13 Mi nueva vida como mascota III

Espera un momento…

No estoy muy segura como son las crías de tigres, pero mi reflejo del agua no parece un tigre. No puedo creer que camine todo el día al lado de un rio y en ningún momento se me dio por ver mi reflejo. No parece que sea un tigre, mis orejas no se encuentran en las esquinas de mi cabeza están mucho más centradas, son bastante firmes y levantadas. Estas, además poseen una hilera de pelo levantado negro. Aunque mi cara parece la de un animal de la familia de los felinos, tengo una especie de barba sobresaliente en mi quijada. No soy un tigre, soy algo más. 

Pero eso no es lo que verdaderamente me sorprende o me inquieta. El verdadero problema es mis ojos. Son dorados brillantes y en mi estadía en el bosque no vi ningún animal con esa clase de ojos. Tal vez esa es la razón por la que el humano decidió criarme como su mascota. Definitivamente, siento que mis ojos significan algo y si quiero lograr sobrevivir en este mundo necesito saber su significado. 

Mientras estaba distraída en mis pensamientos, el humano me volvió a cargar hacia su choza, me gustaría decirle que se cómo caminar solo y que no necesita cargarme todo el tiempo. Si hay algo que deteste es depender de los demás. Siempre he tratado de ser lo más independiente posible. Aunque, me encanta que me consientan y que hagan las cosas por mí, al final siempre espero ser capaz de hacer lo mismo que los demás y me desespero cuando necesito la ayuda de alguien para poder realizar alguna acción.

Supongo que extrañaré un poco mi vida como animal salvaje, la independencia total que tenía con ella y la sensación de triunfo al obtener cada pequeña caza de conejos o al observar que ha pasado un día más y logre sobrevivir. Todo eso lo perdí al ser una mascota, pero espero que en el futuro recobre esa libertad.

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