamente convencido.Hood, jadeante, preguntó:—¿Qué sugieres?Proctor arqueó las cejas, tomó un pico de hierro y un par de alicates de una esquina.—Déjame a solas con él un momento, yo hare que me diga lo que necesitan.Hood miró a Ethan, quien se encogió de hombros.—No me importa.Sin decir más, Hood salió de la casa. Ethan esposó a Jonah, lo dejó en el suelo y ayudó a Rebecca a salir.Poco después, los gritos comenzaron dentro de la casa.Ethan se mantuvo impasible. Sabía que un hombre como Jonah no hablaría sin medios drásticos.Vio a Hood ayudando a Brock a incorporarse. Ethan corrió al auto, sacó una botella de agua y se la vertió a Brock sobre el rostro para quitarle los rastros de vidrios en su rostro. Poco a poco, Brock abrió los ojos y vio a Ethan.Tras confirmar que Brock estaba bien, Hood suspiró de alivio.Habían estado buscando a los amigos de Solomon en Delafield. Los amigos habían contado que Solomon había sido castigado severamente en la escuela Amish, especialmente tras empezar a salir con una chica nativa americana. Jonah lo había golpeado brutalmente. Tras descubrir la herida en la pierna de Jonah, la situación había estallado.De repente, los gritos cesaron y Proctor salió de la casa con manchas de sangre en su camisa., y un paño blanco limpiaba sus manos.Rebecca, expectante, corrió hacia él. Proctor sonrió, levantando una llave.—Salomón está en el silo de enfrente.Rebecca tomó la llave y salió corriendo, seguida por Hood.Ethan ayudó a Brock a levantarse y lo sentó en el auto.Los Amish cercanos se habían reunido debido al ruido y los coches de policía.Proctor se abrochó la camisa para cubrir la sangre.—Oficial Morgan, ¿qué sucede aquí, que paso con Jonah? —preguntó Bowman, acercándose con su familia.Ethan asintió y dijo:—Descubrimos que Jonah Lambrecht es el asesino de Lana Cleary. Y tenia Solomon encerrado en el silo de enfrente. Rebecca y el Sheriff Hood ya fueron a rescatarlo en camino a rescatarlo.Después de escuchar lo que dijo Ethan, los Amish que se habían reunido alrededor comenzaron a hablar de repente.—¿Cómo puede ser? —murmuraba alguien en la multitud.Muchas personas mostraban expresiones de incredulidad. Jonah, generalmente, tenía muy buena reputación entre la comunidad.Llevaba veinte años trabajando con dedicación en la escuela Amish. Después de la muerte de su esposa, nunca se volvió a casar y siempre fue un modelo a seguir en el cumplimiento de las reglas familiares.Incluso hubo algunas personas que no pudieron aceptar que Jonah hubiera hecho tal cosa y quisieron entrar a la casa.Ethan rápidamente se paró frente al porche y detuvo a estas personas agitadas.A Proctor le habían permitido actuar a su antojo dentro, y la escena no habría sido agradable.Después de ser detenidos por Ethan, bajo el liderazgo de Bowman, todos caminaron hacia el silo de Jonah.Al mirar a la multitud que se alejaba, Ethan exhaló un suspiro de alivio y luego miró a Proctor.—No lo mataste, ¿verdad?—No —respondió Proctor.Con una sonrisa, sacó un pañuelo de su bolsillo, lo desplegó y se lo entregó a Ethan. En él había siete u ocho dientes manchados de sangre.—Pero creo que deberías llamarle una ambulancia.Después de un rato, los Amish que rodeaban el silo se volvieron ruidosos. Desde la distancia, se podía ver a un niño con la cara ensangrentada, siendo ayudado por Bowman.Rebecca lo siguió desesperada. La alegría de haber encontrado a su hermano se desvanecía ante el abandono de su familia, lo que la hacía sentirse completamente perdida, como si todo lo que tenía frente a ella ya no tuviera sentido.En ese momento, Solomon Bowman se detuvo. Soltó la mano de su padre y se dio la vuelta.Al ver la mirada decepcionada de Rebecca, sus ojos se llenaron de lágrimas, retrocedió unos pasos y la abrazó con fuerza.—Gracias por venir por mi hermana. CADI, Comisaria de Policía.De vuelta en la comisaría, tanto Siobhan como Emmett sabían que el asesino había sido capturado con éxito y regresaron rápidamente, y la atmósfera tensa en la estación de policía había desaparecido. Ethan llevó a Jonah, cuyas heridas habían sido tratadas brevemente, a la sala de espera temporal vacía y lo empujó hacia adentro.