19 CAPÍTULO 19: Trato rechazado.

La dolorosa vida de Ángel.

CAPÍTULO 19

Cristal está cabalgando su caballo y Sonia la abraza.

Charlotte está cabalgando a Mei y yo la estoy abrazando.

Crismei está dentro de mi camisa y asoma la cabeza por el cuello de la camisa.

Rei está dentro de mí camisa, pero en mi espalda.

—Hace más de una hora que salimos de la escuela y ya me aburrí- Digo quejándome.

—El viaje es largo, ten paciencia.- Dice Charlotte.

—Sí, está bien.

-Al día siguiente-

Llegamos a la ciudad norte. La ciudad es enorme. Hay puestos de venta en todas partes, hay posadas y decenas de restaurantes. En el centro de la ciudad hay un castillo, que según Cristal, es el hogar de la familia Veninfe.

Llegamos a la entrada del castillo y bajo de Mei.

—Estoy muy cansado, no dormimos nada.

Rei baja de mi camisa.

—¡El viaje fue largo!

Crismei sale de mí camisa.

—¡Vamos!- Dice emocionada.

—Sí, vamos.

Veo a dos guardias cuidando la entrada y me acerco a ellos.

—Vengo a ver a la familia Veninfe.

—¿Quién los busca?

—Me llamo Ángel, y soy el familiar que fue invocado por medio del muro celestial.

—¡¿Eres tú?!- Dice uno de los guardias sorprendido.

Los guardias abren la reja de la entrada del castillo.

—¡Solo usted puede entrar, sus acompañantes deberán esperar aquí!

—¿No pueden entrar conmigo?

—¡Lamentablemente no!

—Está bien... Les diré.

Me dirijo a las chicas.

—Supongo que ya escucharon, no pueden entrar, deberán esperarme... Aprovechen el tiempo para dar un paseo por la ciudad.

—P-prefiero esperarte aquí- Dice Cristal muy nerviosa.

—Yo igual, esta ciudad muy peligrosa.- Dice Charlotte.

—¡No te tardes!- Me grita Sonia en la cara.

Me alejo de ella un poco, esta chica realmente es odiosa.

—No tardaré... Crismei, convierte en espada.

—¡Sí!

Crismei se transforma en espada y la tomo con mi mano derecha.

—No tardaré.

Me dirijo a los guardias.

—¿Me pueden decir en dónde están?

—¡Sígueme!

El guardia empieza a caminar y lo sigo.

Observo lo que hay a mi alrededor, hay sirvientas cuidando el jardín y algunas parecen estar golpeadas, pues tienen moretones en los ojos.

—Las maltratan...- Pienso con un tono triste.

Bajo la mirada triste, este mundo es demasiado cruel con las personas pobres y sin magia.

—Los nobles realmente me dan asco.- Pienso enojado.

Después de entrar al castillo, entramos a un comedor, donde tres miembros de la familia están comiendo.

—¡El familiar está aquí!

—¡Es lindo!- Dice una chica.

Una chica muy alta se dirige a mí corriendo. Yo mido 1:67, así que calculo que ella mide como 2 metros o más.

—¿Eh?- Digo confundido.

Me intenta abrazar, pero reacciono inmediatamente alejándome de ella.

La chica choca contra el guardia y ambos caen al suelo.

—¡Me dolió!- Dice la chica quejándose.

—Perdona la actitud de mi hija, Ángel.- Dice una mujer.

Volteo y veo a un hombre y a una mujer que se dirigen a mí.

—Mi nombre es Merteo Veninfe.

—Mi nombre es Andrea Veninfe. Soy descendiente del antiguo familiar.

—Esa de ahí es mi hija, Nerma Veninfe.

Merteo se acerca demasiado a mí.

—Queremos ofrecerte un trato.

—¿Trato?

—Acompañame.

Merteo se aleja caminando.

—Supongo que no pierdo nada si lo sigo.

Siento un mal presentimiento y me agacho. Nerma intentó abrazarme de nuevo.

—No quiero un abrazo.

Me levanto y le extiendo la mano izquierda.

—Pero podemos saludarnos de mano.

Nerma me ve con una mirada que da miedo mientras sonríe. Esa mirada supera a la de Sonia.

Me toma la mano y se acerca demasiado a mí y siento su respiración en mi cara.

—Lindo, lindo, lindo.- Repite con un tono aterrador.

—G-gracias.- Digo asustado.

—¿Te gustaría ir a comer conmigo?

—¿A c-comer?- Digo nervioso.

—¡Hija, no molestes a nuestro invitado!- Dice Andrea.

—¡Deja que me dé una respuesta, mamá!

