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A la hora de la comida, la cafetería está llena, alumnos por todas partes. La decoración es simple, al igual que todos los edificios y casas, blanco y gris. Las mesas están casi llenas. Cora aparece sentada una que está al lado de las escaleras, sola. Apunto de darle un bocado a su sándwich, llega Ben.

_Me puedo sentar aquí – pregunta Ben, Cora acepta, tampoco va a ser una maleducada - ¿Han sido interesantes las clases, no te parece? – intenta conversar con ella.

_Supongo.

_Estamos juntos en todas las clases, parece que vamos a ser compañeros hasta graduarnos – dice contento – Me pregunto donde nos veremos después de acabar la escuela, quiero decir, ¿seguiríamos en la misma comunidad, o nos asentaremos en otro lugar? Es todo tan nuevo… - parece preocupado. Cora lo observa, pero no dice mucho – Veo que no eres muy habladora… - se siente algo incómodo – Da igual, ya me voy…

Algo empática, Cora se muestra más amable.

_Bueno, si vamos a vernos todos los días… pues sería conveniente conocernos mejor.

Ben, con una cara más alegre, se da la vuelta y se vuelve a sentar con su bandeja de comida.

_Por lo que veo, me da que no tienes muchos amigos.

_¿Qué quieres decir?

_Bueno… Apartas a la gente con tu silencio, tampoco les prestas atención.

_Vaya, que directo, ya me vas cayendo algo mejor – dice comiéndose su sándwich.

_Lo siento.

_Es igual.

_Pero me pareces simpática – le dice Ben para animarla - ¿Te gustaría saber algo? He encontrado la planta prehistórica, salí del recinto – cuenta en susurros, Cora abre los platos como ojos.

_¿Qué? Cómo lo has conseguido – pregunta en susurros.

_Bueno… te lo enseñaré, si me prometes que no se lo vas a decir a nadie.

_Venga Ben, ya somos amigos, no se lo diré a nadie – dice – Te lo prometo – acaba la frase.

_Genial. Quedamos a las cinco en la plaza mayor, te estaré esperando en el puesto de frutas.

Entusiasmados ambos, terminan su comida a gusto, pero sin darse cuenta, alguien los había espiado.

Mientras tanto en el hospital, Julia y su amigo van a escondidas al laboratorio.

Una sala bastante grande, aunque no están solos, hay una mujer trabajando con un microscopio. Despacio, sin llamar la atención, se acercan a una des las mesas para trabajar. Julia saca la baba de su bolsillo.

_Bien Julia, vamos a ver que nos ha traído tu marido – hablan bajito, Chris coge un portaobjetos, con el hisopo lleno de la baba extraña, con cuidado lo pone en el porta, a continuación, coloca sobre este un liquido extraño y un pequeño plástico, haciendo que la muestra se agrande. La coloca en el microscopio - Vaya, que interesante.

_Qué, ¿qué es? -se acerca a su compañero para ver la muestra en el microscopio.

_Aún no lo sé, dame las muestras de las cáscaras.

Con cuidado, Chris saca una Tablet de su bolsillo, tecleando en el buscados un nombre de un parasito.

_Esto es increíble – dice Chris asombrado, Julia se acerca a la Tablet – Este parasito no benigno, se alimenta de la placenta de los huevos, después de que las crías hayan salido de estos – continua Chris leyendo – Ha estado en la Tierra desde hace millones de años. Se ha descubierto que se alimentaba de los huevos de los dinosaurios de la era cretácica, uno en especial, el Pterodactylus, conocidos como pterodáctilos, un reptil prehistórico volador, se data a finales del periodo Jurásico.

_Dios mío – dice Julia. Por un momento, la chica de la sala se va.

_¿Cómo es posible? – se pregunta Chris mirando a Julia curioso – No puede haber dinosauros en la tierra, todos se han extinguido.

_Bueno, este planeta es nuevo … No sabemos nada de él…

_Hay que investigar más, hoy a las cinco te veo en la cafetería de la abuela Mercy, trae tu marido.

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