—¿Es este el bastardo que mató a Lana? —preguntó Chayton, levantándose de la cama y mirando a Jonah, cuya barba estaba manchada de sangre. Sus ojos brillaban peligrosamente.Jonah no dijo nada. Caminó silenciosamente hacia la cama sencilla y se sentó.Ethan cerró la puerta de hierro e ignoró a Chayton.La fiscal de distrito interina, Alison Medding, llegó apresuradamente en ese momento. Al ver a las personas encarceladas, asintió con satisfacción y se volvió hacia Ethan.—¿Qué pasó con sus heridas?—Se resistió al arresto —respondió Ethan, de forma simple.Alison se cruzó de brazos, consciente de que algo más había ocurrido. Sin embargo, necesitaba que este caso se resolviera rápidamente y no tenía problemas en utilizar métodos poco ortodoxos contra el hombre que había matado a la joven nativa.Respiró hondo, sonrió y dijo:—Buen trabajo, yo me encargare de que reciba el castigo que merece.—Gracias —dijo Ethan, mientras sus ojos se detenían en Alison.Ella no era muy alta, pero sí bien proporcionada, con piel oscura y brillante. Llevaba un elegante traje azul que delineaba patrones complejos en su atuendo. Después de un segundo Ethan volvía a su asiento, tranquilo.Por la tarde, cuando Ethan estaba escribiendo un informe, Hood se acercó y golpeó la mesa para llamar su atención.—Hoy por la tarde, vamos a trasladar al grandullón Chayton al condado de Jefferson, para que puedan procesarlo por las ordenes de arresto pendientes. Siobhan, Emmett y tu van a escoltarlo. ¿Algún problema?—No ninguna, pero será mejor que Siobhan y yo vayamos solos. Emmett está herido, dejalo que descanse, ah visto mucha acción últimamente. —interrumpió Ethan, levantando la mano y apoyándose en la silla.Hood lo miró, algo sorprendido.—Voy a ir —respondió Emmett rápidamente—Es solo una herida menor, además ya estado descansando todo el día, me saldrán ampollas en el trasero por estar en esta silla.Ethan golpeó la mesa.—Emmett, insisto, ve a casa con tu esposa nostros nos haremos cargo.Hood decidió rápidamente:—Está bien. Ethan y Siobhan vayan ustedes solos.Emmett, algo resignado, se sentó nuevamente.Mientras se preparaba para transferir los documentos, Emmett llamó a Ethan a la sala de equipo.Ethan miró los grilletes para manos y pies, en sus manos y se rascó la cabeza.—¿Es necesario?—Para los demás, no. Pero para Chayton, sí.Sin más opción, Ethan tomó los grilletes y, junto a Emmett, fue a las celdas de detención temporal, preparado para lo que parecía ser una amenaza importante.Cuando abrieron la jaula de hierro, los dos entraron y le pusieron los grilletes a Chayton, quien, sorprendentemente, fue muy cooperativo.Después, lo empujaron al asiento trasero del coche patrulla. Ethan cerró la puerta y tomó los documentos de transferencia de las manos de Brock.—Les llevará unas dos horas llegar al condado de Jefferson. Ya contacté a la estación de policía de allí, los verán en la frontera del condado para la transferencia.—dijo Brock.—Entendido —respondió Ethan, chocando los puños con Brock.—Cuídate, Ethan. Manténganse alerta.Ethan asintió, tocando el arma en su cintura.—Lo haré.Después de partir de Banshee Town, el coche patrulla había estado conduciendo por la carretera durante una hora. Chayton permanecía en silencio.Ethan, distraído por la vista de las granjas y el ganado al atardecer, bajó la ventana y encendió un cigarrillo.—Probablemente oscurezca cuando lleguemos a la frontera del condado de Jefferson —comentó, mirando su reloj.—¿Tienes prisa? —preguntó Chayton, con una voz grave.Ethan exhaló el humo.—Solo quiero enviarte a prisión. No es como tu segundo hogar, seguro te sentir mas cómodo allí.Chayton sonrió con desprecio y cerró los ojos.Poco después, Siobhan miró dos veces por el espejo retrovisor.—Ethan, echa un vistazo. Hay algo raro atrás.Ethan dejó la botella de agua y miró por el espejo. Detrás del coche, dos vehículos se acercaban rápidamente. Los conductores llevaban pasamontañas negras.—Acelera —ordenó Ethan.Siobhan pisó el acelerador. Chayton, sentado atrás, sonrió ampliamente antes de cubrirse la cabeza con las manos.Antes de que pudieran acelerar lo suficiente, los coches que los seguían se acercaron. Los hombres enmascarados sacaron armas largas y cortas, disparando salvajemente contra los neumáticos del coche patrulla.—¡Bang, bang, bang, bang!Un fuerte estallido resonó cuando el neumático explotó. Siobhan no pudo reaccionar a tiempo y el coche se desvió, estrellándose contra el puente cercano.Con un fuerte ruido, la parte delantera del auto golpeó el muelle del puente.—¡Estallido!