14 CAPÍTULO 14: Golem.

La dolorosa vida de Ángel.

CAPÍTULO 14

Las chicas y yo estamos sentados en una mesa en un restaurante.

—Oye, ¿Eres un noble?

—No, no lo soy.

—Pero tienes magia.

—Yo vengo de otro mundo, fuí invocado por una chica y ahora soy un familiar. Por eso tengo magia... Supongo que es por eso.

—¡¿De otro mundo?!

—¡Increíble!

Crismei se acerca a mi oído y me susurra.

—Oye, ¿Vuelvo a mi forma como espada?

—No es necesario.

—Pero dijiste que no querías llamar la atención con un hada a tú lado.

—No quiero llamar la atención con los estudiantes nobles, aquí sí puedo llamar la atención.

—Está bien.

—Vuelve a tú forma humana.

—Sí.

Crismei se transforma en una niña.

—¡Es muy linda!

Un mesero llega con nosotros.

—¿Qué van a ordenar?

—Pidan lo que quieran, nosotros ya comimos con el rey.

—¡¿Con el rey?!

—Sí.

—¡Increíble!

Vaya... Supongo que realmente todos admiran o quieren al rey...

—Yo quiero sopa y una copa de vino.

—Yo también.

—Está bien.- Dice el mesero.

El mesero se va y las chicas me observan emocionadas.

—¡Increíble, comiste con el rey!

—¡Debes ser alguien especial!

Especial... Supongo que lo soy...

—¿Conocen el muro celestial?

—He escuchado leyendas de ese muro.

—Yo fuí invocado por medio del muro celestial.

Las chicas me observan con ojos brillantes muy emocionadas.

—¡Increíble!- Dicen las dos emocionadas.

—¿Conocen a Froulen?

—Por supuesto, es el caballero más fuerte del país.

Les sonrío.

—Era el más fuerte, yo lo derroté en segundos- Digo presumiendo.

—Sí, Ángel lo dejó gravemente herido en segundos.- Dice Crismei.

—¡¿Eh?!

—¡Eres increíble!

Llega su comida y empiezan a comer.

—¿Y el tipo gordo realmente trabaja para el rey?

—Sí, él se encarga de cobrar los impuestos, pero se aprovecha de su poder para cobrar de más.

—Ya veo.

Pasan 10 minutos y las chicas terminan de comer.

—¡Gracias por la comida!- Dicen las dos sonriendo.

—No fue nada. ¡La cuenta, por favor!

El mesero regresa con la cuenta.

—Son 20 monedas.

Saco la bolsa con monedas y le pago.

—Muchas gracias.

El mesero se va y guardo la bolsa.

—Creo que deberíamos...

Siento un escalofrío. Por alguna razón, siento miedo.

—Algo malo pasará.

—¿Algo malo?- Dicen las chicas confundidas.

Sonia entra al restaurante y grita muy enojada... Bueno, siempre está enojada, pero ahora parece que fuego rodea su cuerpo, está demasiado enojada.

—¡¡Ángel, eres un idiota!!- Grita con todas sus fuerzas.

Trago saliva y comienzo a temblar.

—Carajo.

Sonia se dirige a mí y me jala la oreja.

—¡¡¿Por qué intentaste matar al señor Freis?!!

—¿El gordo?

—¡¡Sí!!

—No lo intenté matar, solo defendí a un hombre que unos guardias estaban golpeando.

—¡¡Te vas a disculpar con él!!

—No lo haré.

—¡¡Lo harás!!

—¡¿Por qué?!

—¡¡Por qué te lo ordeno!!

—¡Carajo! Está bien, vamos. Nos vemos después, chicas.

—¡Adiós Ángel!- Dicen las chicas sonriendo.

—¡¡Adiós!!

Salimos del restaurante.

—Vamos, Sonia, solo hice mi buena acción del día, él se aprovecha de su poder, incluso estaba riéndose cuando golpeaban al hombre.

—¡¡No me importa!!

—Carajo.

