54 El bosque del olvido I

Después de la audiencia, mi padre empezó a preparar la expedición diligentemente con los demás miembros de la cacería y yo continúe asistiendo a las enseñanzas de la tribu con mis hermanos y Helge. Mi relación con mis hermanas era algo incomoda, aunque a simple vista parecía que nos llevábamos bien, en realidad Quinn estaba algo apartado de mí y Avon observaba atentamente mis pasos como que asegurándose de que no hiciera nada raro.

Se sentía como tener guardaespaldas y vigilantes al mismo tiempo. Mi consuelo era el pequeño Helge, cada día era más cercano a mí y sentía que nuestra relación progresaba con el tiempo. La verdad es que cada día que pasaba lo sentía más como un hermano que como mi vecino.

Frente al invierno cada día que pasaba el clima se volvía más frio y podía observar cómo los frutos de los arboles se marchitaban y las hojas caían. En todas las casas se empezaban a realizar fogatas por las noches y por primera vez desde que llegue aquí vi la noche iluminada. La ropa de todos se volvía mucho mas gruesa y los niños se alegraban debido a que con el invierno las enseñanzas de la tribu se iban a suspender.

Sobre mi titulo como la santa de la tribu, mi estilo de vida no cambio drásticamente, pero observaba como los adultos me prestaban cada vez más atención y de vez en cuando me regalaban algunas joyas simples o prendas de ropa. Para la ceremonia, debía de realizarse un ritual dentro de la cueva al lado de la tribu. Para esta, debía de utilizar una ropa especial y ciertos elementos que la sacerdotisa debería de preparar. Por lo que, lo único que yo debía de hacer era esperar hasta ese día.

Pronto llego el día de partida de mi padre, él salió justo al amanecer con los demás cazadores. Pude observar como las familias de los cazadores se despedían de ellos y aunque nadie lo decía observaba la preocupación en sus rostros. En mi familia, Quinn se despidió sin decir muchas palabras, mientras que Avon sonrió y le deseo suerte. Sin embargo, yo observe que cuando el grupo de cazadores se empezaba a adentrar en el bosque Avon los miraba con anhelo. Por mi parte, yo decidí realizar un movimiento arriesgado y abrazar a mi padre, pensé que si íbamos a ser una familia debía de dar de mi parte, además de que fue su voto el que me volvió santa.

De esta manera empezamos a vivir solos mis hermanos y yo.

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