— El coche de policía salió volando, giró en el aire y luego cayó al río.Ethan se desmayó mientras giraba.El agua cayó, creando una onda, y el río comenzó a fluir nuevamente, llevándose vidrios rotos y piezas de plástico de automóviles.No sabía cuánto tiempo había pasado, pero Ethan abrió lentamente los ojos, sintiéndose mareado.Un ruido persistente le invadía los oídos.—Vayan por Chayton primero.—¿Qué hacemos con estos dos?—Primero lo primero, vayan por el.Ethan giró la cabeza. Siobhan estaba inconsciente, su cabeza ladeada y una hilo de sangre corria por su frente. EL auto estaba volcado había abajo, y el agua del río cubría el techo. El sonido de pasos apresurados invadió el ambiente. Varios hombres sacaron a Chayton y corrieron hacia la parte trasera del auto que los había embestidoEthan movió lentamente algunas partes de su cuerpo, tratando de saber si estaba restringido, o herido de algún lugar..En ese momento, unos pasos se acercaron a su lado.Dándose cuenta de que solo había una persona a su lado, apretó los dientes y rápidamente sacó la Glock de su cintura. Apuntó a las piernas de la figura junto a la ventana del auto y apretó el gatillo.—¡Bang, bang!Después de los dos disparos, la persona gritó y cayó de rodillas en el río, mirando con horror la boca negra del arma que asomaba por la ventanilla del coche. Un tercer disparo resonó. La bala destrozó un fragmento de cráneo, y con un plop cayó al río, arrastrando consigo restos rojos y blancos.—¡Maldición! —gritó una voz—. ¡El policía está despierto!Mientras disparaba, Ethan presionó el botón del cinturón de seguridad, cayendo al agua. Rápidamente quitó el vidrio restante de la ventana y salió del auto.Se escucharon disparos. Las balas pasaban silbando junto a él.Ethan se agachó, levantó la mano y disparó algunos tiros al azar hacia donde provenían los disparos. Luego se dirigió rápidamente hacia la parte trasera del auto.Tuvo suerte. No sabía dónde impactaron los disparos que acababa de hacer, pero escuchó un grito y luego el sonido de alguien huyendo en pánico.Tras asegurarse de que no había enemigos detrás de él, Ethan salió de la parte trasera del coche.Dos hombres enmascarados corrían hacia la orilla del río, uno de ellos sujetándose un brazo herido. Apretando los dientes, Ethan disparó desesperadamente, mientras el arma parpadeaba con cada bala que salía del cargador.Las balas impactaron en los cuerpos de los dos hombres que huían. Los ojos de Ethan estaban fríos mientras disparaba sin piedad, mientras avanzaba hacia ellos, varios hombres cayeron el suelo, después de una bola de niebla de sangre explotaban en sus cuerpos antes de caer al río, tiñendo el agua de rojo.El cargador se agotó, el sonido metálico del último cartucho resonando en el aire como un eco en medio del caos. Ethan sintió la adrenalina recorriendo su cuerpo, sus sentidos agudizados al máximo. La pistola, que había sido su compañera de batalla, se quedó vacía en su mano, pero no había tiempo para la duda.Desde la orilla, sombras emergieron, disparando con desespero. Las balas silbaban a su alrededor, creando pequeñas explosiones en el agua, pero su puntería era errática y pobre. Un golpe sordo, seguido del salpique de las balas en el agua, era la única señal de su esfuerzo fallido. Ethan, un maestro en el arte del disparo, se sintió como un pez en el agua.Con un movimiento fluido y calculado, soltó el cargador vacío, dejándolo caer al suelo con un tintineo. Sin perder un segundo, tomó un cargador de repuesto de su cinturón, encajándolo en la pistola con un clic resonante.La tensión crecía a su alrededor mientras tiraba de la corredera con una precisión milimétrica. Ahora estaba listo, apretó el gatillo, y el disparo resonó como un trueno. La bala salió disparada, cortando el aire con una velocidad implacable. Ethan se movió con agilidad, anticipando cada movimiento de sus adversarios, como un depredador acechando a su presa.—¡bang!La bala voló con precisión hacia donde había visto el fuego, y la sangre floreció en el aire.