77 La dolorosa vida de Izuke- CAPÍTULO 20

—Soy yo, Izuke, Saito, ¿Ya me olvidaste?

—T-tu voz es la misma...

Me doy un gran golpe en la cara y sangre sale de mi nariz.

—¡¡Es un demonio, no te dejes engañar, Izuke!!- Me grito a mi mismo.

El demonio se para frente a mí.

—Soy Saito, Izuke, tu padre.

—E-ese truco no funcionará conmigo.

—¿No? ¿Entonces por qué no me atacas?

Se arrodilla ante mi.

—Corta mi cabeza con tu espada.

Toma mi espada y me la entrega.

—Hazlo.

Tomo la espada rápidamente y me dispongo a golpearlo.

—¡¡Lo haré!!

Estoy a punto de cortarle la cabeza, pero me detengo antes de tocar su cuello. Mis manos empiezan a temblar y suelto la espada. No dejo de llorar... No me atrevo a matarlo.

—¿N-no puedo?... ¡¡¿Por qué no puedo?!!

El demonio se levanta.

—Un hijo nunca le haría daño a su padre.

—¡¡No eres mi padre!!

Crismei vuelve a su forma humana.

—¡¡Izuke, es un demonio, no tengas miedo y mátalo!!

Me sostiene la mano y volteo a verla.

—¡¡Es un demonio, no te dejes enga...!!

El demonio le da un gran golpe en la cara a Crismei y cae al suelo con sangre en su rostro.

—¡¡No te metas, niña!!

—Cris... Mei...

Ángel y Sonia intentan atacarlo y el demonio se aleja rápidamente de ellos.

—¡¡No se metan!!

El demonio empieza a dispararles flechas negras y Sonia y Ángel las esquivan mientras se dirigen a él.

—Crismei...

Me acerco a Crismei y la levanto con mis brazos. Parece que está inconsciente.

—Despierta... Por favor... Despierta, Crismei.

Crismei abre los ojos poco a poco.

—Izuke...

—Saito nunca golpearía a un mujer, menos a una niña... Él sólo se parece a Saito físicamente... Él no es mi padre.

Dejo a Crismei en el suelo.

—Descansa, Crismei.

—P-pero me necesitas, déjame convertirme en espada.

—Cuando te conviertes en espada gastas energía... Descansa, Crismei.

Me acerco al demonio y cierro mi puño. Dejo de sonreír... Por primera vez en mucho tiempo, dejo de sonreír. Tengo una expresión de enojo.

Está peleando contra Sonia y Ángel. Está lanzandole flechas negras a ellos. Ellos están esquivando las flechas y destruyendo algunas con sus espadas.

—¡¡No te perdonaré lo que hiciste!! ¡¡Golpeaste a Crismei mientras estabas convertido en Saito!! ¡¡Eso nunca te lo perdonaré!!

Me dirijo a él corriendo y me lanza flechas negras a mí.

Una flecha me da en el brazo derecho, pero sigo acercándome a él.

Me dirijo a él intentando esquivar sus flechas.

—¡¡Izuke, ¿Qué haces?!!

—¡¡No estás usando a Crismei!!

Flechas me dan en varias partes de mi cuerpo y me acerco lo suficiente a él.

—¡¡Te odio!!

Le doy un gran golpe en la cara y lo tomo rápidamente del brazo. Lo jalo hacia mí y empiezo a golpearlo en la cara.

Pateo su pierna y hago que caiga al suelo.

—¡¡I-Izuke, no te atreverías a matar a tu propio padre, tu eres un niño bueno!!

Pongo mi puño sobre su cara.

—No me atrevo a matar a mi padre...

Le doy un gran golpe en la cara.

—¡¡Pero tu no eres mi padre!!

Empiezo a golpearlo fuertemente en el rostro y Sonia y Ángel me observan.

—Izuke dejó de sonreír.

—Recibió varias heridas... Izuke está muy enojado...

Se acercan a mí, que sigo golpeando fuertemente lo que le queda de cabeza.

—Izuke... Ya está muerto.

—Deja de golpearlo.

Me detengo y veo mis manos. Están cubiertas de sangre.

—Creo que me dejé llevar...

Me acerco a ellos y paso entre ellos dos.

—Iré a lavarme... Me siento sucio...

—Izuke... Tienes flechas en el cuerpo.

—lo sé...

Me quito las flechas que tengo sobre mi cuerpo una por una.

—Nunca dejes de sonreír... Nunca dejes de sonreír.

Me meto al agua.

—Nunca dejes de sonreír.

Me meto al agua completamente por unos segundos y luego salgo, sonriendo de nuevo.

—Ya me siento mejor.

Salgo del agua y me acerco a Crismei.

—Vámonos, Crismei.

La cargo en los brazos.

—Duerme por favor, descansa.

Crismei se sonroja.

—S-sí.

Me acerco a Ángel y a Sonia.

—¿T-te sientes bien?- Pregunta Sonia.

—Sí, no te preocupes, las heridas sanarán pronto, no tenían tanta potencia, así que no me hicieron tanto daño.

—Izuke... Que un demonio haya tomado la forma de tu padre es muy cruel... Pero trata de olvidarlo.

—No lo olvidaré... Lo recordaré muy bien... El trío demoníaco me las pagará por hacerle eso a la imagen de Saito... Él nunca golpearía a una pequeña y linda niña... Me las pagarán.

El Zolen salta a mi y sube a mi hombro.

—¡¡Derrotaste a un demonio con tus puños!! ¡¡Eso fue increíble!!

—Gracias...- Digo con un tono triste.

Muevo la cabeza a los lados rápidamente y me detengo.

—¡¡Gracias!! ¡¡Por cierto, olvidé preguntarte tu nombre!!- Digo con un tono alegre.

—¡¡Me llamo Neipo!!

—¿Neipo?... ¿Puedo llamarte Nei? Suena mejor.

—¡¡Claro!!

Ángel y Sonia me observan.

—Sigue actuando como si nada... Realmente es fuerte tanto física como emocionalmente... Controla muy bien sus sentimientos... Es un chico muy fuerte... Mató a alguien cuya apariencia era la de su padre con sus propias manos... Debió ser algo bastante duro para él.- Dice Ángel.

—Ese chico realmente es fuerte...

Sonia se sonroja.

—Ese chico nunca dejará de sorprenderme.

Dejo a Crismei sobre los asientos de la carreta.

—Duerme, Crismei.

Crismei se me queda viendo.

—Izuke está triste, pero se esfuerza para mantenerse alegre... Quiero ser como él... Quiero que ya no me vea triste.- Piensa Crismei.

Crismei me sonríe.

—¡¡Está bien, dormiré!! ¡¡Muchas gracias por preocuparte por mí, Izuke!!- Dice con un tono alegre.

Le acaricio la cabeza.

—De nada.

Salgo de la carreta y cierro la puerta.

—Era un demonio, Izuke... Maté a un demonio, no a mi padre...

Suspiro e intento relajarme.

—Ve al agua a nadar en la orilla... Ojalá supiera nadar, así podría nadar mucho más lejos de la orilla.

Me acerco a Sonia.

—¡¡Vamos al agua!!- Digo emociono.

—V-vamos.- Dice Sonia sonrojada.

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