-En el castillo-

Nos reunimos con el señor Freis y el rey. Freis me apunta con su dedo índice muy enojado, como si yo fuera el criminal y él la víctima.

—¡Él intentó matarme!

—Vamos, no te hice nada, gordo llorón.

—¡Quiero que te disculpes conmigo!

—Claro, lo siento por intentar matarlo. ¿Felíz?

Pone su dedo índice apuntando el suelo.

—¡Pídeme perdón de rodillas!

Se me sale una pequeña risa.

—No lo haré.

—¡Hazlo!- Dice enojado.

Dirijo mi mirada hacia el rey.

—Rey, le prometí que entrenaría, pero solo entrenaré si despide a este tipo.

—¡¿Eh?!- Dice Freis asustado.

—Claro, no hay problema. Freis, estás despedido, te quito tú título de noble.- Dice el rey.

—¡No, por favor!

—¡¡Guardias!!

Dos guardias entran y el rey apunta con su dedo índice a Freis.

—¡Saquen a este plebeyo del castillo!

—¡No me haga esto!- Dice Freis llorando.

Freis se arrodilla y junta sus manos.

—¡Haré lo que sea!

Los guardias toman de los brazos a Freis y se lo llevan.

—¡¡Noooo!!

Los guardias se van con Freis.

—Vaya... Eso fue fácil.

—Ya hice lo que me pediste, ahora espero que entrenes.

—Claro, no hay problema.

Sonia se arrodilla.

—Su majestad, nos retiramos, fue un honor conocerlo.

—Adiós.

Salimos del castillo y veo que Sonia está caminando mientras mira el suelo.

—Entonces... ¿Sigues enojada conmigo?

Sonia voltea a verme enojada e intenta golpearme con su puño derecho en la cara.

Cierro los ojos temblando de miedo, pero pasan unos segundos y no pasa nada.

—¿Eh?

Abro los ojos y veo el puño derecho de Sonia frente a mi rostro.

—¿N-no me golpearás?

Sonia baja el puño.

—Tienes suerte de que el rey me pidió que te trate bien.

Suspiro aliviado. Gracias rey, ya no sufriré más abusos, la próxima vez que lo vea, me voy a arrodillar ante él y hasta le voy a besar los pies.

—Gracias, rey.- Digo aliviado.

Estamos a punto de subir a la carreta, pero Freis nos grita.

—¡¡No pueden irse!!- Grita enojado.

Volteamos y vemos a Freis.

—¡¡Por tú culpa ya no soy un noble!!

—¿Mi culpa? Yo me disculpé y tú querías una maldita disculpa de rodillas. Tú tuviste la culpa por idiota.

—¡¡Yo no puedo ser un plebeyo, no lo seré!!

—Pues creo que ya lo eres, plebeyo.

—¡¡Te mataré!!

Freis pone sus manos en su pecho.

—¡¡No viviré como plebeyo, prefiero morir!!

—¿Prefiere morir? Qué idiota.

—¡¡Golem soul sacrificio!!

Su cuerpo empieza a crecer y su piel empieza a brillar.

—¡��Eh?!- Digo confundido y asustado.

Se transforma en un enorme gigante hecho de roca, tiene los ojos enormes y completamente rojos. Es del tamaño de un edificio de cuatro pisos o tal vez más, mide aproximadamente 20 o 25 metros de altura y es bastante gordo. Volteo a ver a Sonia.

—Sonia... ¿Eso es peligroso?

Veo que Sonia tiene la cara muy pálida. Parece que tiene mucho miedo.

—¡S-sacrificó su vida humana para transformarse en un Golem! ¡Claro que es peligroso!- Dice asustada.

—¡Crismei!

—¡Sí!- Dice Crismei.

Crismei se transforma en una espada y la tomo con mi mano derecha.

—¡Sonia, huye!

—¡P-puedo ayudar!

Volteo a verla, está temblando de miedo, es obvio que no puede ayudarme si tiene miedo.

—¡Es peligroso, vete!

—¡P-pero...!

—¡Hazlo, por favor!