—¡Corre! ¡Este tipo es demasiado peligroso! —se escucharon varios gritos de terror provenientes de la orilla, seguidos por el sonido de neumáticos girando furiosamente.Ethan corrió hacia la orilla, disparando algunos tiros al azar.Cuando llegó, solo vio un cuerpo abandonado al costado de la carretera. Los dos coches que huían ya estaban a más de cien metros de distancia.Ethan se relajó, poniendo las manos en las rodillas, mirando fijamente los autos que se alejaban.Se tocó el rostro, notando que sus manos estaban completamente rojas. Recordó a Siobhan, aún sin saber si estaba viva o muerta, y corrió de vuelta hacia la orilla del río.Al llegar junto al coche de policía volcado, se dejó caer de rodillas en el agua, se estiró hasta el asiento del conductor y con dedos temblorosos palpó debajo de la nariz de Siobhan.Ethan tragó saliva y se dejó caer en el agua, aliviado. Siobhan aún respiraba y solo tenia unos cuantos golpes. Reuniendo fuerzas, volvió a guardar la Glock en la funda. Ethan la sostuvo con una mano, desabrochó su cinturón de seguridad y la sacó con cuidado de la patrulla.Después de colocarla en el césped, sacó su teléfono celular y llamó.La voz de Hood resonó al otro lado de la línea.—Ethan, ¿que pasa?—Nos atacó la banda Redbone, nos volcaron cerca de del kilometro 68. Siobhan y yo resultamos heridos. Chayton se escapó. Ven rápido y trae una ambulancia.Después de dar su ubicación aproximada, Ethan colgó.Apretó el teléfono, su corazón latiendo con fuerza mientras la imagen de Siobhan, inconsciente y vulnerable. La ira comenzó a invadir sus sentidos, oscura y voraz, como una tormenta que se desataba en su interior. Cada latido resonaba con el eco de su frustración y desesperación.No había más tiempo para la caza. La idea de capturar a Chayton se desvaneció, reemplazada por un único pensamiento venganza. Ethan sintió cómo la sangre le hervía en las venas, un fuego que amenazaba con consumirlo. No se detendría hasta que Chayton pagara por lo que había hecho, se maldito hijo de perra iba a morir.Guardó el teléfono y revisó la herida en la cabeza de Siobhan.Ethan abrió el baúl del coche, dejando que las cosas se desparramaran. Tomó el botiquín de primeros auxilios, caminó hacia Siobhan, limpió la herida y la vendó. Después de atender a Siobhan, volvió al coche de policía y golpeó el espejo retrovisor tambaleante.Tomó un trozo de cristal del río y se miró en él. No sabía qué había causado el gran corte en su frente. La herida había dejado de sangrar, pero necesitaba puntos.Le resultaba difícil vendarse a sí mismo, así que se echó un poco de desinfectante en la cabeza, mirando su reflejo con resignación.Tirando los cristales, se dirigió hacia el cuerpo cercano.Al retirar el pañuelo del cadáver, reconoció que era un aborigen.Ethan no se detuvo a pensar mucho más. Levantó a Siobhan y caminó hacia el costado de la carretera De vez en cuando, pasaba un coche y los conductores veían a un policía de pueblo ensangrentado parado junto al puente, fumando un cigarrillo con cara de pocos amigos. Cada vez que esto sucedía, aceleraban.El cielo ya estaba oscureciendo, y la brasa del cigarrillo parpadeaba en la penumbra.Ethan sacó su celular. Había pasado media hora desde que hizo la llamada a Hood, no tardaban en llegar.—¿Estás bien? —Una voz débil sonó a su lado, sorprendiendo a Ethan, quien tiró la colilla de su cigarrillo y se agachó.Siobhan parpadeó, forzando una sonrisa.—Finalmente despertaste —dijo Ethan, aliviado.Siobhan intentó sentarse y susurró:—Estás herido, viendo la sangre en su rostro.—Estoy bien. Solo es un rasguño. Tú estuviste inconsciente mucho tiempo.Ethan la ayudó a sentarse. En ese momento, al final del camino, luces rojas y azules comenzaron a parpadear.El sonido de las sirenas acompañaba el acercamiento de tres coches de policía.El chirrido de los frenos fue seguido por la llegada de Hood, Brock y Emmett, quienes corrieron hacia Ethan.—Maldita sea, aparte de esa vez con Sánchez, nunca te había visto en tal estado —exclamó Hood, al ver el rostro ensangrentado de Ethan.Ethan, abrazando a la aún mareada Siobhan, preguntó rápidamente:—¿Dónde está la ambulancia?—Estará aquí pronto —respondió Hood.Preocupado, Emmett presionó su radio para apresurar la llegada de la ambulancia.Después de asegurarse de que los signos vitales de Siobhan eran estables, Hood y Brock encendieron sus linternas tácticas y comenzaron a inspeccionar la orilla del río. Pronto se escucharon maldiciones.Poco después, la policía del condado de Jefferson, la policía estatal y las ambulancias llegaron al lugar.Cuando vieron los cuatro cadáveres alineados en el borde de la carretera por Hood y los otros, todos dirigieron miradas de asombro hacia Ethan.