24 CAPÍTULO 24: ¿Victoria?

La dolorosa vida de Ángel

CAPÍTULO 24

—¡Déjamelo a mí primero, querido!- Dice Andrea.

—¡Está bien, amor!- Dice Merteo.

Merteo se aleja y Andrea y yo intentamos golpearnos con nuestras espadas, pero nuestras espadas chocan.

—¡Eres bueno!

—¡Gracias!- Digo con una mirada seria.

Se aleja e intenta atacarme de nuevo. Veo su ataque en cámara lenta y me agacho, esquivando su ataque. Me doy cuenta que su pecho está vulnerable y sonrío.

—¡Adiós!

Tomo la espada con las dos manos y me levanto rápidamente apuntando la punta de mi espada en su pecho, atravesando su pecho con mi espada.

—¡Querida!- Dice Merteo preocupado y con un tono triste.

Quito mi espada de su pecho y me alejo.

—Que...rido.- Dice Andrea con un tono bajo que apenas se escucha.

Da su último respiro y Andrea cae al suelo muerta.

—Bueno... Eso fue rápido.- Digo mientras me alejo.

Merteo se acerca a mí.

—Bueno... Antes de pelear, quiero decirte algo.

Me detengo y lo observo seriamente.

—Escucho.

Merteo me sonríe.

—Yo ya sé el resultado de la pelea. Sé que vas a ganar.

Lo veo con una expresión de confusión, esto es demasiado raro.

—¿Qué dices?

—Veo que estás confundido, así que te lo explicaré. Mi familia tiene la habilidad de invocar a una vidente llamada "Nirsma". Ella puede decirme los distintos futuros posibles que puedo ocasionar con mis acciones. Y déjame decirte amigo, que mi familia muera hoy, es la mejor opción para el futuro.

—¿Qué? ¿Por qué?

—La vidente me dijo que si te convertías en un jefe, el futuro del mundo estaría perdido y condenado, y si morías, el futuro también estaría perdido y arruinado. Lo mejor sería dejarte vivo y que nosotros estuviéramos muertos. El mundo sería controlado por... Bueno... Es todo lo que puedo decir, si digo más, el futuro podría cambiar

Baja la cabeza y me sonríe dulcemente mientras tiene una mirada que refleja felicidad y paz.

—Suerte.

Se encaja su espada en su pecho y lo veo confundido y nervioso.

—Adiós... Ángel...

Cae al suelo y la espada desaparece.

—¿Terminó?... ¿El mundo será controlado por alguien?... Esta familia si que estaba loca.

El campo de fuerza desaparece y todos me abuchean.

—¡No pelearon nada!

—¡Qué aburrido!

—¡Qué me devuelvan mi dinero!

Volteo a ver a Cristal.

—Supongo que podemos irnos.

—Ángel, debajo de este casino hay niñas y mujeres encerradas, debemos ayudarlas.- Dice Cristal preocupada.

—Está bien, vamos.

—Es por aquí.

Cristal empieza a caminar y la sigo.

—Entonces... ¿No te hicieron nada? ¿Nada de nada?

—No, no te preocupes.

—Está bien... ¿Qué les hacen a los plebeyos en este lugar?

—Son... Bueno... Las niñas y mujeres que están encerradas son usadas para... sacrificios.

Me detengo nervioso.

—¿S-sacrificios?

—Sí... Las asesinan de formas crueles.

—¿Por qué?

—Para su Dios, Desmolfer. Las niñas y mujeres son usadas como sacrificios en honor a Desmolfer.

—Eso es algo bastante enfermo... Pobres...- Digo con un tono triste.

-Varios minutos después-

Después de bajar a un sótano y de usar mi teléfono como linterna, llegamos a una puerta.

—Llegamos.- Dice Cristal con un tono serio.

—Qué raro... Ayer habían cientos de criminales, pero hoy no he visto a ninguno... Bueno, a liberar a las chicas.

Toco la puerta con mi mano izquierda.

—¡Crea fes!

Transformo la puerta en agua.

—Bien.

Veo que adentro hay decenas de mujeres y niñas.

—¡Hola a todas, me presento, me llamo Ángel y soy su héroe!

Les extiendo mi mano izquierda y les sonrío.

—¡Vengan conmigo, las sacaré de aquí!

Una niña pequeña se acerca a mí.

—¿E-en serio?- Dice con un tono que refleja esperanza, pero a la vez parece tener miedo, pues está temblando.

—Sí, no te preocupes.

Me agacho y le acaricio la cabeza.

—Saldrán de este lugar.

—¡Gracias!- Dice con una larga sonrisa mientras algunas lágrimas salen de sus ojos.

—Vamos.

Me alejo caminando y las mujeres me siguen.

—Bien... Realmente pensé que iban a pelear en serio los jefes... Bueno... Crismei, ¿Qué piensas de lo que pasó?

—No lo sé... Realmente no lo entiendo.- Dice Crismei con un tono de preocupación.

—Está bien.

Después de caminar y salir del sótano, llegamos al salón que parece teatro y ya no hay nadie.

—Supongo que ya se fueron.

Salimos de ese lugar y la chica de antes nos atiende.

—¡Felicidades por su victoria!

—Gracias... Creo.

Salimos del casino.

—¡Bien, todas, pueden retirarse!

Algunas me agradecen, otras me abrazan llorando, una que otra chica intentó besarme, pero Crismei las detenía. En fin, me sentí felíz por liberarlas.

—Bueno... Es todo... Hoy es lunes, así que si nos vamos ahora llegaremos el martes... No... Creo que primero debo liberar a todas las plebeyas que tengan encerradas en los burdeles... También debo encargarme de los criminales que están en la ciudad... Bueno... Creo que me tomará algo de tiempo... Cristal, ¿Te irás o me esperarás para irnos juntos?