Nerma me acaricia la mejilla con su mano derecha y me sonrojo.

—¿Aceptas?

—S-supongo que podríamos comer algo.

—¡Es una cita! Te espero en el restaurante "Dragón oscuro".

—A-ahí estaré.

La suelto y me alejo de ella. Ella da demasiado miedo.

—F-fue un gusto conocerte, adiós.

Me dirijo a Merteo.

—Lamento el comportamiento de mi hija.

—No se preocupe.

Después de caminar unos metros, entramos a un gran salón vacío.

—¿Qué trato quiere ofrecerme?

—Espera.

Da un aplauso y del otro lado del salón, dónde también hay una puerta, entran mujeres con alas negras en ropa interior, niñas con cadenas en sus cuellos y unos hombres cargando unas bolsas.

—Queremos que te unas a nuestra familia y seas uno de los Veninfe. Si te unes, las esclavas, las Súcubos y todo el dinero será tuyo.

Veo con miedo a Merteo y me alejo de él.

—¡Esto es inhumano! ¡Yo nunca aceptaría eso!- Digo enojado.

—Piénsalo y me das tú respuesta. Mis hijos y mi esposa son descendientes del antiguo familiar. Cómo tú eres el nuevo familiar, debes unirte a nuestra familia.

—¡Ustedes no son descendientes!- Digo enojado.

Crismei vuelve a su forma humana.

—¡Mentirosos, ustedes no son nada de mi antiguo amo!- Dice enojada.

—¿Antiguo amo?- Dice Merteo confundido.

—¡Ella es Crismei, su antiguo amo era el antiguo familiar!- Digo enojado.

—¡No se hagan pasar como descendientes de mí antiguo amo!- Dice Crismei enojada.

—Está bien- Dice Merteo con una voz dulce.

—¡Les digo que...! ¿Está bien?- Digo confundido.

—Sí, les creo. Le diré al rey la verdad. Siendo sincero, no lo sabíamos.

Me rasco la cabeza, esto realmente fue más fácil de lo que pensé.

—¿Gracias?... Supongo que debemos retirarnos.

Volteo a ver a las niñas y a las Súcubos.

—No sé si en este mundo sea legal tener esclavos... ¿No está prohibido tener esclavos, Crismei?

—Lamentablemente no está prohibido.

—Supongo que no puedo hacer nada... Aún... Vámonos.

Merteo abre la puerta para mí.

—Fue un gusto conocerte.

Lo volteo a ver. Merteo tiene una gran sonrisa que demuestra que él es una buena persona, pero que tenga esclavos me hace dudar.

—Me gustaría decir lo mismo.- Digo decepcionado.

Crismei y yo salimos del salón.

—Crismei, quiero rescatar a esas chicas.

—Yo también.

—¿Cómo lo hacemos?

—No lo sé.

—Tal vez si le pedimos al rey que prohíba tener esclavos.

—Podría funcionar.

Entramos al comedor y veo a dos chicos, a Andrea y a Nerma sentados comiendo.

—¡Ángel!

Nerma me ve sonrojada y con sus manos en sus mejillas.

—Ya hablé con Merteo, así que me retiro.

Andrea se levanta.

—¿Y qué pasó?

—Creo que es mejor que se lo diga su esposo.

Andrea observa a Crismei por unos segundos.

—Veo que aceptaste, ¿Solo te quedaste con esa esclava? ¿No quieres a las demás?

—Ella no es mi esclava, es mi compañera.

—No la ví entrar.

���Su esposo le explicará todo.

Me dirijo a la puerta del comedor.

La abro y volteo a ver a Andrea con una mirada seria.

—No acepté.

—¿Eh?- Dice Andrea confundida.

Salgo del comedor y Merteo entra al comedor.

Andrea voltea a ver a Merteo.

—¿Qué pasó?

—Tenemos que resolver un pequeño problema, querida- Lo dice sonriendo.

Salgo del castillo y veo a las chicas esperándome.

—¿Qué pasó?- Dice Charlotte.

—Supongo que ya está resuelto el problema. Vámonos.

Crismei se convierte en hada y se mete dentro de mi camisa.

—¡Vámonos!- Dice Crismei.

—¡¡Ángel!!- Grita Nerma.

Volteo y veo que Nerma se dirige corriendo hacia mí.

—Mierda.

Se para frente a mí y se acerca demasiado a mi cara otra vez.

—Espero que no se te haya olvidado nuestra cita.

—Cierto... En el restaurante "Dragón oscuro"... Lo que pasa es que...

Veo que Nerma me ve con ojos brillantes y sonriendo muy dulcemente, es diferente a la mirada de antes. Se ve muy tierna.

—Lo que pasa...