—¡Lo siento!

Sonia se aleja corriendo.

—¿Te preocupas por Sonia? Creí que la odiabas.- Dice Crismei.

El Golem comienza a moverse.

—¡Luego te contesto!

El Golem intenta golpearme y esquivo su golpe.

—¡¡Mataré a todos los plebeyos que pueda!!- Grita el Golem enojado.

—¿Plebeyos?

El Golem se dirige al pueblo.

—¡¡Oye, tú me quieres matar a mí, no a ellos!!

—¡¡Tú los defiendes, sus muertes estarán en tú conciencia!!

Corro a lado del Golem y extiendo mi mano izquierda apuntando al Golem.

—¡¡Faio soul...!!

—¡No lo hagas, no tienes suficiente energía mágica, si fallas no te podrás mover y él podría aplastarte!

—¡Crismei, ¿Qué debo hacer?!

—¡Me debes usar a mi!

El Golem casi llega al pueblo.

—¡Está bien!

Golpeo el pie derecho del Golem y lo corto.

—¡Sí!

El pie se regenera inmediatamente.

—¡¿Eh?!

—¡Debes destruir su corazón!

¡¿Su corazón?! ¡¿Esa cosa tiene corazón?!

—¡¿Cómo demonios haré eso?!

—¡Salta!

—¡¿Saltar?!

—¡Salta, confía en mí!

—¡Está bien!

Salto y salto muy alto. Salto tan alto como una casa de tres pisos, salto aproximadamente 15 metros de alto.

—¡¿Eh?!

—¡Házlo!

Intento golpearlo en el pecho, pero le doy en el estómago. Una parte de su estómago se parte a la mitad.

—¡Fallé!

Su herida se regenera rápidamente.

El Golem me golpea con su mano derecha y salgo volando.

—¡¡Ahhh!!- Grito del dolor.

Choco contra el suelo con fuerza. Ese golpe me dolió mucho, sangre sale de mi nariz y boca.

—¡¡Mierda!!

Me levanto con dificultad.

—¡¡Lo mataré!! ¡¡Debo usar el hechizo!!- Digo enojado mientras me limpio la sangre.

—¡Puedes fallar!

El Golem empieza a destruir el pueblo.

—¡No tengo otra opción!

Corro hacia el golem. Lo que estoy a punto de hacer puede fallar, pero realmente es lo único que se me ocurre hacer.

Me acerco demasiado al Golem, salto y extiendo mi mano izquierda apuntando al pecho del Golem.

—¡¡Faio soul zes!!

Una esfera de fuego enorme sale de mi mano y destruye el pecho del Golem.

—¡¡Lo hice!!- Grito emocionado y feliz.

—¡¡La esfera de fuego no debe ser tan enorme, eso fue increíble!!- Grita Crismei sorprendida.

Caigo al suelo y no me puedo mover.

—¡Lo hice!- Digo sonriendo.

El Golem empieza a deshacerse y los restos del Golem caen sobre mí.

—¡¡Ángel!!

-Al día siguiente, 8:23 a.m.-

Me despierto y me doy cuenta que estoy en una gran habitación elegante.

—¿En dónde estoy?

Siento que alguien me abraza.

—¿Eh?

Volteo y veo a Crismei en su forma humana acostada a mí lado.

—Oye.

Intento despertar a Crismei.

—¿Eh?

Crismei se despierta y me ve con una gran sonrisa.

—¿Te sientes bien?

—El cuerpo me duele un poco... ¿Qué me pasó? Lo último que recuerdo es que caí al suelo.

—Los restos del Golem cayeron sobre tí y te desmayaste del dolor.

—Ya veo...

Reviso mi cuerpo, no tengo ninguna herida. Estoy en ropa interior por algún razón... Pero eso no es importante, lo importante es que no estoy herido, estoy ileso... Esto es raro.

—¿Todas esas rocas y no tengo ninguna herida? Solo me duele el cuerpo, pero no tengo ninguna herida.

—Mi antiguo amo también se recuperaba rápidamente de sus heridas. Creo que tú eres igual a él.