—N-no sé qué es lunes, pero t-te esperaré.

—Es cierto, los días se llaman de diferente manera aquí.- pienso.

Me estiro y le sonrío a Cristal.

—Está bien, gracias.

-Viernes-

Llegamos a la escuela en una carreta. Nos trajo una anciana. Es de noche y todo parece estar tranquilo.

—¡Muchas gracias por traernos!- Le digo a la anciana sonriendo.

—¡Muchas gracias a tí por liberar a nuestra ciudad de esos criminales!- Dice la anciana con un tono alegre y sonriendo.

La anciana se va y suspiro.

—Bien... Nos perdimos una semana de clases, pero liberamos a la ciudad de criminales... Creo que valió la pena.

—Te consideran un héroe.- Dice Cristal sonriendo dulcemente.

—Sí... Un héroe... Me gusta.- Digo sonrojado.

Meto mi mano derecha a mí camisa y saco a Crismei, que está en su forma como hada dormida.

—Oye.

Le acaricio su pequeña cara con mi dedo índice y abre los ojos poco a poco.

—¿Eh?

—Llegamos.-Digo con una pequeña sonrisa.

Vuelve a su forma humana y bosteza.

—Fue un largo viaje.- Dice Crismei.

—Sí... Bueno... Vamos con Sonia. Cristal, buenas noches, adiós, debo retirarme.

—A-adiós, Ángel.- Dice Cristal sonrojada.

-Minutos después-

Toco la puerta de Sonia.

—¡Sonia!- Decimos Crismei y yo.

Sonia abre la puerta. Está usando una pijama roja.

—Hola- Dice con un tono serio y una mirada seria.

—Solo te quería avisar que regresé, estaré en mi habitación por si me necesitas.

Tres chicas hacen a un lado a Sonia y parecen muy emocionadas.

—¡Es Crismei!

—¡Qué linda!

—¡Sonia, que se quede!

—Veo que tienen una pijamada... Una noche de chicas...

Volteo a ver a Crismei.

—Crismei, ¿Te quieres quedar?

—Pues... ¿No me necesitarás?

—No te preocupes, me iré a dormir, no creo que me ataque un monstruo en la escuela.- Digo bromeando.

—Está bien... Una pijamada suena divertido.

Sonia se acerca a mí y me susurra.

—Todos saben que derrotaste a la familia Veninfe y que salvaste la ciudad norte. Ahora eres muy famoso, y yo como tú ama, también lo soy. Gracias.

—De nada... Bueno, me retiro.

Me alejo caminando.

—¡Adiós!- Digo sonriendo.

A dar la vuelta en un pasillo, me encuentro con Rem, que tiene un trapeador y un balde con agua en sus manos.

—¡Hola, Rem!- Digo sonriendo.

—¡Ángel, felicidades por tu victoria!- Dice Rem sonriendo y emocionada.

—Gracias… Aunque debo de admitir que casi no hice nada… ¿Quieres acompañarme a cenar?

—No puedo, debo ir a limpiar una habitación, el familiar de un estudiante está muy enfermo y estuvo vomitando mucho. Hay vomito por toda la habitación.

—Vamos, te ayudaré a limpiar.

—¡¿En serio?!- Dice sorprendida.

—Claro, vamos.

—¡Muchas gracias!- Dice sonriendo.

Después de caminar unos minutos, entramos a la habitación y nos tapamos la nariz, la habitación huele horrible.

—Bueno… Empecemos.

Después de tres horas, logramos limpiar la habitación por completo.

—Ya terminamos de limpiar.- Digo exhausto.

Me limpio el sudor de mi frente.

—Fue agotador.- Dice Rem.

El estudiante, dueño de la habitación, entra a la habitación. Tiene en sus brazos a un animal que parece un pingüino con unas largas alas negras y dos enormes cuernos rojos en su frente.

—Ya terminamos, amo.- Dice Rem cansada.

—¡Entonces váyanse de mi habitación, Miti necesita descansar!- Dice con un tono arrogante y molesto.

—Sí, amo.- Dice Rem.

Rem da unos pasos y tomo su brazo derecho con mi mano.

—Espera, Rem.

Veo al estudiante con odio y enojo.

—Oye, idiota, dinos al menos "gracias por limpiar mi habitación, tomen esto por su excelente trabajo" y nos das algunas monedas para comprar algo para cenar.- Digo con una mirada seria.

—¿Lo dices en serio? - Dice con una gran sonrisa presumida.

—Lo digo muy en serio.

Lo miro muy furioso y el estudiante empieza a temblar.

—E-está bien.

Saca unas monedas de su bolsillo y me las muestra.

—¿E-esto será suficiente?

Tomo las monedas.

—Ahora debes decir lo que te dije.

—G-gracias por limpiar mi habitación.

—De nada. Vámonos, Rem. - Digo con una gran sonrisa.

—V-vámonos.- Dice Rem sonrojada.

Rem y yo salimos de la habitación.

—Realmente los nobles son unos idiotas. Toma, Rem.

Tomo su mano derecha y le entrego las monedas.

—P-pero…

—No pasa nada. Toma las monedas para que compres algo de comida. Vamos, tengo algo de hambre.

—V-vamos. - Dice sonrojada.

Después de comprar algo de comer, fuimos a mi habitación a cenar. Le conté a Rem mi pequeña aventura y ella me decía cosas lindas, me decía cosas como "eres increíble" "asombroso" "eres muy poderoso". Eso me hacía sentir muy feliz… Aunque tengo un raro sentimiento en mi pecho.

—Hasta mañana, Ángel.-Dice Rem sonriendo.

—Hasta mañana, Rem.- Digo con una pequeña sonrisa.

Rem sale de la habitación y suspiro.

—Bueno… A dormir.

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