108 La dolorosa vida de Izuke- CAPÍTULO 51

Estoy caminando por la ciudad junto con Ángel. Las personas siguen viéndome con odio.

—Ignora las miradas, Izuke.

—Sí, eso intento.

Un guardia se acerca a nosotros corriendo.

—¡¡Izuke, la princesa quiere hablar con usted inmediatamente!!

—Claro, está bien... ¿Vienes conmigo, Ángel?

—Creo que quiere hablar contigo a solas, yo regresaré a casa.

—Está bien, adiós.

-Minutos después-

Toco la puerta de la habitación de la princesa.

—Princesa, ¿quería hablar conmigo?

—Pasa por favor.

—Con su permiso.

Abro la puerta y entro a su habitación.

La princesa está frente a mí y me extiende con su mano derecha una pequeña caja.

—Es el regalo que te quería dar, toma por favor.

—M-muchas gracias.

Lo tomo y la abro, dentro de la caja hay un collar con una roca violeta.

—Es lindo, muchas gracias.

—Es algo muy especial para mí, pero quiero que te lo quedes... Mi padre me dijo que esa roca incrementa el poder mágico de la persona que la use, por eso quiero que la tengas.

—Realmente te lo agradezco... Pero si es muy importante para tí, no creo que debas dármelo.

—Por favor, tómalo, te lo pido con todo corazón que te lo quedes.

—Muchas gracias, princesa.

Me pongo el collar.

—¿Me queda bien?

—Te queda excelente.

Se acerca a mí y me da un beso en la frente. Me sonrojo y la veo con timidez.

—Muchas gracias por salvarnos.- Dice con una gran sonrisa.

—N-no hay de qué... E-es mi trabajo s-salvar a las personas.

Me extiende su mano.

—Buena suerte, confío en que podrás derrotar a los demonios.

—Sí, lo haré, gracias.

Nos tomamos de las manos.

-Dos meses después-

Han pasado dos meses desde que prometí vengar las muertes de las personas de la ciudad... Entrené día y noche, solo descansaba para comer, bañarme y dormir. Los entrenamientos fueron muy, pero muy duros. Sonia me obligaba a hacer sentadillas mientras cargaba en mis hombros costales llenos de tierra, y cada vez que me acostumbraba, aumentaba el peso, actualmente puedo hacer sentadillas con cien costales en mis hombros... Suena difícil de creer, pero realmente puedo hacerlo. También me obligaba a correr alrededor de la ciudad a mi máxima velocidad por horas. Unos guerreros que trabajaban con la reina me enseñaron a pelear. Y en cuanto a mi magia de hada, Sinfer me dijo que fuera al reino hada a aprender a usar hechizos tipo hada y eso hice, pasé semanas con mis hermanas y conviví bastante con ellas. Sinfer intentó e intentó enseñarme a usar a Fetoca, pero no hubo resultados. El poder de Fetoca sólo se activaba cuando sentía dolor y desesperación en mi corazón, así que se rindió.

En dos días atacaremos y siendo sincero, me siento confiado, creo que soy dos o tres veces más fuerte que antes.

En estos momentos estoy con mis hermanas en el jardín del castillo, sentados en el suelo.

—¿Están seguras?

—Sí, hemos entrenado nuestra magia por años, sabemos cómo usarla a la perfección, así que podríamos ser de utilidad.- Dice Nerma.

—Sí, pero no creo que sea buena idea que ustedes también participen en la guerra... Podrían morir.

—No te preocupes, Izuke, sabemos el riesgo que corremos, pero debes saber que no somos débiles.- Dice Lana.

—Bueno... Supongo que no aceptarán un no como respuesta... Como ya saben, nuestros aliados guerreros se encuentran en la frontera con Froizan, la base de los demonios comunes se encuentra cerca de la frontera con Froizan. Ustedes ayudarán a derrotar a esos demonios, pues son menos poderosos que los dos demonios a los que yo me enfrentaré.

—Sí, está bien.- Dice Nerma.

—Daremos nuestro mejor esfuerzo.- Dice Lana.

—Atacaremos en dos días, así que deben prepararse.

—Nuestros guerreros ya se encuentran preparados para atacar.- Dice Nerma.

—Bien... Todo está listo... Tengo que irme, las veré de nuevo después de la guerra... Si es que sobrevivo.- Digo con un tono serio.

—¿Por qué lo dices con ese tono? ¿Crees que no ganaremos?- Dice Lana.

—No, al contrario, estoy seguro que ganaremos... Pero... Algo dentro de mí me dice que moriré... Es un presentimiento... Pero si muero, moriré feliz, pues habré ayudado a derrotarlos... Así que moriré sin arrepentimientos.

—Izuke...- Dicen las dos con un tono triste

Me levanto y les extiendo mi pulgar derecho.

—Les prometo que ganaremos.

—Sí, lo sabemos.- Dice Nerma.

—Cuídate, Izuke.- Dice Lana.

—Igualmente, adiós.

Me convierto en hada y me voy volando.

