32 CAPÍTULO 32: Ciudad semihumana

La dolorosa vida de Ángel.

CAPÍTULO 32

Esto es raro... Ella sabía que yo estaba en la ciudad... ¿Cómo lo supo?

—¿Cómo sabía que estaba aquí? No creo que haya sido casualidad encontrarnos con ella.

—No lo sé, tal vez tenía algún informante.- Dice Crismei.

—Tal vez.

Suspiro... Esto no estaba en mis planes. No sé qué hacer.

—¿Qué haremos ahora?- Dice Crismei.

—No lo sé... Tal vez deberíamos irnos de la ciudad.

—Supongo, tal vez más comandantes o guardias vengan por ti.

—¿Por qué no viene Golan? Ella acabaría conmigo fácilmente.

—A ella le gusta jugar, estoy segura de que no peleará contigo hasta que derrotes a todos los comandantes.

—¿Y cuántos hay?

—No lo sé.

Nos alejamos de la ciudad... Supongo que debo alejarme de todos por un tiempo.

-Dos horas después-

Estamos avanzando por un camino, que está en un valle verde y lindo.

Veo a unos guardias llevándo a niños y a niñas con cadenas... Los están obligando a caminar.

—¿Son ladrones?

Crismei asoma su cabeza para ver mejor.

—Creo que son esclavos.

Me detengo y bajo del caballo.

—Crismei.

Crismei sale de la carreta.

—Sí.

Se transforma en una espada y la tomo con mi mano derecha.

—¡¡Oigan, ¿qué harán con esos niños?!!

Los guardias sacan sus espadas.

—¡¡¿Qué harán con esos niños?!!

Una niña grita.

—¡¡Nos quieren vender!!

Un guardia la golpea... Ese fue un grave error.

—¡¡Idiotas!!

Los guardias me intentan atacar.

—Crismei, mis brazos.

—¡Sí!

Ataco a los guardias y los derroto fácilmente... Les corté la cabeza... Me da igual, se lo merecían, no siento pena por ellos.

—Bien...

Reviso los cuerpos y encuentro las llaves de las cadenas.

—No se preocupen, estarán bien.

Los libero... Este mundo es realmente salvaje, y es normal vender esclavos.

—¡Muchas gracias!- Dicen todos.

—Esperen. Crismei.

Crismei vuelve a su forma humana.

—Dales unas 1,000 monedas a cada uno.

—¡Sí!

-Minutos después-

Todos recibieron dinero.

—Huyan lo más lejos posible, adiós.

Todos me agradecen y se van.

—Bueno... Creí que si hacía algo bueno, me sentiría bien... Creo que no fue así.

Me subo a mi caballo y Crismei se sube a la carreta.

—Estoy muy triste... Ayudé a esos niños, pero no me siento mejor.

—Creo que debes descansar.

—Sí... Tal vez.

-Minutos después-

Me subo a la carreta y Crismei se sube al caballo.

—Me avisas si pasa algo malo.

—Sí.

Intento dormir.

-País Froizan-

Una chica se acerca corriendo a una mujer, que está sentada en un trono.

—¡La señal de Alexa desapareció, ella murió!

—Ya veo... La anciana no se equivocó. El familiar renació y sigue con vida. Esto será divertido.

Golan se levanta. Golan es una mujer con el cabello blanco y largo, y ojos blancos. Usa un vestido rosa y tiene un collar con una roca azul.

—Esto lo debe saber mi amiga.

-Minutos después-

Golan entra a una habitación con herramientas de tortura y Sonia está muy herida, sentada en una cama.

—¿Cómo estás?

—¡Púdrete!

—Vaya, vaya, pensé que éramos amigas. Que decepción.

—¡Nunca sería tu amiga!

—Bueno, yo solo vengo a decirte que tu familiar sigue con vida.

—¡¿Ángel?!

—Sí, Ángel sigue con vida, adiós.

Golan se retira y cierra la puerta.

—¿Ángel sigue con vida? ¡¿Ángel está vivo?!

-País Zouler-

-Al anochecer-

Me despierto y Crismei sigue cabalgando.

—Buenas noches, Crismei.

—¡Buenas noches, Ángel!

—Creo que deberías descansar.

Crismei bosteza.

—Gracias.

Cambiamos de lugares.

—¿No hemos pasado por ningún pueblo?

—No.

—Está bien.

Sigo cabalgando.

—¿Cómo logré sacar fuego?

Observo mi mano derecha.

—Estaba muy enojado... Tal vez solo aparece cuando estoy enojado.

Me concentro e intento sacar fuego.

—Nada... Oye, caballo, ¿por qué no hablas? Me vendría bien tener una conversación.

—Tú no me entenderías.

—Sí entiendo lo que dices, puedo hablar con los animales.

—¡¿En serio?!

—Sí. ¿Cuál es tu nombre?

—Me llamo Zeus.

—¿Zeus? Te queda bien. Yo me llamo Ángel.

-Al día siguiente, 9:34 de la mañana-

—Y así fue como conocí al amor de mi vida.- Dice Zeus.

—Vaya historia, digna de una novela romántica.

Veo una enorme ciudad a lo lejos. Está rodeada por un bosque... Es una ciudad en medio de un enorme, gigantesco bosque.

—Tal vez deberíamos parar para comer. ¿Qué quieres comer, Zeus?

