71 La dolorosa vida de Izuke- CAPÍTULO 14

Ángel, Crismei, Sonia y yo estamos sentados en una mesa dentro de un restaurante. Las personas dentro nos observan con ojos de admiración.

Estamos comiendo un gran banquete.

—¡¡Muchas gracias por comprar toda esta comida, Sonia!!

Tomo un pedazo de carne y le doy una gran mordida.

—¡¡Está delicioso!!

—Por cierto, Izuke, ¿Ese demonio no te dijo nada?- Pregunta Sonia.

—¿Decirme?

—Sí, ¿No te dijo el por qué te atacó?

—No... Yo le pregunté si nos estaba siguiendo, pero no quiso contestarme... Pero me dijo algo muy curioso.

—¿Que te dijo?

—Me dijo lo siguiente: "Me dijeron que eras débil, que eras un simple niño".

—¿Te dijo eso?

Ángel voltea a ver a Sonia.

—Eso nos confirma que el trío demoníaco ya sabe de Izuke... Creo que los demonios se confiaron por la apariencia de Izuke, pero ahora que dos demonios han sido derrotados, enviarán demonios mucho más poderosos.

—¿No creen que enviarán decenas de demonios? Tienen miles de sirvientes demonios. Ahora que saben que somos fuertes, ellos podrían enviar a varios demonios a la vez por nosotros. Será mucho más difícil derrotarlos.- Digo mientras tengo comida en mi boca.

—Izuke tiene razón... Considerando que Izuke derrotó a un demonio sin recibir daño, con un entrenamiento más duro, él será capaz de pelear con varios demonios a la vez.

Trago mi comida y volteo a ver a Sonia nervioso.

—¿M-más duro?... ¿Estás hablando enserio, Sonia?

—Claro que sí.

Tomo una manzana roja de la mesa.

—Está bien, supongo que no tengo otra opción.

Le doy una mordida a la manzana.

—Consideraba mi entrenamiento muy duro... No me imagino como mi entrenamiento puede ser más duro.- Pienso.

-Una hora después -

Sonia me coloca una especie de brazalete rosa en mis brazos.

Los brazaletes empiezan a brillar por unos segundos.

Los brazaletes empiezan a pesar demasiado y no puedo levantar los brazos.

—P-pesan demasiado.

Los brazaletes se los compró a una comerciante que vende armas.

—Son perfectos, los compramos.

Sonia saca una bolsa con monedas de su falda y se la da a la comerciante.

—Quiero un par más, por favor.

—Está bien.

La comerciante le entrega unos brazaletes iguales y Sonia los toma.

Se agacha y levanta mi pantalón. Me coloca los brazaletes en las piernas. Los brazaletes empiezan a brillar por unos segundos.

—Perfecto. Izuke, vámonos.

Sonia, Ángel y Crismei empiezan a caminar y trato de caminar a su ritmo.

—Es difícil caminar con estos brazaletes... Pesan demasiado.

—A partir de ahora, usarás esos brazaletes todo el tiempo y te los quitarás cuando piense que ya no es necesario que los uses. Son brazaletes de peso, no sé cuánto pesan exactamente, pero los mejores guerreros los usan. Son muy caros, así que dame las gracias.

—M-muchas gracias, Sonia... Pero si los demonios nos atacan, no podré pelear así.

—Por eso debes acostumbrarte rápido a usarlos.

Llegamos a la carreta y Sonia abre la puerta.

—Sube, Crismei.

Crismei sube a la carreta y estoy a punto de subir, pero Sonia me detiene.

—No subirás, Izuke.

—¿Qué?

—Nos seguirás corriendo hasta el siguiente pueblo.

—¿E-estás bromeando?

Sonia sube a la carreta.

—No estoy bromeando.

Sonia cierra la puerta y Ángel sube al caballo.

—¡¡Vamos, Izuke, confío en ti!! ¡¡Esfuérzate!!

La carreta empieza a moverse.

—Este entrenamiento será realmente más duro.

Intento levantar los brazos.

—Vamos.

Levanto los brazos y empiezo a temblar.

—¡¡Tu puedes, Izuke!!- Grita Ángel a lo lejos.

—Yo puedo...

Empiezo a correr con dificultad.

—¡¡Yo puedo!!

-Dos horas después-

Ya no puedo seguir... Realmente no puedo. Estoy caminando lentamente mientras tiemblo. Estoy cubierto de sudor. La carreta está demasiado lejos.

—¡¡Ya no puedo!!- Grito con mis últimas fuerzas.

Caigo al suelo inconsciente y la carreta se detiene.

Ángel baja del caballo y abre la puerta.

—Izuke corrió por mucho tiempo... Para ser su primera vez corriendo con ese peso, lo hizo bastante bien... Lo hizo excelente.

Sonia y Crismei bajan de la carreta y se dirigen a mí.

—Izuke es realmente genial... Muy genial.

—Sabía que podría correr... Se esforzó bastante... Demasiado... Realmente es sorprendente.

—Izuke realmente es especial... Es un guerrero único. Se esfuerza al máximo en los entrenamientos y aprende con rapidez... Es el guerrero perfecto.

—Sí...

Sonia se sonroja.

—Realmente lo es.

-Al día siguiente-

Estamos en la calle de un pueblo algo pobre. Este pueblo está algo... Sucio y feo. Las personas usan ropa rota y sucia.

Estoy haciendo lagartijas lentamente mientras tengo a Crismei en mi espalda. Sudor cae de mi rápidamente.

—Bien, sigue así, Izuke. Te faltan nueve más.

—Gracias por... Los ánimos... Crismei.

Las personas me ven muy raro.

—Cinco... Seis... Siete... Ocho... ¡¡Y nueve!!

Caigo al suelo y descanso.

—Mil... ¡¡Hice mil lagartijas para poder comer!!

Crismei se levanta de mí.

—Sonia es algo cruel. Obligarte a hacer mil lagartijas mientras estoy sobre ti para que puedas desayunar es demasiado para ti.

—Bueno... Al menos ya terminé.

Me levanto con dificultad y me limpio el sudor.

—Vamos... Al restaurante.

Crismei y yo empezamos a caminar.

—Ya me acostumbré un poco a usar esto... No fue tan difícil como me lo imaginé.

—Eres muy fuerte, Izuke.

—Gracias, Crismei.

Veo a dos hombres durmiendo en el suelo y me detengo a verlos. Usan ropa rota y sucia.

—¿Qué pasa, Izuke?

—Ver a esos hombres me hacer recordar mi pasado... Es difícil y duro vivir en las calles, lo sé por experiencia... Deben tener hambre.

Me acerco a los hombres.

—Deben tener mucha hambre.

Me paro frente a ellos.

—Oigan, señores.

Muevo sus cuerpos con mi pie derecho.

—¡¡Oigan!!

Los dos hombres se despiertan y me miran.

—¿Qué pasa?

—¿Qué se te ofrece, niño?

Me acerco a ellos.

—¡¡¿Les gustaría acompañarme a comer?!!

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