1 Prologo

En las frías y tenues luces del laboratorio clandestino, el Dr. Julio Torres se inclina sobre una mesa llena de matraces y tubos de ensayo. El aire está cargado de electricidad mientras el científico trabaja meticulosamente, sus ojos enfocados en la tarea vital que tiene entre manos. La sala está revestida de metal, creando un ambiente estéril y desprovisto de cualquier indicio de la vida exterior.Los asistentes, vestidos con batas blancas, se apiñan alrededor de la mesa, observando con anticipación mientras Torres mide cuidadosamente los compuestos desconocidos. La luz tenue destaca la tensión en sus rostros, reflejando la gravedad de la situación. El sonido constante de zumbidos y burbujeos proviene de los equipos científicos que rodean la sala, creando una sinfonía inusual pero crucial.Torres levanta la mirada y se dirige a sus asistentes con voz grave y decidida: "Estamos en un punto crucial en nuestra búsqueda. Estos compuestos podrían ser la clave para erradicar el cáncer de una vez por todas". Sus palabras resuenan en la sala, cargadas de la responsabilidad que lleva consigo la esperanza de toda la humanidad.Uno de los asistentes, nervioso pero optimista, pregunta: "¿Cree que esto realmente funcionará, doctor?". Torres asiente con determinación, "Hemos estudiado cada detalle, cada reacción. Esta es nuestra mejor oportunidad". La ansiedad se refleja en las miradas de los presentes, conscientes de la importancia de lo que está en juego.Mientras el reloj avanza, el laboratorio se sume en un silencio expectante. Torres ajusta cuidadosamente las proporciones y, finalmente, mezcla los compuestos en un matraz especial. Un murmullo tenso recorre la sala cuando el líquido adquiere un tono inesperado.Torres levanta el matraz con manos temblorosas pero determinadas. "Este podría ser el avance que estábamos buscando", murmura para sí mismo. Los asistentes contienen la respiración mientras Torres realiza las primeras pruebas. La esperanza y la incertidumbre flotan en el aire, encapsulando el laboratorio en un momento crítico de la historia médica.

El laboratorio resonó con un zumbido eléctrico penetrante cuando el Dr. Julio Torres activó el experimento. Las luces titilaron brevemente antes de estabilizarse, proyectando sombras danzarinas en las paredes frías. En el centro de la sala, una jaula de metal contenía a un sujeto de prueba, cuyos ojos reflejaban una mezcla de esperanza y ansiedad.

Torres monitoreaba las lecturas en los monitores con intensidad, sus manos ajustaban controles con precisión quirúrgica. "Estamos a punto de presenciar un avance histórico", murmuró para sí mismo, pero su emoción estaba mezclada con una cautelosa anticipación.

La jaula comenzó a temblar violentamente, como si estuviera luchando contra fuerzas invisibles. Los asistentes se aferraron a las superficies cercanas, sus miradas alternando entre el sujeto de prueba y Torres. "¡Espero que esté funcionando!", exclamó uno de los asistentes, su voz apenas audible sobre el estruendo eléctrico.

En un principio, parecía que la cura estaba surtiendo efecto. El sujeto de prueba parecía más tranquilo, su expresión de dolor disminuyendo lentamente. Las miradas de los presentes se encontraron en un instante de alivio compartido. "Parece que lo hemos logrado", comentó otro asistente, sonriendo con optimismo.

Sin embargo, en un giro repentino, la calma se desvaneció en caos cuando una onda de energía se liberó de la jaula. Las luces parpadeaban frenéticamente, iluminando la sala con destellos irregulares. Torres gritó por encima del tumulto: "¡Algo salió mal! ¡Todos, mantenga se alerta!". La jaula retumbó con fuerza, sus lados comenzaron a retorcerse bajo la presión inesperada.

Los asistentes se apresuraron a tomar medidas de emergencia mientras la onda de energía se expandía, rompiendo la jaula en pedazos. El sujeto de prueba, ahora liberado, estaba rodeado por una aureola de luz. Torres, con expresión de desconcierto, trató de controlar la situación: "¡Detengan el experimento! ¡Algo ha ido terriblemente mal!"

En medio del caos, la sala vibraba con la incertidumbre del resultado inesperado. Los asistentes corrían de un lado a otro, tratando de mitigar los efectos de la onda de energía descontrolada. La esperanza inicial se desvanecía, reemplazada por la urgencia de contener el desastre que se desplegaba en el laboratorio.

De entre los escombros retorcidos, el sujeto de prueba, ahora llamado "Alfa", emergió con ojos brillantes que destellaban con una intensidad casi sobrenatural. La sala, aún envuelta en un silencio pesado, quedó petrificada ante la escena mientras los asistentes retrocedían, incapaces de comprender la magnitud de lo que habían desencadenado. El Dr. Julio Torres, con la expresión horrorizada grabada en su rostro, observaba cómo la criatura experimentaba una metamorfosis asombrosa.