—Izuke piensa que morirá... Es triste saber que tú hermano puede morir, pero al mismo tiempo siento admiración por él, pues, aunque presiente que morirá, no se acobarda ni da un paso atrás... Sigue adelante sin importar lo que le pase... Izuke es un chico increíble.- Dice Nerma.

—Sí... Realmente lo es.

Voy volando por el reino y cierro los ojos.

—Desde hace dos meses que no sufro daño por usar mi forma de hada... Mi magia demoníaca y de hada se llevan bastante bien.- Digo con una pequeña risa.

-Minutos después-

Entro a la casa y Crismei se acerca a mí.

—¡¡Izuke, Izuke, ven rápido!!

Me toma de la mano.

—¿Qué pasa?

Me lleva al comedor y hay dos pasteles en la mesa. Uno con forma de estrella color verde y uno con forma de sonrisa.

En el comedor está la reina, la princesa y mis compañeros.

—¿Qué están celebrando?

—¡¡La escuela de hechiceros "Estrella verde" la mejor escuela de hechicería del país está terminada!! ¡¡Mañana empezaremos a contratar a los maestros y empleados!!- Grita Sinfer emocionado.

—El sueño de Sinfer de construir una escuela se cumplió.- Dice Sonia.

—Izuke, te queremos mostrar algo.

Ángel me lanza una moneda y la atrapo.

—Esta será nuestra nueva moneda.- Dice la reina.

Observo la moneda, tiene una espada como sello y al otro lado tiene una boca sonriendo.

—¿Una espada y una sonrisa?

—Como estoy segura que ganaremos la guerra, los reyes de los demás países y yo hemos ordenado reemplazar las monedas que existen por estas nuevas monedas, para conmemorar tú victoria, por qué gracias a tí ganaremos la guerra.

—Supongo que la sonrisa es por qué siempre estoy sonriendo y la espada es por Crismei... Muchas gracias...

Lanzo la moneda al aire.

—Espada, muero, sonrisa, sobrevivo.- Pienso.

Atrapo la moneda con mi mano y la abro, cayó en espada.

—Espada...

Suspiro y levanto la mirada.

—Lo sabía.

-Dos días después-

Hoy es el día, hoy sabremos el resultado de mi entrenamiento. Mis compañeros y yo estamos volando sobre un dragón.

—¡¡Aún no puedo creer que estemos volando sobre un dragón, genial!!

—Llegaremos en unas horas, ¿Estás listo?

—Sí... Lo estoy.

-Ciudad Melfis-

Minder entra al salón y se dirige a la reina que está sentada en el trono.

—Hermana, tenemos un asunto que debemos resolver.

—¿Asunto?

Truena los dedos y dos demonios con forma de lobo con ojos rojos y pelaje negro entran al salón.

—A partir de hoy, yo seré el rey.

—¿H-hermano?- Dice con miedo.

-Lejos de ahí-

Siento un mal presentimiento y volteo a ver a cierta dirección.

—Sinfer...

—Sí, sentí lo mismo... Algo malo pasa en la ciudad.

—¿Lo sienten? ¿Qué sienten?- Pregunta Ángel.

—Es un sentimiento como de que algo malo va a pasar en la ciudad... Algo malo... Si lo sentimos Sinfer y yo, significa que es algo muy malo...

—Izuke, ve volando a la ciudad y asegúrate de que no esté pasando nada.

—Pero debo estar con ustedes.

—No te preocupes, puedes usar el hechizo "Teletransportación Dex" para que estés devuelta con nosotros, no creo que tardes tanto en la ciudad.

—Sí... Supongo que tienes razón.

Me convierto en hada y salto.

—Debo averiguar qué es lo que está pasando.

Me voy volando a una gran velocidad.

—¿Qué crees que esté pasando?

—No lo sé... Yo también tuve un mal presentimiento, lo que significa que algo muy malo ocurrirá.

-Una hora después-

Entro al salón y veo a Minder sentado en el trono. Me está sonriendo de una forma muy rara.

—¿Qué haces sentado ahí? ¿En dónde está la reina?- Digo mientras me acerco a él.

—Supongo que está haciendo fila para entrar al paraíso.

—¿A qué te refieres?... N-no me diga qué...

—La reina y la princesa están muertas.

Saca unos dedos de su bolsillo y me los lanza.

—Esto es lo que queda de ellas.

Caen en mis pies y empiezo a temblar.

—¿P-por qué?... ¡¡¿Por qué lo hiciste?!!

Siento un escalofrío.

Dos demonios aparecen detrás de mí y se acercan poco a poco a mí.

Me doy la vuelta y me preparo para pelear.

—Demonios... ¡¡Traidor, tenía razón sobre tí, eres un demonio!!

—No soy un demonio, solo soy un traidor que ayudó a los demonios a cambio de poder.

Se levanta y se acerca a mí, poco a poco está creciendo de tamaño, su piel se vuelve roja, le crece un tercer ojo y le crecen garras.

—Parezco demonio, pero sigo siendo un ser humano. Ahora debo matarte.

Dejo de sonreír mientras observo los dedos.

—Me vengaré... ¡¡Te mataré!!

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