Está sonrojada, lo que la hace ver más tierna.

—¿P-podríamos tener una cita rápida? Tengo que irme lo más pronto posible.

—¡Claro!- Dice contenta.

Sonia me da un gran golpe en la cabeza.

—¡No hay tiempo para citas, debemos irnos!- Dice enojada.

Me agacho y me me acaricio la cabeza.

—Oye.- Dice Nerma con un tono amenazante.

—¡¿Qué?!- Dice Sonia con un tono amenazante.

Nerma y Sonia se miran fijamente, ambas con una mirada que da miedo.

—No golpees a mi Ángel.- Dice Nerma.

—¿Tú Ángel? Lo dices como si fueras su dueña.

Sonia me toma de la camisa y me levanta.

—Él es mío, yo soy su dueña, literalmente.

Me empieza a dar golpes en la cara.

—¡Y puedo golpearlo cuando yo quiera!

—¡Ya entendió, Sonia! ¡Deja de golpearme!- Digo con sangre en mi rostro.

Nerma me abraza y me aleja de Sonia.

—¡Alguien como él merece una ama dulce y linda! ¡No alguien mala y fea como tú!

Sonia empieza a reír.

—Acepto que soy mala, pero no soy fea. Te lo demostraré.

Se acaricia las mejillas y se sonroja.

—Ángel, ¿Soy fea?- Lo dice con un tono muy dulce mientras me mira con una mirada muy dulce y linda.

Me sonrojo demasiado, es lo más lindo que he visto, aparte de Crismei en su forma como hada.

—Eres muy hermosa.- Digo con un tono suave.

La mirada de Sonia cambia y sonríe diabólicamente.

—¡Te lo dije, hasta Ángel dice que soy hermosa!

Se empieza a reír y me confundo.

—¿Cómo una persona puede provocar tanto miedo, pero a la vez sea tan linda? ¡Eso es imposible!- Digo confundido.

Sonia me toma el brazo derecho y me empieza a jalar.

—¡Vámonos!

Nerma me toma el brazo izquierdo y me empieza a jalar.

—¡Tenemos una cita!

—¡Debemos regresar a la escuela!

—¡No soy un juguete!- Digo gritando del dolor.

Nerma me suelta.

—¡Lo siento, Ángel!

Sonia me jala y me toma de la camisa.

—¡Adiós!

Empieza a caminar mientras me jala de la camisa.

—¡Yo te salvaré, Ángel!

Nerma se dirige corriendo al castillo.

—¿Salvarme?

Rei salta a mi cara.

—¡Mi ama se desmayó otra vez!

—¿Otra vez?

Veo que Cristal está en el suelo, completamente roja.

—¡¿Qué le pasó?!- Digo preocupado.

—Se desmayó cuando escuchó que tenías una cita con esa chica. Creo que se puso celosa.

—Ya veo... Supongo que debemos irnos.

Charlotte se acerca a mí.

—Ángel.

—¿Sí?

—Nos vigilan.

—¿Nos vigilan?

—Sí, me dí cuenta hace unos segundos. A tú izquierda están dos hombres viéndonos raro.

—Debemos estar alertas. Crismei.

Crismei sale de mí camisa.

—Necesito la espada.

—Sí.

Crismei se convierte en espada y la tomo con mi mano derecha.

—Yo iré caminando, será más fácil defenderlas de criminales si voy caminando.

—Está bien.

Charlotte sube a Mei y Sonia sube al caballo de Cristal.

—Oye, Cristal.

Intento despertar a Cristal moviendo sus hombros.

—¡Cristal!

No despierta.

—Supongo que estará desmayada unos minutos.

La cargo en los brazos y me dirijo a Charlotte.

—¿Puedes cuidar a Cristal?

—Claro.

Afortunadamente, Cristal no pesa tanto, así que la puedo sentar en Mei fácilmente.

Charlotte abraza a Cristal para que no caiga.

—Mei, ve caminando despacio.

—Sí, Ángel.

Empiezo a caminar y las chicas me siguen.

—Espero no tener problemas.

Siento un escalofrío.

—Supongo que sí los tendré.

Escucho cientos de pasos a lo lejos y escucho muchas voces mezcladas. Se escuchan por todas partes.

Me pongo en guardia.

—¡Esto es malo!

Decenas de hombres y mujeres salen de los techos de las casa y tiendas.

—¡Son demasiados!- Dice Sonia.

Nos rodean y un hombre muy fuerte y grande se dirige a mí. El hombre tiene una gran barba roja.

—¡Ángel, el líder nos pidió que te dijera lo siguiente! ¡"Acepta el trato o tus compañeras morirán"!

—¿El trato?... ¿Merteo es su líder?

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