1 capitulo 1

"Hermano, hermano, mamá dijo que viniera a buscarte, me dijo que te dijera que ya llegamos a la isla de los chicos malos."

Dos golpecitos en la puerta interrumpieron al hombre en cuestión de la habitación. Un llamado que pretendía ser suave y débil, en donde uno se podría imaginar golpear la puerta como una persona normal.

Sin embargo, aquella puerta fue fácilmente destruida con dos agujeros del tamaño de una cabeza humana y por el hueco se asomó un ojo humano en total confusión.

"Hermano, hermano, lo siento, rompí tu puerta, por favor no me golpees, yo la arreglaré."

"Está bien, solo baja esa puerta y déjala a un lado, no es tu culpa Weevil, no te preocupes por el castigo, si hay alguien a quienes deberíamos castigar, esos serían los piratas dueños del barco por haber construido algo tan débil."

En la habitación un hombre sentado en el escritorio vestido de negro se volteó a verlo, su voz era un tanto ronca cuando hablaba, como si hubiera tenido algún accidente en sus cuerdas vocales, lo que en consecuencia lo dejo con aquella voz.

"Woooooo, hermanito, eres tan bueno conmigo."

Weevil, el hombre grande y fornido, con el cuerpo peludo y mentalidad de un niño, se conmovió hasta las lágrimas arrojando violentamente la puerta que había arrancado a un lado, y en un intento de pasar por el marco de la puerta en donde obviamente su enorme cuerpo no cabía, estiró sus manos tratando de alcanzar a su hermano para poder abrazarlo.

Las bisagras de madera se resquebrajaron y estaban a punto de colapsar por completo cuando la voz del hombre sonó en la habitación.

"Está bien Weevil, deja de jugar y vamos a la cubierta, toma unos dulces y cálmate."

El hombre dejó lo que tenía en manos a un lado y se levantó de la silla, saco unos caramelos de su bolsillo y se los dio a Weevil quien felizmente los recibió.

El hombre pasó por un lado de él y camino por los pasillos hacia la superficie.

"Hermanito, siempre eres tan bueno conmigo y me cuidas, te quiero." Weevil tenía los ojos brillantes de la emoción mientras comía caramelos, su enorme cuerpo gateo por los pasillos y siguió al hombre vestido de negro.

"Oh, finalmente estás aquí Mugen, yo pensé que el estúpido de tu hermano no podía pasar un simple mensaje, al parecer me equivoque."

La señora Bakkin una viejita pequeña, se alegró cuando vio a Mugen aparecer, luego miro detrás de la puerta en donde Weevil venía gateando y lo reprendió. "Weevil, niño, que estás haciendo en esa postura tan vergonzosa, si caminas tienes que hacerlo bien, para qué tienes esos dos pies tuyos."

La pequeña anciana agitó su bastón y con golpes castigo a Weevil.

"Woooooo mami, no me golpees, mira lo que me dio hermano, toma, lo compartiré contigo, así que no me golpees." Weevil, indefenso, solo se cubrió la cabeza y lloro, los mocos le colgaba de la nariz, en un intento de calmar la ira de su madre se sacó el dulce que comía y se lo ofreció.

"Este niño, no quiero tus dulces, y menos lo que ya te habías echado a la boca, tu, tu, tu, tu..."

La pequeña anciana golpeó con su baston el enorme cuerpo de Weevil quien solo se cubría la cabeza con las manos mientras lloriqueaba con los mocos goteando la cubierta.

"Está bien señora Bakkin, deje de abusar de Weevil, no es su culpa que el barco sea tan pequeño que ni siquiera pueda acomodar su cuerpo, no lo ve, él tiene que gatear por los pasillos y aun así la madera se rompe debido al solo hecho de pasar por el camino."

Mugen miro hacia la isla en la distancia y sin mirar atrás le dijo a la pequeña anciana. "Además, no tienes por qué gatear hasta acá, simplemente rompe el barco."

"Woooo hermano, eres tan genial." Weevil estiró su cuerpo tan pronto oyó a Mugen hablar, se enderezó y su enorme cuerpo destrozó el techo del barco. La señora Bakkin retrocedió al lado de Mugen mientras la madera volaba por toda la cubierta.

Mugen inclinó su cabeza de izquierda a derecha por donde unos pequeños pedazos de madera volaron hacia al mar frente a él.

"Tú... ¡Qué diablos haces con nuestro barco!, ¡deja en paz a Cristina...!"

El ruido en la cubierta y la madera que voló despertó a los tripulantes del barco que estaban tirados en el suelo acostado en su propia sangre.

"¡Deja de hacer eso, no lo destrocen... por favor para!"

Uno a uno los tripulantes del barco pirata se despertó y le gritaron a Weevil quien destrozaba el barco.

"Cristina, así es como llamaron al barco." Mugen miro divertido a los piratas que hace solo unas horas gritaban por sueños y aventuras, así como también que harían a su capitán el rey de los piratas.

