webnovel

Sistema.

—Procesando.

—Analizando forma física.

—Futura ubicación, sala de juguetes.

El nacimiento de un nuevo ser, provoca una alegría para algunas personas.

Y para otros son una aberración o peligro para sus vida.

....Estos productos no serán la excepción.

Mi nombre es Evie.

Mi trabajo es verificar la calidad de los productos.

2 opciones. Opción 1, los productos en buen estado son enviados a la tienda.

Y opción 2, los productos que no cumplen los requisitos necesarios, son enviados a la sala de juguetes.

Donde sus cuerpos y mentes se convierten en un objeto multiusos.

El salario es alto, pero el acto...

Es aceptable.

No nací en una prestigiosa familia, igualmente no nací en una familia humilde.

Pertenecia a una clase que sobrevivía de pan y un huevo cocido por semana.

De no ser por esta industria ilegal, estaría muerta, sirviendo de alimento para cualquier tipo de animal.

No me arrepiento de esta desición.

—Evie.

—Si?.

—Nos retiramos. No lo olvides, te toca limpiar.

—Entendido.

Una vez a la semana, soy limpiadora de los dormitorios.

En el cual, encuentro solo sangre y órganos.

Nunca pregunté el motivo de este lugar, no me interesa saberlo.

Simplemente, trabajo es trabajo.

Y soy consciente de las consecuencias, tanto positivas como negativas.

—Finalmente, tarde más del tiempo esperado.

Antes de partir, verifico las máquinas, cada una debe encontrarse en buen estado.

—Listo, me retiro.

Al día siguiente, la misma rutina. Una y otra vez, cada día.

Pero incluso en el día menos esperado, suceden actos inexplicables para mi mente.

—Mn?.

—Parece que las industrias cerrarán en dos días.

—Supongo que se acabó.

—Pero según el jefe tenemos dos opciones. Seguir a la industria, no nos faltará comida, agua y salario.

—Y el segundo es retirarnos.

—Correcto. Ya escogiste?.

—....Me retiró.

"Tengo en salario suficiente para 40 años aproximadamente."

—De acuerdo, concuerdo contigo, estoy cansado de este trabajo.

—....

—Te parece si te invito a salir.

—...Claro.

Jorge, ambos comenzamos el mismo día y ambos nos apoyamos el uno al otro.

No suena mal tener una relación, tal vez, expiaremos nuestros pecado de este modo.

Finalmente llegó el día. Aquellos que renunciamos nos despedimos de aquellos que decidieron seguir a la industria.

Jorge y yo estábamos relajados, la industria ya no volverá a este lugar. Mis condolencias para el próximo lugar.

—Nos vamos Evie?.

—Si.

Apunto de irnos...

—Lamento las molestias, pero aquellos que renunciaron, por favor entren a la sala y reciban sus canastas de despedida.

Todos, felices por escuchar la canasta.

A excepción de Jorge.

—Evie tenemos que retirarnos.

Susurrando al oído, Jorge se escuchaba nervioso.

—No comprendo.

—En la hoja, no se encontraba ninguna canasta de despedida escrita.

Podria comprender el factor sorpresa, pero esta industria no comprende ese factor.

Jorge y yo lentamente nos retiramos.

Pero era tarde.

—Lamentablemente, nadie se puede retirar.

Se escucha un grito de dolor e inmediatamente varios de nuestros compañeros corren asustados.

Y a lo lejos puedo ver, un cadáver en el suelo y a su lado una persona con el rostro desfigurado.

—Gracias a todos por sus servicios, me despido.

En el momento que el jefe se retira, varios hombres con rostros desfigurados salen de la sala.

Inmediatamente Jorge y yo corrimos hacia una habitación.

—Desgraciados, años de ser leal, terminan aquí.

—Tenemos una manera.

—De verdad?.

—Si, debemos ir al cuarto piso, en ese lugar se encuentra el transporte por grua.

—Comprendo Evie.

Rápidamente salimos de la habitación y nuestros compañeros perecian uno por uno.

Usando las escalera, llegamos al cuarto piso.

—Eso fue sencillo.

—Jorge activa el control.

—Entendido.

Jorge activa el control y enciende la grúa, pero como consecuencia...

—AGluuuuuuuuuu....

Uno de los hombres nos encuentra. Sostengo una palanca y lo impacto en su cabeza.

El hombre cae al suelo.

—Bien Evie!.

—Vamonos.

Pero logro sentir la mano del hombre sosteniendo mi pierna.

Vuelvo a golpearlo en la cabeza, pero el hombre logra atrapar la palanca.

El hombre se levanta.

Me mira fijamente, para luego golpearme, aventandome hacia la pared.

—Evie!.

"Fuerza sobrehumana, está industria de mierda..."

Mi cabeza sufrió daños, el sangrado no se detiene.

Jorge se lanza hacia el hombre y le revienta ambos ojos con la manos.

El hombre con el dolor y enojo, tira un grito, llamando a sus otros hermanos.

—Rapido Evie!...

Jorge me carga sobre su espalda.

A punto de llegar hacia la grúa.

El hombre logra escuchar los pasos y rápidamente nos golpea, aventandonos hacia la puerta.

El único problema es que Jorge recibió un golpe crítico.

Jorge no deja de sangrar por la boca y cabeza.

—Jorge...

—Perdon...debí invitarte a salir mucho antes...

Jorge con sus últimas fuerzas se levanta, desafiando al hombre.

El hombre a pesar de estar ciego logra oír los pasos de Jorge.

—¡Hey!, ¡aquí tarado!.

Jorge llama la atención del hombre, el cual no duda en atacarlo.

—Tu puedes...huye de aquí...Evie...

Jorge es embestido por el hombre, el cual no duda en golpearlo constantemente.

Usando mis fuerzas, me dirijo hacia el control.

—Vamos...

Arrastrándome, logro llegar.

El hombre se percata de mi presencia y deja a Jorge a un lado.

—Muy tarde animal.

Uso la grúa para golpearlo, provocando que varias paredes del segundo piso se conviertan en escombros.

—Jorge...

Me arrastró hacia Jorge y lo que especto...

—Jorge, por favor...

Su cabeza se encuentra destrozada, el está muerto.

Escucho varios pasos viniendo hacia aquí.

Lamentablemente perdí mucha sangre, estoy por desmayarme.

—Jorge.... gracias por ser un gran amigo....también...me hubiera encantado....ser algo más que eso.

Apoyo mi cabeza al pecho de Jorge, lista para morir.

Pero logro escuchar una voz.

—Mnn, llegue tarde.

Todo se ve borroso.

—Aun estás con vida, no puedo decir lo mismo de tu amigo.

Una voz infantil, una bata gris, unos pies lindos y claros.

—De acuerdo, hora de irnos. Estas cosas son difíciles de matar.

Con visión borrosa, logro espectar la grúa moviéndose.

—Tranquila, duerme.

Una voz reconfortante, decido obedecer sus palabras.

Claro, tampoco es que tenga otra elección.

Finalmente, soy libre, creo...