Amara había sonreído suavemente —Pero no morí esta vez, ¿verdad? Viniste a rescatarme, mi señor Augusto. Hay personas como yo que pueden ser fácilmente engañadas por las mentiras de otros, pero también hay personas como tú que tienen la fuerza para protegernos. Estoy agradecida de tenerte a mi lado.
Augusto le había dado una pequeña sonrisa burlona —Eres tan estúpida. Supongo que tendré que mantenerte cerca de mí para asegurarme de que no caigas en otra trampa de nuevo.
Ella había dicho —Podrías haber dicho simplemente que siempre estarás ahí para protegerme.
Al oír su comentario, Augusto había desviado la mirada de ella.
Luego, la oyó decir —La curiosidad es una emoción intrigante, ¿no es así? La voz de Amara era suave y estaba impregnada de fascinación mientras hablaba, sus ojos fijos en Augusto. No puedo evitar preguntarme por qué mantienes tus poderes en secreto para el mundo.
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