"Ja, ja, ja, eso es Weevil, mi querido hijo, destroza todo lo que quieras, estos pobres tipos no tenían nada de valor, así que ya no nos sirven de nada." La señora Bakkin miro al más cercano a ella y lo golpeó con el bastón en la cabeza hasta destrozarlo, Weevil obedeció las órdenes de su madre y con su bisento en mano siguió con la destrucción del barco.

Mugen miro a los aspirantes de pirata que gritaban por su barco con una mirada en blanco en su rostro, ni triste ni feliz.

Jalo su sombrero de copas hacia abajo haciendo sombra a sus ojos en lo que esto pareció darle un toque de frío a sus ojos que parecían indiferente a la vida humana.

"Efectivamente, esto es estúpido y con un alto grado de retraso mental."

Viendo y experimentado en primera persona lo que antes solo era un sueño tonto y algo en lo que deseaba desde lo más profundo de su ser, Mugen tuvo sentimientos divididos, pero decididos a ser como era él antes de cruzar a este mar, inclusive peor.

Siempre lo ha sabido, pero nunca había dicho nada, solo podía guardar silencio y aceptarlo. Sin embargo, aquí en este lugar en donde se reina con fuerza, en donde puede hacer todo lo que antes no se atrevió por miedo a las consecuencias que sus actos conllevarían un resultado no deseados.

Aquí puede hacer todo lo que una vez soñó en algún pequeño momento.

Si quieres ser el más fuerte del mundo, solo hazlo.

Todo hombre en algún momento deseo por lo menos alguna vez ser el más fuerte, ya sea que lo hayas querido desde pequeño o incluso cuando eres un adulto.

Pero debido a las limitaciones del cuerpo humano y de la física universal del mundo, eso era algo imposible de realizar.

Entrenar tu cuerpo solo podía conseguir dos resultados.

El primero era ganar algo se fuerza, eso está claro, aunque muy poca, había un límite y eso era algo que no se podía romper, no importaba cuanto lo intentarás.

El segundo era una reacción en consecuencia de aquel arduo y difícil entrenamiento por el que pasaste por intentar ganar más fuerza y eso eran las consecuencias del cuerpo humano del cual podía ser tan frágil y a la vez duro.

Un mal movimiento y podías escuchar el sonido de una rama rompiéndose cuando algún hueso de tu cuerpo se rompiera, o quizás quedarías de por vida con un dolor insoportable de espalda u otra lesión incurable para el cuerpo.

Aquí puedes ser lo que tú quieras, la fuerza es la razón y la ley. Mugen se metió las manos en los bolsillos y bajo la mirada a sus pies, en donde un pirata logro arrastrarse a él y agarrarlo por los pantalones

"Por favor, por favor, te lo suplico. Solo deja ir a mis compañeros, no les hagas nada, dile a ese hombre que se detenga."

El pirata suplico llorando, su rostro cubierto de sangre mostraba extrema desesperación y tristeza.

La señora Bakkin, la pequeña anciana, se percató de lo que sucedía y se acercó, el pequeño bastón que sostenía golpeteaba levemente la cubierta, su sonrisa era malvada y algo fea por su rostro arrugado.

"Acaso estás bien de la cabeza." Sus lentes negros brillaban por el reflejo del sol y se acercó al hombre en el suelo, lo jalo del cabello y obligó a que mirara como sus compañeros morían a manos de Weevil. "Estas son las consecuencias de tus actos imprudentes e infantiles."

"Quién les dio el coraje, quién fue el estúpido que dio la orden de hundir el barco en que íbamos." La señora Bakkin soltó al pirata con rudeza y pisoteo su cabeza. "En mi opinión, ustedes no son más que soñadores que persiguen algo que desde un principio estaba condenado al fracaso."

¡¡Woooooo!!

 Weevil a lo lejos grito al cielo de manera inesperada que hizo que tanto la señora Bakkin como Mugen lo mirarán.

"Mami, mami, mira lo que hizo, mira, mira."

Weevil señaló a su boca y luego a un hombre frente a él.

"¡Mark!" El pirata tirado en el piso hizo lo posible por intentar ver y se sorprendió cuando miro al que era su compañero, quien no hace mucho reían y hacían bromas juntos.

Solo que ahora ese mismo hombre al que conocía desde pequeño estaba de pie e inmóvil, quieto y tranquilo, sin verse afectado por el movimiento del barco.

Al hombre le faltaba la cabeza y fue reemplazada por un caramelo.

"Mami, mami, mire lo que hizo, cuando le corté la cabeza al hombre malo, la sangre salió hacia el cielo como una fuente, me sorprendí mucho y mi dulce se escapó de mi boca."

Weevil señaló con entusiasmo lo sucedido, rodeo el cadáver por los lados y lo miro como si viera una obra de arte, una en la que él fue parte.

"Mark, maldita sea, porque, porque." El pirata tirado en el suelo lloro y se lamentó, sus puños se apretaron y su cuerpo tembló debido a la ira y tristeza.

"Ah mi caramelo." Weevil también se lamentaba, lamió su dedo y la saliva goteaba, pensaba seriamente en volver a tomar el caramelo y volver a meterlo a su boca.

"Weevil niño que crees que haces, deja eso y no hagas nada estúpido." La señora Bakkin vio los pensamientos de Weevil con claridad y le advirtió agitando su bastón en el aire.