—Quiero unas zanahorias, por favor.

—Claro.

Me detengo y bajo de Zeus.

—¡¡Crismei!!

Entro a la carreta.

—Oye.

Intento despertar a Crismei... Es muy tierna cuando duerme.

—Vamos, despiértate.

Crismei abre los ojos poco a poco y bosteza.

—¿Qué pasa?

—Llegaremos a una ciudad para comer.

—Está bien.

-Minutos después-

Llego a la ciudad y veo a personas con cabezas de animales, colas de animales, orejas de animales y algunos con el cuerpo de un animal.

—Vaya... Crismei, ¿ellos que son?

—Se llaman semihumanos... Creo que estamos en territorio semihumano.

—¿Somos bienvenidos?

—Sí, solo que a los humanos le tienen miedo a los semihumanos, por eso es muy raro ver humanos por aquí.

—¿Miedo?

—Por su apariencia, piensan que son demonios o monstruos.

—Ya veo... En la escuela nunca mencionaron a los semihumanos... ¿Por qué?

—Es por qué los humanos odian tanto a los semihumanos, que incluso evitan hablar de ellos.

Veo un lugar en donde se estacionan las carretas.

—Jeje un estacionamiento.

Me coloco y bajo de Zeus.

—Esperanos, ahora volvemos.

—Está bien.

Tomo las bolsas con monedas de la carreta.

—Nos quedan como unas 65,000 monedas... ¿Quieres quedarte un tiempo aquí? No creo que nos encuentren en territorio semihumano.

—Estaríamos seguros por unos... Creo que por dos meses.- Dice Crismei.

—Tiempo suficiente.

Me dirijo a un semihumano con la cabeza de un toro.

—Disculpa, ¿por aquí podría encontrar un lugar en donde dormir?

—¡Claro, amigo!

Me abraza... Es realmente amistoso y cariñoso.

—¡En el centro de la ciudad hay una enorme posada, ahí puedes dormir!

—Vaya, que amistoso.

Deja de abrazarme.

—Aunque es un poco cara.

—No importa, muchas gracias.

—¡De nada!

El semihumano se aleja de nosotros... Es realmente amable... Me agrada.

—Vaya, las personas aquí son muy amables.

—Nunca juzgues a alguien por su apariencia.

—Ya lo sé.

-Minutos después-

Llegamos a la posada... Es realmente enorme, es de tres pisos y se ve elegante.

—Vaya, es una gran posada, incluso tienen establos.

—Podríamos alquilar uno para nuestro caballo.

—Se llama Zeus.

Entramos en la posada y veo a un anciano con orejas de gato.

—¡Bienvenidos!

Nos dirigimos al anciano.

—¿Tienen habitaciones disponibles?

—Claro que sí. ¿Por cuánto tiempo se quedarán?

—¿Cuánto cuesta quedarse dos meses?

—Serían... 16,000 monedas por favor.

—¿También están disponibles los establos?

—Claro.

—Me gustaría uno.

—¿Por dos meses?

—Sí.

—Serían 8,000 monedas.

—Entonces serán 24,000... Está bien.

Terminamos de pagar y nos entrega dos llaves.

—La del establo y la de su habitación. Su habitación es la número 13.

—Vaya, número de mala suerte... Gracias.

—El baño de hombres está por tu izquierda y la de las mujeres por tu derecha. Son las que están hasta el final del pasillo.

—Está bien, muchas gracias.

Salimos de la posada.

—¿Te parece un buen lugar?

—Sí, parece cómodo.- Dice Crismei.

Veo un letrero... Una cafetería... Tengo un poco de hambre.

—Cafetería... ¿Quieres un café?

—Claro.

Entramos y una semihumana con orejas y cola de perro nos atiende.

—¡Bienvenidos, los llevaré a su mesa!

—G-gracias.

Es linda... Muy linda.

Nos sentamos en una mesa.

—¿Qué ordenarán?

—Dos cafés, por favor.

—¿Lo quiere acompañar con algo para comer?

—¿Tienen pasteles?

—Claro.

—Dos rebanadas de pastel, por favor. De cualquier sabor.

—¡Está bien!

La mesera se aleja de nosotros.

—Vaya, todos aquí son muy amables.

-Minutos después-

Casi terminamos de comer y unos semihumanos con apariencia de aventureros entran.

—¡Acabamos de derrotar a unos Orcos, nosotros invitamos!

Todos gritan y aplauden.

—Vaya, ¿también hay un gremio aquí?

—Tal vez.

—¿Debería ir?... Tal vez me sienta mejor ayudando a las personas.

—¿Aún te sientes triste?

—Solo tengo un vacío... Siento que no sirvo. Tal vez ayudar me ayude a sentirme útil.

—Está bien.

-Minutos después-

Salimos de la cafetería.

—Bueno... Vamos por unas zanahorias y luego vamos por Zeus.

-20 minutos después-

Llegamos con Zeus.

—Toma.

Le doy unas zanahorias y se las come rápidamente.

—Gracias.- Dice Zeus.

—Vamos.

-20 minutos después-

Dejo a Zeus en el establo.

—Bueno, la ropa que tenía la dejé en la otra ciudad... ¿Quieres ir a comprar ropa?

—¡Claro!- Dice Crismei emocionada y un poco sonrojada

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