Una larga noche

—Espera... espera un minuto, Su Majestad —el hombre se levantó con una mirada de pánico en su rostro cuando la vio marcharse—. Yo... yo quiero hablar sobre los papeles que envió también, hay algunos errores en ellos.

Ella levantó una ceja y se sentó de nuevo mientras esperaba que él lo explicara mejor.

—Luhan ya está manejando el puesto de marqués en el imperio. Como ya estaba trabajando con humanos, no tenía mucho tiempo para atender los asuntos de la provincia. ¿Por qué no elegir a alguien más viejo para cuidar de esas cosas?

Lo dijo con un tono adulador mientras le pasaba el último papel donde ella había firmado.

—Ah, ¿es así? ¡Qué pena! No confío en ninguno de ustedes. Solo conozco a Luhan y quiero darle una oportunidad, pero en cuanto a los mayores, no sé nada sobre ellos. ¿O sí? —ella todavía tenía esa cálida sonrisa en su rostro, pero sus ojos se habían vuelto más fríos.