72 La dolorosa vida de Izuke- CAPÍTULO 15

Entramos a un restaurante donde Sonia y Ángel nos estaban esperando. A mi lado están los hombres que estaban durmiendo en el suelo.

Veo a Sonia y a Ángel esperándonos con mucha comida.

—¡¡Sonia, ya terminé!!

Sonia voltea a verme enojada.

—¡¡Tardaste demasiado!!

—Pues perdón por no hacer mil malditas lagartijas más rápido.

Sonia nos observa fijamente.

—¿Ellos quienes son?

—Bueno... No lo sé, estaban durmiendo en el suelo y los invité a comer... Espero que no te moleste.

—Si tu los invitaste, entonces no hay problema.

—Muchas gracias.

Veo que la mesa solo hay espacio para cuatro personas.

—Necesitamos otra mesa.

Me acerco a una mesera.

—¿Puedo usar esta mesa para juntarla con nuestra mesa? Por favor.

Digo señalando una mesa vacía.

—Claro, yo te ayudo a moverla.

—No es necesario, gracias.

Tomo la mesa con las dos manos y la levanto con facilidad.

—Eres muy fuerte, niño.

—Gracias.

Me dirijo a la mesa y junto nuestra mesa con la mesa que tengo.

—Siéntense, señores.

—Muchas gracias, niño.

—Eres muy amable.

—Tengo 16 años, no soy un niño. Me llamo Izuke.

Los dos se sientan y Crismei y yo tomamos asiento.

—Coman lo que quieran, no tengan pena. - Dice Sonia.

—Muchas gracias, señorita.

Los dos toman pedazos de carne con las manos y empiezan a comer rápidamente.

—Sí, tenían mucha hambre... ¿Todos en el pueblo son pobres?

—La mayoría de los que viven aquí lo son.- Dice Ángel.

—Ya veo... ¿No reciben ayuda de la reina? En mi mundo, los gobernantes les dan una ayuda económica a los pobres.

—Lamentablemente no.

—Ya veo... Supongo que no hay nada que podamos hacer.

Estoy a punto de tomar algo de carne, pero siento un escalofrío y me detengo.

—¿Nos atacará otro demonio?- Pienso.

Veo a todos comer. Los dos hombres parecen estar felices por comer comida tan deliciosa.

—Están disfrutando la comida... Ellos se sentirán incómodos si nos vamos todos... O al menos eso me pasó a mi.- Pienso.

Recuerdo un momento de mi vida. Hace cuatro meses, un anciano muy amable me invitó a comer en un restaurante, pero el anciano tuvo que salir por qué lo llamaron de su trabajo y me dejó solo en el restaurante. Él ya había pagado la comida, pero me sentía un poco incomodo comer sin compañía en un restaurante por qué los demás en el restaurante me veían raro y algunos me veían con asco. Comer con una persona que no me veía así me relajaba.

—Yo también quiero comer tranquilamente... Solucionaré esto rápido.- Pienso.

Me levanto de la mesa.

—Crismei, acompáñame por favor.

—¿A donde vas? - Dice Ángel.

—Bueno... La verdad es que me faltaron 100 lagartijas, lo siento... Me siento mal por mentirle a Sonia, así que regresaré a hacerlas afuera.

—¿Por qué no las haces aquí?

—Hacerlas aquí es un poco incómodo, necesito aire fresco.

—Está bien, hazlas rápido.- Dice Sonia.

—Vamos, Crismei.

Me observa por unos segundos y se levanta.

—Vamos.

Crismei y yo nos dirigimos a la puerta.

—Los demonios son algo débiles, no será tan difícil... Pero tengo estos brazaletes... Pero ya no me siento tan incomodo, ya no me molestan.- Pienso.

Crismei y yo salimos del restaurante.

La puerta se cierra y volteo a ver a Crismei.

—Conviértete en espada, por favor, en el camino te cuento lo que pasa.

—Está bien.

Crismei se convierte en espada y la tomo con mi mano derecha.

Empiezo a correr por la calle.

—Sentí un mal presentimiento, es probable que un demonio esté en el pueblo.

—¿Por qué no le dijiste a Sonia y a Ángel?

—Tengo mis motivos, no te preocupes. Los demonios de este mundo son algo débiles, será fácil derrotarlos.

Veo a mi alrededor.

—¡¡Soy Izuke, el familiar de Sinfer!! ¡¡Oh, Sonia, ¿En dónde estás?!! ¡¡Me perdí!!