"Pero mami, ese era el caramelo que me dio mi hermano, lo quiero de vuelta." Weevil se asustó y con una mirada triste retiro su mano que ya había tomado el dulce.

"Arabasta ya está aquí, Weevil, tira a todos por la borda y deja de lloriquear, tengo más caramelos para ti luego de que hagas lo que te dije." Mugen le dio la espalda y miro a lo lejos la vasta tierra a la que se acercaban.

"Mami, mami, escuchaste lo que dijo mi hermano, me dará más duces." Weevil camino por la borda y agarro los cuerpos esparcidos tirándolos al mar.

"Chico Mugen, estás seguro de que quieres hacer esto." La señora Bakkin pregunto, con sus dos manos apoyadas en el bastón, las joyas que tenía en sus dedos brillaban. "Que tan seguro es tu información, es seguro para nosotros, no será una trampa, además, es todo lo que me dijiste sobre el plan es cierto. No me estás mintiendo."

"Seguramente." Aseguró mugen.

"Pero que sucede si pasa algún problema en medio, quien me asegura de que todo irá bien." La señora Bakkin tenía dudas.

"Señora Bakkin, a que le teme, al gobierno, al poder de shichibukai, no entiendo, si todavía tiene problemas o duda, no lo oculte y solo hablé claro y fuerte para poder escucharla y ver si hay solución."

"Chico mugen, eso no es lo que trato de decir, y quien le teme a un simple cocodrilo, mi Weevil es mucho más fuerte que ese shichibukai." La señora Bakkin grito y refutó enojada.

"Chico Mugen, lo que todavía tengo dudas es que si todo saldrá tal y como lo dices, es muy difícil de creer que ellos hagan justamente lo que piensas."

"Dígame, señora Bakkin, cuanto tiempo he pasado con ustedes." Mugen miro a la bajita señora Bakkin y pregunto, sus ojos siguieron detrás de ella en donde Weevil terminaba de lanzar a los piratas del barco.

La señora Bakkin siguió la mirada y luego de un rato dijo. "Dos años, desde que te encontré medio muerto en un callejón tirado como un perro muerto listo para ser devorados por ratas, han sido dos años."

Mugen Silbó como para mostrar asombro. "Como pasa el tiempo. Exacto, un poco más de dos años diría yo, ahora, cuanto dinero he ganado para ti en este tiempo."

Al escuchar a Mugen, el rostro de la señora Bakkin se iluminó y una sonrisa adorno su rostro, como el emoticono amarillo de la carita feliz, incluso sus mejillas adquirieron un raro sonrojo.

"¡Mucho!" Los dedos de la viejita hizo un gesto de dinero. "Mucho, mucho dinero, siguiendo tus planes, has hecho que adquiriera montañas de joyas y oro, más de lo que yo había conseguido sola junto a mi estúpido hijo."

"Entonces, todavía duda de lo que hago, al matar a cocodrilo que es un shichibukai, eso demostrará que es débil y no estaba a la altura de su reputación, el gobierno no dejará una bacante para ese puesto por mucho, por lo tanto, buscarán a otro."

"Y aquí será en donde entra usted, más bien su hijo Weevil, él reemplazará a cocodrilo como shichibukai."

La señora Bakkin permaneció en silencio, lo que había dicho Mugen era correcto.

"En cuanto a cocodrilo, le recuerdo que él ha sido un shichibukai por mucho tiempo y él opera un gran casino en Arabasta, por lo que su escondite está repleta de montañas de oro y joyas preciosas."

A un lado, Mugen le recordó nuevamente a la señora Bakkin de la enorme riqueza que cocodrilo había acumulado a lo largo de los años.

La sonrisa arrugada de la señora Bakkin fue brillante y sus labios se arrugaron de la emoción.

"Hermano, hermano, ya terminé, puedes darme dulces ahora."

El enorme cuerpo de Weevil apareció en algún momento al lado de los dos y estiró su mano esperando lo prometido por Mugen.

"Weevil niño, cuántas veces te he dicho que no interrumpa, nuestras conversaciones cuando hablamos, tu, tu, tu."

La señora Bakkin se despertó de su sueño y regañó a Weevil.

"Mami, no me golpees la cabeza, me volveré tonto." Weevil se cubrió la cabeza y retrocedió. "Yo solo quiero comer dulces, los que me da mi hermano son ricos, si quieres mami te daré uno, así que no me pegues más."

"Maldito niño, cuando aprendiste palabras nuevas, y no quiero tus dulces, seguramente me darás lo que ya te hayas comido, estúpido."

"Además, prepárate porque ya llegamos a la isla en donde están los malos que intimidaron a tu hermano, les tienes que darle su merecido y matarlos a todos."

La señora Bakkin dijo con una mirada calculadora y malvada.

"Que, hay chicos malos que intimidaron a mi hermano, no los perdonaré, definitivamente no los perdonaré y los mataré a todos, mi hermano es bueno conmigo y me regala duces."

Weevil se enojó y grito, agarro su bisento y estalló con fuerzas, la madera bajo sus pies se rompió y el barco comenzó a tambalearse.

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