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Capítulo 16: La clase de beso que a él le gusta

Translator: Nyoi-Bo Studio Editor: Nyoi-Bo Studio

—Deja tu maleta en el camión, te esperaré en el otro lado de la calle mientras recoges tus otras cosas.

—También puedo tomar un taxi y me mandas tu dirección por mensaje.

—No, no será así. Acabamos de casarnos, ¿crees que puedes dejarme tirado así nomás?

—Shen Yi, solo estoy recogiendo mis cosas. ¿Por qué luces tan frustrado al respecto?

—Y aún así te fuiste al refugio con tu exnovio. Por favor, no me digas que compartían una habitación.

Le daba vergüenza decirle la verdad, pero no podía mentirle.

—Solo me mudé con él porque no podía pagar el alquiler de mi apartamento. Compartíamos habitación y cama, pero te juro que nunca crucé la línea.

Shen Yi no respondió, pero Lu Xinyi sabía que él no estaba contento con la situación.

Detuvo el auto cuando el semáforo se puso en rojo.

—¿Cuánto tiempo has estado viviendo con él?

—Seis meses, aproximadamente, pero fuimos novios por 7 años.

—Siete años…—repitió Shen Yi. Lu Xinyi solo tenía 25 años, eso significaría que empezó a salir con Gong Yijun desde que tenía 18 años. Una relación bastante larga.

—¿Entonces por qué no tuviste relaciones con él?

Con 7 años de estar juntos, ¿no debiera sentirse lo suficientemente cómoda como para acostarse con él?

Ella respiró profundamente y apoyó la cabeza en la ventana. No quería que él pensara que ella era mezquina e infantil.

—No estaba preparada. Más importante aún, no estábamos casados. Me gustaría casarme con alguien como mi padre. Quiero el tipo de matrimonio que mis padres tenían en vida.

No escuchó respuesta alguna de Shen Yi, por lo que asumió que el entendía de dónde venía ella.

Lu Xinyi ajustó el asiento y sacó el teléfono mientras Shen Yi conducía por las ajetreadas calles de la ciudad. Frunció el ceño mientras revisaba sus mensajes.

¿Cuántas veces la llamó y mensajeó Gong Yijun? Qué bien apagó el teléfono apenas hizo el pacto con Shen Yi.

"¿Dónde estás? Contesta el teléfono."

"Por favor, Xinyi. No es lo que piensas."

"Vuelve a casa, por favor. Estaré esperándote."

Estuvo viendo los mensajes por un largo rato.

—¿Todo bien? —preguntó Shen Yi, dado su inusual silencio.

Lu Xinyi sonrió y sacudió la cabeza. Eliminó los mensajes.

Ya había superado a Gong Yijun. Ahora era una mujer casada, su única preocupación era su esposo.

—¿…a dónde vamos? —preguntó. Notó que no estaban dirigiéndose al apartamento de Gong Yijun.

—A una tienda —el semáforo estaba en verde, así que continuó conduciendo.

—¿Para qué?

Shen Yi volteó la cabeza y le dio una sonrisa. Entrelazó su mano con la de ella.

—Para comprarte algo.

Ese "algo" casi hizo que Lu Xinyi llorara de la sorpresa y de felicidad. Ella sabía que no debía pedir ni esperar nada de él. Sin embargo, cuando deslizó un anillo de bodas en su dedo anular, no pudo controlar las lágrimas.

—No debiste molestarte en comprarme uno —dijo, pero aun así aceptó el anillo.

Ahora sí podía decir que era una mujer casada.

—Eres mi esposa. Es lo mínimo que debo hacer.

Volvieron al auto para ir a dejarla al apartamento de su exnovio. Antes de que él pudiera encender el motor, ella le tomó el brazo, se inclinó y le dio un rápido besito en la mejilla.

Estaba atónito, no esperaba que su esposa hiciera algo así. Volteó a mirarla, para ver cómo sus ojos brillaban de felicidad. Sus mejillas estaban levemente enrojecidas.

¿Acaso él había hecho eso? ¿Realmente la hizo feliz por primera vez?

Sus ojos revoloteaban mientras que la miraba. Lu Xinyi volteó la mirada, asustada de con qué podría encontrarse, aunque estaba totalmente consciente de que sus mejillas estaban calentándose en su presencia. Se retiró.

—Lo siento, ¿te ofendí? —preguntó ella después del largo silencio.

—No —su pulgar rozaba ligeramente la parte posterior de su mano—. Es solo que no doy besitos —sus ojos notaron el brillo en los labios de ella. Por la forma en la que él la estaba mirando, Lu Xinyi sabía que el beso al cual él se refería era mucho más de lo que ella podía manejar.

Lu Xinyi se sentó con los ojos muy abiertos. Su mano aún podía sentir el roce de su piel. Sus mejillas ardían con vergüenza y timidez.

—…O-oh —sus manos se volvieron puños en su regazo, mientras intentaba ignorar el enrojecimiento de su cara.

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