Torres, usualmente el paradigma de la racionalidad, se quedó sin palabras al presenciar el cambio extraordinario de Alfa. "Esto no puede ser real", murmuró para sí mismo, sus ojos fijos en la criatura que se transformaba ante sus ojos. Los asistentes, atónitos y paralizados por la sorpresa, observaban cómo Alfa adquiría una presencia imponente.

La metamorfosis de Alfa continuó, su figura fluctuando entre lo humano y lo monstruoso. Luces destellantes rodeaban su forma en constante cambio, creando una atmósfera casi surrealista. La sala se llenó con el sonido de crujidos y resonancias mientras Alfa se adaptaba a su nueva entidad.

En un giro desconcertante, Alfa se volvió hacia los asistentes con una mirada penetrante, y sus labios se movieron para pronunciar palabras que resonaron en toda la sala. "He evolucionado. Me he convertido en el depredador supremo", declaró con una voz profunda, sus ojos brillando con una malévola certeza.

Los asistentes, aún retrocediendo ante la incomprensible transformación, intercambiaron miradas cargadas de terror y confusión. Torres, intentando recuperar la compostura, preguntó con un dejo de ansiedad, "¿Qué significa esto, Alfa? ¿Por qué te consideras el depredador supremo?". La criatura respondió con un tono frío y desafiante, "He superado todas las limitaciones, ninguna enfermedad me afecta, y mi fuerza es inigualable. Soy la culminación de la evolución, y ahora, soy la cúspide de la cadena alimentaria".

La sala clandestina se sumió en una atmósfera tensa, mientras los asistentes asimilaban la nueva realidad. El laboratorio, antes dedicado a la búsqueda de una cura para el cáncer, se transformó en un escenario donde la ciencia había desencadenado no solo la cura deseada sino también una entidad que desafiaba la comprensión humana, dejando a todos con la incertidumbre de lo que podría deparar el futuro.

El caos frenético se apoderó de la sala cuando Alfa, con una fuerza desconcertante y una inteligencia superior, despedazó a uno de los asistentes. El sonido de huesos rompiéndose y gritos de horror llenaron el aire, mientras los demás asistentes corrían en desesperación, intentando alejarse del depredador ahora descontrolado.Alfa, con una mirada fría y hambrienta, sostuvo los restos ensangrentados del asistente y declaró con una voz que resonaba con una inteligencia anormal, "Tenía hambre. Mi evolución no solo me ha liberado de las enfermedades, sino que ha despertado un apetito que la humanidad no puede satisfacer".Torres, consciente de su error, se apresuró a contener la situación, pero ya era demasiado tarde. "¡Detengan a Alfa, por favor!", gritó con urgencia a los asistentes restantes. Sin embargo, la criatura, con movimientos ágiles y precisos, evitó los intentos de contención y se abrió paso hacia la salida.El laboratorio se sumió en la penumbra mientras las luces parpadeaban y destrozadas maquinarias chirriaban. Torres, con un semblante de culpa y determinación, se dirigió a los asistentes que quedaban. "Hemos liberado algo incontrolable. Debemos contenerlo antes de que cause más daño". Su voz temblaba, mezcla de responsabilidad y la conciencia de que la mutación había escapado a las sombras.Alfa, ahora en libertad, dejó tras de sí un rastro de destrucción. Torres, seguido por los asistentes restantes, se embarcó en una frenética persecución dentro del laboratorio en ruinas. "No sabemos cuánto más puede evolucionar. Debemos encontrar una manera de revertir esto", instó Torres mientras se movían por los pasillos destrozados.

En el rincón oscuro y caótico del laboratorio en ruinas, el Dr. Julio Torres, con la desesperación marcada en su rostro, revisa frenéticamente sus anotaciones en busca de respuestas. Las luces parpadeantes y los ecos de la destrucción circundante crean una atmósfera de urgencia mientras Torres busca desentrañar el misterio detrás de la mutación descontrolada de Alfa."Debe haber algo en mis notas, alguna pista...", murmura Torres para sí mismo mientras pasa páginas y revisa informes en la tenue luz de la sala. El sonido de pasos apresurados y el eco distante de los gritos de los asistentes resuena en la penumbra.De repente, el rostro de Torres se ilumina con una mezcla de sorpresa y consternación. "¡Esto es mucho más complicado de lo que pensaba!", exclama en un susurro, con los ojos fijos en un fragmento específico de sus anotaciones. Descubre que la mutación no solo dotó a Alfa de habilidades físicas mejoradas, sino que también provocó una alteración en la estructura límbica y el hipotálamo, desencadenando un hambre voraz por la carne y una agresividad descontrolada.Torres se incorpora rápidamente, sintiendo el peso de la responsabilidad y la gravedad de la situación. "La mutación ha afectado no solo su físico, sino también su comportamiento y sus instintos más básicos. Es mucho más que un simple depredador", comenta para sí mismo, su voz cargada de preocupación.En medio del caos circundante, Torres intenta elaborar un plan para contener la amenaza que ha creado. "Necesitamos encontrar una manera de revertir esta mutación antes de que Alfa cause más daño. Pero primero, debemos asegurarnos de detenerlo y proteger al resto del personal", murmura, enfocándose en la urgencia de la situación.

