26 CAPÍTULO 26: El sobrino del rey

La dolorosa vida de Ángel.

CAPÍTULO 26

Llegamos al pueblo, es un pueblo algo normal, hay varios puestos de venta, tiendas, personas caminando por las calles... Es tranquilo.

—Se ve lindo el lugar. - Digo con una pequeña sonrisa.

Veo a mi alrededor, las personas parecen estar en calma.

—Todo es tranquilo.

Veo a unos guardias y mi sonrisa desaparece.

—Bueno, se veía tranquilo.

Los guardias escoltan a un chico alto, delgado, con el cabello rojo y un traje rojo, tiene como unos 25 años.

—¿Sabes quién es él?- Le pregunto a Cristal.

—Es el sobrino del rey.- Dice Cristal.

—¿El sobrino?

Veo que coquetea con unas chicas.

—Es muy guapo.- Dice Rei.

Rei me da besos en la cara.

—¡Pero te prefiero a tí!

—Ya, Rei.- Digo mientras observo al chico.

Siento un escalofrío y quito a Rei de mi rostro.

—Creo que debemos alejarnos de él.

—¿Por qué?- Dice Cristal.

—Tengo un mal presentimiento.

Nos alejamos de él, pero él se da cuenta de nuestra presencia.

—¡Espera!- Dice el chico.

—Mierda, lo sabía.- Pienso.

Los guardias y el chico se acercan a nosotros.

—Hola, bella dama, ¿no quieres acompañarme a comer?

—Una cita con el sobrino del rey. Tienes suerte, Cristal.- Digo bromeando.

Cristal se sonroja.

—¡¿Y-yo?!- Dice nerviosa.

—No tú, ella.

Señala a Crismei con su dedo índice.

—¡¿Eh?!- Dice Crismei asustada.

Me paro frente a él y lo miro a los ojos enojado.

—¡Estás enfermo, ella no te acompañará a comer!

—Es una orden, no tiene otra opción.

—¡No irá!

—¡Soy de la familia real, deben hacer lo que yo diga!

—¡No lo hará!

—¡Guardias!

Los guardias nos rodean.

—No quiero hacerte nada.- Digo molesto.

—¡No me das miedo, plebeyo!

—¡Crismei!

—¡Sí!- Dice Crismei con una expresión de enojo.

Crismei se transforma en una espada y la tomo con mi mano derecha.

—¡¿Qué fue eso?!- Dice el chico asustado.

—Atacar, pero no matar.- Susurro mientras observo a los guardias.

—¡Guardias, maten a este plebeyo!

Los guardias me intentan atacar y esquivo los ataques fácilmente.

—¡Idiotas!- Digo enojado.

Los ataco uno por uno haciéndoles cortes pequeños en sus cuerpos.

—¡¿Eh?!- Dice el chico asustado.

Derroto a los guardias y me dirijo al chico.

—Gracias a Crismei, puedo ver los ataques en cámara lenta... Realmente es increíble.- Pienso mientras sonrío.

El chico comienza a temblar.

—¡Soy de la familia real, no puedes hacerme nada!

Le lanzo un ataque con la espada y le corto la mejilla derecha. Le hago solamente una pequeña herida, no es tan grave.

—¡Ahhh!- Dice quejándose del dolor. Se queja demasiado... ¡Demasiado!

—Qué exagerado.- Digo con un tono bajo. Siento pena ajena, esa herida no debe doler tanto.

Cae al suelo y apunto mi espada sobre su cara. Me está viendo asustado y tiene una cara pálida. Las personas a nuestro alrededor nos observan asombradas.

—Di lo siguiente: "Soy un enfermo por qué me gustan las niñas pequeñas".

—¡No lo diré!

Le corto la otra mejilla.

—¡Ahhh!- Dice quejándose del dolor y llorando.

—¡Que lo digas!

—¡No!

Le doy un patada en la cara.

—¡Qué lo digas!

—¡Soy un enfermo por qué me gustan las niñas pequeñas!- Dice con sangre en la nariz.

