60 La dolorosa vida de Izuke- CAPÍTULO 3

La dolorosa vida de Izuke.

CAPÍTULO 3

Salgo del baño, cambiado con una camisa de manga larga negra y un chaleco blanco con un logo de una estrella verde. Unos pantalones negros y unos zapatos rojos.

Veo a Sinfer sentado en una silla en la mesa del comedor.

—Muchas gracias por la ropa, señor.

—De nada. Ven, siéntate, necesitamos hablar.

—Sí.

Me siento y Sinfer me observa con una mirada seria.

—Como fuiste invocado usando el muro celestial, eso significa que la magia de mi amo ahora está dentro de ti.

—¿M-magia?

—Sí, en este mundo, la magia existe... ¿Sabes lo que es la magia?

—Sí, en mi mundo, los magos son muy populares... Pero son simples trucos, ellos no hacen magia... En mi mundo no existe la magia.

—En este mundo sí existe. El muro celestial fue creado por mi amo por si le pasaba algo. Si él moría o, en este caso, sellado, su magia sería encerrada en el muro celestial, y yo tendría el trabajo de invocar a un familiar usando el muro celestial para vengarlo o liberarlo del sellado.

—Ya veo... ¿Entonces estoy aquí para ayudarte a liberarlo?

—Exactamente.

Bien, supongo que aceptaré. No tengo muchas opciones.

—Bueno... Creo que tener magia puede ser divertido.

—Veo que lo aceptas muy rápido, me gusta tu actitud.

—Solo tengo una duda... ¿No hay electricidad en este mundo? No veo focos ni televisión.

—Lo que tu llamas electricidad, no existe en este mundo.

—¿Por qué?

—¿Cómo puedo explicártelo...? En este mundo no puede existir la electricidad.

—¿Eh? ¿Por qué no?

—La energía mágica que rodea este planeta, provoca que no exista la electricidad. Sin importar las formas que busques de generar electricidad, no generarás nada.

—Ya veo... Suena bastante raro... ¿Cómo sabes lo que es la electricidad?

—Mi amo me contó sobre esa cosa llamada electricidad cuando fue al mundo 15.

—¿M-mundo 15?

—Es un mundo alterno... Creo que tú vienes de ese mundo... Pero considerando tu cabello color azul... Creo que eres del mundo 25. Este mundo es el número 43.

—Realmente es genial.

—Por cierto, hay algo que te quiero preguntar. Desde que llegaste, nunca has dejado de sonreír. ¿Te pasa algo?

—Me prometí a mí mismo nunca dejar de sonreír cuando mi padre murió. Él siempre sonreía sin importar los problemas.

Sinfer me sonríe.

—Eres alguien que cumple sus promesas. Me gusta. ¿Quieres comer algo?

—Sí, por favor.

Se levanta y se acerca a mí.

—No te asustes, ¿está bien?

—¿Eh?

Pone su mano derecha en mi cabeza.

—Teletransportación Dex.

Desaparecemos de ahí y aparecemos frente a una niña con el cabello verde y largo, y ojos color blanco. Al parecer, aparecimos en una cocina.

—¡Eso fue genial!

—Vaya, yo esperaba una reacción de miedo.

—¡Hola, amo!- Dice la niña.

—Hola Cris. ¿Tienes hecha la comida?

—¡Sí, está hecha!

—Bien, nos sirves un plato a cada uno, por favor.

—¡Por supuesto!

—Vamos, Izuke.

Sale de la cocina y lo sigo.

—Ella es mi espada, se llama Cris. Es un hada

—Genial, un hada... Espera, ¿es su espada?

—Sí. En este mundo existen diferentes tipos de hadas. Ella es de un tipo de hada llamado: "Monder". Y existen muy pocas en el mundo.

—Increíble.

Nos sentamos en una mesa redonda.