Veo a un hombre muy normal. Tiene el cabello negro, camisa roja y pantalones negros. Parece muy normal.

Estoy a unos metros de él.

Me voy acercando poco a poco y veo como una espada blanca sale de la palma de su mano izquierda y la toma con su mano derecha.

—Es él.- Pienso.

Me detengo frente a él e intenta atacarme con una larga sonrisa.

—¡¡Muere, niño!!

Esquivo su ataque agachándome y salto. Con un corte limpio y rápido, le corto la cabeza. Una gota de sangre cae en mi mejilla derecha.

La cabeza cae al suelo y aterrizo.

—¿Ves? Son fáciles de derrotar.

Las personas a mi alrededor se asustan.

—¡¡Un niño asesinó a un hombre!!

Todos se van corriendo asustados.

—¡¡Es un error, él era un demonio!! ¡¡No se asusten!!

—Creo que debes regresar con Sonia.

—Creo que sí.

Me dirijo corriendo al restaurante.

—Lo derroté fácilmente, siguen enviando demonios débiles.

—Ese corte fue increíble, Izuke, haz mejorado bastante.

—Gracias... Aunque lograr la fuerza que tengo en poco tiempo es lo increíble... Creo que es por mi duro entrenamiento... O tal vez mi poder mágico también me ayuda.

—Es probable, te recuperas de tus heridas muy rápido, así que tus músculos dañados se arreglan, lo que significa que se fortalecen rápidamente.

—Ya veo... Genial.

Me paro frente el restaurante.

—Vuelve a tu forma humana.

Crismei se convierte en una niña y entramos al restaurante.

—¿Terminaste?

—Sí... Terminé fácil y rápidamente. -Digo con una pequeña risa.

Crismei y yo nos dirigimos a la mesa y nos sentamos.

Ángel me observa por unos segundos y luego sonríe.

—Izuke, dime, ¿Como era ese demonio?

—¿D-demonio?

—Sí, el que acabas de derrotar.

Los dos hombres voltean a verme asombrados.

—¡¡¿Derrotaste a un demonio?!!

Todos en el restaurante voltean a vernos.

—Sí, Izuke, ¿Lo hiciste?- Dice Sonia viéndome fijamente.

Me rasco la mejilla y me doy cuenta que tengo sangre del demonio.

—Con razón me descubriste, Ángel.

Me limpio la sangre con mi camisa.

—Lo admito, acabo de derrotar a un demonio.

Sonia se levanta de la mesa y me mira enojada.

—¡¡¿Sabías que había un demonio aquí?!! ¡¡¿Por qué no nos dijiste?!!

—Sentí un mal presentimiento, así que pensé que un demonio estaba en el pueblo... No les dije por qué no quería molestarlos mientras comían.

—¡¡No nos molestarías, idiota!!

—A ustedes no, a ellos.

—¿A ellos? ¿Los que invitaste a comer?- Dice Ángel.

—Sí... Yo era como ellos... Una vez, un anciano muy amable me invitó a comer en un restaurante... Pero se tuvo que ir y me dejó solo... Me sentí muy incómodo en ese momento y no disfruté mi comida... Ustedes no saben lo que se siente que te vean con asco mientras comes... Si hubiéramos dejado a estos hombres aquí, ellos se hubieran sentido incómodos... No podía permitir eso... Por eso Crismei y yo fuimos a matar al demonio.

Ángel me sonríe y me levanta su dedo pulgar.

—¡¡Hiciste bien!!

Baja su dedo pulgar.

—¡¡Pero también hiciste mal!!

—¡¡Para la próxima, no vayas a ir a matar a un demonio solo!!

—Está bien.

Sonia se acerca a mí y se truena los dedos de su mano derecha.

—¿M-me vas a golpear?

—Es un castigo.

Me levanto de la mesa.

—Lo acepto, me lo merezco.

—¡¡Toma esto como castigo!!

Me da un gran golpe en la mejilla. Estoy a punto de caer, pero me mantengo de pie.

—Y toma esto como premio.

Me da un beso en la mejilla y me sonrojo.

—Derrotaste a un demonio muy rápido... Bien hecho, Izuke.

—M-muchas gracias... Por cierto, tengo entendido que en este mundo no hay policías... Que los que se encargan de los criminales son los caza recompensas, ¿No?... Creo que aquí se les llaman "Nerfas"

—Sí, ¿Por qué?

—Las personas del pueblo piensan que asesiné a un hombre y no a un demonio.

—Ya veo... Come rápido, nos tenemos que ir.

avataravatar
Next chapter