21 Capítulo 21

En un principio, Liam pensó que necesitaría volver a pasar horas en un avión para poder llegar a la China, sin embargo esta vez Dumbledore fue un poco más considerado y usó la Aparición para poder viajar al instante.

Un útil hechizo, lástima que necesites haber visitado el lugar con anterioridad. Liam se preguntó si podría crear una forma mejor de desplazarse, sin embargo requeriría al menos conocer las coordenadas del lugar y algún método para fijarlas. De todas formas seguiría siendo ineficiente para los combates debido a que la teletransportarse requería mucha concentración y un momento de pausa puede quitarte la vida.

Volviendo a Liam, parecía que Dumbledore había decidido que dejarlo en una ciudad sería demasiado sencillo, así que aparecieron en una valle, rodeados de montañas tan altas que parecían alcanzar los propios cielos, el viejo director le dio una palmadita en la espalda al pobre chico y desapareció de nuevo.

Por supuesto, no estaba en problemas, ya que siempre podía teletransportase de nuevo a Inglaterra, sin embargo de esa forma no lograría nada. Realmente tenía intención de mejorar ahora que había alcanzado un nuevo Reino. Muchos podrían pensar que al obtener tal promoción en su fuerza se volvería autocomplaciente, sin embargo a Liam este impulso solo sirvió como un desbloqueo de su potencial, era antes un muro que debía cruzar para poder continuar mejorando y ahora por fin lo logró, así que estaba ansioso para empezar a entrenar.

Extendió su En y notó el cambio que hasta ese momento no había notado.

-¿Qué demonios? -murmuró en voz alta Liam.

Su En antes de alcanzar el Reino de la Creación del Núcleo no superaba los 500m, sin embargo había sufrido un cambio drástico, ya que ahora podía cubrir todo en un radio de 1600m... ¡más de un quilómetro y medio!

Por supuesto, la mayoría de magos que alcanzarían tal habilidad con En ni siquiera estarían en la Separación del Espíritu. Debido a su casi obsesivo control de magia, ahora tenía la capacidad de extenderla casi tan lejos como su maestro, que una vez le dijo que el máximo al que podía llegar eran dos quilómetros.

Después de recomponerse, Liam pudo notar signos de magia al otro lado de una de las montañas. En este punto, ya no llevaba las batas de Hogwarts, sino unos pantalones holgados de color gris claro y un jersey por si hacía frío, debía cuidarse después de todo.

Subió a saltos la montaña y se paró en la cima, desde ahí pudo ver algunas casas que desprendían una leve aura mágica. Dio un gran salto y se paró a la entrada del minúsculo pueblo. Varias personas estaban delante de él, todas con aspecto de ser nativos.

-Mierda, ¿hablarán inglés? -se preguntó mentalmente el joven -.

-No te preocupes chico, hablamos varios idiomas aquí, Dumbledore nos habló sobre tu inminente llegada -habló el más anciano del grupo.

Su voz parecía etérea, como si fuera un gran experto, sin embargo Liam podía sentir que su fuerza solo alcanzaba la de un cultivador en el Reino de la Recolección de Magia.

-Te ofreceremos asilo durante el próximo año, el entorno es increíblemente adecuado para templar el cuerpo, aunque por desgracia ninguno de nosotros ha logrado convertirse en un cultivador desde hace siglos -continuó hablando el viejo hombre.

-¿No eres un cultivador? -preguntó Liam sorprendido -. Pero tu magia tiene el nivel de uno ¿Cómo puede ser?

El anciano dio una misteriosa sonrisa antes de darse la vuelta junto con todas las demás personas, que eran unas veinte. Todos vestían las mismas túnicas naranjas, algunos eran más jóvenes y otros más viejos, sin embargo todos desprendían un aire misterioso de sabiduría. Era la primera vez que notaba tal cosa, aunque era probable que Dumbledore simplemente la reprimiera.

-Sígueme, hablaremos dentro que pronto llegará una tormenta de nieve -indicó una de las personas, un hombre adulto.

-¿Una tormenta de nieve? ¡Pero si estamos en verano! -exclamó confundido Liam.

-El clima aquí no es estable, no es el mismo que en el exterior, cambia constantemente -informó la misma persona.

Doyle asintió, aunque sus dudas solo habían aumentado, Dumbledore siempre lo llevaba a los lugares más extraños, pero la última vez fue bastante beneficioso para él, así que no dudaría del juicio de su maestro.

Siguió al anciano y al hombre, que lo llevaron a una casa que parecía más un santuario budista. Se sentaron en una sala con aspecto tradicional chino. Liam escuchaba como afuera el viento silbaba, confirmando que no le habían mentido acerca de la ventisca.

Mantuvo, sin embargo, su En activado. Aunque le habían dicho que conocían a Dumbledore, no estaba de más prestar atención a su alrededor.

El hombre anciano tomó un sorbo de té y luego habló.

-Eres un chico aterrador -empezó -. Me sorprende que alguien tan joven sea capaz de exponer tal control en su magia. Aunque la mantienes bajo control, soy bastante bueno detectando energías, así que la puedo notar, tu aterradora presión, un potencial infinito...

Liam se mantuvo en blanco.

-Dumbledore me pidió que viniera aquí porque creía que sería útil para mi entrenamiento, os doy las gracias por permitirme residir en el pueblo por todo un año -agradeció el cultivador -. Mi nombre es Liam Doyle ¿Cuál es el vuestro?

-No hay problema, el pueblo se puede llegar a convertir en algo bastante repetitivo, es bueno tener nuevas caras por aquí -comentó alegremente el anciano -. Mi nombre es Wang Li, soy el anciano del pueblo, y este hombre a mi lado es Liu Zhou.

El hombre le tendió la mano con una pequeña sonrisa y Liam la estrechó. Su primera impresión de Liu Zhou fue que era un hombre poco musculoso, sin embargo al notar un poco más su fuerza en el estrechón de manos, sus ojos brillaron de interés ya que era bastante mejor de lo que esperaba, quizás tenía la fuerza de alguien con un Cuarto Pilar.

Se acabaron el té y ambos adultos le enseñaron el pueblo al completo a Liam, era bastante pequeño así que no tardaron mucho, lo más interesante fue conocer a los locales. Eran en total unas setenta personas.

La ventisca ya había pasado, el cambio tan repentino meteorológico fue extraño para el joven Ravenclaw, pero al final todo era acostumbrarse.

-Entonces, muchas gracias por enseñarme el pueblo, ahora si no os importa me gustaría ir a entrenar, conocéis algún lugar adecuado? -preguntó Liam.

-Conocemos uno, sin embargo para entrenar allí primero debes acostumbrarte a las condiciones que tenemos aquí -respondió Wang Li.

Fue entonces que Liam se dio cuenta de que le faltaba ligeramente el aire.

-¿Qué es esto? No debería afectarme de esta forma estar en la cima de una montaña -se dijo -. Señor Li, a qué altura estamos?

Apareció una sonrisa en la cara del viejo hombre.

-Actualmente estamos a unos diez mil metros por encima del nivel del mar -respondió.

-¡¿DIEZ MIL METROS?!

Fin del capítulo

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