—Ahora puedes irte y acusarme con el rey si quieres. Puedes decirle que el familiar Ángel fue quién te hizo eso.

El chico se levanta y se va corriendo llorando.

—Crismei.

Crismei vuelve a su forma humana.

—Muchas gracias.- Dice Crismei aliviada.

—Vaya, ese tipo era un enfermo, pero... ¿Qué hace aquí? Los ricos como él no les gusta estar en lugares pobres.

Crismei me observa asombrada y un poco sonrojada.

—Ángel me recuerda mucho a Izuke... Se parecen mucho.- Piensa sonrojada.

Rei salta a mi cara.

—¡Fue asombroso!

—¡E-estuviste increíble, Ángel!- Dice Cristal sonrojada y emocionada.

—Gracias.

Bajo a Rei de mi cara.

—No puedo tener un maldito día normal. ¿Quieren ir a comer?

—¡C-claro!- Dice Cristal.

Después de buscar por un rato, llegamos a un restaurante. No es un lugar elegante, pero eso no importa, con tal de que la comida esté deliciosa, no me importa la apariencia.

—Bueno.

Saco las monedas que me quedaban.

—Me quedan 16 monedas, espero que me alcance.

—¡N-no te preocupes, yo pagaré!- Dice Cristal nerviosa.

—Pero...

—¡N-no te preocupes, vengo de una familia muy rica, así que tengo mucho dinero!

Se sonroja aún más.

—¡N-no quería parecer presumida, lo siento!

—No te preocupes, gracias.- Digo sonriendo.

La mesera se acerca a nosotros.

—¿Qué ordenarán?

—Cristal, tú ordena por mí, no conozco la comida de este mundo.

—Está bien. Queremos tres platos de carne de Vaca Roja y un plato con frutas.

—¡Yo también quiero carne!- Dice Rei.

—Ángel, ¿qué dice?

—Rei dice que también quiere carne.

—Está bien, serán cuatro platos con carne.

—Está bien.- Dice la mesera.

La mesera se va.

—Bueno... Cristal, ¿tú familia es importante?

—¿Importante?

—Bueno, tengo entendido que todos en la escuela son nobles, y los nobles son muy ricos, así que supongo que deben ser importantes.

—Bueno, mi familia es un poco... Digamos que difícil de complacer. No somos tan importantes, pero mi familia es conocida.. Bueno, es algo vergonzoso. Mi familia es conocida por qué nuestro poder mágico es increíble, y mis hermanos y mi padre son caballeros que encabezan el ejército de nuestro país.

—¡Eso es sorprendente!- Digo emocionado y con los ojos brillantes.

—S-sí, pero yo no soy tan poderosa como ellos, mi poder mágico es muy bajo. Ellos siempre me han considerado una inútil.

Baja la cabeza y suspira.

—Es mi momento, debo decir algo genial.- Pienso emocionado.

Le acaricio la cabeza y le sonrío.

—Vamos, levanta la cabeza. ¿Realmente importa lo que ellos piensen de tí? Yo creo que lo único que importa es lo que tú pienses de tí misma. No debes preocuparte por lo que los demás piensen de tí. ¿Tienes un poder mágico bajo? No importa, siempre puedes mejorar con esfuerzo. Por eso no dejes que lo que digan de tí te afecte.

Sube la cabeza y me ve sonrojada.

—Por lo que he visto, los nobles son personas muy presumidas y arrogantes, pero eres de las pocas personas que considero como alguien de confianza. Tú deja de preocuparte por lo que digan de tí y solo preocúpate en mejorar.

—¡Muchas gracias!

-Dos horas después-

Llegamos a la escuela.

—Muchas gracias por acompañarme.

—¡N-no fue nada!- Dice Cristal nerviosa y sonriendo

Rei salta a mi cara.

—¡Nos vemos!

Me da un beso y se va.

—¡A-adiós Ángel!

Cristal y Rei se alejan caminando.

—Bueno, ¿quieres hacer algo, Crismei?

—Me gustaría recorrer la escuela.

—Está bien, vamos.

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