—Por cierto, ¿Por qué logré saltar tan alto?

—Yo te ayudaba, usaba mi poder mágico para fortalecer tus piernas y así lograbas saltar tan alto.

—Eres increíble... ¿Hubo muertos?

—No, solo hubo algunos heridos.

—Me alegro.

Veo mi teléfono en el escritorio que está a mi lado y lo tomo. No está roto.

—Bien, no se rompió.

Veo mi teléfono para saber que día es.

—Es viernes... Solo estuve dormido unas horas.

Me levanto de la cama.

—¿Estoy en el castillo?

—Sí. Por cierto, una sirvienta te dejó algo de ropa en el ropero para que te la pongas. Tú vieja ropa la tiraron por qué estaba muy sucia y rota.

—Supongo que se rompió por las rocas.

Me pongo la ropa que está en el ropero. Son unos pantalones negros y una camisa rosa. También me dejaron unos zapatos rosa.

—El rosa se me ve bien.

—¡Te ves más guapo!

Me gruñen las tripas.

—Tengo hambre.

—¡Yo también, vamos a comer!

—Vamos.

Salimos de la habitación.

—¿En dónde está el comedor?

—Es por aquí.

Sigo a Crismei.

—Por cierto, los habitantes del pueblo te consideran un héroe.

No me considero un héroe, fue mi culpa que él haya atacado el pueblo... No soy un héroe.

—Aunque prácticamente fue mi culpa.- Digo nervioso.

—No te culpes, no sabías que eso iba a pasar.

—Lo sé. Si hubiera sabido que ese loco atacaría el pueblo, me hubiera disculpado de rodillas...¿Y Sonia?

—Ella se sintió mal por no ayudarte y se fue a la escuela.

—Ya veo... Se sintió mal por mí... Supongo que Sonia sí tiene corazón después de todo.

—¿Por qué no dejaste que te ayudara?

—Ella tenía mucho miedo, se notaba que estaba muerta de miedo. Creo que no sabe usar su magia para pelear.

—Sí... Ella tenía mucho miedo... Pero me sorprende que te preocupes tanto por ella, ella te trata muy mal.

—Supongo que es mi obligación como familiar protegerla.

Llegamos al comedor y veo a la princesa desayunando.

—Oh, ¡Hola, Ángel!- Dice sonriendo.

—Hola, princesa.

—No me llames princesa, mi nombre es Esmeralda.

—Claro... ¿Puedo comer algo?

—Claro, siéntate.

Crismei y yo nos sentamos y empezamos a comer.

—¡Lo que hiciste ayer fue increíble!

—Aunque yo prácticamente lo provoqué.

—Los habitantes del pueblo están asombrados.

—Ya veo...

Sigo comiendo.

—¿Hay una carreta disponible? Me quiero ir a la escuela.

—Claro.

Se levanta de la mesa.

—Ordenaré que preparen una.

—Te lo agradecería.

Cinco minutos después, Esmeralda entra al comedor.

—Ya está lista.

—Gracias.

Me levanto de la mesa.

—Crismei, vámonos.

Salimos del castillo y veo una carreta, que es jalada por un caballo negro.

—Muchas gracias... ¿Y quién nos llevará?

—Los sirvientes están ocupados arreglando los daños que hizo Freis, ¿Quieres esperar?

—¡Ángel, yo puedo llevarte, yo conozco el camino!- Dice Crismei.

—Gracias, Crismei... Nos vemos después, Esmeralda.

—Nos vemos.

Me subo al caballo.

—Será más rápido si nos vamos en el caballo y dejamos la carreta.

Crismei separa la carreta del caballo.

—Vamos.

Crismei se sube al caballo y me abraza.

—¿Estás seguro? ¿Sabes montar?

—Sí, mi tío tiene caballos y siempre me paseaba en ellos. ¡Vamos!

El caballo empieza a correr.

—¡Te debes sujetar fuerte de mí o caerás!

—¡Sí!

avataravatar
Next chapter