En medio del caos que envuelve el laboratorio, con luces intermitentes y escombros esparcidos, Torres se apresura a sacar su teléfono y realiza una llamada de emergencia a las autoridades. El tono de su voz refleja la gravedad de la situación mientras trata de explicar la amenaza que ha desatado.

"¡Sí, soy el Dr. Torres! ¡Necesitamos ayuda inmediata en el laboratorio! Hemos desencadenado una amenaza, un paciente se ha vuelto incontrolable", exclama Torres, sus palabras entrecortadas por el sonido de la destrucción que continúa a su alrededor.

En el otro extremo de la línea, la voz del operador de emergencias responde con urgencia: "Entendido, Dr. Torres. ¿Puede proporcionar detalles sobre la amenaza y la naturaleza del peligro?".

Torres, luchando por contener su ansiedad, explica rápidamente: "Es un sujeto de prueba mutado, ahora llamado Alfa. La mutación no solo mejoró sus habilidades físicas, sino que también desencadenó una agresividad voraz y un hambre insaciable por la carne. ¡Es peligroso y se ha escapado del laboratorio!".

Las autoridades, rápidas para comprender la gravedad de la situación, responden: "Hemos recibido su llamada, Dr. Torres. Estamos enviando unidades de emergencia al laboratorio. Por favor, manténgase a salvo y coopere con las instrucciones de los equipos en el lugar".

Mientras Torres corta la llamada, el sonido de sirenas de emergencia llena el aire, intensificando la atmósfera de crisis. Torres se une al personal restante para evacuar la zona mientras las noticias del escape se difunden rápidamente. Las imágenes de Alfa y la amenaza que representa se transmiten en los medios de comunicación, sumiendo a la ciudad entera en un estado de pánico.

En las calles, la gente escucha con temor las noticias de la criatura mutada suelta. Se desata un frenesí de llamadas telefónicas, mensajes y desplazamientos urgentes en un intento desesperado por ponerse a salvo. La ciudad, una vez tranquila, se ve sumida en un estado de alarma mientras las autoridades luchan por contener la amenaza que ha escapado del laboratorio, marcando un capítulo oscuro en la búsqueda de la cura para el cáncer.

En el caos que se desató tras la fuga de Alfa, los medios de comunicación informan sobre un brote, pero las verdaderas implicaciones del virus mutante se mantienen en secreto. La confusión reina en la sociedad, y expertos debaten sobre el origen y la capacidad de evolución de la amenaza que se cierne sobre la ciudad. Las autoridades, en un intento por contener la situación, limitan la información compartida, sembrando la incertidumbre y el miedo entre la población.

En los noticieros, periodistas relatan la serie de eventos sin entender completamente la naturaleza de la mutación. "Nos encontramos en medio de una situación de emergencia. Las autoridades han confirmado un brote, pero los detalles son escasos. Se insta a la población a permanecer en sus hogares y evitar cualquier contacto con individuos afectados", informa un periodista, su expresión reflejando la preocupación palpable.

Mientras tanto, en los laboratorios y centros de investigación, los científicos intentan comprender la evolución y propagación del virus mutante. "Es como nada que hayamos visto antes. La capacidad de adaptación y la agresividad de esta mutación son desconcertantes", comenta un experto en epidemiología, su voz llena de preocupación.

La ciudad, ahora envuelta en la sombra del miedo, se enfrenta a la escalada del brote. Las imágenes de Alfa liderando a otros zombis mutados en una serie de ataques coordinados conmocionan a la población. En medio de la noche, se difunden videos impactantes de la pesadilla que se ha desatado: calles llenas de criaturas mutadas, atacando a todo aquel que encuentren a su paso.

En una escena escalofriante, Alfa, con ojos brillantes y una inteligencia mutada, dirige a la horda en ataques coordinados. "La evolución necrótica ha comenzado", susurra en un tono grave, sus palabras resonando en el caos que se propaga por la ciudad.

Mientras el sol se pone sobre la ciudad en ruinas, los supervivientes, ocultos en sus refugios, se enfrentan a la cruda realidad de que el mundo que conocían ha cambiado. La evolución necrótica ha desplegado su verdadera pesadilla, y la lucha por la supervivencia se convierte en una batalla contra fuerzas más allá de la comprensión humana. La noche cae sobre la ciudad en un silencio tenso, roto solo por los gemidos de los zombis mutados que deambulan por las calles en ruinas.

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