—Solo personas con un increíble poder mágico, tienen la probabilidad de invocar una usando el hechizo llamado: "Espada sepo dex"... ¿Por qué no lo intentas?

—¿Intentarlo?

—Sí, intenta usar el hechizo.

—Está bien.

Me levanto de la silla.

—Extiende tu mano y dices el hechizo. Debes decirlo con la intención de usarlo.

—Sí... Aquí voy.

Extiendo mi mano derecha.

—Espada sepo dex.

Una espada, que parece muy antigua, aparece en mi mano. Está rota. Es de color negro y la empuñadura es de color rojo.

—¡Increíble!

—Bien, veamos si es un hada. Dile que vuelva a su forma humana.

Dejo la espada en el suelo.

—Espada, vuelve a tu forma humana.

La espada se convierte en una niña. Tiene el cabello rojo y corto, y ojos rojos. La niña parece de unos 8 o 10 años. Viste un vestido rojo y usa un collar de un corazón con dos rayos en él.

—Hola, amo.- Dice con un tono serio y con una mirada seria.

—¡Increíble! ¡Realmente es increíble! ¡Tener magia es genial!

—Vaya... Nada mal, niño.

Volteo a ver a Sinfer.

—No soy un niño, tengo 16 años.

—¿16 años...? Pareces un niño.

Volteo a ver a la niña.

—¿Cuál es tu nombre?

—No tengo nombre.

—¿No tienes nombre?

—No.

—Bueno... ¿Puedo llamarte "Crismei"?

—Está bien, amo.

—Me llamo Izuke, no me llames amo, por favor... ¿Por qué no tenías nombre?

—Cuando nací, mis padres no me dieron un nombre... Me enseñaron lo que debía hacer y luego me encerraron en una esfera negra, en dónde dormí por...

Crismei cierra los ojos.

—Por... 6478 años. Usted es el primer amo que tengo, Izuke.

—E-eso es demasiado cruel.

—A las hadas como ella se les enseña a dar energía mágica, a convertirse en espada y a obedecer las órdenes de sus amos.- Dice Sinfer.

—Vaya... Qué mal.

Le acaricio la cabeza a Crismei.

—No te preocupes, no te trataré mal.

Tomo su mano derecha y la saludo.

—Seamos amigos.

—Sí, está bien- Dice con un tono serio.

Cris se acerca a nosotros con dos platos de comida. Es carne con verduras.

—¡A comer!

—Cris, trae otro plato para la espada de Izuke.

—¡Sí!

Cris deja los platos en la mesa y abraza a Crismei.

—¡Espero que seamos amigas!

—Está bien.

-Varios minutos después-

Terminamos de comer y me levanto de la mesa. Tengo 5 platos sucios y vacíos frente a mí.

—¡Estuvo delicioso!

—Sí que tenías hambre.

—Es la primera vez que como hasta llenarme... Muchas gracias, señor.

—No te preocupes. Vamos, quiero mostrarte el lugar.

—Claro. Vamos, Crismei.

Crismei se levanta y se acerca a mí. Tiene una mirada seria y no está sonriendo.

—Vamos, quita esa cara. Sonríe.

—Haré lo que usted me diga.

Sonríe, pero me siento un poco mal.

—No quiero que sonrías por qué te lo ordeno, quiero que sonrías para que estés feliz.

—¿Feliz?

—Sí.

Crismei sonríe y ya no tiene la mirada seria.

—Eso me gusta, vamos.

Los cuatro salimos de la casa y veo que estoy en un pueblo.

—Bienvenido a la ciudad "Melfis".

Bueno, es una ciudad... Se ve completamente diferente a mi mundo... Creí que era un pueblo.

—Se ve lindo.

Veo a mi alrededor y veo un castillo enorme.

—¡Increíble, un castillo!

—Ahí vive la reina del país. Bueno, vamos, hay mucho que quiero enseñarte.

Tomo la mano de Crismei y volteo a verla.

—¡Vamos!

—Sí.

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